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¡Mi primera historia se SNV que emoción! Como saben no soy muy dada a escribir NSFW ya que la verdad no se como hacerlo y tampoco es de mis cosas favoritas, pero me emocioné un poco escribiendo esto y pues aquí estamos.

También aclaro que aquí Anubis no tiene experiencia alguna en la cama.

Espero que les guste 🤍

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Terco, obstinado, idiota, molesto, necio, arrogante y ladrón de oportunidades. Esas eran solo unas cuantas formas en las que Anubis podría describir a Susanoo. Lo exasperaba. Había esperado tanto para ser el siguiente peleador y ahora él le había arrebatado su oportunidad.

Esperaba que perdiera, que ese humano fuera capaz de borrar su existencia y librarlos a todos de su estúpida sonrisa y su terquedad. Ya lo habían expulsado una vez después de provocar una gran angustia a su hermana por sus terribles acciones pero le habían permitido volver cuando "aprendió su lección". Tonterías, los idiotas nunca aprenden.

Y aún así. Con lo mucho que lo frustraba su presencia, su forma de ser y el hecho de que le había tocado su turno en el Ragnarok... todavía no podía resistirse a su presencia imponente que lo atraía.

Tal vez por eso aceptó reunirse con él en su habitación tan fácilmente. Tocó su puerta y una voz desde adentro lo invitó a pasar. Al entrar el interior del cuarto era lo que esperaba, una decoración japonesa muy tradicional. Había una reconstrucción de la espada que usó en su duelo con Amaterasu por ver que engendraba más deidades de los objetos inanimados. En el centro de la habitación estaba Susanoo sentado frente a una mesa con dos tazas y una botella de licor. Vestía un yukata más sencillo que la ropa que usaba normalmente y lo recibió con una gran sonrisa.

—Muy bien, acabemos con esto ¿para qué me llamaste?

Susanoo sirvió nihonshu en unos vasos para compartir con su invitado. —Oye, no seas tan impaciente, siéntate un momento, no tenemos prisa, aún falta para el siguiente combate.

Le hizo una señal para que tomara asiento mientras le ofrecía un vaso.

Anubis por orgullo hubiera rechazado. Pero decidió darle una oportunidad a lo que tuviera que decirle. Le aceptó el trago y se sentó en uno de los asientos de su habitación.

—Primero, quiero disculparme por lo que pasó en la sala de reuniones, a veces provocó una escena aún sin querer —se rió, como si fuera algo gracioso— aún así espero que no hayamos quedado en malos términos, estamos en el mismo lado después de todo y tenemos que ser un equipo.

Anubis se tomó la bebida de un solo trago. Este tipo era un sinvergüenza. —¿En serio? Me quitas el turno que tanto había esperado ¿y piensas que con una disculpa todo quedará olvidado?

—Si —le respondió sin dudar con una sonrisa en el rostro.

La cara de Anubis se puso roja de la ira. Este tipo era de lo peor —¡No idiota! ¡Claro que no te aceptó la disculpa! —le gritó con ira a la cara.

—Ah, qué pena. Pero bueno, al menos lo intenté —tomó un tragó de su vaso y de paso le sirvió un poco más a Anubis—. Ahora solo queda una última cosa que quería pedirte.

—¿Todavía tienes el descaro de pedir algo más?

—Si. Te quería pedir que te acuestes conmigo.

Anubis dejó caer su vaso al suelo el cual se quebró en pedazos y derramó la bebida en el suelo.

¿Había escuchado bien? Esto debía ser una broma, una jodida broma de mal gusto. ¿Él? ¿Acostarse con Susanoo? No, de ninguna manera, ni aunque el propio Ra bajará y le exigiera que lo haga.

—Y bien Anubis, ¿aceptas?

El dios comenzó a temblar, no podía decir si era de la ira o los nervios pero estaba seguro que hasta Susanoo lo notaba. Sus orejas ardían y su boca temblaba intentando encontrar las palabras.

—Yo... por supuesto que... que...

Las palabras no salían de su boca y eso sólo parecía divertir al otro dios que se levantó y se acercó a él. Los pedazos de su vaso roto crujieron bajo sus pies.

