La vida es una rueda,
que avanza muy lenta,
sólo gira una vez.

No podemos escapar de ella,
nos ata desde el principio,
cuando el suelo nos suelta.
Somos sus marionetas.

Mi cuerda era corta,
se alarga según ascendemos,
nos permite alejarnos del borde.
Así conocemos nuevas gentes,
nuevos lugares y situaciones.

Familia, colegio, trabajo y amigos,
todo está en la rueda.
Podemos alejarnos,
mas siempre volvemos al borde.

Mis padres volvieron al suelo,
la rueda impuso su ley,
como la parca,
y desató sus cuerdas.

Mi cuerda es muy larga,
puedo llegar a cualquier punto,
mas requiere esfuerzo
y la energía mengua.

Debemos evitar caer al suelo,
aunque siempre hay desesperados.
La zona cómoda es el borde,
en nuestro punto concreto.

Ya sobrepasé lo más alto,
el vértigo me asustaba.
Lo bueno es que no estoy solo,
aunque sí en el lecho.

No temo llegar al suelo,
sí a la falta de fuerza,
que me impida el movimiento.