12.
El verano quedó atrás, dejando memorias cálidas entre risas, olas y confesiones. Con el inicio de clases nuevamente, el campus se llena de la energía vibrante de estudiantes apresurados y conversaciones cruzadas en cada rincón. Gojo y Geto, comparten una cercanía tan estrecha, se mueven por los pasillos acompañados de un grupo de amigos, quienes los rodean con bromas y comentarios animados.
Geto camina ligeramente detrás de Gojo, su bastón blanco tocando el suelo con precisión, pero con un andar que denota confianza, a estas alturas ya esta acostumbrado al entorno que lo rodea, ya sabe con exactitud donde se encuentra y reconoce mejor los pasillos y salones. De vez en cuando, suelta pequeñas risas al escuchar a Gojo relatar alguna historia exagerada sobre sus clases o alguna "aventura" del día.
—¿De verdad le dijiste al profesor que "el conocimiento no tiene límites, pero su clase sí debería tenerlos" sólo porque te dejó tarea extra?—Pregunta Suguru con una sonrisa divertida, alzando las cejas detrás de sus gafas oscuras.
Gojo se gira, caminando de espaldas sin perder el ritmo, sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Su expresión es un perfecto equilibrio entre orgullo y falsa modestia.
—Bueno, alguien tenía que decirlo, ¿no crees? Además, estoy seguro de que lo tomó con humor.
—Claro, claro... Humor, seguro.—responde Geto con un pequeño tono de sarcasmo, inclinando levemente la cabeza hacia un lado.—Me pregunto si todos tus profesores son tan pacientes como dices, Satoru.
No importa el lugar, hora o el escenario, solos o en público, es agradable oír a Suguru mencionar su nombre. Lo dice con un tono suave, confiable y al mismo tiempo cariñoso.
—Oye, no subestimes mi encanto natural.—responde el mayor, colocando una mano sobre su pecho de manera teatral.—Soy irresistible en todos los sentidos, ¿verdad, chicos?
El grupo ríe al unísono, pero Geto no deja pasar la oportunidad.
—Irresistible, claro... aunque no lo suficiente para recordar que la semana pasada tropezaste subiendo las escaleras frente a medio pasillo.
Gojo abre los ojos, sorprendido, mientras las carcajadas de los amigos se vuelven más fuertes. Está seguro que alguien le fue con ese chisme a Geto, ¿pero quien? Se siente un poco avergonzado ahora.
Tiene a cinco sospechosos en mente, es difícil decidirse por uno sol.
—¡Eso fue un accidente estratégico!—se excusa haciendo ademanes exagerados.—Estaba probando si alguien me ayudaría a levantarme. ¡Era un experimento social!
Suguru apenas puede contener su risa y, con una voz que mezcla diversión y un toque de dulzura, añade:
—Eres tan divertido, nunca cambies.
Si, definitivamente esa sensación que le hace sentir el azabache con esa expresión y risa suya, es la que hace latir más fuerte el corazón del albino.
—Por cierto, este fin de semana mi familia hará un pequeño viaje de negocios a Canadá con la familia de Shoko.—Comenta Gojo encogido de hombros para cambiar de tema.
—¿Hasta Canadá? Será un viaje largo.—Agrega sorprendido Geto, los demás lo escuchan y se sienten curiosos como dudosos, Shoko sólo se encoge de hombros afirmando que es verdad.
—Creo llegar a tiempo, aunque desvelado, a las clases del lunes.
—Cuéntame como son las cosas allá.
—Es la primera vez que voy a Canadá, pero oí que es un lugar demasiado frío.
—Quizás sea porque esta muy cerca del polo norte. Además, es el segundo país más grande en territorio en todo el mundo.—Explica brevemente Geto, a lo que el albino lo mira con diversión.
No le sorprende que Suguru sea tan inteligente.
—Realmente eres un cerebrito.
—Sólo es geografía básica.
