- Capitán, es hora

Los ojos plata del afamado hombre voltean a ver al padre al verse interrumpido mientras fumaba tranquilamente

- Bien, terminemos con esto - tiró su cigarrillo al piso y lo aplastó para jalar el brazo de la mujer tirada a su lado - Camina, puta

Los cabellos se movieron de la cara de la pobre diabla para rebelar un rostro joven y hermoso con una mirada profunda que le dedicaba rencor y odio, ¿Quien diría que tal jovencita sería una esposa de Satán? es por eso que el capitán Ackerman era tan famoso, la misma destreza que mostraba en el campo de batalla liderando a sus hombres la mostraba a la hora de distinguir a una bruja de verdad entre un montón de acusadas. Ante él podía hacer nada para esconderse, ni para salvar su alma en ese momento, simplemente se dejó arrastrar por el calabozo hacia la salida

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz del sol pudo ver a toda la multitud amontonada a ambos lados del camino hacia la hoguera, hombres y mujeres le lanzaban insultos y alimentos podridos o simplemente la miraban con asco, miedo o lastima; ¿Con qué derecho? muchos de ellos, sin siquiera haber visto a lucifer, habían cometido más pecados que ella .

Y luego estaba él, el hombre que la venía arrastrando, no sabia cómo sentirse ante al hecho de que no podía evitar mirarlo cómo las doncellas y señoritas nobles lo miraban desde lejos; " que irónico, tan fuerte, tan intimidante, tan atractivo y tan oscuro cómo el mismo lucifer " pensaba "es el mismo hombre que nos que quema vivas por entregarle a nuestra alma, ¿por eso será que somos presa tan fácil para él? ¿será que no pensamos dos veces al correr hasta un hombre que nos recuerda al señor oscuro" posiblemente sí era la respuesta. Después de todo, a pesar de ser bruja y cazador, seguía siendo una niña de dieciséis años frente a un hombre mayor y atractivo

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar la madera crujiendo bajo sus lastimados pies descalzos. Miró el moretón en su piel tan llamativo cómo la sangre en la nieve, en la misma zona dónde el soldado había ejercido presión; el miedo, la impotencia y la desesperación que sentía al estar al borde de la muerte no le impidieron a sus vellos erizarse cuando sintió la respiración de su verdugo en su cuello mientras le ataba las manos al poste.

El cantar de un cuervo le llamó la atención y le hizo levantar la mirada, no había supuesto mal, ese era el sirviente y mensajero de su prometido. Rompió a llorar, era demasiado tarde para pedir ayuda, sólo quedaba la posibilidad de dedicar unas ultimas palabras, pero, ¿Qué había que decir? ¿Por dónde empezar? arrepentimiento podía resumirlo bien; quería disculparse por caer en semejante trampa, por no ser lo suficiente para él, por desear a un hombre sólo por recordarle a su señor oscuro. Susurró un "lo siento" mirando al ave mientras se preparaba para reunirse con su autentico amo en el infierno

Rivaille no quería que el asunto tardara más de lo necesario, tomó la antorcha y esperó a que el padre recitara la letanía para expulsar al demonio, una vez le dieron la señal tiró la antorcha hacia la hoguera. Las llamas crecían y empezaron a consumir a la mujer mientras los gritos de agonía de su victima y los vitores de la muchedumbre les hacían coro

Decidió alejarse antes de que toda esa gente decidiera hacerlo el centro de atención y se alejó con la mayor discreción posible. Una vez que estuvo lo suficientemente lejos encendió un cigarrillo y encaminó sus pies a casa

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El "Ackerman Chateau" fue alguna vez la fortaleza del poderoso clan que servía a la corona por sus increíbles capacidades, ahora sólo estaba habitado por el último de sus miembros y de su antigua gloria sólo quedaban sombras. Ya no había guardias, ni se celebraban bailes o se sentía el aroma a comida recién hecha, esos eran sólo recuerdos de la época anterior a sus catorce años cuando entrenaba y vacilaba con su hermana y primos antes de la masacre que ordenó el rey; no se supo de más sobrevivientes, se le propuso servir a la corona o tener el mismo destino que el resto de su familia, había optado por cumplir el último deseo de su madre: que él siguiera con vida

Las puertas de madera rechinaron al abrirse, cómo siempre la soledad y el silencio lo recibieron. Los únicos cuatro sirvientes hicieron una reverencia desde las escaleras desde las escaleras mientras subía

- Bienvenido a casa, señor - saludó Petra, la ama de llaves

- Señor, la señorita Hange a venido de visita - dijo Auruo - Le dijimos que esperara en el salón principal, pero...

- olvidenlo, ya sé dónde está...

Uno de los jardines traseros estaba bordeado por paredes y pilares de piedra caliza y cubierto por un domo hecho de vitrales multicolor. En su interior había una fuente en la que las aves se refrescaban y crecían flores de todos los colores, tal vez esas eran las razones por las que era el favorito de Hange Zoe

- ¡LEVI! - exclamó la castaña tirada en el césped de forma alegre - ¡Quita esa cara, hombre, ni parece que estás viendo a tu mejor amiga!

- Mejor amiga mis huevos, eres un dolor en el culo que no desiste de seguir jodiendo aún si te mando a la mierda - Dijo mientras se sentaba a fumar en el borde de la fuente - ahora dime qué es tan importante cómo para que creas que me interesa

- Se trata de Rod Reiss de nuevo

- Ugh, dile que si piensa ofrecerme otra de sus hijas en matrimonio...

- ¡Hahaha! Lo dudo mucho luego de que espantaste a todas sus hijas en edad de casarse - se rió Hange - pero bueno, ese no es el asunto. Resulta que mientras el viejo daba un paseo por las afueras de sus tierras descubrió una especie de altar satánico

- Un bautizo oscuro...

- Podría ser, te envió un mapa con la ubicación exacta y te ofrece tu peso en oro si alejas a las brujas de ahí. De verdad parecía asustado

- Bien, partiremos está noche

- ¿Esta noche?

- Si, esta noche es luna de sangre, esas arpías aman hacer sus ceremonias en este tipo de eventos, siempre son bodas o bautizos, pero las bodas suelen ser en lugares privados y ocultos. Así que está noche tendremos un pequeño vástago que asesinar