Capítulo 22: Ooops! Problemas
Camila entró de lo más natural a la Suite Ejecutiva pensando que al fin se había ido ese huésped malévolo que no hacía más que provocarla con sus insinuaciones todo el tiempo. Era como si hiciera todo a propósito, incluso sentía como si esperara que ella llegara a hacer su trabajo para empezar su día molestándola. Pero era martes y se suponía que ya debió haberse ido del hotel, siempre lo hacía el domingo o a más tardar el lunes. Así que entró tranquila pues solo tenía que supervisar que todo estuviera en orden y no había mucho que arreglar.
Entró y empezó por la sala. Lo primero, limpiar los rincones menos obvios donde se solía acumular el polvo. Se agachó pues debajo de la repisa era el lugar preferido para las revisiones de limpieza de Olivia y lo que menos quería era llevarse una reprimenda. Estaba por pararse cuando le pareció sentir pasos detrás de ella. Se asustó pues no recordó haber dejado la puerta abierta y mucho menos oyó que esta se abriera.
—Vaya, vaya, ¡qué buena cara me das, Camila! ¿Qué andas buscando? —"¡Rayos!", pensó cuando escuchó la voz de Alec detrás de ella. ¿No se supone que ya no debería estar ahí?
—No estoy buscando nada, señor Reagan —dijo ella poniéndose de pie—. Solo estoy limpiando...
—Oh claro, limpiando. Me imagino que te estarás preguntando qué hago acá, ¿verdad? ¿No te avisó tu supervisora?
—No, la verdad es que creí que no había nadie, por eso entré sin tocar. Disculpe la molestia.
—¡Vamos, linda! No tienes por qué disculparte, recuerda que soy yo el que te debe favores. Pero bueno, el hecho es que te tengo una noticia buena y una mala. ¿No quieres saberlas?
—Supongo que si.
—¿Cuál primero?
—La buena.
—Está bien. La buena es que me quedaré toda la semana, cosas de negocios. ¡Así que la pasaremos muy bien tú y yo!
—Vaya, si esa es la buena...—dijo no muy contenta con la noticia, y él lo notó, cosa que lo hizo reír.
—¡Ay, Camila! ¿No ves como digo que nos divertiremos mucho? En fin, ahora te va la mala. Sé que no te gusta, pero necesito que me hagas otro favor de aquellos...
—¡Ah no! ¿Dejar entrar a otra amante? ¡De eso que se encargue conserjería!
—Pues eso haría, pero digamos que tu método es más discreto...
—Soy la mucama, señor Reagan, no su asistente personal. No pienso volver a hacer algo como eso.
—Bueno, querida, las cosas no tendrían que ser así si tan solo me hicieras caso, Pero me sales con todo eso de la ética profesional y blablablá, ¡si nadie se va a enterar!
—¡Pero qué falta de vergüenza! Hacerme esas proposiciones, no soy una cualquiera, señor Reagan.
—Si, eso ya lo sé, pero es que me provoca —dijo sonriendo de una manera tan sensual que Camila no pudo evitar corresponder—. ¿Ves? La podemos pasar tan bien si tú quieres, acá no hay cámaras y no demoraremos mucho.
—Esto ya está yendo demasiado lejos. Además, por si no lo sabe, solo tengo un tiempo máximo de treinta minutos para limpiar esta suite.
—Ah bueno, si es así ensucio menos y hasta te ayudo con la limpieza.
—Ya fue suficiente —dijo ella tomando sus cosas y se fue camino a la puerta—, no quiero volver a oír más de esas cosas. Hasta luego —salió de la habitación y cerró la puerta. Alec se sentó y sonrió, ya un día de esos iba a caer. Para su sorpresa la puerta se abrió de nuevo y Camila volvió a entrar tratando de parecer muy seria.
—¿Qué pasó linda? ¿Lo reconsideraste?
—No me puedo ir sin limpiar el cuarto y el baño...
—¡Vaya! Regresas a mí, ¿y encima te metes a mi cuarto? Ese sí que es un avance Camila, ¿ves como no es tan difícil?
