4.

—Déjame ser tu guía.

Aquella palabra caló muy profundo en Suguru, ya que le hace recordar a una vieja amistad del pasado. Y, aunque sigue inquieto con la propuesta, termina por aceptar ir al lugar desconocido. Nunca ha visitado la cancha que el instituto tiene, es un lugar inexplorado para él y no sabe si la experiencia le agrade.

En realidad, no está seguro de confiar en Satoru Gojo, pero, la manera en cómo hablar y transmite su emoción en sus palabras, le persuade.

—¿Para que quieres que vaya si no puedo ver?—Pregunta curioso.

—No necesitas verme, con que yo pueda hacerlo, bastará.—Le asegura con una gran sonrisa amplia y un ligero rubor en sus mejillas pálidas, sus delgados labios curvados hasta que se marcan unos hoyuelos que, si Suguru fuese capaz de verlo, quedaría enamorado.

[...]

Gojo mira a Suguru Geto, quien duda con el bastón en la mano durante todo el camino a la cancha.

—¿Seguro que quieres que vaya?— Murmura el azabache, con una mezcla de escepticismo y desconfianza marcada.

—Claro que quiero que estés ahí.—Gojo afirma sin dejar de sonreír, haciendo que el agarre del becado en su antebrazo sea mas firme.—No te preocupes, yo te llevo. Solo sígueme.

Aunque Suguru mantiene su mano en el bastón, también se aferra tímidamente al antebrazo de Gojo mientras avanzan. Al ser un lugar que nunca ha explorado y por lo tanto, no lo tiene acostumbrado al entorno, a pesar de contar con su confiable bastón, de todas formas decide aferrarse a alguien, cosa que no desagrada al contrario, lo hace sentir útil.

Nunca había ido a la cancha de fútbol americano de la escuela, así que cada paso le resulta nuevo, pero la presencia firme de Satoru Gojo le da cierta seguridad. El chico lo guía con paciencia, indicándole cada pequeño cambio en el camino, cada escalón, hasta que al fin llegan al borde de las gradas.

—Espera, aquí hay unos escalones. Sube uno a la vez, yo te ayudo.—Indica Gojo con suavidad, tomándolo un poco más firme para estabilizarlo.

Geto suelta un leve suspiro mientras sube, siguiendo cuidadosamente las instrucciones de Gojo. Al llegar, se acomoda en el asiento que el contrario ha elegido para él, sintiendo la dureza de las gradas y el eco de voces en la cancha. No sabe por qué está ahí, ni qué tiene que ver él en la prueba de Gojo, así que se lo expresa sin rodeos.

—Sabes que no tiene sentido que esté aquí, ¿verdad?—murmura, girando su rostro hacia donde cree que está Gojo. Guiándose del sonido de su voz.—Soy ciego, no puedo ver nada de lo que pasa en el campo.

Satoru vuelve a sonreír, sin ofenderse.—No importa. No se trata de que veas lo que hago. Quiero que estés aquí… eso es todo. Hazme ese favor, ¿sí?—Habla con suavidad y un ligero tono suplicante.

Suguru siente una punzada de sorpresa en el pecho ante esas palabras. No espera que alguien como Gojo, alguien tan popular y confiado, probablemente rodeado de mucha gente, insista en su compañía. No puede negar que algo en él empieza a ceder, a pesar de su desconfianza inicial. Así que simplemente asiente soltando su agarre del contrario.

—Volveré en unos minutos.—continúa Satoru, con un tono más animado.—Voy a los vestuarios a cambiarme y luego comienza la audición. El entrenador quiere ver cómo juego en equipo, así que habrá una especie de partido rápido.

—Haz lo que tengas que hacer.—replica Geto, cruzándose de brazos.—Yo estaré aquí.

Satoru sonríe y da media vuelta para dirigirse a los vestuarios. Mientras tanto, Suguru se acomoda en el asiento, guarda su bastón desplegable, saca sus gafas oscuras y se las pone para evitar la incomodidad de la luz, basura pequeña que se logre filtrar en el aire, insectos, etcétera. Lo único que puede hacer es agudizar su oído: escucha el eco de los pasos de los jugadores, el murmullo de algunas conversaciones y la voz ronca del entrenador que, al parecer, les da algunas instrucciones desde el campo.

Por un instante, Geto se siente fuera de lugar. Se está saltando una clase, además, duda de Gojo. No lo conoce bien y, aunque había notado su gentileza, sabe que aún le falta confiar completamente en él. Sin embargo, decidió quedarse y ya no puede regresar sin ayuda, puede perderse y tropezarse.

Mientras tanto, Satoru ya se encuentra en el campo, vestido con el uniforme del equipo, ajustándose los guantes. Su imponente figura y su confianza llama la atención de todos los que están ahí. Sin embargo, mientras se prepara, escucha las voces de algunos compañeros de equipo que hablan en susurros.

—¿Quién invitó a ese tipo aquí?— murmura uno de los jugadores ante la presencia del estudiante ciego, un chico con el que Gojo ya había tenido algunos roces.—Es raro… ni siquiera puede ver. ¿Qué hace en la cancha?

Gojo escucha a otro chico reírse por lo bajo.—¿Será que viene a darle mala suerte al equipo?

La expresión del albino se endurece. Puede reconocerlos: ellos son los mismos que había visto burlándose de Geto en el pasado, antes de que esté les diera una paliza.¿No aprendieron su lección o por qué siguen siendo tan molestos?

Sin dudarlo y con la mandíbula tensa, camina hacia ellos, su presencia alta y robusta proyecta una sombra que los hace retroceder un paso.