Era mucho más alto qué él, incluso cuando estaba sobre la mesa Anubis solo le sacaba unos centímetros de altura. Susanoo tuvo que agacharse para quedar cara a cara. —Eres el cachorrito más lindo que he conocido —cortó la distancia entre ellos y besó sus labios.

Las pupilas de Anubis se dilataron por la sorpresa. Intentó empujar a Susanoo pero era inútil, él dios era como una montaña inamovible. No tardó en rendirse y continúo el beso por voluntad, aún podía saborear el nihonshu en sus labios volviendo su beso algo embriagador de una manera más literal.

Anubis no tenía mucha ropa encima y Susanoo no perdió mucho tiempo desnudandolo. —Eres tan bonito, ya veo por qué los egipcios se morían por verte.

—Vuelve a hacer un chiste así de malo y haré que te reúnas con tu madre.

La risa del japonés estaba llena de humor por su respuesta. —Amo esa lengua afilada tuya, solo suma aún más a tu encanto.

Tomó a Anubis en brazos y lo llevó a otra habitación donde se encontraba su cama. Lo recostó con sorprendente cuidado y Susanoo no tardó en quitarse su yukata, revelando que no llevaba nada debajo. Este hombre era tan seguro de sí mismo que ya estaba preparado para follarselo sin dudar de que no aceptase su propuesta.

Se colocó encima de él y sus besos bajaron hasta su cuello y sus manos se mantuvieron ocupadas recorriendo su cuerpo. Acarició sus músculos como si quisiera memorizar con sus manos cada parte de él. Su mano izquierda se quedó jugando con uno de sus pezones, pellizcandolo y Susanoo se divirtió con los sonidos que sacaba del dios.

Su mano derecha bajó hasta tocar su culo, que ya estaba empezando a mojarse. —¡Vaya! Y solo te he acariciado y besado, ¿ya me deseabas incluso antes de mi invitación para que estés así solo por mi? —Le preguntó divertido antes de presionar más e introducir uno de sus dedos para empezar a acostumbrarlo. Anubis jadeó complacido y sus manos arañaron la espalda de su amante.

Anubis no respondió a su pregunta, más por la vergüenza de admitir su atracción que por otra cosa.

En cierta forma, el orgullo de Anubis se sentía herido. Se supone que él era el formidable dios de los muertos. El encargado de guiar a las almas y pesar sus corazones en su camino al más allá. No debía de estar en esta posición tan bochornosa. Debajo del hombre que le quitó su derecho de pelear y jadeando de placer por la forma en la que lo tocaba.

Pero no podía y tampoco quería parar. Quería sentir el calor de su amante esta noche, unir sus cuerpos y olvidar que estaban en medio de una competencia que tenía a humanos y dioses luchando por la supervivencia.

—¿En qué tanto piensas mi cachorro? —le preguntó el dios japonés— Tus pensamientos deberían estar solo en este momento.

Con su mano izquierda apretó uno de sus gruesos muslos. Habiéndose quitado los pantalones hace rato ahora podía sentir el calor de su piel. Su pene estaba erecto y goteando líquido preseminal de lo caliente que estaba.

—Si... si dejaras de jugar y me follaras de una buena vez podría enfocar mi mente en el ahora —gruñó exasperado, los juegos previos ya habían durado suficiente.

Susanoo se rió entre dientes y sacó sus dedos húmedos de él. —Tan exigente como siempre mi cachorro.

—¿Vas a seguir hablando o ya vas a–?

Las palabras murieron en su boca al sentir el pene de Susanoo frotarse contra él. Bajó la mirada completamente rojo y se sorprendió de ver el pene de su amante. Esperaba que por su tamaño fuera grande pero verlo en persona era distinto.

La diferencia en sus tamaños era absurda y por un momento temió de que no fuera a soportarlo. Susanoo dijo nada antes de empezar a empujar de a poco su pene hasta introducir apenas la punta.

Un dolor recorrió a Anubis que lo hizo patear su pecho intentando alejarlo. —¡Basta! ¡Basta! ¡Detente!

La repentina negativa de Anubis sorprendió al dios que rápidamente retiró su miembro.