—¿Nunca dejará de fastidiarme?
—No, no lo creo. Pero ya sabes que todo depende de ti.
—Usted está loco —dijo para cerrar la conversación e ir a terminar su trabajo de una buena vez. Solo pudo escuchar sus risas desde la sala de estar. Ahora estaba segura de que ese hombre no descansaría hasta que cumpliera su capricho con ella.
Saliendo al fin de su "tortura", Camila recibió el mensaje de confirmación de Rachel en el que indicaba que se verían de todas maneras a la salida de sus respectivos turnos. Por suerte todas tenían casi los mismos horarios y se podían ver seguido. No era que no se llevara bien con las chicas de su área, pero hasta sentía que la miraban mal. Quizá era por su rápido "ascenso", ya que se suponía era solo una practicante y no debía de tener responsabilidades tan grandes como la de limpiar la Suite Ejecutiva. Le tocaba ir a dejar la lencería* que sacó de la Suite para la lavandería y seguir con su trabajo. Felizmente no le quedaban más que dos habitaciones y después pasaría el día tranquila.
Estaba caminando por un pasillo cuando vio a una chica que le pareció familiar. Era "esa chica", la que le gustaba a Charles. Para empezar, ¿qué hacía fuera de su área? No era una experta en reglamento, pero ese tipo de cosas no estaban permitidas. Si fuera lo suficiente maldita para decírselo en su cara sería genial, pero ella no era ese tipo de persona. Así que pasó sigilosamente con su carretilla hacia uno de los puestos de cambio de lencería en ese pasillo. La chica iba justo delante de ella así que Camila redujo el paso para ver qué era lo que sucedía. La vio doblar el pasillo, justo por donde estaba el puesto de cambio donde ella tenía que coger lencería limpia para las otras habitaciones.
Pero, ¡oh sorpresa! Como que esa tal Estelle había desaparecido misteriosamente. O eso era un fantasma, o estaba confundiendo a las personas y necesitaba lentes urgente. Aunque esa última razón no explicaba por qué no había nadie en el pasillo. "Cosas tuyas, Camila...", se dijo e intentó volver al trabajo.
Estuvo ya frente a la puerta donde iba a recoger la lencería, un pequeño almacén. Uno de los tantos que estaban en los diferentes pisos de los pasillos del personal de servicio. Pero escuchó algo más raro. Las cosas se estaban moviendo dentro de la puerta, ¿acaso se oían jadeos? ¿Suspiros? Está bien, eso sí que estaba raro así que era ahora o nunca. Abrió la puerta y, ¡oh sorpresa parte dos! Pero ahora sí que era más que una sorpresa.
Detrás de esa puerta encontró a Estelle con un hombre mayor que ella obviamente, y que por alguna razón le pareció importante por la ropa que vestía. Después de ese descubrimiento se separaron rápido y Estelle se acomodó la ropa, hasta intentaron cubrir sus rostros, pero sabían que ya era demasiado tarde. Camila los encontró en una fogosa sesión de besos y algo más dentro de ese lugar, algo completamente fuera de las reglas y que de seguro les causaría problemas. Después de la primera impresión, Estelle miró al hombre como exigiéndole algo, quizá que actúe contra quien los descubrió. Pero Camila no era tonta, si ese hombre quien quiera que fuera era en verdad alguien importante la que saldría perjudicada iba a ser ella, así que decidió mejor alejarse de la escena.
—Emmm... voy a hacer como que no vi nada —dijo y cerró la puerta para irse rápido de ese pasillo y buscar otro lugar donde recoger la lencería. Después de un rato de creer que se había zafado del problema solo pudo pensar "¡Qué desgraciada!", aunque bien que ella y sus amigas ya habían adivinado su naturaleza antes. Y ahora no sabía qué hacer con esa información, pues un amigo estaba loco por esa chica y sentía que era su deber evitar que el pobre siga ilusionado con ella. Pero en fin, ya vería que hacer con eso, quizá era lo mejor quedarse callada de momento.
