XIX. Ipsum


Mi mente comienza a derrumbarse con una alarmante rapidez.


Con suerte, terminaré recordando mi nombre.

Mi infancia parecía agua entre mis dedos cuando intenté aferrarme a sus recuerdos.


El dolor era tan insoportable que no me podía mantener consciente ni un minuto. Y eso es lo que no entienden los verdugos.

Siempre pidiendo mis confesiones en medio de mi dolor. 



No podía hablar, ni gritar... Mi voz había desaparecido desde hace mucho.



No sé cuánto tiempo he estado en las mazmorras en donde no hay luz del Sol. Me atrevo a decir que ya ni me acuerdo de la sensación del Sol en mi piel.


Sentía que me llevaban arrastrando a un lugar que no era mi celda, la cual no sé si compartía o si me encontraba solo en ella. Esperaba que me llevaran al fin a quemar o a colgar y, así,  terminar con esta miseria de la cual mi vida se ha convertido.


-Vaya, ni consciente está... No va a servir en ese estado


Las voces las escuchaba como debajo del agua estuviera... y sólo entendía algunas palabras. Todas provenientes de desconocidos, o eso creo.


Espero siempre la voz de Bill retumbar en mis oídos, anunciando su llegada y pidiéndome perdón por el abandono.



Pero jamás llega. 



Y el odio me consume. No solo hacia Bill, si no hacia todos. A mi familia, a mis verdugos, a los demás prisioneros... a mí mismo por ser tan imbécil y haber caído en la trampa del demonio; peor aún, parecer inútil sin él aquí al yo enamorarme perdidamente. 



- Vamos, bebe- sentí en mis labios el refrescante caer del agua. Mi mente pareció despejarse de aquella bruma de incoherentes pensamientos. 

Abrí mis ojos levemente, encontrándome con Noah, el prisionero que se ha convertido en mi único amigo. 

- Tienes que comer. No te des por vencido tan rápido- me susurró, mientras me acercaba algo que quizá era comida. 

Yo bien sabía que esa era su comida, porque a mí no me han alimentado desde que entré a la fuerza a este lugar tan denigrante.

- Ya me dí por vencido- alcancé a responder- No gastes tu comida y agua en un cadáver


Noah se quedó callado, pero no dejó de intentar alimentarme con la mitad de un pedazo de pan. 



Es un alivio tenerlo. Ha sido un amigo importante en estos terribles momentos. Aún cuando le he dicho mi verdad, no me tuvo desprecio. Me ha ayudado y apoyado, aunque no tengo ni idea del por qué. 


Quizá es cierto que aún hay gente buena en este mundo. 



Volví a cerrar los ojos, y con eso, volví a caer en el limbo de la inconsciencia. 



Mi infancia volvió a tomar posesión de mi mente. 

Me sentí transportar hacia aquellos años cuando empezaba a notar lo cruel que es la vida y el destino. 


Yo bien sabía que mi mente ya no estaba bien, al menos no para mi corta edad. 


¿Y cómo no debería estarlo? Vi a mis padres colgar como si de una bizarra exhibición se tratase. 


Recuerdo haber estado con mi niñera, quien me estaba dando un paseo al yo ser un niño tan hiperactivo. 


Recuerdo la conmoción que había en el lugar, y en como susurraban al verme. 


- ¿Qué pasa ahí?- le pregunté a la niñera que con trabajos la recuerdo. 

- No lo sé, señorito- respondió. 


Yo siempre he querido respuestas. Nunca lograré conformarme con un "no sé". 


Me solté de la mano de mi niñera y corrí hacia el centro de la conmoción. Todos me dieron el paso, ningún ser me paró y me impidió ver aquella escena. 


Todos odiaban a mis padres, y yo por ser su hijo, debo pagar las consecuencias del odio y resentimiento. Aún cuando sea cruel hacer que un niño tan pequeño tenga esas deudas. 


Ya lo había dicho. La vida es injusta y no tiene piedad alguna. 



Recuerdo la sensación de completo terror invadir mi cuerpo, dejándome inmóvil en mi lugar. Ni gritar de terror pude: sólo fui capaz de ver fijamente los cuerpos inertes de mis padres, esperando a que siguieran vivos. 

