Control
Auron no se volteó, se tapó la nariz y se escondió en un mueble que había en la casa, donde él cabía perfectamente, Min no sabía qué pasaba, pero por la reacción de Auron y los ojos de Amidala no representaba nada bueno para su familia. Lana fue la primera en acercarse, después Min preocupado de que la alfa la dañará, pues no se veía nada bien.
— no es una orden, es un favor, por favor Lana, solo puedo confiar en tí, ustedes nunca le harían daño — los ojos de la alfa estaban suplicando, extendió al niño hacía ellos.
Min creyó que lo que estaba viendo, era una mentira, pensó que tal vez él seguía durmiendo, era una escena surrealista, un alfa rogándole a un beta que cuidara un omega, con ojos bañados en preocupación y dolor, Min no veía a un alfa él veía en los ojos de Amidala los mismo ojos que veían en Lana cuando dañan a Auron, los ojos de una madre preocupada por su hijo.
— calma, señorita, como puedo ayudarla — dijo Lana comprensiva
— tenlo en tu casa cierra la puerta no dejes que nadie entré, está en celo — le dijo preocupada
Min en eso entendió porque Auron se había escondido, ese omega se tenía que ir de ahí, no lo podían tener o Auron perdería el control por completo, ese pequeño corría más peligro en esa casa que afuera.
— entiendo, lo cuidaré — lo tomó de los brazos de la alfa
— espera, Lana, no puedes — dijo impaciente por sacarlo de su casa — estas muy débil y nos iremos a la mina te quedaras sola con el niño
— no se preocupe no tienen que trabajar hoy, solo cuidenlo, Lana prometo conseguir lo que me pidas pero cuidalo, por favor — se estaba empezando a hincar, tanto Lana como Min no tenían palabras, no sabía qué hacer qué decir. Hasta que Lana la detuvo
Auron se moría de dolor, era muy fuerte, sus ojos brillaban de amarillo y sus colmillos salían, se mordió el brazo para volver en sí, pero no podía era tan endriagador para su pequeño cuerpo, intentó pensar en otra cosa, en un olor diferente, en el olor de Luzu, recordaba que era dulce, se empezó a repetir que solo nececitaba ese olor, que solo ese olor importaba, pero su casa era pequeña y encerraba los olores, quería salir y abrazar a ese omega, quería tener el olor más cerca, quería estar alado de él.
Min fue hasta donde estaba Auron encerrado y disimuladamente puso el pié para que no saliera de aquel lugar, para que se quedara encerrado, solo por unos minutos más.
— es tu decisión Lana, pero necesitamos medicamentos ve por ellos, yo los cuidare — le dijo en una forma desesperada para sacar a las dos de la casa, — aunque sea necesitará algo para el dolor
Lana asintió, dejó al omega en lo que ellos llamaban cama, que era unos cuantas colchas y cartones apilados y se fue con Amidala sin agregar otra cosa; la puerta de dónde estaba Auron se abrió, se lanzó a dónde estaba Willy, pero Min le metió el pié y lo dejó contra el piso, uno de sus compañeros llegó porque vió salir a Amidala y Lana de la casa.
— trae algo para amarrarlo, no aguantaré mucho tiempo, sabes lo fuerte que es se está conteniendo — le dijo sin levantar mucho la voz, el otro alfa, agarró unos hilos que Lana utilizaba para reparar la ropa de ellos, amarraron sus manos y sus pies, tan rápido como pudieron — llévatelo sin que te vean y encierralo en mi casa, no deberías de tener problemas,
Auron estaba llorando y luchando por llegar hasta donde estaba el omega, odiando esa necesidad que sentía, porque no podía ser como Min o como su mamá, porque tenía que tener esos pensamientos, no lo quería, en eso pensó en Luzu, en que algún día lo llegaría a dañar, como pensaba hacerlo con ese omega, tenía que alejarse de él, esos fueron sus pensamientos, que se nublaban por la necesidad de acudir al llamado que daba ese omega, que estaba en su cama, que su olor había impregnado toda la habitación y lo volvía loco.
El beta se llevó a Auron como pudo, lo encerró en la casa de Min y se quedó cuidando la puerta por si se soltaba, ese niño era demasiado fuerte para una sola persona, pero nadie más podía faltar a las minas o lo descubriría; Auron se golpeaba contra el piso, por querer salir de las ataduras que dañaban sus manos, lloraba y se enojaba; es niño era un peligro, pues no hay nada más peligroso, que un alfa que no puede controlarse y se deja llevar por su puro instinto, pueden llegar a matar, se convierte en animales, sin conciencias del mundo que les rodea.
Esa es la razón por la que los alfas impuros, reciben la misma educación de un alfa puro, para que no se salgan del control.
— Luzu — dijo entre en dolor, intentando recobrar la cordura — tengo miedo — susurro llorando en el piso golpeándose, soltó un grito frustrado y volvió a golpearse. — soy un mal alfa — volvió a susurrar, dejando de forcejear y solo llorando en el piso.
El beta escuchaba los lamentos del niño, lo ponía triste verlo hacerse daño, pero Min y Auron les habían dicho que no se acercaran cuando lo vieran incontrolable, no le importaba hacerse daño con tal de que el niño dejara de golpear, pero si le preocupara, que cuando Auron recobrará la conciencia se sintieran tan mal, como para entregarse, pues una situación similar ya había vivido, fue la primera vez que los ojos Auron brillaron, dañó uno de ellos y estaba dispuesto a ir a entregarse. Así que solo le quedaba observar y callar.
Lo veía pedir al omega que alegraba la mañana de los betas, pero al escuchar esas palabras sabía, que Auron lo llegaba a querer de otra forma y no sabía si eso estaba bien o estaba mal, lo único que sabía es que se venían muchos problemas para todos.
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