9.

Pedir permiso de salir a un viaje al medio día a la playa con ciertas amistades no ha sido tan difícil para Suguru. Aunque sus padres tienen sus precauciones ya que hace mucho tiempo que su hijo no sale a la playa con amigos, reconocen sus capacidades físicas y que no es un ser indefenso ni despistado. Además que al oír que es la playa que queda relativamente cerca de su hogar y vecinos, hacen que le den la libertad a su hijo de ir a divertirse con sus amigos.

Deben admitir que están sorprendidos ya que en todo este tiempo, no han recibido ningún reporte o llamada de atención por parte de los directivos de la institución, después de todo, Suguru es alguien que no dura muchos meses en un lugar porque siempre se mete en peleas y aunque es en defensa propia, aún así terminan expulsandolo. Sus expectativas de que su hijo se gradué en un lugar de gran prestigio son realmente altas.

Claro que la única condición es que su padre lo lleve a la playa y lo traiga de vuelta, además de que esté comunicado con ellos por cualquier percance que se presente, a lo que Geto accedió sin ningún tipo de duda.

[...]

El día está perfecto para disfrutar del verano: el sol resplandece sobre la arena, la brisa marina acaricia suavemente las caras de quienes caminan por la playa, y el sonido de las olas rompiendo en la orilla se mezcla con risas y conversaciones animadas de aquellas personas que han decidido tomar ese día libre.

Las únicas personas que parecen algo inconformes de ir a una playa pública es Mei Mei y Utahime, mientras que al resto le da completamente igual pero no evitan tener sus sospechas de porque Gojo tuvo que cambiar el lugar de tal forma. Es decir, él es el que más se queja de ir a este tipo de lugares que no tienen exclusividad, donde hay mucha gente de clase media o baja, además que las aguas no son las mejores y lo único medianamente decente son los locales donde sirven comida cerca de la costa.

Lo único en que todos coinciden es venir puntuales, ya que están reunidos en un punto específico pidiendo algunos cócteles de camarón y pulpo mientras esperan al integrante faltante.

Satoru se extraña al no ver a Suguru llegar, es decir, está acostumbrado a que sea tan puntual y además, si escogieron esa playa en específico es por la cercanía de ésta.

—Gojo, ¿ese no es es Geto?—Señala Shoko con calma.

El nombrado se gira inmediatamente hacia donde su compañera está apuntando, lo ve llegar con una persona de mayor edad, asume que se trata de algún familiar, posiblemente su padre.

La figura de Suguru destaca entre la multitud: lleva un bañador negro sencillo, ajustado en la cintura, que resalta sus proporciones estilizadas y atléticas. Sus gafas oscuras características de él protegen sus ojos de la intensa luz del sol, mientras que su cabello recogido en una coleta alta se mece con el viento.

Gojo, quien hasta ahora estaba ajustando su camisa ligera sobre su propio bañador azul oscuro con detalles blancos, deja todo de lado al verlo. Sus pasos se transforman en una carrera cuando reconoce a su amigo y a su padre acercándose. Con una sonrisa deslumbrante que solo él puede llevar, el albino llega a donde están y saluda con entusiasmo.

—¡Suguru! —exclama, agitando una mano mientras toma la mochila de Geto con la otra.—Déjame ayudarte con esto.

El azabache, aunque siente un leve sobresalto por la voz inconfundible de Gojo, responde con un asentimiento y una pequeña sonrisa, escondiendo el nerviosismo que aún lo invade después de aquella tarde lluviosa de hace ya días. Su padre, aliviado por el gesto del compañero de su hijo, le da una palmada en el hombro a Suguru antes de despedirse.

—Nos vemos más tarde, Suguru. Pásatelo bien. —El hombre dirige una mirada agradecida a Gojo antes de marcharse, quien sonríe confiado.

Satoru se da cuenta que Suguru trae un recipiente pequeño pero amplio con algo dentro.

—¿Qué traes ahí?

