Capítulo 3
Tenía diecisiete años, tres años de haberse alejado de todos, era alguien bastante hábil, tal vez no un jounin de elite, pero fácilmente un jounin si era, no había tenido misiones, su experiencia se limitaba al sigilo y a fastidiar a los aldeanos sin ser detectado, quería subir el nivel, comenzaría con su venganza, recordaba aquel pergamino sagrado, sonrió con maldad, se haría con él, pero si lo hacía sería cazado como liebre, giró sobre su cuerpo observando los miles de clones entrenando taijutsu, bukijutsu, fuinjutsu, ninjutsu, los que estaban estudiando clanes y medicina, mandó clones a observar la zona y planes para el atraco, observaba el cielo imaginando como sería su venganza contra el anciano, lo había estado pensando todo este tiempo, buscando debilidades por cubrir y estrategias para su plan, observó sus manos, esa maldita noche volvía a su mente continuamente -maldito asco -se levantó con dirección al lago, comenzó a bañarse tallando su piel con odio, podía recordar su maldito aliento asqueroso en su cuello y como lo lastimaba por más que se resistía.
Mientras salía podía ver su piel roja que de lugares sangraba por haberse tallado en exceso, se observaba con cuidado, podía sentir su rápida recuperación que no tardó ni un minuto, levantó el rostro con molestia, sintió un chakra cerca de él, no sentía intención de lastimarlo, pero aún así lo incomodaba -lárgate de aquí bastardo -el pequeño se vestía dando la espalda al sujeto -lo lamento, no sabía que había alguien aquí -el pequeño se puso una playera, se giró para observar a quien le hablaba, sus miradas se cruzaron, los onix podían ver unos azules fríos, sin mostrar más sentimientos que rencor y coraje -¿qué demonios me ves maldito pervertido? -el anbu negó tranquilo, aunque se había perdido un poco en la vista -no era mi intención hacerte sentir incómodo, simplemente me causaste curiosidad -el pequeño volteó sus ojos con fastidio, tomó su chamarra negra, se la colocó con cuidado -¿sigues ahí? -el rubio levantó una ceja viendo al azabache -ahora recuerdo, eres el sujeto de hace unos años ¿quieres que te agradezca por salvarme? -el sujeto negó, estaba por irse.
El chico parecía un zorro a la defensiva -sólo hacía mi trabajo, Hokage… -el pequeño le levantó el dedo medio cuando mencionó al anciano -tú y ese maldito pervertido hijo de puta se pueden meter su ayuda por el culo, seguramente te gusta como te la mete imbécil -el pequeño se dio la vuelta, salió del lugar. El azabache se había quedado con la boca abriendo y cerrando, sus ojos se habían abierto demasiado, su rostro en blanco por primera vez en su vida cambió a uno de sorpresa ¿qué quiso decir con eso?, el pequeño era un desvergonzado, simplemente quería joderlo, ¿no es así?
…..
-Otouto -el azabache menor trataba de dominar su naturaleza de rayo cortando una pequeña piedra con él -¿qué sucede anikii? -el azabache lo vio con cuidado -¿qué sucedió con tu ex compañero? -Sasuke lo escuchó con cuidado tratando de no perder su concentración -era un hablador, por años nos juró que sería Hokage, que nos demostraría que él superaría a todos, pura boca, un día ya no apareció, Kakashi dijo que el Hokage comentó que estaba en una etapa de rebeldía, lo dio de baja temporal, eso fue hace tres años -el Uchiha mayor analizaba sus palabras con cuidado -¿cómo se llevaba con el Hokage? -Sasuke levantó la ceja tratando de recordar -mmmm con bastante confianza, le llamaba jiji como si fuera su abuelo, realmente nunca los vi convivir más que en la academia -el menor guardó silencio recordando -ahora que recuerdo, un día el Hokage fue a visitarnos a clases, sentó en sus piernas a Naruto con mucha confianza, no recuerdo más -el azabache afiló su mirada escuchando con cuidado -¿era grosero? -Sasuke cortó la piedra de un tamaño considerable, tal vez treinta centímetros, sonrió emocionado, tomó una nueva -no, simplemente era confianzudo y gritón, bueno, a mí me llamaba bastardo, ¿eso cuenta? -¿qué fue lo que sucedió con el chico? pensaba con seriedad el mayor comenzando a sospechar, negando y sonriendo a su hermanito -¿quieres unos dulces? -Sasuke negó -mejor unos tomates, los dulces me revuelven el estómago -Itachi sonrió, de un sello sacó un tómate de los que tanto amaba su otouto, el menor lo tomó, sin negarse lo comió emocionado.
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