10 de febrero
Tocó sus pies abajo de la mesa del salón de clases, simulando que no había tanto espacio para los dos.
—¡Ey! ¿Qué se supone que hacéis?
—Emmm... Yo... Perdón, fue sin querer.
—Que no se vuelva a repetir. No somos amigos y si no fuera por el profesor ni siquiera estaría sentado contigo.
—Lo sé.
—¿Ya encontraste las respuestas? Tengo que aprobar este trabajo si quiero salir hasta lo que queda del año. Y con «Si quiero obtener» me refiero a «más te vale que eso pase». No por algo eres el mejor de clase, además que el favorito de los profesores —habló apoyando todo su cuerpo en el respaldo de la silla.
—Yo pensaba en dividirnos las pr...
—Pensabas mal. El profesor armó los grupos, y está más que claro que eres el más inteligente de los dos. No quisieras sacarte una mala nota por mí, ¿O sí?
—Supongo.
—Bien. Nos vamos entendiendo.
El timbre sonó, los alumnos comenzaron a guardar sus pertenencias en sus mochilas para irse a casa.
—¿Cómo te fue?
—Bien, tuvimos una conversación... algo interesante.
—Me alegro, nosotros acordamos juntarnos el jueves después de la escuela para avanzar con el trabajo y después vamos a mirar un anime que me quiere enseñar. ¿Vosotros?
—Nosotros... Nosotros... Emmm...
—No te fue muy bien.
—No —Bautista suspiró—. Quiere que haga el trabajo por los dos.
—Bau...
A Pablo le costaba ser empático, pero cuando se trataba de su mejor amigo ese sentimiento nacía.
—¿Qué se supone que haga? Tengo mucha facilidad con este tipo de trabajos y Val...
—¡No te vas a dejar usar! —soltó quedando enfrente de Bautista— Si necesita aprobar va a hacer parte del trabajo. Si se rehúsa yo mismo te acompaño a hablar con el profesor de química.
—No le puedo hacer eso. Los papás no lo van a dejar salir por lo que queda del año.
—¿Y con eso? Mira, Bauti, entiendo que eres uno de los mejores del aula y que te guste, pero no voy a permitir que te mates trabajando y que él se lleve la nota de arriba. ¿Se entendió?
—Pabl... —se cortó en cuanto vio la cara de su amigo— Sí, se entendió —habló rendido.
—¡Perfecto! Así me gusta. Escribidle a tu mamá que comes en mi casa.
—¿Es una orden o una invitación? —rio Bautista.
—Una posibilidad, al menos que quieras comer lo que cocinó tu hermana.
—Ya le escribo —comentó sacando su celular de la mochila.
Los papás de Bautista tenían los mediodías ocupados por el trabajo, por lo que él y su hermana se repartían los cinco días de la semana para cocinar.
A decir verdad, él se las ingeniaba bastante bien, su hermana... Ella no tanto en comparación con Bautista.
A la mañana siguiente Pablo llegó antes de que abrieran la puerta de la institución, algo muy raro en él que siempre llegaba diez minutos después de que empiece la primera clase. Pero ese día hizo un —enorme— esfuerzo en llegar temprano solo para ser el sostén de su mejor amigo para que le ponga los puntos una vez por todas a Valentino.
El profesor de química hizo que sus alumnos se sienten con el compañero que le había tocado, Pablo le susurró «Suerte» a su amigo cuando este se paraba para ir al banco en el que se encontraba Valentino.
—Hola, Valen.
—Hola —saludo, seco, sin dejar de ver la pantalla de su teléfono—. Me imagino que tenemos el trabajo casi terminado —supuso, dejando a un lado del banco el celular.
—N-no... En realidad estuve pens...
—¿Lo empezarás hoy? —preguntó, fingiendo inocencia al comprender lo que Bautista se refería.
—No... Sí... Lo que quiero decir es que podríamos juntarnos a hacerlo juntos. Si se te complica no importa, yo traje información de lo que necesitamos y avanzamos en estas dos horas —propuso, sacando una enciclopedia y fotocopias de la mochila.
—Te lo agradezco —simuló amabilidad—, pero creo que no entendiste. El que hace el trabajo es Lord Cerebro.
—El que no entendió fue Lord Tarado —acotó Pablo, apoyado en el respaldar de Bauti, frente de Valentino—. El trabajo es en parejas, por lo tanto, lo hacen los dos y si te quedan dudas te lo explico a la salida —amenazó.
—¡Pablo! A tu lugar. No molestes a tus compañeros.
—Ya voy, profe. Bauti sin querer se trajo mi boli —tomó uno de sobra que tenía su amigo y lo levantó para que el profesor la vea.
Él asintió y siguió escribiendo en el libro de contenidos dados en clases una vez que Pablo se sentó en su banco.
—Ganaste junto con tu amiguito —habló entre dientes.
—Perdona, no sabía que iba a venir.
—Está bien —Bauti sonrió—. Que te hayas salido con la tuya no significa que seamos amigos y mucho menos que te haya dejado de odiar.
—¿Me odias? —preguntó, desanimado— Pensaba que era tu personalidad.
—¿El chico más inteligente del salón todavía no lo notó? —preguntó con ironía— Los profesores me hicieron odiarte. Soy el rebelde —Bautista negó—; no te esfuerces en negarlo, todos los profesores lo dicen y ya lo tengo asumido. Como decía soy el rebelde, cada cosa que hago sea buena o mala te nombran a vos «Valentino, ¿por qué no sois más como Bauti?», «¡Deberías de aprender de Bautista!», «¡Siéntate! Miradlo a Bautista como está sentado sin molestar a nadie», «Faltaste varios días, pídele la carpeta a Bauti que siempre la tiene completa», «Bautista, ya que terminaste, ¿me lo ayudas a Valentino, que no entiende los ejercicios? Por favor», «¿Lo ayudas a prepararlo para el recuperatorio?»
—Yo no s... Lo siento.
—No te deberías de disculpar. Ellos lo deberían de hacer —señaló con la cabeza al profesor de química.
—Si te parece bien podemos cambiar de parejas.
—No, me gustaría tenerte de compañero en mi trabajo.
—Nuestro —corrigió.
—Nuestro. Nuestro trabajo.
—Nuestro —susurró Bautista para sí mismo. Sus ojos brillaban como miles de estrellas, mientras que el chico al frente de él respondía un mensaje.
Tanto como lo deseó, nuestro protagonista pasó tiempo con el chico que le gustaba desde hacía dos años mientras hacían el trabajo que les había asignado el profesor, pero mientras que para él eran los momentos más hermosos que habían pasado juntos, el otro pensaba en la nota que obtendría por hacer el trabajo con el favorito de los profesores.
Esta historia deja en claro que sin importar cuánto una persona ame a otra, su amor nunca va a ser más poderoso si la otra fue flechada con la de plomo y plumas de búho del Dios alado.
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