La dinámica entre ellos es cada vez más fluida, un intercambio constante de bromas y comentarios que sólo refuerzan su conexión. A pesar de los ligeros choques de opinión, hay un entendimiento tácito, un vínculo que va más allá de las palabras.
Por las tardes, cuando salen en grupo, Geto a veces se encuentra caminando al lado de Gojo, sus pasos sincronizados casi sin esfuerzo. Es en esos momentos, entre risas y conversaciones aparentemente triviales, que ambos sienten lo natural de estar juntos, como si el mundo a su alrededor simplemente encajara.
Durante estas semanas, ninguno de los dos ha vuelto a tocar el tema de las confesiones, el amor o la idea de un posible noviazgo. Solo son ellos, queriéndose y anhelando pasar tiempo juntos. Da una sensación de calma, paz y amistad. La gente a su alrededor solo puede percibir a dos chicos que son tan opuestos siendo mejores amigos, compañeros de aventuras y que por alguna extraña razón, adoran estar juntos a pesar de no compartir muchas cosas en común. Ambos se sienten tan cómodos con la presencia al otro que sería imposible reemplazar esa dinámica entre los dos.
Suguru agradece profundamente que Gojo haya respetado su decisión de no intentar algo romántico hasta el día que se gradué, aunque de ello aún falte varios meses.
Incluso sus amigos más cercanos y profesores han comenzado a notar la cercanía entre ellos, pero nadie dice nada abiertamente, dejando que ambos sigan descubriendo su relación a su propio ritmo. Y mientras las clases avanzan y los días pasan, una cosa queda clara: cada día que pasan juntos refuerza lo que comenzó en la playa, esa sensación de que, de alguna manera, están exactamente donde deben estar.
El otoño está cada vez más cerca.
[...]
Suguru está impaciente y un poco nervioso esperando a sus padres fuera del consultorio del doctor.
Es un sábado por la noche, ese día sus padres decidieron llevarlo con el conocido de su padre para que le haga un diagnóstico en el área de sus ojos. La decisión del médico será decisiva para saber si proseguir con los planes de la operación.
Cuando sus padres por fin salen, su madre se acerca a él en lágrimas. Al principio le preocupó y tenso, pero después, se tranquilizo. Su madre está tan feliz que sus palabras salen ahogadas entre lágrimas. Geto no puede entender porque hay tanta emoción y felicidad.
Él siente nervios y miedo. El futuro es incierto.
—Ya está todo preparado, sólo necesitamos conseguir al donante.—Avisa su padre, aliviado ante la posibilidad de que su hijo pueda ver.
—Si lo conseguimos lo más pronto posible, tu operación podría ser a finales de este año.
Geto jadea incrédulo, eso es demasiado pronto, y aunque se siente emocionado, también asustado. Su vida puede que esté a punto de cambiar, el ritmo de las cosas a las que está acostumbrado, el como siente las cosas, el como lo trata la gente, todo eso está por cambiar.
Después de tantos años de ahorro, sus padres al fin alcanzaron la meta para poder realizar la costosa operación. La córnea es "donada", pero lo difícil es conseguirla.
Buscar un donante no será nada sencillo. Normalmente uno de cada setenta pacientes reciben la donación. Es algo bastante peleado, pero estos años han esperado en una lista de donación desde que Suguru era un niño para que, cuando llegara el momento siendo un adulto, no tuvieran que esperar tanto.
Suguru está tan emocionado, existe un montón de resultados, buenos, malos y regulares. Solo debe esperar un poco más a un donante.
Tiene tanta emoción y entusiasmo, definitivamente debe contárselo a sus amigos. Primero se lo quiere contar a Gojo, pero al recordar que esté está de viaje, no quiere molestarlo. Además, prefiere decírselo en persona que por audio, llamada o mensaje. Quiere escuchar su emoción de cerca.
[...]
Ese día, lunes, Suguru se da cuenta de la ausencia de Gojo. No lo saludó en la mañana antes de la primera clase y tampoco fue por él apenas terminó el primer período, por lo que, antes de ir a la cafetería, revisa su bandeja de mensaje, y efectivamente, tiene un par de audios de él.