—Fui yo quien lo invitó.—dice Gojo con voz firme y helada, mirando a cada uno de ellos a los ojos.—Si alguno de ustedes tiene algún problema con eso, díganmelo ahora.

Los chicos intercambiaron miradas nerviosas, bajando la vista en un silencio incómodo. La presencia de Saturo es demasiado intimidante, y su tono no deja lugar a réplicas. Nadie se atreve a responder, nadie se quiere meter con él.

Sin más palabras, Gojo se da media vuelta y vuelve a su posición, satisfecho de haber dejado claro su punto. Mientras tanto, en las gradas, Geto, no había escuchado el intercambio de palabras y sólo espera en su propio silencio lo que pueda pasar.


Al transcurso de varios minutos, escucha unas voces extras, probablemente a un par de asientos de donde él está. No le suenan familiares pero fácilmente puede escuchar la conversación de ellos, logra diferenciar al menos, unas cinco voces diferentes, tanto chicas como chicos.

Por lo que logra escuchar, dicen algo sobre haber llegado tarde porque fue difícil convencer a sus maestros de dejarlos salir antes y que todos vienen a ver a la misma persona:

Saturo Gojo.

Esto le hace cuestionar a Suguru su presencia ahí, si Gojo ya tiene a su grupo confiable de amigos que vienen a verlo, ¿por qué está ahí?

Pasan otro par de minutos, ellos son muy ruidosos. Exclaman, gritan, chillan y hablan fuerte, ya sea entre ellos o para apoyar a Gojo y que esté los escuché.

De repente, se instala un breve silencio inusual que sorprende a Geto. ¿Por qué de repente se callaron y ahora murmuran?

Escucha unos pasos aproximarse, asume entonces que debieron haber sentido curiosidad por él ya que estuvo ahí desde antes.

—Disculpa...—una voz femenina, seria y apenas audible hace girar levemente su cabeza hacia la dirección de donde viene la voz, su lado derecho, detrás de él.—¿A quién vienes a apoyar?

Suguru lo piensa detenidamente aunque solo exista una única respuesta, pero, dudo en decir la verdad. Sobre todo por el silencio en las gradas, el resto del grupo de chicos seguramente guardan silencio para escuchar la conversación, curiosos y chismosos. Pero, ¿Acaso la respuesta no es obvia?

—Saturo Gojo me trajo aquí a la fuerza...—Responde sonriendo levemente, más que nada por educación.

—¿Eres amigo de Gojo-sama?

¿Qué clase de honorífico es ése?¿Así se dirigen todos sus amigos a él o es simple burla? Por el tono en cómo habla la compañera, se escucha seria y curiosa.

—No estoy seguro de eso, soy un compañero solamente.

—No creí que Gojo se hiciese amigo del ciego.—Escucha otra voz femenina desde atrás, pero más madura que la primera.

Shoko suspira ante el comentario de su amiga, y su otro amigo, Nanami, la regaña.

—Cállate Mei Mei.

—Disculpa a los chicos, no son malas personas, solo que muchas veces no saben hablar con educación y respeto.—vuelve hablar la primera voz, Geto lo comprende y solo suaviza sus expresiones.

—¿Ustedes son amigos de Gojo?

—Si, o al menos somos el grupo con el que más frecuenta socializar.—Responde tomando asiento a lado suyo, con un debido espacio.

—Entiendo.

—Nos llamo la atención verte aquí, ¿cómo está eso de que Gojo te trajo aquí a la fuerza?—Agrega con intriga y genuino interés.

—Realmente no quería venir, me insistió mucho y al final terminé por aceptar.

Shoko analiza las palabras del contrario, mientras observa su postura firme y lo redondo de sus gafas oscuras. No conoce mucho del estudiante ciego, más que su apellido, que es becado y que solía sufrir mucho acoso de parte de un grupo de bravucones, el cual de repente, se detuvo. Debe admitir que luce ejemplar, su uniforme impecable, una postura recta que hace notar su gran altura y su peinado es lindo.

Después, mira hacia el enfrente, en la enorme cancha donde varios varios estudiantes de último y penúltimo año. Se da cuenta como Satoru entre breves ratos mira hacía las gradas, específicamente en donde está Geto.

—Entiendo. Es raro que Gojo insista, él no parecía muy abierto a la idea de que nosotros vinieramos en realidad. ¿Te molesta si te acompañamos o prefieres estar solo?

—No quiero ser grosero, pero el ruido de tus amigos me es muy incómodo. Así que prefiero estar solo en esta ocasión.—Rechaza la invitación de estar todos juntos con un tono tan gentil pero, al mismo tiempo con formalismo, que sorprende a Shoko.

—Lo entiendo, disculpalos y gracias por sincerarte. Espero se dé otra ocasión para poder conocernos.—Se despide para proseguir a ponerse de pie y regresar con los chicos quien, no dejan de observar entre pequeños ratos la silueta de Suguru.

Definitivamente, la mejor opción que pudieron haber tomado, es mandar a Shoko a hablar con el chico ciego.










[...]


Palabras: 1,707
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de Publicación: Sábado 16 de noviembre del 2024
Fandom: Jujutsu Kaisen
Nota del escritor:
No se que tienen los profesores de mi facultad de dejarnos un putal de tarea un fin de semana que tenemos, unos días de "descanso" y awebo nos dejan mucha tarea.

Publicó esto temprano antes de ocuparme y como es un capítulo cortito pues fácil.

Nos vemos!

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