Cap 3. Los Agentes de Yokoahama no siempre son lo que parecen.
Habían pasado tres años, donde Atsushi había pasado por muchas cosas buenas y malas con su enlazado, un mafioso, pero seguían siendo felices juntos, muy felices. Habían comenzado a vivir juntos y después de un año su segundo viviendo juntos, cachorro había llegado. Una pequeña niña había nacido, de cabellos a media izquierda blanco y media derecha negro, su ojo derecho era gris con morado y su ojo izquierdo era morado con amarillo. Definitivamente una niña única de aquel famoso dúo. Pero ¿Cómo fue que llegaron a eso?
...
Después de su fin de semana de desenfreno (si, fue desenfreno), Atsushi y Akutagawa habían quedado enlazados, Mori obviamente no estaba nada contento, ¿matarlo? Fue su primera opción pero también era cierto que lo mantenía con muchas altas expectativas, pues aunque no era obediente cumplía siempre con él trabajo e hiciera, lo que hiciera siempre beneficiaba a la mafia, Dazai había decidido ayudar a Atsushi, así que se permitió unas palabras con Mori ¿Qué habían hablado? Nadie lo sabrá nunca, pero seguro fue algún chantaje de Dazai, donde Mori permitió a ambos chicos vivir, y llevar su relación.
Casi de inmediato, bueno la verdad Atsushi peleo con él varios meses, (tres para ser exactos) para que vivieran juntos, Akutagawa no se acostumbrado a que supieran que era omega, ni él se acostumbrada a ser un omega como tal, pero la insistencia de Atsushi y gran sonrisa le habían convencido... El primer mes lo que más se dijeron fue:
Muérete. Idiota. Rashoumon. Omega. Bastardo. Muere Mil Veces. Rashoumon. Para. Jinko
Akutagawa usaba mucho a Rashoumon, cada que quería algo lo usaba, era un niño caprichoso aunque a Atsushi no le molestaba, bueno si, las veces que se enojaba el mafioso y terminaba todo herido, si no fuera por la regeneración Atsushi hubiera muerto incontables veces.
- Ryunosuke esto no puede seguir así, ya me parezco a Dazai-san – se quejó el albino
- Dazai-san tiene buen gusto – se justificó mientras se ponía los pantalones
- ¿tienes trabajo?
- Si
- ¿no quieres quedarte conmigo? – preguntó el albino abrazando al mafioso
- No, tengo trabajo – dijo serio el mafioso molesto. Atsushi comenzaba a besar la oreja del mafioso y bajaba por su cuello – Jinko, para
- ¿Por qué? Amo estar contigo Ryunosuke
- No sé puede contra ti ¿verdad? – sonrió el azabache
- Bueno, soy regenerativo – dijo tomando su mano – no importa cuántas veces quieras matarme, siempre volveré – hablaba el albino mientras besaba la mano del mafioso provocándole un gran sonrojar a su rostro
- Ya deja de hablar así Jinko
- ¿Por qué? ¿Ablando tu corazón antes de ir a matar?
- Si, algo así – se quejó el mafioso, jalo el cuello del albino y lo beso, ambos cerraron sus ojos y sonrieron – volveré en un par de horas
- Te estaré esperando – sonrió Atsushi
...
Con los días los gritos se habían convertido en gemidos, los golpes en caricias y el amor era lo principal entre ambos, no importaba ya el trabajo, lo habían superado después de unos meses, Atsushi disfrutaba de pasar el rato de sus tardes libres, siempre tomaba al mafioso para dejarlo recostado en su pecho, Akutagawa con él tiempo se acostumbró a ser bien tratado, tratado con cariño, pero siempre estaba en el mafioso la duda si el también hacia algo para tener al albino feliz
- Atsushi – le llamo mientras el albino estaba recostado con los ojos cerrados
- Dime – respondió el albino
- ¿eres feliz? – preguntó sentándose en la cama. Atsushi abrió los ojos y sonrió, tomo al mafioso entre sus brazos y lo recostó – o-oye – se quejó avergonzado, pero Atsushi solo lo acurruco en su pecho
- ¿escuchas mi corazón?
- Si
- Está muy feliz con tenerte aquí
- Idiota – menciono el mafioso mientras Atsushi sonreía
...
