Por una promesa.

Con el pasar de los años los vampiros se volvieron nada más que un cuento, una leyenda para asustar, personajes de ficción que encantan a más de uno. Seres que antes provocaban temor, respeto y con sus sola precencia bastaba para que de les diera lo que deseaban, solo unos pocos se atrevía a hacerles frentes, a dar sus vidas para cazar a esas peligrosas criaturas.

Libros sobre ellos hay muchos, algunos mostrando el lado romántico de esa raza, otros lo sanguinarios que podían llegar a ser, sin embargo no son considerados más que ficción, o historias fantásticas.

Todos menos uno.

El único en su tipo que se ha incluso investigado si es basado en hecho reales o el autor tendría una inigualable imaginación. La forma en la que se describía cada una de las torturas daba la impresión de haberlas vivido en carne propia, que en su piel se clavaron esos colmillos asesinos.

Krest Bellrose fue el autor de dicho libro, el que fue publicado poco después de que él muriera. Nadie se imaginaria que esas letras fueron más que nada una advertencia para la gente de esa época, para que supieran a que debían enfrentarse y como cuidarse de los vampiro.

Sin embargo en medio de tanta desgracia, sufrimiento y dolor que relatan esas páginas, hay escenas que nuestras a dos parejas, ambas igual de inusuales, ambas con un final trágico que no merecía ser. Lo que causaba aún más extrañeza era las últimas palabras en el final del libro.

" En donde sea que estén, espero que sean libres en verdad"

Parecían ser dirigidas a alguien en específico, alguien que conoció.

- ¿De nuevo con ese libro? Ya te lo sabes de memoria. Mi hermoso cuatro ojos.

La sonrisa juguetona de ese adicto a las manzanas que ama hizo que sus pensamientos cambiarán en un instante. Desde que descubrió ese libro escrito por un autor tan extraño no pudo dejar de sentir una extraña sensación de familiaridad, una que le daba una melancolía demasiado grande.

- Si lo leyeras sabrías por qué no puedo soltarlo. Y ya deja en paz las manzanas Kardia, no quiero pensar que te comiste todas las que traje está mañana.

- No, como crees.-dio un mordisco más, mirando como si acabara de hacer una travesura.

- No sé cómo no te da diabetes.

Dégel suspiro cansado, dejando el libro de lado el que su amado griego de cabellos azules tomo entre sus manos para mirarlo con curiosidad, antes de mirar el anillo que descansa en su dudo anular derecho, uno que paso de generación en generación en su familia, el que parecía estar hecho de un material muy parecido al hielo.

- ¿Sabes que está fue una historia real?

- ¿De que hablas?- lo miro con confusión.

- En mi familia se cuenta una leyenda cada que se pasa este anillo a un nuevo portador: se dice que fue hecho en el último aliento de un amor que no pudo ser, uno que se prometió volver a ser en una nueva vida, que sería una señal de haberse encontrado de nuevo. Se supone que se pasa al hijo mayor, pero Milo no lo quiso por alguna razón, dijo que algo le decía que debía llevarlo yo. Cuando encontre ese libro entre tus cosas y lo leí un día que tenías una fiebre intensa, había partes que me pareció haberlas vivido, ser yo el que esa a ahí. También la descripción de ese vampiro pelirrojo que murió después de su matrimonio m recordó tanto a ti que... Sentí un nudo en la garganta horrible. Me hizo pensar ¿Y si en verdad sucedió?

Dégel no supo que decirle al principio, si lo que le contaba era verdad quería decir que no fue coincidencia que se conocieran, que ellos mismos lo planearon en una vida pasada, una muy injusta. Miro con cariño a ese griego hiperactivo para tomar su rostro entre sus manos.

- De ser así, alégrate mi amado cazador, me volviste a encontrar.

No paso ni un segundo cuando se vio envuelto entre sus brazos, los que le transmitían todo el amor que siente por él.

- ¿Interrumpimos algo?

Milo llegó seguido de Camus, los dos más que ansiosos y curiosos por lo que venían a decirles y la escena que se encontraron, ya era normal ver a Kardia toquetear a Dégel sin importar en donde estuvieran pero esta vez parecía que estaba pasando a mayores cuando era todo lo contrario. Kardia levanto un poquito su rostro del pecho de ratón de biblioteca.

- ¿Les pasa algo?

- Dégel, tu tienes un amigo que es asesor de bodas ¿verdad?

Quedó mirando a su mellizo si entender, hasta que se dio cuenta de la forma en la que Milo veía a Camus.

- Albafica estará más que feliz de ayudarlos.

Kardia se despegó de su cuerpo en un segundo, más qué listo para tomar a su hermano mayor del pecho.

- ¿¡Te vas a casas y no me dijiste antes!?- zarandeo un poco a Milo antes de soltarlo y girar en dirección de su propia pareja - ¡Dégel, que sea un boda doble!

- Pero Kardia, tú y yo ya estamos casados.

El silencio reino en el lugar, a cada uno de ellos fue como si un dejá vù les hubiera llegado. Un raro sentimiento se apoderó de ellos y un vago recuerdo también.

Si, estará esa nueva vida que tanto antelación, una en qué pudieran ser felices sin una amenaza sobre sus cabezas, una vida que se prometieron tener, una que disfrutarían en verdad.

❄️

Después de tanto sufrimiento nuestros niños pueden ser felices de verdad.

Iba a ser un 50/50 pero el bicho adicto a las manzanas y su cubo lector se llevaron el protagonismo en este 2do epílogo porque los hice sufrir mucho a ellos dos 😭

¡Krestcito bello escribio su historia y la de sus niños para que no fuera olvidada y si que hizo bien su trabajo!

¡Me despido mis bellezas!

Creo que en un mes más o menos sacaré otra historia o dos, ya veré 🤔

¡Yo los amo!

ScorpioNoMilo 💕

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