Recuerdo a mi niñera tomarme en brazos y cubrir mis ojos, mientras gritaba algo que he olvidado... o que quizá mi mente ya no pudo guardar ante tal conmoción. 


Recuerdo que fueron días turbios y oscuros, en los cuales me mantenía encerrado en mi habitación con las mantas encima, despertándome en la oscura noche gritando y pataleando, buscando por mi madre cantarme o por mi padre diciéndome que tengo que ser un hombrecillo valiente. 



Pero ya se habían ido, arrebatándome la seguridad de alguna vez sentir calidez en mi vida. 


Porque me arrebataron mi infancia en cuestión de sólo unos segundos. 



Conocí a mi tío Ford una noche en la que desperté gritando en busca de mi mamá. 


No dejó que mi niñera me abrazara: la sacó de la habitación y se quedó viéndome, inmóvil como una estatua. 

Recuerdo su severa mirada con desaprobación que tanto odié. Le grité y le aventé algo que simplemente no llegó a él, pero que aún así lo hizo enfurecer.



Se acercó a mí a grandes zancadas y me dio una bofetada que hizo mi visión borrosa. 

- Es decepcionante ver como el peso de la familia Pines va a caer sobre un niño tan inútil y llorón como tú- me gritó y volvió a golpearme- Se un hombre, maldita sea. Y si no puedes, es mejor que acompañes a tus padres



Recuerdo lo solo y asustado que me sentí esa noche... Y avergonzado. 

Si acaso tenía algunos deseos dignos de un niño de mi edad, se perdieron. 



Muchos tardan en madurar años.



Pero yo lo hice en una noche. 


Dejé de jugar con mi hermana y con mis amigos. Dejé de pedir que mi niñera se quedara conmigo, con una vela en la mano, hasta que yo me durmiera. Dejé de temer a la oscuridad y a las viejas leyendas. Dejé de ansiar dulces aún cuando mi boca se llenaba de saliva por querer probarlos.

Dejé de cubrir mis ojos en cualquier ejecución y los mantuve bien abiertos, aún cuando sabía que me esperaban las peores pesadillas. 

Dejé de temerle a mis pesadillas. Dejé de gritar ante ellas y me obligué a pasar una noche en vela soportando la paranoia de que aquellos terribles sueños se hicieran realidad. 

Dejé de hacer muchas cosas solo para que mi tío jamás me viera con aquella mirada de decepción que odio desde la primera vez que la vi. 


Aquella mirada que se convirtió en mi Némesis.


~


Abrí los ojos en la sala de confesiones, donde el Señor Feudal me veía fijamente, con un leve toque de curiosidad.


Volví a cerrar los ojos para estrechar con fuerza mis recuerdos. Sin embargo, ya no estaban en ninguna parte. Se habían esfumado justo como los demás recuerdos. 


Me estoy convirtiendo en un cascarón vacío. 


- ¿Dónde quedó aquel joven tan pulcro que veíamos en la Iglesia?- preguntó.

- Ya lo han matado- respondí- ¿Puedo preguntar cuánto tiempo ha pasado?

- Lo suficiente como para que te vayas preparando para la hoguera. No has dicho nada en la tortura y ya se aburrió el verdugo. Quizá te quedan unas semanas más


No me sorprendió, creo que hasta sentí alivio. Mis extremidades ya no se sienten, varios de mis huesos están fracturados y mi mente ya está rota, dejándome solo unos minutos de conciencia para sentir el dolor siempre presente. 


- ¿Qué ha pasado con mi familia?- pregunté.

- No lo sé, han desaparecido- respondió- Ya no tienen terrenos, ni fortuna por la cual vivir

- ¿Y el diezmo?

El señor feudal rió.

- No se lo vamos a cobrar. Sus riquezas son más de un diezmo. Ya han sufrido mucho con la decepción de lo que has hecho

- Se lo agradezco- susurré. 

Mi vista se nubló de nueva cuenta. Yo bien sabía que volvería a ser un cascarón vacío en cuestión de minutos.


- ¿Quieres tener una confesión?- me preguntó con amabilidad- Sin torturas y con un sacerdote

Yo sonreí ampliamente.

- No merezco eso... aunque, si me lo permite, quiero pedirle algo- susurré, sintiendo mis parpados pesados.

- ¿Qué es?

