13 de febrero
La obra de fin de año era la que asustaba a más de uno, principalmente a los profesores, ya que «El cascanueces» era la obra más importante del país porque iban los turistas a verla. Los bailarines tenían todo el año para prepararse para la muestra, pero al ser los más grandes del conservatorio y una de las obras más populares a nivel mundial, significaba que el peso recaía sobre sus hombros como gotas pesadas en invierno.
—Estuvimos bien, ¿no? —preguntó la chica luego de que bajarán del escenario una vez que el telón se cerró.
—Sí. Un gran elenco es lo que alcanza al éxito. Principalmente, si el protagonista soy yo.
—¡Qué ego! —comentó, negando la cabeza.
—Pod... ¿Vas a la fiesta para celebrar que todo salió bien?
—Por nada me la perdería —habló dándole la espalda. Se dio vuelta para verlo—. ¿Vas?
—Sí, lamentablemente si no voy se aburrirían. Ya me conocen, soy el alma de las fiestas.
—Nadie lo piensa —negó, dándole palmadas en la espalda con intención de ir al vestuario a cambiarse.
—¿Cómo están mis estelares favoritos? —preguntó la madre de Melanka abrazando de cada lado a los jóvenes.
—Ma... ¡Mamá!
—¿Qué tal, señora Vólkova?
—Muy bien. Tengo golosinas, ¿quieren? Tienen que comer cosas dulces por todo el esfuerzo que hicieron en el escenario.
—¡Mamá! —la nombró en un susurro con intención de que se fuera.
—Ya me voy. Ya me voy. Pero les dejo la bolsita acá —dijo a la par de que la dejaba en un mueble maquillador—. Chau, chau ¡Me la cuidas, nene! —se fue sin ver la cara de su hija.
—No le hagas ca...
—Esta noche soy tu niñero —dijo Alexey apoyando una mano en su hombro.
—Nunca tuve uno y si hubiera necesitado los deje de hacer a los ocho —tomó la mano de su coprotagonista y la apartó de su cuerpo.
Lo miró por última vez antes de girar sobre sus talones y se fue a los vestidores a cambiarse.
Él rio negando con la cabeza gacha cuando la chica desapareció del panorama.
—¿Pensás ir así? —preguntó un chico.
—Ya me cambio. —habló a la par que giraba a ver a su compañero de ballet, y volvió a hacerlo para ver por última vez el pasillo por donde había desaparecido Melanka.
—Melank, ¿vamos?
—¿Voy en el auto con Jas?
—¿Jas? ¿Jasha? El c... ¿El que se ocupa de la iluminación?
—Sí, ese mismo.
—Emmm... Bueno, veo a quién llevo yo. ¿Saben la dirección?
—Sí, gracias, igual.
—No es nada —susurro cuando ella cruzó la puerta del teatro.
—Alexey, ¡movete! —habló el chico asomando su cabeza entre las dos puertas de la entrada.
—Ya voy —dijo desganado—. ¿No te vas...? ¿Vas a así?
—Me lucí, ¡ni loco me cambio de ropa! Además, en la fiesta, si una chica pregunta por el rey ratón, nadie se puede hacer pasar por mí.
Alexey sonrió negando con la cabeza agacha. Salieron del teatro y entraron al auto de él.
Las primeras tres horas la fiesta fue aburrida para Alex, en lo único que podía pensar era en que Melanka había preferido ir con el iluminista antes que con él, cuando llevaban cinco meses saliendo para conocerse de una forma más amorosa.
—¿Todo bien?
—Todo bien —afirmó ella sirviéndose una bebida en su vaso de plástico.
—¿Jasha? No lo vi en toda la noche —mintió.
Lo había vigilado toda la noche, sabía perfectamente que esas tres horas las había pasado al lado de Melanka, y que se acababa de ir.
—Se fue. Estaba cansado, pobre, ¿no? —preguntó antes de beber un sorbo del vaso y de verlo sobre este.
—Sí, pobrecito —rodó los ojos.
—¿Qué te pasa?
—¿A mí? ¿Qué te pasa a vos? Fuiste la primera en decir que mientras estuviéramos conociéndonos no hablaríamos con nadie más.
—¿Qué? —su expresión era completamente de confusión— No me digas que estás celoso de Jash.
—Celoso de Jash —repitió fingiendo que no le afectaba—. ¿Quién está celoso de él? —miró sobre la cabeza de ella las escaleras de fondo.
Ella dejó el vaso sobre la mesa y le tomó la cara para que sus ojos vean los suyos.
—Es mi primo —él no la escuchó por la música. Ella se dio cuenta y le corrió la cara para hablarle al oído—. ¡Jasha es mi primo! Ya te lo había dicho.
—No me dijiste.
—¡Sí! ¡Te dije! —él negó con una sonrisa viendo las tiritas de su vestido morado—. Te dije "mi primo se va a encargar de la iluminación".
—No me dijiste el nombre —siguió para molestarla un poco más.
Ella lo empujó del hombro con delicadeza.
—Estás muy linda con ese vestido —dijo mirando su cuerpo completo por la distancia que ella había provocado.
—Lo sé. Me lo dijo mi mamá cuando me vio —se burló de su piropo y tomó nuevamente el vaso, para apoyarse contra la mesa.
La música cambió a una más movida.
—¿Bailas? —se animó a preguntar después de varios minutos.
—Pensé que lo iba a tener que preguntar yo —rio.
—En la próxima preguntas vos —le siguió el chiste estirando su brazo para ir juntos a la pista.
El resto de la noche la pasaron juntos, bailando, sentados en el sillón, tomando aire para que el alcohol no les pegue tanto o jugando a los juegos que proponía alguien del elenco.
La última canción comenzó a sonar y Melanka tomó el antebrazo de Alexey y lo llevó arrastrando hasta llegar al salón.
—Tenías que preguntar —sonrió Alexey mientras bailaba al ritmo de la canción.
—Puede ser, pero prefiero hacer otra pregunta.
—Sí, te voy a alcanzar hasta tu ca...
—No, no es eso —por pudor bajó la mirada hasta sus manos que se encontraban a la altura de su vientre.
—¿Querés que nos vayamos ahora? Me despido d...
—¿Querés que seamos novios? Me gustas mucho, Ale, pero entiendo si todavía pretendes que estemos en este círculo de «No somos amigos, pero tampoco novios», pero sinceramente mi figura geométrica no es el círculo... Creo que es el cuadrado, y casualmente estamos en la tercera fase; conocidos, amigos, esto y novios. Serían cinco si contamos el «desconocidos», pero... ¿Se me está entendiendo algo?
Él asintió.
—¿Entonces...? —preguntó esperando una respuesta.
Y ella llegó.
Alexey la atrajo hacia él desde la cintura y la beso debajo de las luces rojas y azules que había en el techo.
Melanka para profundizar el beso, rodeo el tronco del cuerpo del chico con sus manos y él le devolvió el gesto acunando la cabeza de ella con su mano derecha, la cual se encontraba libre.
—¿Qu...? ¿Eso qué sig...
—Sí, Melank. Quiero ser tu novio.
—¿Estás seguro?
—Mi figura geométrica también es el cuadrado, pero cuando no se remarca otra línea —ella sonrió ampliamente al entender a lo que se refería.
Y esta vez fue él quién junto sus labios.
Seguramente se están preguntando que pasó con estos dos, y lo único que me permiten decir es una especie de adivinanza que dice así «A veces por inercia remarcamos los puntos de las figuras geométricas, pero esta relación, no fue la regla, sino todo lo contrario. Fueron un hermoso cuadrado, el cual nunca fue remarcado».
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