Se pone sus auriculares para escucharlo mejor.
Al parecer, el fin de semana pasado donde salió de viaje a Canadá por un asunto de negocios, también aprovechó para ir esquiar junto a la familia de Shoko, ambos se resfriaron.
Gojo lo invitó y prometió cubrir todos los gastos, pero Geto rechazó amablemente.
Hoy en la mañana amanecieron con fiebre y dolor en la garganta, esto debido a que no soportaron el cambio de clima drástico y tampoco se cuidaron adecuadamente. Además también le aviso que Mei Mei tampoco iría, no porque se enfermó o tiene algún asunto personal, simplemente porque le dio flojera. A Utahime no le gusta ir a la cafetería si no están las chicas por lo que comerá en otro lado, así que tendrá la compañía de los chicos: Nanami y Haibara.
A pesar de que es con quienes menos se junta o habla en todo el grupo, su compañía le sigue pareciendo interesante.
—Geto, ¿irás apoyar a Gojo-sama al partido que tendrá?—Cuestiona Haibara con curiosidad e interés, sonriendo ansioso.
Los tres caminan por los pasillos, Geto a un costado y con Haibara en medio del grupo.
—¿Cuándo es?
—Dentro de pocos días. Es un partido importante.
Durante su trayecto a la cafetería, las voces de ambos le hacen saber que se aproximan. Pero, al entrar a la cafetería, hay un inusual silencio apenas llegan, lo cual le resulta inquietante y curioso. Sobre todo porque sus dos amigos se quejan enojados por algo que no puede ver.
La gente comienza a murmurar cosas que Suguru no alcanza a escuchar.
—Mierda.—Chasquea Nanami, tenso a lo que sus ojos observan junto a su amigo.
—¿Qué ocurre?—Pregunta Suguru confundido.
El azabache se siente un poco desconcertado, no puede ver las miradas que se hacen Nanami y Haibara, y estos nos murmuran nada, Geto se siente molesto por no saber que está ocurriendo.
—Geto, adelantate a comer. Nosotros iremos a dirección.
—¿Qué está pasando?¿Es algo grave?—Cuestiona preocupado, insistente en saber.
Pero sus amigos no tienen el valor todavía de decirle, se sienten culpables, pero no quieren que lo sepa ahora. Ambos lo miran queriendo abrazarlo, a pesar de Geto esta confundido, sin saber lo que está ocurriendo.
—Sólo no te dejes intimidar. Te lo explicaremos cuando regresemos.—Dice Haibara luego de meditarlo, indeciso de dejarlo solo.
Geto suspira pesado, sin más opción, acepta que los chicos se retiren mientras él se adelanta a comer. Al parecer tienen que solucionar un problema urgentemente pero prometen regresar rápido, antes de que el receso culmine.
Se siente confundido y dolido de que no le hayan explicado que está pasando, odia sentirse ajeno a lo que sucede a su alrededor. Le hace recordar lo inútil que puede ser el no ver.
—Gojo no estará contento con esto.—Susurra Nanami a Haibara, marchándose con él a paso rápido a la dirección, molestos con la situación.
Suguru está tranquilo comiendo lo que trajo desde su casa, arroz con camarón y milanesa cortada en delgados trozos con una pequeña ensalada de vegetales. No pasaron ni cinco minuto desde que los chicos se fueron que comenzaron los problemas.
—Oye, ¿Hay alguna explicación de ésto?
Esa voz la reconoce. Autoritaria, arrogante y molesta. Aunque ha pasado mucho tiempo desde que no es molestado por ellos. Son tan fastidiosos.
—¿Qué quieren?
Geto continúa comiendo, pero con esa molestia en su interior. No quiere desperdiciar su comida ni comenzar una pelea, no cuando su vida estudiantil ha sido tan pacífica y pertenece a un grupo que lo quiere.
