Culpa.

Los meses pasaron como brisa en verano, tan rápido que ni tiempo les dió procesarlo, en que momento sus vidas dejaron de ser suyas, ahora estaban en manos de los adultos decidir su destino, viéndose a escondidas para aliviar la carga que había sobre sus hombros y la presión de su pecho que no hacía más que aumentar con cada mañana, ellos ya no eran niños, pero nunca lo fueron, no eran nada, más que un par de marionetas puestas en ese sistema, desde siempre sabían el concepto del bien y del mal, pero estaba tan distorsionado e implantado en su ser que nunca se lo cuestionaron.

Uno era el traidor de su familia y el otro estaba preparándose para ser una buena esposa, aunque ya no veía a su dueño, lo cierto es que le tenía mucho miedo como para desobedecer alguna orden dada por él. En esos días de lluvia que tanto detestaban, se preguntaban si su sufrimiento terminaría, a veces se salían a mojar para recordar el sentimiento de correr agua por sus mejillas, pues sus ojos se habían secado por llorar, ya ni siquiera recuerdan aquel sentimiento, pues les arrebataron todo.

Pero esas noches, donde las estrellas y la Luna eran los únicos testigos de su amor, recuperando de apoco el alma, el viento se llevaba sus susurros, borrando toda evidencia de su encuentro, habían hecho un pacto con los árboles, para guardar silencio de sus encuentros, donde las pequeñas palabras eran gigantes, que hacían tanto ruido temiendo ser encontrados.

Se habían rendido en estar juntos, sin embargo, porque siguen buscándose, ya había aceptado que su lugar no era al lado del otro, pero como imanes opuestos se atraían, de a poco las facciones de el rostro contrario eran un mapa que se sabían de memoria que solían recorrer con la llema de sus dedos, consolando al contrario, porque en esa oscuridad solo el tacto era el verdadero conocedor de lo que pasaba.

Ahí estaba otra vez mirando aquella colina, esperando ver los ojos azules que cautivan su alma, pero como ya era costumbre no llegó, regreso a su trabajo,

Para complacer su culpa, trabajaba de más, intentaba hacer el doble de trabajo que todos, no quería trabajar menos, le gustaba tener su mente ocupada y saber que no los estaba traicionando del todo, era una persona egoísta que no quería que su familia lo odiara, aún así a pesar de todo su esfuerzo, de que sus manos sacaban ampollas y sus brazos le dolían hasta el cansancio por que no podía dejar de tener ese sentimiento, el cual aprieta su pecho y le hace un nudo en la garganta, mentir es malo, pero lo hace para protegerlos, solo tenía que aguantar un poco más.

El pico que sostenía se cubrió de lo fuerte del agarre, aquel sonido, hizo eco en toda la cueva, sus manos temblaron y miró aquello que había hecho, no se preocupó como antes, su jefa le permitía que hiciera eso, ya no tenía que preocuparse porque ella se enterara pues ya lo sabía.

Salió de su burbuja cuando recibió una cachetada, no entendía el porque no había hecho nada, al volver a mirar sus manos estaban llenas de sangre, y su pierna estaba lastimada con rocas pequeñas enterradas, rompió el pico porque estaba picando mal, por eso se lastimó, miró a Min quién era el que le había pegado y este lo miraba distante.

No podía hablar, que podía decirle a su padre y ahora que excusa o mentira tiene que inventar para que no sospeche de él, o quizás solo tenía que sonreír, eso siempre los calma, eso siempre los pone alegres, pero la cara del que consideraba su padre detuvo toda acción.

Dejó caer el pico y abrazó a Min, no había razón, en realidad no había un motivo oculto, solo quería saber que él seguía siendo su padre, que no se había dado cuenta de nada, solo quería a su papá, no aún maestro o a un amigo, solo quería la parte de Min que no preguntaba y solo dejaba que las cosas fluyeran, aquel hombre lo hacía sentir tan chico pero a la vez tan seguro.

— aquella pared no era tu enemigo, ese pico no era una espada, las ampollas no son medallas y los moretones no son recompensas, — el niño asintió — entonces porque llorar por no romperla — el mayor se despegó y limpió las mejillas del niño como si tuvieran lágrimas a pesar de estar secas — estas cavando una tumba, aunque todavía no se para quien, si para tu cuerpo o para tu alma

— Min — le dijo al hombre — lo siento

Acarició la mejilla que le había golpeados — ya es tiempo de regresar a la realidad — besó su frente — vamos con Lana, ya terminó nuestro turno — lo cargó, y se lo llevó de ahí

Este capítulo me duele, pero me duele más el que sigue.

Ya se fueron a haciendo muchas partes nunca tuve un número específico de capítulos, pero ya me mame, es la historia que mas actualizo, jajaja.

Los niños sufren.
Mejor los mato y acabo con su sufrimiento.

:3

Adiós

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