La Entrevista

Jenifer Milhard estaba recién egresada de la universidad, por lo que se dirigió al hospital Beacon tras haber completado sus prácticas profesionales, con la esperanza de aplicar con un trabajo de enfermera de tiempo completo. Se acercó a recepción con una carpeta, vestida con un traje café y usando encima una gabardina azul y un sombrero con un tulipán azul, dirigió la palabra a la recepcionista.

-Buen día ¿Cómo puedo ayudarte?

-Soy Jenifer Milhard, vine para el puesto de enfermera.

-Ah, sí... Verás, no es una prueba fácil, pero no te preocupes. Seguro que obtienes el trabajo. Supongo que tienes algo de experiencia.

-Sí, mi supervisor trabajó como especialista aquí antes de retirarse.

-Excelente, seguro era uno de los mejores. Ven, te llevaré a la oficina del Dr. Jiménez.

Ambas tomaron camino entre los pasillos del hospital, Jenifer no podía evitar sentir un ambiente frío en el lugar, incluso siendo invierno, el sentimiento de que todos estaban tristes era deprimente. Llegaron a las puertas de la oficina del director, donde ya hacían algunas otras chicas que buscan obtener el puesto libre también. Aunque algunas se escuchaban burlonas y algo groseras, no les metió mucha mente sabiendo que esa actitud no les daría el trabajo.

En ese momento, un doctor pasó con un paciente, un chico de piel pálida y cabello blanco, encorvado y susurrando palabras incomprensibles. Le parecía un chico tierno, pero las otras no opinaban lo mismo, diciendo que se veía tonto o que parecía un llorón. Parecía ser que él escuchó sus comentarios, pues no pasó mucho para que se detuviera, comenzando a temblar y a quejarse. Jenifer no pudo evitar sentir una presión en su pecho al ver que el doctor trataba de calmarlo, pero el comentario de una chica la hizo enojar.

-Seguro lo abandonaron aquí. No me extrañaría, se nota que nadie querría en su casa a alguien como él.

-¿No tienes respeto?- contesta Jenifer molesta, notando que estaban incomodando al chico.

-¿Disculpa?

-Primero que nada, es irrespetuoso hablar así de alguien que no conoces. Segundo, esto es un hospital, tú no sabes lo que vivieron estas personas. Esta no es una oficina a la que llegas para chismear y ganandote a los superiores con coqueteos.

-¿Perdón? ¿A ti que te importa?- responde una de las dos arpias presentes.

-Más de lo que a ti te importa por lo que parece. Quiero ayudarlos, algo que claramente ni tú, ni ella quieren hacer. Por lo que no sé qué hacen aquí por un trabajo que requiere paciencia y un alto respeto a los pacientes, así mismo de la ética laboral, siendo que nisiquiera pueden quedarse calladas y dejar los ojos quietos cuando ven a alguien.

-Por favor, un corazón débil como el tuyo no aguantaría una emergencia con los locos de este lugar. Una mente fría es lo que se necesita.

-Dices ser fría y acabas de enfadarte con la verdad. Y que descaro de llamarlos locos, como una "profesional" de la salud mental, deberías saber mejor.

-Señoritas, es suficiente...- las tres miraron al doctor -Ciertamente están inquietado a mi paciente.

-Discúlpenme, no era mi intención hacerlo, pero no podía quedarme callada con ese tipo de comentarios sabiendo que él los estaba escuchando.

-... Linda... Linda, chica...- dice el chico.

-Parece que le gustas al rarito- se burla la chica, lo que pone nervioso al chico.

-No le escuches... Ellas solo son unas personas molestas, no saben nada...- las chicas se muestran ofendidas -Soy Jenifer Milhard, pero puedes decirme Jeni... ¿Cómo te llamas?

-... Jeni... Jeni...

-Él es Leslie.

-Leslie... Si me permite, doctor, quisiera darle algo a Leslie...- el doctor accede, a lo que ella saca una cinta azul -¿Te lo puedo poner en la muñeca?...- preguntó Jenifer con una voz suave, él asiente un poco inseguro, dejando que ate la cinta a su muñeca con un nudo suave -Cuando te sientas nervioso, mira la cinta y piensa en cosas azules, a veces las cuento. Me ha ayudado antes, y pensé que podrías usarla... No tienes que tenerla puesta, si te molesta, puedes guardarla en tu bolsillo si prefieres...