—Es cierto, que tonto soy, no puedes ver.—Dice otro bravucón, burlón y con afán de molestarlo, de menos preciarlo.
—Permitenos explicarte porque especialmente hoy estás siendo el centro de atención. En toda la cafetería hay impresiones de una foto donde tú y Gojo se están besando.—Explica el de complexión robusta, aquello inquieta a Suguru y lo confunde.
¿Besando? Él no se ha besado con Gojo en...
—¿Fotos?—Pronuncia manteniendo la calma. Ponerse nervioso, tenso o actuar violento no serviría de nada, tiene que mantener la compostura y averiguar si es verdad o sólo están mintiendo descaradamente aprovechando su condición para así sacarle la verdad.
—No estamos en contra de los gustos de nuestro compañero de equipo, está claro que fue engañado y seducido por alguien de tu calaña.—habla otro con un tono despreciable, caminando a su alrededor.—Con ese cabello largo y suelto, esos rasgos agraciados, ¿cómo no confundirte con una chica?—Añade con gracia, el resto se ríe burlón y Geto esta preparado para cualquier ataque.
Suguru puede identificar éste tipo de agresión, es pasiva. No lo han golpeado, mantienen entre ratos su distancia, atacan verbalmente y sobre todo, aunque el asunto del beso es algo que involucra tanto a Gojo como a él, no se están metiendo con el otro. No sabe si sentirse aliviado o sentirse que es tan injusto que solo quieran problemas con él por algo que su amigo también hizo.
Ningún otro estudiante se está metiendo, solo son esos bravucones contra él. Se mantienen con las indirectas, insultos y ofensas, pero no están intentando nada más.
—Es obvio que el pobrecito no tiene la culpa. Simplemente se desvío un poco.
Más risas, están haciendo enojar a Suguru. Quizás, está sea una razón por lo que no quiere tener una relación formal con Gojo, meterlo en este tipo de acusaciones o chismes es horrible.
Ni siquiera son novios y ya le está metiendo en tantos problemas.
—Ustedes...—inhala y exhala aire, apretando sus puños debajo de la mesa.—Hablan tanta mierda y no son capaces siquiera de decirlo frente a él, ¿acaso no tienen huevos?—Agrega con tono irónico y burlón para molestarlos, tampoco se piensa dejar.
Si no lo están golpeando entonces él no atacará, pero si lo hacen con palabras entonces él también puede jugar ese mismo juego.
—¿Qué insinúas?—Ladra otro, controlandose también para no dar el primer golpe, sobre todo con tanta gente ahí y cerca de los cubículos de los profesores.
—Ustedes no son capaces de tener huevos para decirle todo ésto a Satoru Gojo. Ja, que perdedores—,
Suguru se calla al instante al sentir una sustancia fría sobre su cabeza recorrer su espalda y ensuciar gran parte de su uniforme. Por el olor y la textura reconoce de inmediato que es yogurt de fresa, un bote entero le han derramaron.
Aquello lo petrifica durante unos instantes, instantes en los que reflexiona a quien romperle la cara primero.
Piensa humillar los frente a todos los estudiantes, así todos sabrán que él es fuerte y nunca se les cruzara por la maldita cabeza siquiera intimidarlo o hablar mal a sus espaldas. Ya está cansado del pésimo trato que tiene y que los profesores nunca hagan nada.
Estos últimos meses realmente la había pasado tan bien en compañía de sus nuevos amigos, pero si las cosas seguirán así cada que ellos no estén, entonces nada ha cambiado en realidad, eso le enfurece. Se había ilusionado como un bobo de que por fin había encajado en un lugar.
—Si creen que no soy capaz de repetir lo de aquel día, voy a masacrarlos...—Pronuncia Geto con un aura amenazadora, poniéndose de pie e imponente con su expresión más rígida, molesta.
Pensó que aquella amenaza los asustaría, es imposible que hayan olvidado aquella humillación, Satoru es testigo.