Pero quienes no estaban muy tranquilos eran Estelle y Robert Levinsky, el jefe de conserjería. Ella presintió que esos encuentros furtivos eran algo arriesgados, pero tenía que complacerlo hasta obtener lo que quería. Hace un par de semanas que salieron en una productiva cita con final feliz, todo había marchado bien desde entonces. Y ahora la cosa se había puesto mal porque conocía a la chica que los descubrió. Si, la había visto al lado de Charles acompañado de otras dos más. Seguro que todas trabajaban en el hotel y que el chisme no tardaría en extenderse. Y eso no era nada bueno, tenía que poner las cosas a su favor lo más pronto posible.
—Tenemos que hacer algo con esa chica —le dijo a Robert ni bien salieron de ese lugar y buscaron un sitio más discreto para hablar.
—Para empezar no tengo idea de quien es, Housekeeping no es mi área. No sé qué es lo que sugieres...
—¡Pues que la saquen! Que la despidan o algo así, puedo averiguar su nombre hoy mismo si quiero.
—¿Y cómo sugieres que haga algo como eso? Ya te dije que no es mi área. Por ahora solo puedo confiar en que esa chica será discreta y no dirá nada.
—Yo no estoy para arriesgarme, hay que sacarla de este hotel lo más pronto posible. Podemos presentar una queja de conserjería a Housekeeping diciendo que un huésped no está de acuerdo con el trabajo de esa chica o algo parecido. Esa Olivia es una maldita, no le gustará saber que alguien hace mal el trabajo en su área y no dudará en sacarla. Eso es lo único que se me ocurre.
—Está bien, no es una mala idea y si averiguas hoy mismo el nombre de esa joven todo estará solucionado.
—Claro, no podemos demorar. Ahora hay que volver antes que se den cuenta que no estamos en nuestros puestos.
****************
Emily estaba supervisando como iba todo en su área y por quinta vez sintió que su celular timbraba en ese día con "Número Desconocido". Lo vio y trató de no prestarle la mayor atención. Nadie la llamaba de esa manera y menos en horario de trabajo, así que no tenía por qué contestar.
Por ratos se sintió desconfiada pensando que quizá podría ser una emergencia familiar, estaban insistiendo mucho y eso empezaba a preocuparla. Así que esperó a que todo estuviera en orden en su área para ir a su oficina y llamar a todos sus familiares cercanos y amigos para saber si pasaba algo urgente. Ninguno afirmó haberla llamado y todos se encontraban bien, así que solo pudo pensar que era alguien que quería hacerle una broma o simplemente por el gusto de molestarla. A la séptima llamada ya estaba harta y decidió contestar solo para decir lo que tenía que decir esperando que no se repita.
—Si de verdad quiere hablar conmigo no sea cobarde e identifíquese, no lo vuelva a hacer como un "número desconocido" que no tengo tiempo que perder y esto en verdad me molesta. —Y colgó sin siquiera dejar pronunciarse a quien llamaba. Después de un rato intentó volver al trabajo y al notar que la llamada no se repetía pensó que esa persona al fin había desistido.
Ya casi se había olvidado del asunto cuando el celular empezó a sonar otra vez. Estuvo a punto de perder la paciencia, pero notó que ahora el número se estaba identificando, aunque no sabía quién era. Podría ser otra persona, no tenía que estar tan paranoica. Después de dudar unos segundos se decidió por contestar y averiguar de una vez que era lo que estaba pasando
—¿Si? —contestó desconfiada.
—Vaya, preciosa, pensé que nunca te animarías a contestar y estuviste un poco agresiva hace un rato, justo como me gustan. —La voz le parecía familiar, pero aun así no reconocía a esa persona.
—¿Disculpe? ¿Con quién estoy hablando?
—¿No te acuerdas de mí, preciosa?
—No estaría preguntando si me acordara o si al menos se identificara.