—Mandarinas. Es para hidratarnos cuando entremos al agua.

—Que inteligente eres, Suguru~

Ahora, con Geto ligeramente incómodo y el mayor irradiando su habitual confianza, comienzan a caminar hacia donde el grupo ya ha establecido su base. Las chicas y chicos del grupo están ocupados colocando toallas sobre la arena y asegurando enormes sombrillas que los cubren del sol. Algunos ya se han quitado sus camisetas para aplicar protector solar, mientras otros revisan las bolsas que contienen revistas y sus móviles para tomar fotos. El ambiente es relajado y animado, con el murmullo constante del mar y el bullicio de niños jugando cerca de la orilla.

—Nunca había ido a una playa pública —comenta Gojo, rompiendo el silencio entre ellos. Su voz es suave, pero su curiosidad es genuina.

Los pasos del azabache son guiados por el albino, quien lo sostiene levemente del brazo para asegurarse de que no tropiece con la arena irregular.

—Bueno, esta no es la mejor playa del mundo, pero tiene su encanto. —dice el menor.

Gojo observa a su alrededor, a los surfistas en la distancia y los castillos de arena siendo construidos cerca.

—Hay algo en la energía de este lugar… Es caótico, pero en el buen sentido.

Geto asiente, procesando la descripción mientras deja que el sonido del mar y las risas lo envuelvan. Aunque no puede verlo, se permite imaginarlo a través de las palabras de Satoru. Se siente nostálgico, hace muchos años que no venía aquí.

—¿Y qué es lo que más te gusta de la playa? —pregunta Suguru, inclinando ligeramente la cabeza hacia él con interés genuino.

Gojo se detiene por un segundo, como si meditara la respuesta. Luego, con una sonrisa traviesa que Geto no puede ver pero que definitivamente intuye, responde:

—¿Ahora mismo? Que tú estás aquí.

La sinceridad en la voz de Gojo toma a Geto por sorpresa. Siente el calor subir a su rostro, pero se limita a negar con la cabeza, soltando una risa breve y nerviosa. Incluso en público, Satoru sigue con su coquetería, ya no debe sorprenderse pero le sigue resultando inquietante y un poco lindo.

Llegan al lugar donde el grupo los espera. Una de las chicas, Mei Mei con un bañador rojo y un pareo blanco, los saluda animadamente mientras termina de ponerse protector solar. Otro chico, Nanami, con un bañador verde con estampado tropical, les lanza una botella de agua.

Gojo y Geto se acomodan en una esquina del círculo que han formado. Mientras Satoru se quita su camisa ligera, exponiendo su torso bien definido, Suguru se sienta sobre una de las toallas, aún intentando calmar su respiración. Aunque no puede ver las miradas que se posan en ambos, sabe que la presencia de su amigo siempre atrae atención, incluso en un lugar tan concurrido como este.

A medida que pasan los minutos, la incomodidad inicial entre ellos se diluye, reemplazada por una camaradería que surge de pequeños comentarios y risas compartidas entre todo el grupo.

Suguru se siente tan bien, es la primera vez que siente que encaja en un grupo del campus o de cualquier instituto al que haya estado antes.

No puede evitar pensar en una persona que le brindo su amistad en el pasado.¿Qué habrá sido de ella?

[...]

—No reconozco la nueva voz.—Admite Suguru ante la nueva presencia desconocida.

Es la voz de una mujer pero se escucha más madura que el resto de las chicas. Esta mujer está hablando con Suguru a dos metros de distancia de ellos antes de acercarse al grupo.

—Es una invitada de último momento que Gojo decidió invitar.—Le aclara la castaña a su lado con un ensamble neutro y encogida de hombros.

Parecen conocerla pero no tener una gran amistad con ella. De hecho, Nanami le asegura que es más amiga de Gojo que de ellos.

—Tu debes ser Suguru Geto. He oído mucho de ti.