—¿Vas a pelear con nosotros?¿Vas a lastimarnos en la cafetería frente a tantos estudiantes y con cámaras grabando?—cuestionan para sorpresa de Suguru, con fingida inocencia, haciéndose las víctimas. Geto quería reír de lo estúpidos que se escuchan.¿Ése es su plan?—Claramente esto es merecedor de una expulsión.
¿Expulsión? Él no puede ser expulsado. No cuando ha avanzado en sus estudios, tiene una vida académica estable, ha hecho amigos, ha conocido ese sentimiento de ser querido y apreciado... no puede decepcionar a sus padres.
—Ustedes empezaron, sólo me estoy defendiendo.—Dice Geto, es imposible que lo expulsen, ellos empezaron primero, ¿no? Tiene de prueba el yogurt encima, las malditas cámaras y esos compañeros que solo están de espectadores.
—Claro, pero nosotros seríamos incapaz de hacerte daño, eres un inválido. Tu estarías iniciando una pelea por una pequeña broma, a ti te suspenderán, no a nosotros.—Se justifica, a lo que Geto analiza aquella explicación y se da cuenta que tiene algo de sentido.
Si él ataca primero y ellos no se defienden, podría ser peor para él. Su palabra parece no tener peso aquí. Podrían terminar como el sujeto que se aprovecha de su discapacidad para golpear a otros.
—¿Qué mierda quieren?
—Síguenos.
Entre empujones e indicaciones, Geto los sigue fuera de la cafetería dejando ese ambiente tenso, no lejos de ahí, sólo a la parte detrás, cerca de la basura donde en ese momento pasa nadie ahí. Acorralan a Geto mientras fuman unos cigarrillos.
Suguru se da cuenta de lo agradecido que es de que Satoru no fume, a pesar de que muchas personas a su edad ya lo hacen.
—Realmente estamos harto de que estés todo el tiempo pegado de nuestro compañero Gojo.—Habla el líder con inquietud, exhalando el humo frente a Geto quien hace un gesto de asco.
—¿Acaso están celosos?—Sugiere en modo burlón, cruzándose de brazos. No ha sacado su bastón, llegó hasta aquí a salvo por los mismos bravucones, pero no confía en ellos.
Siente la furia de algunos, si, definitivamente quieren golpearlo, pero el líder los detiene con calma y paciencia, mirando despectivamente a Suguru.
—Lo estás entreteniendo demasiado, ni siquiera se toma tan en serio esté deporte.
Geto quiere reír por la estupidez que escucha. ¿Todo éste problema, sólo por eso? Son tan insoportables y exagerados. Ni siquiera Mei Mei o Utahime hacen tanto drama.
—¿Y acaso eso es culpa mía?—exclama indignado. No tiene sentido de lo que le están acusando.— Él se aburre fácilmente de las cosas, de los deportes.—Les recuerda, eso es algo que se supone, todos saben.
Incluso desde antes que viniera a éste campus, ya era bien sabido éste detalle de Gojo. Le gusta hacer diferentes actividades, ejercitarse, entrenarse para formar su cuerpo ideal. Claro que habrá actividades o deportes que no se tome tan en serio.
—Contigo está tardando demasiado.
Suguru no entiende porqué el conflicto, él no tiene la culpa de que Gojo esté... no puede decirles eso, se siente tan frustrado de estar acorralado, se tiene que morder la lengua y apretar fuertemente los labios para decir nada. Él no tiene la culpa de que Satoru se haya enamorado, ¿por qué le quieren hacer sentir culpable?
¿Por qué Gojo tuvo que enfermarse? Es un idiota. Lo peor es que había considerado la opción de irlo a ver después de clases a su casa, Mei Mei quedó con él en privado y en secreto en llevarlo después de clases para que se reúna con Satoru, para darle una linda sorpresa.
Visitar la finca Gojo es algo que lo pone nervioso, pero estar con su amigo es más importante.
