Alexa
Alexa paseaba por los pasillos de aquella casa, después de lo que hizo Amidala, los alfas se estuvieron quietos o eso pensaban ellas, si bien era cierto que no tocaban a los niños de la alfa, los demás omegas empezaron a recibir más castigos y abusos, aunque eso a ellas no les importaba.
Con una sonrisa, miraba a los demás alfas, ella no tenía ojos especiales como Amidala o algún otro alfa de rango, pero ella tenía la misma fuerza que cualquiera de ellos, su olor a menta, la ayudaba bastante, para recibir respeto, a pesar de que ella no puede aspirar a un rango más alto, por ser mestiza, estaba feliz con su trabajo actual.
Ella había nacido de una omega, que se enamoró de un beta, lastima que eso no terminó bien, ella no debería de haber nacido, pero tuvo la suerte de nacer como alfa, es decir contaba con derechos, pero ese trabajo lo consiguió ella con méritos, no tuvo una madre, tampoco un padre, casi se convierte en un soldado, supo que si se convertía en un soldado nunca sería tratada con respeto, por eso empezó a escalar en la gran montaña de poder, ese era el porqué había llegado tan alto.
Cuando pasaba por las habitaciones sintió un olor a madera, era pacífico relajante, como estar sentado en un bosque, el olor era embriagante, siguió el olor por el pasillo, la guío hasta la habitación de los niños de Amidala, el olor se intensificó, en ese momento se dió cuenta que ese olor era de Willy y solo se podía significar dos cosas o Willy estaba siendo atacado, como le pasó a Luzu o su Celo había aparecido antes de tiempo y al no sentir otro olor, supo que era la segunda.
Abrió la puerta rápido, vió a Willy tirado en su cama retorciéndose, Luzu y Alex lo rodeaban, tratando de calmarlo, se acercó y el menor empezaba a pedir el olor de la alfa, la llamaba con la mirada, lo tomó entre sus brazos.
— calor, alfa me duele — señalaba sus pantalones y se aferraba a la alfa
— Amidala va a empezar a cortar cabeza — dijo ella espantada
Salió de la habitación, con el niño en brazos, quien no dejaba de quejarse en sus brazos, empezó a avanzar más rápido, lo llevó a la enfermería y se lo encargó al alfa que estaba atendiendo ahí, aquél alfa tenía pareja, por eso tenía como encargó ser el doctor de los omegas, ya que él olor a él no le afectaba de esa manera.
A ella tampoco los celos de los omegas le provocan algo, no sabe el porqué, el celo de un omega no le afecta igual que a cualquier alfa, supone que es por ser mestiza, aunque le encuentra un cierto agrado al olor de Amidala.
Se fue con su amiga, para informarle del reciente problema, que pasaban, pero ni siquiera le dió una oportunidad a hablar, cuando vió a un alfa de ojos rojos entrar por la puerta, pudo olor los nervios de su amiga al tenerlo enfrente. Aquel color era casi nulo de encontrar, eran pocas las personas que sabían de que habían visto a aquellos alfas y omegas.
— no se nos informó de su llegada señor — dijo Amidala, aguantando sus nervios, poniendo sus manos detrás de sí espalda y las pellizco, para no alterarse
— hubo unos informes, sobre el orden de este lugar — el hombre empezó a caminar — algunos alfas se quejaron y pidieron su destitución — la vio y pasó a lado de ella como si fuera nada — tiene algo que decir
— no — dijo Amidala de manera seria — tengo que decir algo — sus ojos brillaron de rosado — las cosas son claras al parecer — aquél hombre sonrió de manera altanera
— aún así ellos nunca informaron sobre aquellas quejas, por lo tanto su vista no es permitida, le pido que se retire y venga con un previo aviso — ella habló con una sonrisa poniéndose enfrente de él — acaso la cortesía la perdió señor — ahora ella era la que se reía en su cara, nadie la trataba como basura, la única que tenía permitido mirarla mal era Amidala, nadie más
Aquel hombre la miraba con asco, Amidala se puso alado de ella, impidiendo el paso del que era su superior, pero ellas no eran ignorantes, sabían cada uno de los protocolos establecido y estaban en su derecho de quejarse, amemos que tuviera un permiso firmado, por el gobernante de aquel país no podía pasar, si él no había avisado con antelación.
El hombre sonrió y le extendió un papel a Alexa, ella al verlo, puso una cara de disgusto, tenía el seño de un dragón y el permiso de entrar a inspeccionar, ella dobló el papel, le hizo una señal, para que la siguiera; los tres caminaron a su oficina, donde ellas firmaron el papel como entregado, dándole el permiso de revisar el lugar.
— vete — le dijo a su amiga en el oído — bien yo lo guiaré, mi compañera tienes otros asuntos que arreglar y creo que con una le bastará, para revisar las inquietudes
— por supuesto — dijo él con una sonrisa, sin emoción vacía — pero quiero comprar un omega, supongo que tu no eres la encargada de esa función — se bajó un poco, para quedar a la altura de Alexa
— no, no lo soy — lo dijo entre dientes — entonces con su permiso, tendré que atender otros asuntos — se despidió y salió de aquella habitación
Camino furiosa por los pasillos, no es que ella no tuviera corazón, ciertamente no le gustaban los omegas y tampoco los betas, pero sabía que todos son necesarios; si descubren que Amidala se había encariñado con la mercancía, matarían a los omegas en su cara, así como le pasó con su hija y omega, para después matarla, entre dolor y agonía, dañando su orgullo de alfa y arrancándole los ojos.
Se mordió un uña y se dirigió a la enfermería, para ver el estado del omega.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top