No era suficiente... No tenían suficiente el uno del otro, necesitaban más, no importaba el día, no importaba la hora, no importaba el lugar, estaban cada día más unidos, y el mafioso poco a poco cambiaba de actitud con el albino, incluso cuando llegaba tarde a casa
Atsushi entraba con sigilo, eran pasadas las 00:00 horas y estaba seguro que Akutagawa le esperaba – ¡Jinko! – grito y Atsushi devolvió el grito pero por el susto. Akutagawa corrió a él y lo abrazo - ¿Por qué no respondías el teléfono? Hay nuevos mercenarios en la ciudad... creí que te había pasado algo
- Lo siento Ryu, solo fue trabajo extra – sonrió el agente
- Idiota
Las comidas, bueno normalmente era Ryunosuke quien cocinaba pero Atsushi no se quedaba atrás, amaba pasar tiempo con el mafioso, así que siempre que podía lo acompañaba en la cocina, y ¿Por qué no? Jugueteaba con él.
Sus momentos favoritos eran cuando podían acostarse uno encima del otro, Atsushi acostumbraba jugar con Akutagawa e incluso con Rashoumon.
¿Los celos de Akutagawa? Bueno, cuando tenían relaciones usaban protección, aunque a veces Atsushi lo olvidaba y Akutagawa debía tomar pastillas; el ultimo celo había sido bastante agotador, Atsushi tenía mucho trabajo y cuando llegaba a casa era para tener relaciones por una larga jornada, para nuevamente irse, no era su intención dejarlo, incluso el mismo Akutagawa debía frenarlo muchas veces, de verdad necesitaban del albino, incluso la mafia, así que Akutagawa esperaba paciente al agente por las noches. Fueron dos meses después cuando se dio cuenta que su vientre había crecido ligeramente, lo cual le sorprendió, él era delgado
- Jinko – le llamo mientras se miraba en el espejo de su recamara
- ¿mm? – respondió aun adormilado
- ¿no crees que he subido de peso? – pregunto el mafioso
- No – volvió a responder semi dormido
- Despierta
- No
- Rashoumon – llamo a su habilidad y sacudió al albino haciéndose parar
- ¡Desperté! ¡ya! ¡ya! Disculpa – se quejó el albino. Rashoumon lo dejaba y se sentaba en la cama
- Te digo que he subido de peso – se quejó el mafioso
- ¿y eso te molesta?
- No pero... es raro
- ¿quieres ir a ver un medico?
- No, creo que estoy bien, no me siento mal
La semana siguió transcurriendo normal, fue a la segunda semana cuando Akutagawa sintió mareos, lo peor fueron los vómitos, Atsushi ya se había preocupado y recurrió a Dazai, esté le pidió ir a un punto muerto, una clínica no muy concurrida, allí Yosano lo esperaba. Dazai acompaño a Atsushi en la sala de esperas mientras leía sobre algunos suicidios en la ciudad
- ¿cree que este bien? – pregunto Atsushi al castaño
- Yo digo que solo creció por que debía crecer
- ¿eh?
- Esperemos a que la doctora Yosano lo confirme ¿sí?
- Está bien
Minutos después, muchos a decir verdad, Akutagawa salió del consultorio con una cara de susto, no sabía cómo hablarlo o como expresarlo, es decir, ¿Cómo había olvidado algo tan importante? Miro al albino quien se acercó rápido al notar su mala cara y lo abraza, Atsushi incluso se sorprendio ante ello, solos era una cosa pero con gente cerca el mafioso mantenía su distancia
- ¿qu-que ocurre Ryu? – preguntó Atsushi mirándole y aprovechando para acariciar su cabello
- Es-estoy... - trago saliva – lo siento... lo olvide
- ¿lo olvidaste?
- Estoy en cinta – dijo el mafioso esperando algún regaño pero el albino lo abrazo más fuerte que nunca.
Akutagawa se enfocó mejor, miro al albino, Atsushi tenía la sonrisa más brillante que jamás había podido ver, lleno su ser de calidez y amor con ella y sonrió, Atsushi lloraba por lo que el mafioso le acompaño mientras sonreían, iban a ser padres.
Con las semanas pasando, Atsushi sentía más apetito, fue cuando el mafioso notó que ya no era el alto, estaban lavando y secando los platos, uno al lado de otro, fue cuando notó mejor que Atsushi ya lo había rebasado, era normal, ahora tenía 20 años pero no había cambiado en nada.
