Buhos

Tenía puesto su ropa elegante, no le gustaba que el cuello de su camisa le quedara tan arriba o que su garrafas fueran tapadas por los guantes de lana que su mamá le había tejido, se quejaba entre dientes por como se veía; Sigrid sonreía viéndolo, recordando a su esposo, Rubén se parecía cada vez más a su papá, los dos tenía es espíritu curioso en los ojos, los dos eran tan obstinados y tercos; abrazó a su hijo con cariño y él niño a ella, los dos se metieron en un abrazo cariñoso lleno de amor.

Ella cargaba un vestido ceremonioso, hecho de pieles de animales, largo que se arrastraba con la nieve y con mangas que colgaban de manera elegante, unas mallas hechas de tela de hada para aguantar el frío del norte, una capa de piel de mamut pasada por generaciones a los líderes de tribu, la portaba con gracia y honor, su maquillaje ya no era agresivo, era poco vistoso, sus zapatos eran una botas de piel de animal que la cubrían perfectamente. Rubén por su parte, cargaba una ropa más cubierta con un lado de piel de oso.

Salieron de su tiendo, fueron recibidos por sus guerreros, quienes inclinaron su cabeza y después hicieron una leve reverencia, imitaron la acción de los guerreros, Empezaron a caminar en medio del camino que le habían hecho los guerreros, al final del camino estaban los lobos también rindiendo homenaje a los líderes de otro clan, Samuel tomó la mano de Rubén y la puso encima de su puño, Sigid y su padre imitaron la acción y empezaron a avanzar, las hadas abrieron un portal, en medio de la nieve con ayuda de la niña Elfa que habían rescatado, tomaron un poco de aire y entraron, al salir del portal estaban en un bosque, sin nieve, los árboles eran demasiado altos, se escuchaban cantos de sirena a lo lejos y la magia podía palparse en el aire.

En frente de ellos se encontraba a las personas que verían, la tribu Bufonis, los rodeaban, estaban en las ramas de los árboles, volando encima de ellos, sentados en el piso y atrás también, Sigrid sin miedo, dio varios pasos adelante junto con el líder de los lobos, los niños también avanzaron sin miedo con la cabeza en alto, quedaron enfrente de él que parecía el líder de ellos según los niños, pero fue la mujer líder de la tribu Ursus quien se acercó a un árbol y lo pateo con toda su fuerza que casi lo quiebra a la mitad, de ahí cayó un hombre de alas blancas y ojos azules, con pies descalzos y cabellos llenos de ramas.

— Arthur — ella lo veía de manera seria y fría desde arriba, el hombre solo se reía junto a su gente, ella pisó la el pecho del hombre molesta y este seguía riendo — maldito sodomita — Samuel le había cubierto las orejas a Rubén para que no escuchara esa clase de palabras

— mujer piensas matarme — seguí carcajeándose — te queda muy bien ese vestido Sigrid — se paró con ayuda de su alas y besó el dorso de la mano de la mujer — claro que quedarías mejor sin vestido en mi cama, gimiendo mi nombre — la mujer lo pateó en la entrepierna y lo lanzó varios metros

Los de la tribu solo se reían de su jefe, hasta se caían de las ramas donde estaban, Rubén no escuchaba lo que decían pero todos se veían divertidos, le sonrió a Samuel y este le devolvió la sonrisa incómodo, porque él sí escuchaba a todos los adultos y siendo de una tribu muy conservadora le incomodaba la libertad de palabras que podían llegar a decir; el líder de los lobos, ayudó a parar a Arthur, aunque claro se arrepintió al segundo cuando este intentó darle un beso, dobló su mano y lo dejó en el piso otra vez.

— deja de jugar — le dijo el lobo con enojo

— tan sosos como siempre — puso su cabeza en su palma molesto, se paró y empezó a volar — acepte su entrada al bosque, déjame divertirme, desde la batalla de Alei, no nos hemos visto, sus esposos eran más divertidos — el lugar quedó en silencio, — lo lamento, lo dije sin pensar — ellos solamente asintieron sin verlo,

Rubén notó la tristeza qué pasó por los ojos de Samuel, había quitado las manos de sus orejas, tomó la cara ajena entre sus manos y le sonrió esperando alegrarlo pero él niño parecía perdido en sus pensamientos, cuando iba a hablar sus pies fueron despegados del suelo, Samuel miraba lo que estaba pasando en silencio con el ceño fruncido, el oso miró que le pasaba, un niño de cabello café lo cargaba, sus ojos eran amarillos y tenía una sonrisa muy brillante, sostenía su cadera y besó su mejilla.

Se aferró del cuello del niño con miedo de caerse, el otro niño aprovechó, oliendo el cuello de Rubén sintiendo el confortable olor a jazmín, hundió su nariz aún más, Rubén se empezó a reír porque le provocaba cosquillas aquel tacto, las alas del niño parecían abrazarlo.

Samuel los miró un largo rato, meditando lo que haría, no quería que una pelea de niños provocará una guerra que claramente no ganarían, pero tampoco le gustaba ver a su osito en los brazos de otro alfa que podía oler hasta donde estaba, aquel olor a ceniza que desprendía, miró los árboles de manera rápida, su padre se estaba acercando a él, pero no tuvo tiempo de alcanzarlo, el niño había corrido hasta los árboles y corrió todo lo que pudo y clavó sus garras a una distancia alta, fue subiendo de árbol en árbol, y esperó el momento indicado para quitarle a su osito de las manos, saltó quitándole a Rubén, parando en otro árbol y enterrado su garras como un ancla, dejando de caer, miró al que ya consideraba su enemigo con rabia enseñando sus colmillos y abrazando a Rubén.

El oso, acarició la cabeza de Samuel, hizo que quitara las garras del árbol, cayeron de pie, Samuel con una cara enojada y Rubén solo sonreía.

— Fargan baja — Arthur le dijo al niño de antes, quien solo veía divertido a Samuel, obedeció quedando cerca de ellos

Sigrid alzó de la camisa enojada — si mi hijo se hubiera lastimado no dudaría en quitar esa arrogante sonrisa de tu cara — el niño le seguían sonriendo

— como diga suegra — se soltó y volvió a abrazar a Rubén, Samuel lo intentaba quitar

Empezaron a discutir cerca del oso, el niño harto de estar en medio tomó la ala de Fargan y la cola de Samuel y los lanzó lejos de él.

— están bobos o que — decía enojado, se acercó a donde los había aventado y los tomó de la camisa — vuelvan a tratarme como una presa y me asegurare de mandarlos directo al infierno — junto la cabeza de los dos golpeándolo y se fue con su madre — que molestias — la mujer lo cargó con una sonrisa orgullosa

— al parecer si tiene algo de ti — Arthur dijo impactado por lo que estaba pasando

— yo lo crié — besó la mejilla de su niño y empezó a avanzar — si no se mueven yo are que se muevan — todos los Bufonis empezaron a volar algo espantados de la mujer, no por nada era la bestia del norte.

Holi
Feliz Día del niño

Espero, les guste el capítulo.

Es la primera parte la segunda parte está en edición
Por mi ayudante creativa.

Denle mucho amor.

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