Ella se acerca a él presentándose con una deslumbrante sonrisa y pecho en alto. A pesar de que él no puede verla, se escucha entusiasta, amable y con un pequeño tono de diversión. La mujer se quita sus gafas de sol y sus guantes de cuero. Utahime murmura cerca de Geto que ella vino en una motocicleta último modelo, y que, aunque no trabaja viene de una familia de gran posición social y económica.

—¿De verdad?—Cuestiona Geto asombrado y con una postura mas relajada, apoyándose de su bastón blanco y mirando en dirección de donde escucha su voz.

—Me presento. Soy Yuki Tsukumo.

Geto reconoce ese apellido.

—¿Qué te trae por aquí? Siempre estás viajando por el extranjero en vacaciones.—Añade Mei Mei cruzada de brazos, un tanto sorprendida por la aparición de la mujer.

Yuki se encoge de hombros sin decir nada más. Solo mirando de reojo a Satoru quien mantiene una expresión serena y desinteresada.

—¿En qué instituto asistes?—Pregunta con amabilidad, después de todo, sospecha que no asiste al mismo que al de ellos. Jamás escucho de ella.

—Ya voy en la Universidad. Soy un par de años mayor que todos ustedes.

¿Satoru tiene amistades incluso con mujeres más grandes que él? No está seguro de porqué, pero siente algo oprimirse en su pecho, algo que no entiende y lo hace sentir confundido. Es una molestia para él.

[...]

—Ya preparamos la red. ¿jugamos?

Voleibol es una actividad que Suguru no puede jugar. Pero él no se siente excluido, todos lo hacen sentir cómodo.

—Suguru, puedes quedarte a lado de Tsukumo. A ella no le gusta broncearse tanto ni jugar.—Le indica Gojo antes de ir a jugar con los demás luego de que Geto asienta con tranquilidad.

Geto se pregunta cómo se sentirá ver a los chicos jugar, que tipos de movimientos hacen y apuntar los puntos para saber quien va ganando. Desearía poder ver a cada uno.

El sol de mediodía pega con fuerza, haciendo que la arena arda y el sonido de las olas se mezcle con risas y gritos en la cancha improvisada de voleibol. El grupo de amigos de Gojo está entregado al juego, compitiendo con entusiasmo mientras Yuki y Suguru han decidido quedarse bajo la sombra de una de las grandes sombrillas.

Aquel calmado silencio entre y Yuki se rompe cuando ella decide hacerle una pregunta:

—Y dime, Geto, ¿cuál es tu tipo ideal?

—¿Disculpa?—Frunce el ceño confundido. En realidad le tomo desprevenido.

—Ya sabes. Esos rasgos que se te hacen atractivos de una mujer. ¿Qué tipo de mujer te atrae o encaja con tus gustos?

La siente acercarse, su perfume es demasiado fuerte para su gusto. Aún así, no pierde la concentración y trata de pensar en una respuesta honesta para aquella extraña pregunta.

—Físicamente hablando no puedo apreciar los rasgos físicos de las personas.—Responde serio y calmado.

—¿Pero...?—Continúa insistente.

Suguru lo piensa detenidamente. No recuerda haberse enamorado alguna vez, pero si tuviera que escoger algo que le parezca lindo o atractiva, alguna cualidad interesante que resalte de alguien, puede ser...

—Me gustan las personas seguras de sí mismas, divertidas y valientes. Con cierto grado de responsabilidad.

—¿Prefieres las de tu edad o un poco mayores?

Geto se calla, inseguro de que responder. No es algo que lo haya pensando antes. No cree que la edad sea un factor tan importante pero definitivamente tampoco se imagina saliendo con alguien diez años mayor que él.

—No lo sé. Nunca me lo he planteado.

Yuki analiza sus respuestas con una sonrisa divertida, mientras admira el partido de voleibol delante de ellos donde todos parecen divertirse. Los senos de las chicas más desarrolladas rebotan en cada salto y en caso de los chicos el traje de baño para apretarse un poco en su entre pierna. Todos son hermosos y más de una mirada atraen.

