Mamá
Su mano tomó la mano del otro alfa, los años se le veía era un señor joven, de barba negra y ojos cafés, muy guapo a su parecer, tenía una apariencia ordenada y su tono de voz era amable. Ya había hablado con él por teléfono, no le parecía un mal alfa, por eso quería que Luzu se fuera con él, algo le decía que ese alfa no lo trataría mal, su instinto nunca fallaba, por algo su casa era una de las mejores casas que había en ese reino.
Empezaron a caminar por la casa, era un alfa muy respetuoso, no veía a los omegas solo la veía a ella, decidieron ir a su oficina para firmar unos papeles, algo rápido que no tardarían mucho en hacer, solo era el nombre del hombre y algunas preguntas que le haría para saber la preferencia que tendría sobre las características de un omega, ya que no iba a dar a ninguno de sus niños, tenía que buscar el omega que más se acomoda a los gustos del alfa.
— disculpe señor podría darme su nombre completo — Amidala sonreía sentada con el formulario en la mano
— Merlon — dijo sin agregar nada más
— que más — movió su mano en círculo esperando a que prosiguiera
— solo Merlon — sonreía de manera calmada, sin ninguna intención oculta — tengo 21 años, nada en especial, quisiera saber cuantos omegas puedo compar — dejó sus manos reposadas en su piernas — se que nuestro acuerdo era un omega, pero lo estuve pensando estos días, si puedo comprar más omegas sería muy producente para mi.
— entonces el precio subirá más por omega extra, como le expliqué por llamada, los más grandes cuestan más de lo normal — solo sonrió sin decir nada más y vio cómo el hombre asentía
Amidala estaba un poco perdida, pensaba que era un buen alfa, pero al final las aparencias engañan, los alfas mayormente cuando se llevan a tantos omegas es para ser esclavos sexuales en sus casas, es muy común esa práctica, no es nada de lo que ella no estuviera enterada, pero al fin ese es su trabajo y el sistema en el que viven, ella no lo piensa cambiar.
Alexa alguna vez le dijo, que el sistema era un mierda, que si por ella fuera lo destruiría y formaría otro; Alexa es alguien muy complicada a su parecer, no le gustan los omegas, en ningún sentido, para ella son adornos sin valor, contenedores que solo sirven para parir y cuidar, no los respeta o los trata con algo de humanidad, la razón es porque no le gustan las cosas débiles, Amidala lo sabe más que nadie, pues ella pelearon algunas vez, porque Alexa la tomaba por alguien débil. Pero aún así en ese capa de dureza sabe que si por ella fuera le daría más libertad a los omegas, los dejaría de formar como algo débil y les daría algo de identidad.
Ella era diferente, el sistema es así, no puede cambiar o alterarse, solo les interesa los suyos, como una buena alfa, incluso está más confundida que Alexa por lo de ayer, no sabe cómo debería de reaccionar, porque eso es algo fuera de su molde, dos alfas no pueden reproducirse, es raro para ella sentirse tan bien a su lado, tiene miedo. "Le da miedo sentirse normal en algo que no es normal"
El hombre terminó de rellenar los formularios
— ¿Quiere escogerlos usted? O se los escojo yo — Amidala sonreía
— puede escogerlos usted — puso su mano en la mesa
— entiendo, cuantos quisiera — sonrió para el alfa
— seis — miró hacía otro lado, perdido en sus propios pensamientos, Amidala lo veía algo extrañada, era un alfa interesante, no muchos muestran su parte más vulnerable a la vista, pero ese hombre se había perdido en el mismo, frente a ella una alfa de un mismo rango — huele mucho a madera — Amidala se tensó, ese olor era de Willy y se hacía más fuerte cada vez.
— discúlpenme — salió corriendo de la sala.
Se en camino a la enfermería, sentía otro olor mezclándose con el de Willy, empezó a pensar lo peor, se llenó de impotencia, por no llegar más rápido, porque su bebé lo más probable es que estuviera en problemas, rogaba a todos los dioses que fuera mentira, era solo un niño de 9 años, un niño que tenía que vivir en la burbuja que le había dibujado, deseaba que fuera mentira cada uno de sus pensamientos. Abrió la puerta de golpe, sus ojos brillaron de rosado.
Uno de sus alfas estaba tocando a Willy, mientras el niño lloraba e intentaba alejarse, llegó justo en el momento cuando el alfa golpeó la cara del niño; corriendo le dió un golpe en la cara al alfa, aventandolo al piso, en el piso le dió una patada en el estómago haciendo que escupiera sangre, sacó su olor era tan fuerte que hizo que el alfa quisiera vomitar, haciendo precio para que no se levantara y valoraba su vida.
— M-mamá — escuchó la voz de Willy y guardó su olor, estaba tirado en la cama, sus manos cubriendo su entrepierna, llorando, su boca escurriendo baba, con sus ojos brillando de verde — m-me duele, me due-le mucho, tengo miedo — temblaba tirado en la cama.
— lo sé amor, ya estoy aquí, ya estoy contigo, no tengas miedo, mamá está aquí — lo abrazo podía sentir lo gritos que daba su lobo, por querer a ese alfa — mamá te cuida
Tomó la sabanas y lo cubrió totalmente, se lo llevó al único lugar donde estaría seguro, salió de la casa y fue a la casa de los esclavos, entró a la casa de Lana, ella estaba sentada reparando una camisa, su hijo y Min estaban en otro lado de la casa, buscando algo; al verla entrar, todo quedó en silencio.
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