- Si encuentra a mi hermana, pídale su perdón de mi parte. Quiero que ella sepa cuánto lamento haber arruinado su vida y cuánto la quiero, que jamás la abandonaré. Aún cuando esté en el Infierno ardiendo, la recordaré y rezaré para que tenga una mejor vida


Me quedé sin aliento, y unas lágrimas de absoluta tristeza cayeron por mis mejillas. 


- Se lo diré, lo juro- habló el señor feudal después de un momento de quedarse en silencio- No te preocupes, Mabel es conocida por su gran corazón y no dudo que te dará su perdón

- Gracias. Perdón por no ser lo que usted y el pueblo esperó de mí. Es muy tarde para arrepentirme, pero sé que he hecho un completo error y me arrepiento de ello- susurré y sentí una palmada en mi hombro de su parte. 

- Me encantaría darte la opción de redimirte. Tienes un gran corazón y una nobleza impresionante. Sin embargo, soy el único que lo piensa, al igual algunos de los campesinos que no les importa que hayas hecho tal cosa. Muchos están decepcionados de que uno de los jóvenes más amables haya pactado con el diablo. Y otros quieren tu fortuna, y ver a los Pines caer- me dijo, parándose de su asiento- La vida sin los Pines es... interesante. No buena ni tampoco mala... sólo interesante


Me tendió la mano para que la estrechara, algo que hice.


- Fue un placer conocerte, Mason Pines. Que Dios tenga piedad de ti


Y sin decir otra palabra más, salió de la sala. 


Al igual que mi consciencia. 



Escuché la voz de mi hermana en mis recuerdos. 

Me exigía jugar con ella. 

Recuerdo yo haberle negado. 

Recuerdo sus ojos llorosos suplicándome que jugara con ella.


Los dos perdimos a nuestros padres... pero quizás ella perdió a su hermano. 

Yo me perdí a mí mismo. Me moldeé a deseos de mis tíos y de la sociedad. 


Quizá el Mason Pines que soy ahora es una mentira... y el verdadero Dipper Pines murió junto a sus padres aquella trágica y gloriosa tarde.


Los sentimientos que he tenido los escondo o los cambio por otros. 


Jamás mostré mis verdaderos sentimientos. 

Porque mis sentimientos son imperfectos.



Y un Pines debe de ser perfecto.


~


Intento recordar a mis padres, pero no me llegan sus nombres  siquiera a mi mente. 


Hay cosas que simplemente ya no recuerdo por más que escarbe en mi mente. 



Y siendo sincero... me he dado por vencido.



Las torturas siguen. Me ahogaron tanto que me desmayé dentro del agua. Me estiraron tanto que ya no puedo mover mis piernas ni mis brazos.

Reconozco que han roto mi mente y que sólo una parte de mí se mantiene aún consciente de todo lo que pasa a mi alrededor.


Noah sigue a mi lado alimentándome y cuidándome. 

Recuerdo, entre fragmentos, que le pregunté por qué me trataba tan bien aún cuando había pecado tanto.


Él respondió que le recordaba a su nieto, quien murió de un extraña enfermedad.


Quizá he hablado de más entre mis delirios, porque a veces escucho la voz del viejo compadecerme entre ellos.



Pero es como un grano de arena entre un tornado: desaparece rápidamente y no ayuda a calmar mis tormentos.


Hoy era un día en el que mi cuerpo estaba entumecido, y por ello, me mantenía consciente y sin dolor. Me mantuve sentado viendo las grietas de la pared con detenimiento. Sentía la presencia de Noah a mi lado, pero no he querido verlo ni intentar hablar con él.


Escuché la puerta de mi celda abrirse, sin embargo, no dirigí la mirada. Apostaba a que eran mis verdugos que buscaban un poco de diversión en torturar mi ya desecho cuerpo.



A mis oídos llego la voz del viejo Noah, quien seguramente intervenía por mí y pedía que ya no me hicieran más daño.

Esperaba a que me alzaran del suelo y me llevaran arrastrando hacia el santuario de la tortura.



Pero no me esperaba que una mujer de mi edad se sentará en frente de mí, viéndome con ojos llorosos.

- Dipper- dijo mi nombre entre sollozos.

Cubrió su boca con sus manos. Su cabello castaño caía descuidadamente sobre su rostro cuando aumentó su llanto.

- Oh Dipper, ¿qué te ha pasado?- sollozó.


