Salida

Escribía poesía en su escritorio, tenía unos ojos rojos puesto sobre su cuerpo, ya habían pasado meses desde que se conocieron, ya no lo odiaba o le desagrada, el alfa no era malo con él y siempre le corregía de una buena manera, Amidala se había ido ayer con Willy, y hasta el día de hoy no habían regresado, también Alexa salió de las instalaciones con Lana, estaba preocupado no sabía si Auron se había enterado, quería verlo, a pesar de cómo lo trato, quería que supiera que Lana ya no se encontraba ahí.

De repente se vio invadido por sus pensamientos y dejó de escribir, tenía miedo, nunca se había tardado tanto en una entrega, porque se había llevado a Lana, Willy estará bien, porque no regresan a casa. Sintió la presencia del hombre en su espalda inclinándose detrás de él, el niño soltó el lápiz y lo vio, los ojos del hombre eran rojo vino, casi cafés, pero le parecían lindo en cierto modo, sus pestañas eran largas, y su mandíbula también le llamaba la atención, se preguntó si Auron se vería igual de genial cuando creciera; el hombre agarró el lápiz y empezó a componer unas partes.

Le entregó la hoja de nuevo y se volvió a sentar sin decir nada, Luzu lo miró por un largo rato en completo silencio, sus miradas se encontraron en un momento, los ojos de los dos brillaron de un rojo intenso, que hacía tan diferente a ese hombre de él, porque tenía más poder que ellos, que incluso sus cuidadoras, porque sus ojos eran especiales, acaso él era especial, no entendía, Alex y Willy eran especiales, el solo era alguien del montón, mientras Willy se defendía de todo, él acataba las órdenes al pie de la letra, mientras Alex con su pureza sola, podía poner a cualquiera de su lado, el solo trata de no hablar a menos que sea necesario; las cuidadoras lo llamaban el producto perfecto, y eso era, hasta que aquellos alfas lo castigaron.

El hombre se paró aún mirándolo a los ojos y se acercó, se preguntó si ese hombre sabía que él no estaba limpio, quizás aquel alfa solo lo quería por que se le había divertido, cree que nunca entenderá a los alfas, se manejan por instinto y solo piensan en ellos, menos Auron, quizás por eso no entiende el poder que tiene los alfas, si bien parecen más como perros.

El hombre lo tomó de la cara, apretó sus mejillas y sonrió mirándolo.

— me gustan esos ojos — se acercó a la cara del niño y besó su nariz — serás un buen omega de sociedad — Luzu estaba desorientado no lo regaño por mirlo a los ojos — niño, yo estoy moldeando a mi esposo, nada más, pero me gusta que puedas hablar y pensar sin que yo esté cerca — lo ayudó a bajarse de la silla tomó su mano — el mundo ya es muy estupido y débil, yo no necesito eso en mi familia — salieron de la habitación y caminaron por el lugar, pero Luzu caminaba despacio y desespero al hombre que lo cargó — recuerda lo que te dije Luzu, tú eres ahora lo más importante en este reino, el mundo te debe la vida, y tu debes seguir dando hijos con nuestras características — Luzu asintió y tocó su panza — no te preocupes, todo se hará a su tiempo, no quisiera que murieras por un simple bebé

Siguieron caminando, por todo el edificio, solían hacer eso cuando ya no querían estar en el cuarto de estudio, miró raro que aquel hombre lo sacó de la casa, y también cuando lo subió a su carruaje, no hizo un escándalo tampoco se movió de manera nerviosa, pero no negaba que tenía miedo, porque lo subían a aquel carruaje, si él no puede abandonar la casa a menos de Luke esté con él.

Empezaron a avanzar en silencio, el hombre estaba sentado a un lado de él, con papeles en su mano, revisándolos y poniendo mala cara, también en un lado del carruaje está una espada de color negra, le llamó la atención el detalle del mango y los adornos de la funda, la insignia que resaltaba entre todas, un tigre rodeado de espinas, el seño de la casa a la que ahora pertenecía, por eso también aquel hombre lo llama cachorro, no le gusta eso.

Llegaron después de unas horas a una pequeña ciudad, en el camino hacia ella, no había más construcciones, es decir que la casa donde él vive está en medio de la nada, por eso los omegas que solían escapar eran encontrados días después en el bosque, comidos por animales o caídos por un barranco, una jaula casi perfecta; pararon en lo que parecía una tienda, habían muchas personas paradas en los lados todas agachando la cabeza, inclinando completamente su cuerpo sin atreverse a alzar la cabeza, Luzu miró para afuera, asombrado del poder de esta familia.

El hombre ayudó a que bajara, pudo sentir los ojos de las personas ponerse en su cuerpo, estaba incómodo, porque les importaba tanto el, solo era un omega, pasó a dentro de la tienda solo, ya que el alfa se quedó afuera cuando vio a una persona; caminó por ahí, había muchas ropas, todas se le hacían bonitas, tenían adornos y colores únicos, detalles con joyería y metales incrustados, tocó un traje negro con azul que le pareció muy bonito, era elegante y único, un alfa le pegó en la mano cuando lo tocó y el niño se quejó.

— quien te dejó entrar — la persona era alguien vieja, al niño le pareció demasiado intimidante, que tembló alejándose, el hombre lo tomó del brazo pero se liberó tirando algunos maniquíes que estaban con trajes provocando un desastre, recibió una cachetada de aquella persona — omega inútil, acaso piensas pagar por eso — lo tiró al piso y lo pateó — no se para que te sacan si ustedes solo sirve para una cosa — el niño empezó a llorar

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