15: El fuego quema folletos
Fire
Le sirvo una deliciosa torta a Loving mientras sonrío. Aunque estoy muriéndome de ganas por preguntarle qué habló con exactitud con el infeliz de Deal. ¿Para qué lo dudo? En este momento soy Bonnie, tengo que aprovechar y descubrirlo. Me siento en la silla que está en frente de su mesa, entonces le sonrío de forma más amplia.
—Ay, perdóname, soy muy cotilla. —Uno mis manos—. ¿De qué hablaste con ese guapísimo?
Se ríe.
—¿Te refieres a Deal?
Ya hasta se acuerda de su nombre, ya la engatusó.
—Sí, el del mechón azul —digo en tono bajo.
—Me habló de la heladería de su amigo, tiene hasta una sala de bolos.
—Ah, ¿sí? Qué interesante —expreso sin mucha gana.
—¿Te gusta? —consulta de repente y me sobresalto—. Es lindo, ¿verdad? —Suspira y pone la mano en la mejilla—. Ojalá la frase "un clavo saca a otro clavo" fuera real.
—¡¡No lo hagas!! —suplico, luego me corrijo—. Quiero decir, no con ese, ya me coqueteó a mí, ahora lo está haciendo contigo y quién sabe quién será su próxima víctima, es un chupasangre.
Vuelve a reír.
—Eres una gran amiga, pero te equivocas con Deal, solo fue amistoso.
—Así se empieza.
Tengo los celos en el fuego.
—Si te gusta... —Busca en su cartera y me da un panfleto—. Esta es la heladería.
—¡¡No me gusta!! —chillo.
Se ríe otra vez.
—Pero si te estás muriendo de celos.
Por ti no por él.
Suspiro, cansado.
—Bien, gracias —digo con desgano y guardo el folleto en el bolsillo de mi delantal—. Pero no me gusta.
—Lo que tú digas. —Se levanta y toma lo que queda de su torta—. ¿Me la envuelves?
—Creí que esperabas a Fire.
—Es evidente que no quiere verme —expresa con tristeza—. Debo dejar de parecer acosadora.
Me levanto de manera abrupta.
—¡No, espera! Llevaré tu torta. —Agarro el plato—. Mientras tú lo llamas, ¿de acuerdo?
—No va a contestar.
—Solo llama, ahora vengo.
Voy rápido a la cocina, entonces dejo el plato y mi celular suena. Tomo aire, suspiro, luego contesto su llamada, vuelvo a mi voz gruesa.
—¿Hola?
—¡¡Fire!! —expresa, sorprendida, del otro lado de la línea.
—Ese soy yo. —Sonrío, aunque no pueda verme.
—Siento tanto el cachetazo, no te enfades conmigo, lo lamento.
—Eh... yo... —Tengo que reaccionar—. Estoy perfecto, no estoy enojado.
—¿Por qué no me contestabas?
—Muy ocupado.
¿Qué forma de hablar es esa?
—¿Cuándo nos podemos ver? —cuestiona—. Necesitamos hablar. ¿Fire? —insiste, ya que no le contesto.
—Eh, sí, pero no puedo darte un día, estoy muy ocupado. ¡Oh, no! —Tapo mi boca—. ¡Se corta la línea, viene un tren! Chu, chu... —Cuelgo.
Eso estuvo muy mal.
Me giro, entonces me encuentro con Mood, sonriendo.
—Vas a perder —aclara.
Frunzo el ceño.
—Cállate.
Vuelve a su semblante serio.
—Como sea, tenemos un problema, revisé las cámaras de seguridad de la universidad, y Cry se fue con este que llamas Chupasangre, el supervisor de la cafetería.
—Eres todo un hacker —declaro, sorprendido—. ¿Y ahora?
—Lo iría a buscar, pero no sé a dónde fueron.
Saco de mi delantal el folleto de la heladería y lo miro sonriente.
—Yo sí, llama a tu noviecito el vecino, tienes una cita.
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