¿Sus momentos preferidos en el embarazo? Bueno, ya que no podían recostarse uno encima del otro, Akutagawa solía sentarse a leerle al bebe y al albino ¿Cómo? Bueno, leía en voz alta pero Atsushi se quedaba arrodillado frente al mafioso reposando su cuerpo en las piernas del mafioso, y su cabeza ligeramente en el vientre abultado del mafioso, eran sus mejores momentos
Atsushi también acostumbraba comprar peluches, ¿Por qué? Bueno, quizá por su decadencia de niño, ahora podía hacer ese tipo de cosas, cada que regresaba a casa tenía algo diferente para el bebe: peluches, frazadas, biberones, etc. Akutagawa ya no sabía dónde acomodar las cosas
- Jinko
- ¿mmm?
- Tenemos que hablar – Atsushi odiaba que Akutagawa dijera esa frase
- ¿ha-hablar?
- Si, traes muchas cosas, aún está dentro mío, mejor gasta en comida
- ¿comida?
- Si, como un helado de frambuesas o unos tacos mexicanos
- ¿Qué estás diciendo? Son las 6 de la mañana Ryu
- Pues, solo me vino el antojo ¿es malo? – dijo el mafioso algo molesto y el agente comenzó a reír
- Para nada – sonrió y se levantó de la cama, abrazo a Akutagawa por la espalda para tomar también su vientre, Atsushi últimamente besaba mucho la nuca del mafioso, quería remarcar aquel lazo que tenían - es hermoso que lo pidas Ryu
- Co-como sea – hablo nuevamente molesto – tráelo
- Lo traeré – sonrió el albino
El resto de los meses fueron iguales, Atsushi seguía siendo atravesado por Rashoumon y más cada que el mafioso tenía cambios de humor, la verdad es que si era peligroso en esos momentos... más que peligroso, era sádico y perturbador. Desde el séptimo mes empezó dejar de trabajar, tenía tanto tiempo extra que comenzó a aparecerse en el edificio de la agencia, no entraba a las oficinas, pero las rondaba, Atsushi terminaba saliendo a cada rato solo porque el mafioso necesitaba un abrazo, no estaba allí para infiltrarse, simplemente buscaba al albino, necesitaba de su olor y calor. La verdad, aunque la agencia sabia de su unión, no los habían visto juntos, excepto por Yosano y Dazai.
Fue una tarde en particular, estaba lloviendo así que el presidente le pidió a Akutagawa pasar hasta la oficina, y aunque el mafioso se mantuvo quieto en la sala, se sentía incómodo por estar dentro de la agencia; en particular, los hermanos Tanizaki le tenían curiosidad, Kenji y Kyouka no estaban, tenían una misión, Dazai ¿trabajaba?, no solo estaba sentado fingiendo teclear, de hecho, era Atsushi quien hacía el trabajo de Dazai, Kunikida por su lado estaba concentrado en lo suyo, mientras Haruno salía de la oficina del director y se acercó al mafioso – Akutagawa-san – le llamo Haruno haciendo a todos mirar
- ¿sí?
- El presidente quiere hablar contigo ¿puedes pasar?
- Ah – volteo a ver al albino y Atsushi sonrió, indicándole que fuera – bi-bien – respondió el mafioso y Haruno le acompaño. Una vez adentró se sintió abrumado y abrazo su vientre, era un acto que ahora acostumbraba hacer para protegerlo
- Buen día Akutagawa – hablo Fukuzawa – quería felicitarlos por su bebe
- Gra-Gracias – dijo el mafioso
- Atsushi es un fiel y muy valorado trabajador, si algún día tienen algún problema no importa cual, la agencia siempre los ayudará, a los dos – Hablo fukuzawa firme y Akutagawa sintió como esa calidez de Atsushi se transmitía nuevamente, la agencia era buena
- Gracias... - sonrió el mafioso – por favor sean bienvenidos a nuestra casa cada que deseen
- ¿podremos?
- Si, el bebe nacerá el dos meses más
- ¿quieres sentarte?
- Sería un gusto.
Cerca del atardecer, Atsushi toco la puerta del presidente de la agencia, logro pasar para ver al mafioso quien tenía una plática muy cordial con el presidente
- ¿nos vamos a casa? – pregunto el albino al azabache
- Si, - sonrió el mafioso – estuve platicando de muchas cosas con tu presidente, me dio muchas ideas
- ¿en serio? – sonrió a Fukuzawa – muchas gracias
- No hay de que Atsushi – dijo tomando su te – por cierto, mañana ven con él, no dejes que ande solo en las calles
- ¿enserio? – miro el albino sorprendió y luego volvió a sonreír – muchas gracias
Akutagawa y Atsushi habían salido de la agencia tomados de la mano con dirección a su casa, estaban muy tranquilos, muy felices a decir verdad – por cierto, vendrán a comer el domingo – dijo el azabache
- ¿Qué? - pregunto confundido el albino
- La agencia, todos, vendrán a la casa para conocerla y pasar tiempo – hablo el azabache
- En-entiendo – suspiro el albino y beso la frente del azabache
- ¿eso por qué?
