43: Una invitación para llorar

Cry

Salgo con mi disfraz de Burbuja y me sobresalto al ver un paquete en la puerta de mi casa. Lo levanto, despacio. Veo que tiene una tarjeta de Deal. Observo para todos lados, por si me ha visto, ya que no quiero que sepa mi secreto y, una vez me cercioro, reviso la nota.

"Para que tengas toda mi atención".

Me sonrojo porque me da justo en mi punto débil. Cierro la puerta detrás de mí, entonces avanzo hacia la universidad sin dejar de observar el regalo. Soy invisible, me pondría un disfraz de payaso y mi familia tampoco me vería. Odio que Deal me da donde quiero. Sabe que deseo ser visto. Giro en la esquina y me detengo cuando sé que estoy cerca de la institución, así que suspiro, entonces decido abrir el envoltorio.

Es una sortija, también tiene una invitación a un restaurante. Aunque me intriga por qué me regala una alianza cuando acaba de formalizar con Loving. No sé si eso es cruel, manipulador o, peor, agradable. Mierda, ¿soy un inmoral acaso? No he interactuado mucho con la chica, así que no me puedo sentir culpable, menos si no hice nada. Y si acepto su invitación, ¿qué significa? Increíble que esté pensando en ir, o sea, ¿en realidad me voy a rebajar al título de amante? ¡No! Somos amigos, ¿por qué lo seríamos? Nunca puso una etiqueta entre nosotros, sin embargo, la sortija dice muchas cosas, ¿no?

—¡Agh! —me quejo.

Lo pensé tanto que ni me di cuenta de que estoy en automático y ya ordené todas las mesas de la cafetería.

—¿Cuándo llegué aquí? —me cuestiono.

—¡Crycito! —grita Fire, feliz.

—¡¿Y a ti qué te pasa?! —chillo, furioso, a punto de llorar.

El pelirrojo vestido de Bombón me observa extrañado, luego ríe.

—Estás enojadito. —Sonríe, poniendo un momento su dedo índice en mi nariz—. Pup.

—¿Cómo es que ignoras todo? —Bufo.

—¿Ignoro qué?

—¡¡Te quitó a la chica!! —le recuerdo.

—Qué va. —Agita la mano—. ¿Hablas de Deal? No es mi chica, yo soy del mundo, pero no para tanto. Además, no me gustan los millonarios.

Enarco una ceja.

—Hablo de Loving. —Refunfuño.

—No me gustan las mujeres.

—Acabas de decir que eres del mundo —lo corrijo.

—No me gusta el mundo.

—Ya te mareaste, ¿verdad? —cuestiono.

Se carcajea.

—Sí.

Maldito, Fire, si él recuperara a su chica, yo no tendría estos problemas.

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