28: Malhumor detrás de rejas
Mood
El día termina y veo a mi propio acosador en la puerta de la cafetería, alzando la mano para saludarme. Me sacudo el polvo que estaba limpiando, entonces me aproximo hacia la entrada de la tienda. Lo miro de muy mala manera y advierto.
—Estamos cerrando.
—Hablaste con Mood, ¿cierto? —cuestiona.
—Supongo —me limito a decir—. ¿Por qué no lo dijiste antes? —refiriéndome a que Deal es su medio hermano.
Se ríe.
—Soy muy ocurrente, no es algo que se me cruzó por la cabeza. Dile a Mood que no se enoje, me cerró la puerta en la cara cuando se lo conté, por eso vine a hablarte a ti. No sabía cuándo era tu turno ni si vivías con él, así que...
—Ya cállate, no puedo creer que caí en tus manipulaciones.
—¿Qué manipulaciones? —Vuelve a reír—. ¿Dices que te caigo bien? No entendí.
—Eres igual a Deal, pensé que eras un fresco verdadero.
—¿Crees que actúo? —Enarca una ceja—. ¿Con qué propósito?
Bufo.
—Tienes razón. Además, Fire se hubiera dado cuenta.
—Hay mucha confianza en él, ¿me tengo que poner celoso? —Le regresa la sonrisa—. Puedo intentarlo.
—Que te quede claro, no tienes oportunidad.
—Eres una chica muy linda y yo un chico encantador, no veo el problema.
Quiero gritar que no soy una fémina, pero me muerdo la lengua...
Literal.
—¡¡Ay, mierda!! —grita cuando ve la sangre caer de mi boca.
Ya me mareé.
—Te tengo, te tengo —repite.
Quedo con la vista nublada, y mejor no le respondo, pues tengo ganas de matar a alguien, pero supongo que él no hizo nada, no se lo merece ni yo ir a la cárcel.
El que tiene que estar detrás de las rejas es el gánster al que le debo dinero.
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