- Por qué te has portado bien
- Idiota
...
El día tan esperado había llegado, el domingo, Akutagawa había mandado a Atsushi a comprar muchas cosas, el antiguo perro mafioso cruel de la mafia había desaparecido para traer a Akutagawa, actual próxima madre y muy mandón, pero Atsushi lo disfrutaba, eran días de locura con el mafioso. Akutagawa casi no dormía por el bebe, así que paso la noche cocinando, preparaba todo. El domingo era el día libre de la agencia, así a las 12:00 estarían todos allí
Dicho y hecho, la agencia entera había llegado a casa de la pareja, Akutagawa sorprendió a todos con un overol de maternidad, verlo sin su fiel saco largo era tan ¿extraño? Pero la mayor sorpresa fue cuando llego Dazai, como siempre tarde pero había llegado con el ejecutivo mafioso más bajo de la mafia, si, Nakahara Chuuya
- Nada de trabajo – hablo Dazai sonriente
- Claro – suspiro Nakahara y sonrió a todos- buenas tardes
Una reunión bastante rara, pero divertida, la agencia había llevado regalos para el bebe, y Akutagawa comprendió una vez más lo que era la calidez de quienes lo rodeaban.
Dos meses después, la pequeña bebe había nacido sana, un año después, la familia Nakajima llegaba a la agencia como cada mañana
- ¡Hikari-chan! – hablo Naomi abrazando a la pequeña menor
- No, no – se quejó la pequeña, tenía el carácter de su madre, algo caprichosa y enojona
- Sigue siendo huraña ¿eh? – menciono Dazai mirando al albino
- Si, algo – respondió Atsushi – me recuerda al inicio de todo
- Muérete Jinko – dijo Akutagawa molesto. Todos habían reído. Akutagawa aun trabajaba en la mafia pero por seguridad de la menor pasaba sus días en la agencia donde cuidaba de ella y Atsushi de ambos.
La verdad, en ese entonces no había nada que los detuviera, sus días eran tranquilos, la mafia se dedicaba a sus trabajos, todo, era más que relajante, la única turbina en sus días era Hikari y sus caprichos, las peleas entre Akutagawa y la menor eran constantes, y el albino servía de mediador
- Jinko, tenemos que hablar – menciono el mafioso mientras Atsushi se acostaba en la cama
- ¿si-siempre tienes que hacerlo antes de dormir? – se quejó el albino, a menudo que "tenían que hablar" era algo malo
- Si y – lo miro ligeramente sonrojado – otra vez
- ¿otra vez qué?
- Las olvide – tomo las manos del albino y las puso en su vientre – tendremos otro bebe
- ¿en-enserio?
- Si – sonrió el mafioso. Atsushi volvió a abrazarlo y justo cuando el mafioso iba a abrazarlo llego Hikari
- ¡Papa! – grito la niña
- Dime Hikari – sonrió el albino
- Abaso – dijo la menor y el agente la cargo – mama no, mama tu no – dijo la menor poniendo una mano en medio de ambos
- Esta niña me sacará de quicio – dijo el mafioso
- Bueno... a mí me recuerda a ti
- Sigues y - Akutagawa se vio interrumpido por el beso que le dio el agente y su pequeña hija mientras jalo el mecho de su cabello
- Mama no, papa noooo – se quejó la niña
- Mama si y papa si – dijo el mafioso tomando las mejillas del albino para besarlo
- Y viene otro – susurro Atsushi
Atsushi comenzó a reír feliz, Akutagawa lo notó y le siguió, Hikari no sabía que pasaba pero la risa de sus padres le daban risa, así que terminaron riendo juntos, una vez más, descansaban en su amada alcoba, acompañados de Hikari y su próximo bebe en camino...
¡Hola a todos! Se que fue cortito pero para mi fue bonito, más por que no estoy acostumbrada a escribir de Akutagawa siendo el pasivo, pero la idea de la calidez me atrae, pues en la mafia la frialdad es lo que reina.
Pensaba hacer un extra con algunos años más, de gustarles lo escribiré con gusto. Por el momento es el fin de está historia.
¡Gracias por leer!
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