Aún no está seguro de ir aunque realmente lo desea, estos momentos están siendo realmente una molestia para él.
—Incluso aunque quisiera alejarme de él, si él me busca, no puedo obligarlo a alejarse de mi.—Se defiende Geto, tratando de mantenerse firme y precavido.
—Está foto puede llegar a los padres.—Amenaza uno, a lo que Geto suspira y se encoge de hombros.
—¿Crees que tengo miedo de que mis padres puedan verlas? Yo no tengo a personas homofobicas en mi vida cómo ustedes, pedazos de mierda.
Geto no tiene que temer, si creen que pueden intimidarlo con eso, están equivocados.
—Nos referimos a los padres de Gojo.
Oh, ahí hay problemas.
—Hasta donde sabemos, ellos quieren que su hijo se case con una mujer de la alta sociedad, alguien adinerada, bonita y por supuesto, con coño que pueda darle herederos.—Se expresa uno con vulgaridad, aquello le revuelve el estómago a Suguru.
¿Así es como estos patanes ven el matrimonio?¿Algo obligatorio que se reduce solo en estatus y dejar herederos? Cada quien es libre de decidir como y con quien casarse, que nadie más se los imponga.
—¿Qué quieren que haga?
—Esto es solo una advertencia.
Suguru ahora lo recuerda: el beso.
Antes de las vacaciones de verano, aquella tarde que estuvo esperando a Satoru luego de sus prácticas, cuando sintió ese toque suave en sus labios, la boca de Gojo sobre la suya.
Si, ése beso. Realmente se besaron y alguien les tomó foto. ¿Cómo mierda pudo ser tan descuidado?¿Por qué Gojo no se dio cuenta? Se sintió tan fugaz ese momento pero no fue tan corto ya que alguien logró capturar ese momento.
Antes de que Geto pueda hacer o decir algo, siente a uno de ellos enredar sus dedos en su melena oscura.
[...]
Cuando Haibara y Nanami regresan segundos antes de que termine el receso, observan un aura extraña alrededor, los estudiantes mirando una mesa en específico, cuando se dirigen con Suguru éste está esperándolos comiendo tranquilamente y terminando lo que trajo desde casa.
—Sentimos la tardanza...—Se disculpa Nanami suspirando con pesar, corriendo hacia Suguru al percartarse de que tiene una sustancia rosa encima.
—¿Pero que ocurrió?—Cuestiona Haibara asustado y preocupado por él estado de su amigo.
La hora del receso ha terminado, Geto se levanta y saca su bastón desplegable, siendo seguido por los otros dos quienes están enojados por lo que están viendo.
—¿Podrían acompañarme al baño a tratar de limpiarlo?—Pide amablemente, escucharlo actuar como si no fuese grave es algo que entristece a los otros dos.
Suguru no solo tiene el uniforme sucio y su cabello manchado de yogurt, lo que más desconcierta, alerta, preocupa y enfurece a los dos chicos es—
—¡Lindo corte de cabello!
El chiflido de otra mesa los enfurece más. Ese grupo de bravucones, quienes seguramente esparcieron esa fotografía, quienes probablemente le hicieron esto a Suguru se están burlando de forma tan descarada y vulgar. Son todos tan sucios.
¿Cómo pueden venir de una familia adinerada y no tener ni una pizca de decencia y modales?
—No vayan.—Les advierte el azabache, incluso sin ver, puede percatarse de las intenciones de sus amigos.
—Pero, Geto, no podemos dejar esto así.—Dice Nanami apretando los puños, se siente impotente al ver el estado de Geto, de no haber llegado a tiempo para defender lo.
De saber que esto ocurriría, hubiera mandado a Haibara a dirección y él se quedaba con Geto para que no le hicieran nada.
Claro que el rubio no sabe que Suguru puede defenderse perfectamente, el detalle es: ¿por qué no lo hizo?
—El acaso no siempre se resuelve con violencia. Además, el pelo crece.
