🍁
Para muchos era un misterio como el amable dueño de Café Nagi podía soportar a ese Omega caprichoso y gruñón. Incluso para Yusaku y Takeru era un misterio como sus hermanos habían terminado juntos.
Kusanagi Shoichi y Homura Kengo eran novios desde la preparatoria. Ese año cumplirían cinco años de ser pareja, se suponía que San Valentín ya no debía ser una fecha por la que uno de los dos se pusieran nerviosos, pero Shoichi había estado actuando extraño desde hacía un par de semanas y Kengo comenzaba a preocuparse que su novio le ocultara algo. Se veía demasiado nervioso y a veces lo veía hablando por teléfono a escondidas.
El aroma a tabaco de su novio Alfa no había cambiado, además de su propio aroma a leche con miel no había otro aroma mezclado al de su Alfa así que podía descartar la idea que Shoichi le estuviera siendo infiel con alguna otra Omega.
Aun así, estaba preocupado. No admitiría frente a Flame o Takeru que tenía miedo que su novio rompiera con él antes o después de San Valentín, tenía que evitar que eso sucediera... debía preparar algo para Shoichi en San Valentín que hiciera que el Alfa idiota que era su novio.
La idea de Takeru de preparar unos chocolates para su novio Alfa no le había parecido mala idea, a diferencia de Flame y Takeru, él no era tan malo en la cocina... tal vez llegaba a quemar un poco la comida, pero podía hacer algo, solo tenía que convencer a su novio que lo dejara cocinar para San Valentín en el departamento de este mismo, pues Takeru había reclamado el apartamento como suyo para celebrar San Valentín una vez se enteraron que Flame tendría que trabajar toda la noche.
No fue difícil convencer a Shoichi que lo dejara quedarse esa noche en su departamento, por un segundo olvido que su novio Alfa estaba actuando extraño, al menos hasta que entró un mensaje al teléfono de este que hizo que sonriera y se alejara para contestar. Si Shoichi estaba hablando con alguna perra Omega él le demostraría que nadie era mejor para Shoichi que él, recuperaría a su Alfa costara lo que costara, incluso pondría su dignidad en juego.
Cuando eran las 17:20 de la tarde, Kengo entró en pánico al darse cuenta que lo que había tratado de preparar para la cena romántica que deseaba tener con Shoichi se había convertido en una masa amorfa de color negro y extraño olor o carbon en un plato con algo que había sido pollo en tiempos mejores. No tenía tiempo para pensar en nada... Su relación estaba condenada a fracasar desde el primer momento. Cuando Shoichi entró al departamento se sorprendió de ver a su agresivo novio en la cocina llorando frente a lo que debía ser la cena.
- Kengo...
- Soy un mal novio ¿cierto? - fue lo primero que dijo el Omega sin ver al Alfa - si vas a terminar conmigo... hazlo de una vez...
- ¿De qué hablas?
- ¡Te estas viendo con otra Omega ¿cierto?! ¡Por eso has actuado tan extraño! Por eso los mensajes p-por eso... tu... v-vas a... terminar conmigo... ¡Por que soy un asco de Omega!
- Kengo - lo detuvo Shoichi abrazando al Omega y dando un beso en su frente - te amo... jamás terminaría contigo.
- Entonces...
- Quería darte una sorpresa esta noche. Feliz San Valentín, amor - dijo mientras sacaba una pequeña caja de terciopelo morado de su bolsillo y la abría dejando ver un precioso anillo de color plateado con una piedra morada en el centro - ¿aceptarías convertirte en mi esposo?
Los colores subieron al rostro del Omega en ese momento, veía el anillo sin creer lo que estaba viendo, antes que pudiera dar una respuesta Shoichi ya había colocado el anillo en su dedo y besaba su mano con cariño.
No necesitó palabras en ese momento, beso los labios de su prometido y lo abrazo con fuerza, Shoichi correspondió a aquel abrazo posesivo y el hambriento beso que había iniciado el de cabellos lila, las caricias iniciaron en la cocina y terminaron en la habitación con la ropa tirada al rededor de la cama y una marca rojiza en la clavícula del lado derecho del Omega como única evidencia de su entrega esa noche.
No debía temer a que Shoichi lo abandonara nunca más, aquella marca en su clavícula y el anillo en su mano izquierda representaba su unión, pronto serían esposos... pronto no habría nada que los separara hasta el final de sus vidas.
Y sobre las dudas del Omega...
Desaparecieron en el momento que Shoichi volvió a ser el de siempre pero el doble de cursi, celoso y sobreprotector que antes de darle el anillo y marcarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top