—Bueno, no te preocupes, me reconocerás en un momento. Te veré pronto, linda, estaré muy cerca de ti. —No dijo nada más, simplemente colgó dejándola aún más intrigada. Perfecto, un acosador, ¡lo único que le faltaba! En fin, mientras tuviera su número podría tratar de averiguar quién era el individuo aquel.
Regresó al trabajo, dentro de poco tendría que recibir a un grupo de alemanes, así que tenía que estar en la recepción como siempre hacía en esos casos. Además también se iba a retirar el huésped más escandaloso de la historia del hotel, pero el que mejor pagaba, así que también tenía que hacer acto de presencia. Salió tranquilamente y vio a Estelle charlando con un chico de conserjería. Esa muchacha se iba a llevar una buena reprimenda después, se había desaparecido un buen rato a quien sabe dónde, y además andaba muy relajada.
Estelle había aprovechado la ausencia temporal de Emily para acercarse a hablar con Charles. No iba a necesitar mucho esfuerzo para sacarle el nombre de esa chica pues se notaba a leguas que el tipo estaba babeando por ella. Solo tenía que mostrarse un poco amable y todo saldría como ella quería. Y tuvo razón, se acercó sonriendo a preguntarle un par de cosas sobre algunos huéspedes que llegaron por la mañana y el pobre ya estaba babeando, mirándola con esa cara de tonto manipulable que ella sabría aprovechar muy bien.
—¿Tienes otra pregunta? —le dijo él encantado con su presencia.
—¡Ah si! Hay otra cosa, pero está fuera del tema, no sé si podríamos hablar de eso, creo que estás algo ocupado.
—No, para nada, aún no llegan los huéspedes así que puedes decirme lo que quieras que estoy para servirte.
—Bueno, ¿te acuerdas esa vez hace unas semanas que salimos juntos y te encontraste con tres amigas?
—Ummmm... creo que si, ¿por qué?
—Es que me preguntaba si ellas trabajan en el hotel... necesito un contacto en Housekeeping para darle una sorpresa a un huésped y quiero hacerlo sola, así me gano unos puntos con la jefa.
—¡Ah claro! Camila de la Cruz, no sé cómo se comunican ustedes, pero le dices que vas de mi parte y seguro que te ayuda.
—Así que se llama Camila de Cruz, ¿no? ¿Y cuánto tiempo lleva trabajando por acá?
—Que yo sepa es nueva, es practicante como tú y yo, así que llevamos el mismo tiempo.
—Ah, mejor aún. Seguro que nos llevaremos bien —pensó sonriendo, si apenas era una practicante sería muy fácil sacarla del camino—. Gracias, Charles.
—De nada, Estelle, sabes que todo lo que tú me pidas lo cumplo. Más bien, ahora que estamos hablando, que tal si tú y yo...
—¡Ay mira! Como que están ocupadas en la recepción, iré a ver si necesitan mi ayuda, hablamos luego.
—Pero espera un segundo...—lo dejó con la palabra en la boca. Una vez que tuvo lo que necesitaba ya no tenía la intención de conversar más con ese chico.
Regresó más tranquila, ahora que sabía el nombre de esa chica podría encargarse de que la saquen de circulación inmediatamente. Se fue entonces hacia la recepción con una sonrisa de oreja a oreja, aunque al acercarse vio que Emily la esperaba no muy contenta. Seguro que la iba a regañar por desaparecerse, estar distraída y quien sabe más, ¿pero qué importaba ya? Ahora con Robert de su lado tenía un futuro asegurado dentro de ese hotel.
—Vaya, señorita, ¿por qué tan feliz?
—Si fue usted misma quien dijo que las chicas de recepción debemos mantener la sonrisa siempre. Más bien yo pregunto, ¿qué pasó con la suya? —preguntó irónica, en un tono que para nada le agradó a Emily.