Anubis cubrió su rostro avergonzado por la experiencia. —No... no estoy listo aún.

Susanoo parecía desanimado por su respuesta pero una idea llegó a su cabeza volviendo a animarlo. —No te tienes que preocupar por eso, conozco una forma en la que ambos todavía podemos hacerlo.

El dios no esperó a que le diera una respuesta antes de tomar sus piernas y juntarlas para pasarlas sobre su hombro. Anubis estaba confundido hasta que Susanoo pegó su cadera y metió su pene entre sus carnosos muslos.

—¡¿Ah?! ¡¿Qué crees que haces?!

—Salvo nuestra velada.

Se acomodó en una posición en la que su pene estuviera junto al de Anubis antes de comenzar a moverse y frotar ambos miembros.

El calor ahora había subido hasta sus orejas. El calor y la vergüenza nublaban la mente de Anubis. Levantó la vista para ver a Susanoo, él también estaba rojo y jadeaba mientras seguía moviéndose y frotándose contra él.

—Eres maravilloso Anubis. Tu cuerpo es hermoso, podría follarte durante todas las rondas que faltan y aún así no tendría suficiente de ti.

—¿Có... cómo puedes decir algo así con una expresión tan seria?

—Porque lo digo totalmente en serio.

Aunque solo se estaban frotando Anubis estaba ya a su límite. Fue el primero en venirse sobre su propio vientre.

Susanoo era el más dedicado siguió frotándose contra él y apretando sus muslos con su mano hasta no resistir más y correrse, manchando aún más el cuerpo del dios cánido.

Exhausto, se bajó de la cama con torpeza, para buscar un pañuelo con el que limpió el cuerpo de su pareja. —Vaya desastre quedaste hecho cachorrito.

—¿Y de quién es la culpa?

—El sexo es algo que se hace entre dos personas querido, no puedes culparme de todo solo a mi —dijo sonriendo.

Al terminar de limpiarlo fue a su clóset y comenzó a vestirse con sus ropas más formales que usaba más a menudo para presentarse ante los otros dioses.

Anubis se sentó al verlo vestirse. —¿Te marchas?

—Si, Zeus me había pedido hablar sobre el siguiente combate en el que participaré.

Tomó su garrote y se acercó a Anubis para darle un beso en los labios. —No tardaré mucho, puedes quedarte a descansar aquí y te traeré algo para comer cuando regrese.

Se despidió de él y salió del cuarto para encontrarse con el líder de los dioses. Anubis se quedó en el cuarto, debatiendo si debía irse o esperarle. No puedo evitar pensar en sí mismo como un perro fiel esperando a su dueño si escogía la segunda. Pero la oferta de la comida era tentadora y terminó acostándose y cubriéndose con las mantas.

Involuntariamente terminó olfateando las almohadas cuando se acostó sobre ellas. Olían igual que el cielo ante una tormenta que se acercaba a lo lejos, trayendo consigo la lluvia, el viento y los rayos. Se notaba que era aquí donde dormía Susanoo cada noche.

—Es un olor agradable... —dijo para sí mismo.

Antes de venir había deseado fuertemente que Susanoo perdiera su combate, para reclamar el la gloria en la siguiente ronda. Pero ahora al pensar en eso su corazón dolía. Abrazo la almohada y se cubrió hasta arriba con las manos para rodearse del aroma de Susanoo.

Verdaderamente ahora parecía un cachorro triste porque su dueño se fue a trabajar.

—Mas te vale cosechar otra victoria para los dioses, Susanoo.

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Es la primera vez que escribo thighs fuck, espero que lo hayan disfrutado o que se entretuvieran leyendo.

No se como terminar esto así que les dejo una pequeña curiosidad por si gustan leerla jaja.

¿Sabían que uno de los animales con los que se asocia a Anubis era el chacal dorado Africano? Pues bueno en 2015 los análisis comprobaron que en realidad no es un chacal y que en realidad es un lobo, por que ahora es el lobo dorado Africano.

Esto volvería a Anubis un dios con cabeza de lobo y no un dios con cabeza chacal como se suele decir jajaja.

¡Si les gustó les agradecería que dejasen su voto y su comentario! Bye bye 💖

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