Entonces, recuerda algo importante. Algo por lo que fue invitada a venir este día a pesar de no traer traje de baño.

—¿Qué hay de la fuerza?¿Te gusta que sean sumisas y débiles o prefieres que sean fuertes y protectoras?

—Uhm, creo que lo segundo.

Geto está sentado sobre una toalla, sosteniendo un tubo de bloqueador solar en las manos, pero su expresión refleja una mezcla de frustración y resignación. 

—Cariño, ¿no te has puesto el bloqueador?—se dirige Yuki hacia él con un tono meloso del que Suguru no está acostumbrado.

Ni siquiera Gojo que es alguien afectivo y cariñoso con él le habla por apodos, siempre es por su nombre y eso le agrada.

—Estoy teniendo complicaciones.

—¿Quieres que te ayude a ponerlo?—Se ofrece ella mientras le quita la camisa playera que tiene puesta, pero antes de que el azabache le de una respuesta, la sombra de alguien más los interrumpe.

—¿Qué están haciendo?

Es la voz de Satoru, es él. Aquello alivia al azabache.

—¿En qué momento te apareciste?—pregunta Yuki sorprendida e incrédula por el acercamiento rápido del más alto.

—Me canse, será mejor que me reemplaces.—Suspira pesado, señalando detrás de él la red y a los demás descansando momentáneamente.

Yuki frunce la nariz asqueada, no quiere sudarse y el sol es fuerte.

—Pero no quiero—,

—Tsukumo.

Satoru la mira seria e insistente. No le hizo una pregunta o petición, ha sido una orden. Yuki no se sorprende, el albino es así, arrogante y autoritario. Todavía no es jefe de familia y ya tiene esa actitud.

Por lo usual se negaría sin importarle nada si el más joven se enoja, pero puede percibir la atmósfera de la situación. Mira a Gojo y después a Geto quien se siente extrañado por el repentino silencio, después vuelve a mirar a Gojo. Entiende que Satoru quiere estar a solas con el chico ciego quien sigue teniendo problemas con su bloqueador.

—Ush, de acuerdo. Iré.—Se queja para levantarse de su lugar con pocas ganas e ir a la red, dejando solos a los dos jóvenes.

Gojo, quien había estado observándolo en silencio mientras se acomodaba las gafas de sol, no puede evitar sonreír al notar los movimientos torpes de Suguru al intentar aplicar el protector sobre su piel. Finalmente, se inclina hacia él con una actitud despreocupada. 

—¿Quieres ayuda con eso? —Pregunta, su tono ligero, aunque un brillo juguetón se esconde detrás de sus palabras. 

Geto sacude la cabeza rápidamente, ocultando los nervios que siente. 

—No hace falta. Puedo hacerlo yo mismo —Responde, mientras intenta alcanzar su propia espalda con poco éxito. 

Gojo arquea una ceja, divertido, y se sienta a su lado sin pedir permiso. 

—Vamos, Suguru, no seas terco. ¿Cómo esperas llegar a tu espalda o... a tus piernas? —Bromea, señalando las zonas donde el protector ha quedado sin extender. 

Geto suspira, sabiendo que discutir con Gojo sería inútil. Aún así, intenta mantener su dignidad. 

—Está bien, pero solo en la espalda. 

—Como quieras, Suguru. —Gojo toma el tubo de protector solar de sus manos con una sonrisa satisfecha y se lo aplica en las palmas. 

La primera sensación de sus manos grandes y cálidas contra la piel de Suguru lo toma por sorpresa. El toque es firme pero suave, deslizándose por los hombros y bajando lentamente hacia el centro de su espalda. Suguru contiene la respiración al sentir los movimientos meticulosos del contrario, quien parece estar tomándose su tiempo más de lo necesario. 

—Tienes que relajarte un poco, Suguru. Parece que estás a punto de huir corriendo —Comenta Gojo con una risa baja. 

—Es... raro, eso es todo.—Admite Geto, mirando hacia el suelo como si intentara disimular su rostro enrojecido. 