—Escúchame bien, jovencita, tú no eres nadie para hablarme de esa manera. No eres más que una practicante bastante deficiente a mi parecer. Te vas como si nada cuando tu lugar es aquí. No prestas atención y las pocas veces que te he puesto al frente has demorado en la atención, ¿te parece eso poco? —Estelle no respondía, miró a otro lado como restándole importancia. Emily estaba ya bastante irritada ese día con todas las llamadas desconocidas y el trabajo, estaba a punto de estallar con esa chica y eso no iba a ir muy bien—. ¿Me estás escuchando?
—Si, la estoy escuchando. Es solo que no me parece que dude de mis capacidades...
—¿Tus capacidades? Pues empieza a demostrarlas. Crees que sabes mucho, ¿verdad? Pues no es así. Seré sincera contigo, no sirves para esto. Debes de tener "actitud de servicio" y no demuestras siquiera lo más mínimo.
—Pues no me parece...
—¿No te parece? ¿Quién maneja la mejor área del hotel? ¿Tú o yo?
—Usted —respondió molesta.
—¡Exacto! Pues deberías aprender de los que saben. Tengo años en esto, no semanas como tú. Así que ten bien presente eso, si no le pones ganas te vas cuando se acabe el plazo, si no es antes, ¿me has entendido?
—Sí...
—Ahora ve con Alice y ayúdala con las reservas. —Estelle no dijo más, sabía que cosas como esas ponían en peligros sus planes. Quizá debía de realizar una solicitud a Recursos Humanos para que la trasladen a Conserjería, quizá así la pasaría mejor.
Emily intentó calmarse, quizá no estuvo tan bien todo lo que le dijo a Estelle, pero ya era momento de poner en su lugar a esa jovencita. En fin, recibió el aviso de conserjería, el huésped de la Suite Presidencial ya se iba así que ella le daría sus documentos, la despedida y todo lo demás. Sobre todo esa jugosa cuenta que tenía por pagar. Harry bajó muy tranquilo acompañado de varios conserjes que llevaban sus numerosas maletas. Ni bien vio a Emily supo que esta lo estaba esperando y no pudo menos que sonreír, era justo lo que él quería.
—Buenas tardes, señor Clempson, así que ya se nos va.
—Sí, es algo que lamento mucho, ¡la estaba pasando tan bien! Pero no te preocupes, preciosa, yo regreso muy pronto. —Emily se quedó pensativa unos segundos. "Preciosa..." y esa voz. No, no. Imposible.
—Y nosotros estaremos encantados de recibirlo, señor. Como siempre, estamos para servirlo.
—Y yo estoy encantado de estar aquí y de ver a mujeres tan preciosas como usted —decía mirándola fijamente. Le sonreía y hablaba suave, típico de quien está coqueteando con alguien.
—Bueno, amable caballero, aquí tiene todos sus documentos y la cuenta general.
—Veamos —le dio un vistazo a cuanto debía al hotel. Una buena suma, ¿y cómo no? Después de esa fiesta roja sí que se había excedido, aunque igual pensaba gastar algo más—. Perfecto, acá tengo la tarjeta para pagar. —Después de cancelado todo, los botones llevaron sus maletas afuera donde un lujoso auto con chófer lo esperaban para partir a casa.
—Ha sido todo un placer tenerlo una vez más aquí, señor Clempson. Lo esperamos para la próxima, y como siempre, sabe que sus deseos son órdenes.
—Sí, fuera así en todo —dijo sonriéndole antes de irse—. Demoraste en contestar el teléfono hoy, preciosa. Espero que para la próxima podamos hablar más, vendré por ti más pronto de lo que crees —se despidió entonces y dejó a Emily incapaz de decir una palabra más. No podía creer lo que acababa de escuchar y tenía muchas preguntas en mente. La principal de ellas, ¿cómo un huésped consiguió su número privado?
******************
GLOSARIO DE TÉRMINOS
- Lencería: En hotelería, se llama así a la ropa de cama (sábanas, fundas, colchas, muletón, cubre cama), ropa de baño (toallas, alfombrines, paños, etc.) usados en las habitaciones. De acuerdo a las reglas de hotel, la lencería se renueva diariamente al hacer la limpieza.
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