Tribu
El problema era el ambiente incómodo que había, la brecha entre tribus nunca se había visto tan clara, ni siquiera los búhos eran tan aguafiestas.
La música estaba lista pero nadie bailaba, Rubén quien creció en el ambiente alegre de los osos no entendía nada, vió a Samuel quien estaba sentado comiendo de manera correcta.
— Samu — llegó el Rubén, con una sonrisa agarrándolo de la mano — vamos a bailar.
— Osito no puedo — sentía la mirada de los otros osos cuando puso su mano en la cabeza de Rubén
— no es justo, todos están enojados, no hay nadie sonriendo, yo quería bailar con Samuel — estaba apunto de llorar cuando el mencionado se paro de la silla y lo llevó a la fogata
— una pieza
— muchas — dijo Rubén abrazándolo
En en ese momento solo sonó la música todos quedaban mirando a los próximos Jefes de tribu bailar de manera alegre, juntos, veían a dos niños, bailar de manera armónica sus danzas, Rubén se movía de manera perfecta a lado de Samuel, quien le sonreía con ternura. Al ver a los niños todos se fueron uniendo a aquel bailé tanto lobos como osos, se divertian, por una pequeña acción de dos cachorros.
Los jefes de las tribus reían felices al ver a sus hijos bailar, mientras tomaban cerveza.
— así que Rubén — dijo el alfa tomando de su cerveza
— Biorn lo escogió, quería que se llamará como su mejor amigo — la mujer, miró a aquel alfa — él te amaba
— igual a ti — el alfa sonrió
— losé, yo también lo amé, con toda mi alma — la gran osa estaba abriéndose al Lobo. — ese hermoso niño es todo lo que me queda de él
— un cazador casi se lo lleva — dijo el Lobo
— destruiría cada pueblo humano solo por él — la mujer veía a su hijo que baila feliz con el cachorro de lobo — Kira, estaría orgullosa de ese niño
— Losé a veces es más responsable que yo — Tomaron de su cerveza y disfrutaron como en los viejos tiempos.
Los niños estaban sentados, pues ya había bailado demasiado, Samuel tenía la cabeza del oso en su hombro mientras miraban las estrellas, sonriendo, Rubén le contó que sus ancestros, se convierten en estrellas y rodean a la osa mayor, la gran reina de todos, platicaron de cualquier cosa, escuchando las risas de sus manadas, querían que ese momento durara para siempre.
— ahora que lo pienso, ¿Cómo llegaste a nuestro bosque? — Samuel se había, separado para mirarlo a los ojos — ustedes quedan demasiado lejos de nosotros.
— ooh hace poco, aprendí a utilizar mi velocidad de oso, así que quise ponerla a prueba, — Samuel frunció el ceño por lo que le estaba diciendo su osito. — así que corrí, y me perdí
— ¡Estás loco! — gritó Samuel parándose de su asiento y llamando la atención de todos los presentes — Debes de pensar mejor las cosas Rubén — el oso se paró mirando — casi te atrapa un cazador, te imaginas lo que hubiera pasado — el niño negó, — no claro que no tontito, — los osos se empezaron a enojar porque el cachorro de lobo le estaba diciendo a su pequeño líder, el no tiene ningún derecho en hablarle de esa forma — que hubiera pasado si no hubiera estado ahí — el alfa de los lobos se iba a meter, pero la osa se lo impidió
— pero estuviste — dijo Rubén agarrando su mano
— ese no es el problema — alejo su mano de él — las acciones tienen consecuencias, tienes una manada, una familia, tus acciones repercuten en toda la tribu — el pequeño tenía ganas de llorar por lo que le decía el más grande — te imaginas lo preocupado que estuvieron — el lobo agarró la mano del oso — no dudo que hubieran ido a buscarte, pero a qué costo sería, — el oso asintió — eres el hijo de la líder, eso te convierte en el próximo Jefe, — el osito estaba a punto de llorar — somos pequeños, pero el futuro de la manada recae en nuestro hombros, no lo olvides Osito
— perdón — dijo el niño aguantando sus lágrimas
— no es a mí a quien le debes de pedir perdón — señaló a la manada de osos
— Perdón por preocuparlos — el oso caminó hacia ellos con aguantándose las ganas de llorar — los preocupe mucho. — Todos los osos se sintieron felices su pequeño jefe se estaba disculpando, no solo eso su pequeño jefe estaba de vuelta, su hermosa estrella había vuelto a casa. — Lobos Gracias por salvarme. — los lobos sonrieron pues aquel niño era la cosa más risueña y alegre que encontraron.
La gran Osa se acercó al cachorros de Lobo que estaba sonriendo al ver como Rubén era abrazado por toda su tribu.
— gracias — puso su mano en la cabeza del cachorro. Sonriéndole
— solo quería que entendiera los peligros, las manadas tenemos que estar unidas, los humanos son peligrosos — Samuel miraba a Rubén serio de solo pensar que se lo pudieron llevar le causaba tanta ira
— eres idéntico a tu madre, siempre cuidando el bienestar de la manada — el niño sonrió
— nos moveremos en 5 días — dijo Samuel mirando con tristeza a Rubius
— los Lobos se mueven mucho no es así — la mujer tenía una conversación de adultos con un niño de 10 años, ese niño era increíble
— cada vez hay más cazadores en los bosques, si nos mantenemos en una sola locación, nos superarán en número — el niño miraba hacía el bosque — aunque solo retrasamos lo inevitable, lo humanos ganan más terreno. Y los lobos solo vamos perdiendo más.
— llegará el momento cuando solo quedarán humanos en la tierra — la mujer se inclinó al niño y lo alzó — pero hasta que eso pasé viviremos por los caídos, — el niño sonrió y asintió
Se dirigió a donde estaban las tribus, consintiendo a su hijo, que fue cargado por el Lobo mayor. Todos se quedaron mirando aquella escena con los dos jefes de cada tribu cargando a el hijo del otro.
— Tribu me complace anunciarles la unión de las dos tribus — la mayor habló fuerte y claro
— lo discutimos en la cena, es mejor estar juntos, los humanos cada día ganan terreno, y nos estamos extinguiendo — el Lobo habló de la misma forma.
— estaremos juntos, nos protegeremos juntos y vamos a sobrevivir juntos — esta vez habló el cachorro de Lobo — hemos perdido a muchos, y es por ellos que vamos a vivir. Honraremos a los que ya no están. Que la luna ilumine nuestras noches y las estrellas guíen nuestros caminos. — los lobos y osos se inclinaron, al finalizar el discurso.
— bienvenidos a la familia — el pequeño oso extendió los brazos, alegre — los ancestros nos cuidan desde arriba. — silbó, en una tonada suave, todos los osos lo siguieron era una tonada que los lobos nunca había escuchado.
El cachorro de lobo entonó una muy diferente, pero que al juntarlas quedaron bien juntas, entonces en tonadas suaves y fuertes, entonaron sus cantos ancestrales y se unieron las tribus.
Ojala esos momentos duraran para siempre, pero el mundo no es un lugar feliz.
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