31.

- ¿Que te...?- solo pudo mirarlo unos segundos sin saber si escucho bien o fue imaginación suya- ¿Por ultima vez? Dégel, dime que escuche mal.

- No, escuchaste bien. Es lo que quiero, sentirte dentro de mi antes de que se desate esta locura, antes de que...

- ¡Cállate!- lo tomó por los hombros con más fuerza de la que quiso- ¡No voy a dejar que eso pase!, ¡Voy a encontrar otro forma, debe haber otra solución! No quiero que me dejes tan pronto.

Dégel llevo sus manos a los cabellos rubios de su cazador, jugando con ellos entre sus dedos antes de tirarlos con fuerzas.

- Kardia, ¿sabes qué? Te lo he dicho varias veces, no importa lo que pase siempre te amare, y lo seguiré haciendo aún si no estoy en el plano terrenal.

En ese instante y con esas palabras Kardia termino de entender que no había otra salida más que esa: acabar con la vida de Zaphiri para liberar a su padre, y también para liberar a ese pelirrojo que ama con su vida completa, muy tarde lo entendió, el porqué Dégel y Camus accedieron a ayudarlos aún sabiendo lo que les esperaba a ellos una vez muerto el líder de su clan; a ninguno de ellos les gustaba la vida de un vampiro.

Volvió a rodear a su amado vampiro con fuerza, conteniendo las lagrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

- Hay una cascada cerca, y en ella una especie de cueva, la intemperie no es el mejor lugar pero...

- Sé que vas a amarme con el mismo cariño y cuidado como si estuviéramos en una cama. Vamos.

~•~

Milo siguió a Camus a la única habitación de esa cabaña, no le hizo ninguna pregunta por lo serio que se veía supo que era un asunto delicado a tratar, tal vez algun detalle que no podría decirle a sus compañeros. El silencio fue lo que los rodeo por minutos, los mismo que el pelirrojo paso dándole la espalda, no sabia porque pero eso no le gustaba en lo absoluto.

- ¿Que sucede, Camus?

El mencionado se giro en su dirección, seguía con la seriedad en su rostro, pero ahora lo miraba directo a los ojos como si con ellos quisiera decirle, gritarle algo, que no supo identificar tan fácil. Sintió sus propias manos sudar cuando el vampiro dio un paso en su dirección. Pudo ver mucho mejor cada una de las facciones de su rostro, descubrió hasta unas pequitas que no se le notaban de lejos.

- Milo, yo no soy como mi hermano, no soy bueno diciendo lo que siento en palabras.

Fue directo al punto, sin dar rodeos inesesarios que tal vez terminarían haciendo más incomoda la situación para él. Dio otro paso, el que lo dejo casi rozando su cuerpo con el de Milo, lo suficientemente cerca como par sentir su respiración.

- ¿Que vas a hacer?

El susurro del cazador tan cerca de su boca envío casi un escalofrío por su cuerpo. No le respondió con palabras; acortó la distancia entre los dos tomando por sorpresa  a Milo dejo un beso en sus labios, uno pequeño, el que llevaba todo lo que sentía por el otro en él, el cariño y amor que se gano en tan poco tiempo. Los vampiros tenían fama de hechiceros, que podían hipnotizar a su victima si lo querian, pero precia que esta vez fue al revés, él termino hechizado por ese hombre rubio, el que lo protegió en vez de matarlo esa vez que apareció en la Iglesia de los cazadores, el que lo siguió protegiendo, ofreciendo hasta su vida para que estuviera salvo. Si tan solo supiera.

Sus pensamientos fueron cortados cuando volvió a sentir sus labios tomados esta vez con algo más de brusquedad, pero con un cariño que no sintió antes, una mezcla extraña pero que le gusto.

- Te juro que si salimos bien de esto, no pienso dejarte.

Solo pudo abrazarse al cazador con fuerza.

~•~

El aliento caliente de Kardia golpeaba su cuello, sus manos recorrian su cuerpo con amor y cuidado, cada centímetro de él. Sentado sobre las piernas del rubio subia y bajaba sobre su miembro a una ritmo algo lento, pero que le encantaba a los dos, poder sentirse al máximo en cada roce, en cada movimiento. Los labios de Kardia jugueteando con el lóbulo de su oreja lo tenia suspirando, mientras que sus manos tiraban los cabellos rubios con algo de fuerza, cada vez que su punto sensible era tocado. 


Dégel levanto la vista al techo de roca, de donde caían gotitas de humedad, la que se mezclan con el sudor de sus cuerpos, las que acompañan el golpeteo de sus pieles. Se apodero de sus labios de nuevo, jugado con sus colmillos, pasándolos por los labios de ese hermoso cazador, su cazador, su Kardia, al que le dolía demasiado dejar tarde o temprano, quien esta tratando de demostrar cuando lo ama, en cumplirle tal vez su ultimo deseo. Se abrazo más a su cuerpo escondiendo su rostro en el cuello moreno.

-Déggie... sabes que te amo, y no me importa que tenga que buscarte en otra vida, lo haré. Podremos estar juntos de nuevo.

 
No pudo evitar que las lagrimas se acumularan en sus ojos, las que dejo salir sin importarle nada. Subió la intensidad de sus saltos, moviendo su cadera en círculos, deborando su boca con la de Kardia, derramando lagrimas que se mezclaron con las de su pareja, quien trato de atraerlo lo más posible a su cuerpo. Jurando en su mente que no seria la última, no debía porque serlo, lo volvería a ver aunque no fuera en esta vida.

Los colmillos de Dégel se clavaron en su hombro cuando sintió su cuerpo contraerse del placer, dejo que bebiera algo de su sangre, mientras el mismo mordía  su hombro dejando su propia marca en él. Lleno su interior en un ultimo movimiento. Se quedaron así largo rato, disfrutando del calor del otro, no queriendo separarse.

- ¿Estas bien?- seco con cuidado las lagrimas que aún bajaban por el rostro de su amado pelirrojo.

- Perdóname.

- No tengo nada que perdonarte, Dégel. No hiciste nada malo, fui yo el que cayó rendido a ti.

Lo ayudo a levantarse del suelo para tratar de cubrir su cuerpo con la ropa que quedo tirada por ahí.

- Vamos, debemos volver al menos con dos conejos si no queremos que se den cuenta de la que hicimos. Aunque no me importaria presumierte.

- Eres todo un caso.

🔥

Aquí les dejo su fantasmita para las lagrimitas, por si acaso 👻

ScorpioNoMilo.😢

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