Gojo inclina ligeramente la cabeza, acercándose un poco más. 

—¿Incómodo porque soy yo o porque nunca dejas que nadie se acerque demasiado? —pregunta en un tono que, aunque parece casual, tiene un trasfondo de curiosidad sincera. 

Suguru se queda en silencio por un momento, procesando la pregunta. 

—Un poco de ambas.—Responde finalmente, en un susurro apenas audible. 

Gojo sonríe al escuchar la respuesta, aunque no hace ningún comentario al respecto. En cambio, desliza sus manos hacia los costados de Suguru, asegurándose de cubrir toda la piel expuesta con el bloqueador. Siente escalofríos placenteros ante aquel contacto, entre sus toques firmes y cuidadosos contra la piel tersa de su amigo. No puede evitar ruborizarse, es encantador, está seguro que Geto debe sentirse igual, puede observar el calor subirse en su rostro hasta enrojecer sus orejas por unos instantes, es lindo.

Cuando termina con la espalda, sus ojos se posan en las delgadas y firmes piernas de Suguru, aún descubiertas y expuestas al sol. 

—¿Y qué hay de las piernas?—Pregunta Gojo, sus manos ya listas para continuar. 

—No hace falta, de verdad.—Contesta Suguru rápidamente, pero su tono carece de convicción. 

Gojo deja escapar un suspiro exagerado, como si estuviera lidiando con un niño terco. 

—Suguru, no quiero que termines como un camarón rojo por mi culpa. Déjame ayudarte. 

Antes de que Geto pueda negarse nuevamente, siente las manos del contrario bajar a sus muslos. Esta vez, el contacto es más evidente, más intencionado y aquello acelera su corazón. Gojo aplica el protector con movimientos cuidadosos, comenzando desde las rodillas y subiendo lentamente, asegurándose de cubrir cada rincón. 

—Tienes una piel increíble, ¿lo sabías? —Comenta Gojo, su voz suave pero cargada de un tono que hace que Geto sienta un leve escalofrío. 

—¿De dónde sacas esas cosas?—Tratando de sonar indiferente, aunque su tono delata cierta vulnerabilidad. 

Gojo se ríe, un sonido ligero y despreocupado. 

—No puedo evitarlo. Solo estoy siendo honesto.—se detiene por un momento, mirando a Suguru antes de añadir—: Además, si no te lo digo yo, ¿quién más lo hará? 

Geto no responde de inmediato, pero una pequeña sonrisa se forma en sus labios, casi imperceptible. 

—Supongo que puedo soportar tus comentarios un poco más...—Dice finalmente, aunque su voz está cargada de una mezcla de diversión y rendición. 

Gojo termina de aplicar el protector solar, pero no se mueve de su lugar. En cambio, se queda sentado junto a Suguru, dejando que el silencio entre ellos sea acompañado por el sonido del mar y las voces lejanas. 

—¿Mejor así? —Pregunta, con una sonrisa que, aunque Suguru no puede ver, puede sentir en el tono de su voz. 

—Sí... Gracias, Satoru.—Responde Geto, dejando escapar un suspiro que parece llevarse consigo cualquier incomodidad restante. 

—Hay que mojarnos un poco, ven al agua.

Gojo lo invita a nadar con él dejando de lado a sus amigos.¿Debe sentirse halagado? En realidad, esta ansioso y emocionado, pero también nervioso.

A pesar de que vienen en grupo a un lugar público y familiar, se siente tan íntimo cada que esta cerca de Satoru Gojo, como si solo fueran ellos dos en el mundo.








[...]

Palabras: 3,121
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: viernes 13 de diciembre del 2024
Fandom: Jujutso Kaisen
Nota del escritor:
No me creí capaz de terminar el capitulo rápido.
Técnicamente ya salí de vacaciones desde la semana pasada, pero igual nomas tengo como 1 mes de vacaciones antes de regresar a clases.

Nos vemos!

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