-... Jeni, azul... Azul- ella se extraña hasta que mira su gabardina y su sombrero.

-Oh, sí... Tengo ropa azul, por un momento lo olvidé...- dice con una pequeña risa.

-Jeni, azul... Linda, Jeni...

-Es un gusto, Leslie. E igual a usted, doctor...

-Dr. Marcelo Jiménez, Jenifer, actual director de esta institución- ella y las chicas se muestran atónitas, ninguna de ellas lo conocía en persona.

-Eso es... Inesperado. Es un placer, doctor.

-Puedo ver que entiendes claramente el trabajo que vas a hacer aquí, más de lo que esperaba. Verás, el puesto de enfermera también está previsto para ser mi asistente, teniendo de paciente prioritario a Leslie.

-¿Prioritario?

-Qué debes atenderlo como prioridad ante emergencias, sea por mi ausencia o falta de disponibilidad. Así que, si me permites una copia de tu currículo, puedo contratarte oficialmente para el puesto.

-Oh... Claro, aquí está...- le entrega una hoja de su carpeta -También tengo una carta de referencia de...

-Lo sé, él la dejó en mi oficina hace dos meses. Créeme que estaba esperando tu llegada y me alegra que sea así... Señoritas, pueden retirarse, ya no estamos facilitando las entrevistas- las chicas se van molestas -Ahora, a Leslie no le gusta mucho entrar en estos cuartos y...

-Oh ¿Quiere que busque a alguien o...?- Leslie la agarra de la muñeca, manteniendo la mirada al suelo.

-... Creo que es mejor que me esperen aquí ¿Esta bien?

-... Claro, no hay problema...

Jiménez entra en la oficina, Leslie y Jenifer se sienta en las sillas cerca de la misma. Cuando ella vio al chico por primera vez lo notaba bastante tembloroso e inquieto, como si tuviera miedo; pero ahora respira con calma y susurra ciertas cosas tiernas sobre ella, que aunque le extrañaba, le daba cierta ternura a la chica. El doctor salió de la oficina con un papel que entrega a la joven, con un número de casillero y algunos horarios, dando a entender que había registrado a Milhard como una enfermera en el sistema del hospital oficialmente.

Los tres se dirigieron al cuarto del paciente, donde dejaron que Leslie se sentará en la mesa a dibujar, ambos salieron de la habitación, quedando frente a la puerta. Jenifer esperaba alguna fecha de inicio o alguna indicación del doctor, sobre todo al notar que estaba algo inquieto, aunque las palabras que hablaron ese día fueron inesperadas para ella.

-Jenifer, debo notificarte que este paciente en especial, Leslie, es muy sensible a lo que ocurre a su alrededor. Esta es su documentación de paciente, para que pueda entender y este lista- le entrega un documento.

-Gracias ¿Cuándo empiezo?

-Mañana, nos encontramos aquí a las 7. Y espero no le moleste quedarse aquí en el hospital con las enfermeras, ya sabe, en caso de una emergencia que no pueda atender respecto a Leslie, al menos en los días laborales.

-Sí, no tenía un lugar fijo que estuviera cerca de la institución. Estaré lista...

-¿Sabes?... Leslie nunca se había acercado a nadie solo, nisiquiera a las actuales enfermeras qué llevan un tiempo conociéndolo, parece tenerte un cierto apreció, una conexión especial.

-¿Usted cree?- una hoja es deslizada bajo la puerta, en esta hay un dibujo de palitos, era un patio con dos personas, una vestía de azul y tenía una flor azul en la cabeza.

-Yo diría que sí.

...

-No puede ser... Es esa niña...

-Es imposible que haya venido a voluntad después de lo que le hice... A no ser que...

-... Si no recuerda lo que ocurre aquí, entonces... Puedo hacer que el plan funcione...

-Pero debo estar seguro, ella debería sentirme cerca...

-Veamos si sigo presente en tu mente, Jenifer... Veamos cuanto puedo hacerte gritar...

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