No quise decir nada, porque parecía que cualquier suspiro la rompería.

Sin embargo, la curiosidad me ganó y quise saber a toda costa quien era la mujer que se preocupaba tanto por mí.



- ¿Quién es usted?- mi voz salió en un susurro ronco, pero calló sus sollozos.


Me vio con ojos atónitos.



- Soy yo, Dipper. Soy Mabel- respondió, quedándose en silencio, según yo esperando una respuesta aceptando conocerla.



Y juro que intenté escarbar entre mis pocos recuerdos, pero lo único que veía era a un demonio ámbar de extraño nombre y de extraños modales, pero con una forma tan atractiva e inteligente de seducir. Y sé que lo amé, pero él me abandonó y es su culpa de que esté siendo torturado...


No veía a ninguna joven como ella entre mis corrompidos recuerdos.


Negué lentamente, y ella rompió en un doloroso llanto. Quería tocar su hombro para hacer que de alguna forma se tranquilizara. Pero no podía mover ya mis brazos, no desde que rompen mis huesos desde hace ya tiempo. 


Parece que llevo una vida entera aquí en el calabozo. 


Y no descarto la idea de que pueda ser así. 


No recuerdo más que el dolor de cada maquina, y las risas de diversión de los espectadores en mi sufrimiento. 


- Soy tu hermana, Dipper. Soy Mabel- esas palabras fueron como una explosión en mi mente.



Mi aliento me dejó sin aviso alguno. Parecía que me estaba ahogando y mi vista se nubló. Me sentía debajo del agua. 

Sin embargo, unos recuerdos invadieron mi mente. Distorsionados, rotos... pero legibles para mi entendimiento. 



Los recuerdos más queridos están en lo profundo del corazón.

Sólo basta con que se busque en el lugar exacto donde la luz dejó de reinar. 


Mientras mi corazón y mente se perdían en medio de toda la destrucción y el fuego, llegó a mi un pequeño astro de luz, inferior a toda la oscuridad que me rodeara. 


Eras tú y mi hermana. 


Oh, mi pobre hermana que tendrá que lidiar con las estupideces que dejé.

Tengo que disculparme por eso... y por dejarla. Las llamas están cerca de mí, y no puedo hacer nada para apagarlas... sólo esperar a que me consuman. 


Y tú, al que odio por haberme dejado. 

Pero que te sigo amando en lo más profundo de mi ser, y sigo esperando por ti. 


¿Espero en vano?


Un susurro entre gritos de dolor llegó a mis oídos. 

"... si algo malo llegase a pasar, sólo di mi nombre siete veces..."


Era un susurro reconfortante. Sutil entre los gritos de guerra, pero que a mí me sonó  fuerte y claro.

"... Estaré al instante, no importa cuándo..."



¿Debería creer en tu palabra, Bill?



Desperté como si al fin pudiera respirar después de mucho tiempo. 


Mi mente estaba más despejada y algunos recuerdos los tenía con claridad, mas no todos. 


Desgraciadamente, el dolor de mis heridas ahí estaba... y decir que era insoportable es poco a lo que en realidad sentía. 


- Oh, vaya. Has despertado- dijo Noah, quien estaba a mi lado.

- No creo estar consciente por mucho tiempo. No soporto ni respirar- respondí. 

- Pues antes de que te desmayes, tu hermana dejó un mensaje para ti


Mi dolor pasó a segundo plano con la mención de mi hermana. Mi corazón dio un vuelco de alegría y melancolía.

- Dijo que te iba a extrañar... y que no había nada de lo que debieras disculparte


Mi corazón se sintió en alegría y tristeza,  unas sensaciones tan opuestas que querían hacerme explotar.



Bajé mi rostro y dejé llorar libremente a mi lastimada alma.



Si acaso Bill no venía a salvarme... al menos moriré en paz por haber visto a mi hermana y que ella me haya disculpado.

Tendré una razón de soportar las llamas del Infierno.



...¿Debería creer en tu palabra, Bill?...



•~•~•

Hola, estrellitas!!! La Tierra les dice hola!!! ♥♥ (⌒▽⌒)

SE ACERCA EL FINAL.

Ya me voy. 

Recuerden cuánto los amo 

...

Mushos abrashosh ashfixiantesh y beshosh baboshotesh!!!!♥♥♥


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