El cabello le llegaba antes a media espalda, ahora, el corte que le hicieron ni siquiera es simétrico, es como si hubieras ido con el peor peluquero de la ciudad, algunos mechones de cabello llegan hasta sus hombros y otros a la altura de la oreja.
Los tres se dirigen al baño de hombres para ayudar a Geto con el uniforme, Nanami se ofrece a prestarle el suyo, que no se preocupe por eso, mientras que Haibara ayuda a Suguru a limpiarse el cabello o lo que le queda de éste.
Lo único que les alivia en parte es que Geto no tenga algún moretón, mordida, marca o corte. Esto al menos les hace saber que no llegaron a las agresiones fuertes, a los golpes.
—¿Crees que Gojo-sama los dejaría ilesos al ver lo que te hicieron?—Cuestiona Haibara para hacer entrar en razón a Geto de que pelearse con ellos es lo mínimo que pueden hacer aparte de acusarlos.
—No tiene porque enterarse.—Se encoge de hombros, pero aquello frustra más a sus amigos.
¿Por qué Geto quiere ocultarlo?¿Qué está ocurriendo?
—¿Y crees que dejaremos que se vayan sin consecuencias?—Cuestiona esta vez el rubio, a lo que Geto reflexiona tratando de hablar con sus amigos y que no se metan en problemas por él.
Nanami no entiende porqué están molestando a Suguru, había escuchado que antes así eran con él hasta que Gojo se interpuso. Desde entonces, no se habían vuelto a meter con Geto, pero, ¿Por qué han regresado con el bullying? Ellos saben que es cuestión de tiempo para que Gojo y la dirección se entere, no tiene sentido que se la jueguen.
Si Satoru mete mano, es posible que no solo se quede en una expulsión temporal, esto podría a llegar a consecuencias más graves.
—Satoru está enfermo.—Les recuerda Suguru con un gesto triste, no quiere molestarlo.
Aunque ahora con éste mal corte de cabello, probablemente ya no pueda ir a visitarlo después de clases, seria demasiado obvio que algo le paso y no quiere dar explicaciones.
Dios, Suguru no puede creer que tiene más miedo de que Satoru se entere a que sus propios padres lo vean. Es decir, tiene un montón de excusas para decirle a sus papás que pueden sonar creíbles para que no se preocupen, algo como: "Oh, he perdido una apuesta. Lo siento, no volverá a pasar, no ha sido nada grave", y listo.
Sonreír despreocupado y prometiendo que ha sido cosa de amigos. Sin embargo, mentirle a Gojo no es siquiera una opción, tiene que engañarlo de otra forma.
—Apenas se recupere, lo sabrá. Sino es por nosotros, será por los rumores.—Explica Nanami, entregándole su uniforme al azabache quien no sabe que decir ante eso.
¿En serio no puede esconderle la verdad?
Dios, Gojo se enojara y burlara de él. Probablemente cuestione como alguien que ya los humillo en una ocasión, no pudo hacerlo otra vez. Está nervioso, ¿debería considerar la opción de comprarse una peluca?
Debe pedirle a su madre que le corte el cabello, al menos que este parejo y si luzca como un bonito corte.
—Lo siento, Geto, no pudimos protegerte.—Se disculpa Haibara con tristeza, abrazando al mencionado quien trata de consolarlo para que no se preocupe de más.
—Pero te vengaremos. No saldrán ilesos.—Agrega Nanami, sin darle oportunidad a Suguru de que vayan por el camino de la paz.
Los amigos han escuchado en más de una ocasión que Satoru adora el cabello largo de Suguru, y quizás es algo que Geto no toma mucho en cuenta.
[...]
Palabras: 4,344
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: miércoles 01 de enero del 2025
Fandom: Jujusu Kaisen
Nota del escritor:
¡Primera publicación del año!
Por cierto, ando trabajando en un two-shot satosugu, es puro porno la verdad con algo de historia. Voy a tratar de publicar 1 parte este fin de semana.
Nos vemos!
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