Cinco

mi bubi intocable

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Crujiendo, verdes hojas ondulaban en el viento. Las voces y risas de chicas llenaban el aire. La transpiración brillaba en mi cara debido al calor desgarrador del sol que se vertía bajo nosotras en galones. Mis pies estaban estables. Mis ojos chocolate fueron ampliados.

No chingues, no Styles.

Ahora, sus declaraciones anteriores tenían completo sentido. Afirmó que "estaría protegida hoy." Pensé que sólo estaba siendo raro al momento, pero ahora, ahora lo entiendo. Este pequeño cabrón se refería al hecho de que haríamos tirolesa hoy.

Personas a quienes soy cercana preguntarían por qué yo estaba lista para hacerme pis en mis pantalones, considerando que generalmente estoy lista para un desafío como tirarme de un acantilado. Y un año antes de esto, habría estallado de la emoción. Sin embargo, siete meses antes, mi primo propenso-a-los-accidentes tuvo un mal funcionamiento de la correa y se estrelló contra un árbol.

Está bien, no se sientan mal. Igual me reí al principio.

Sin embargo, su factura médica no fue para reírse, con 23 puntos de sutura en su rostro, sin mencionar por otras partes y unas costillas rotas.

Sin más que decir, estaba teniendo algunas dificultades para respirar. Traté de recordarme que todas esas otras chicas podían hacerlo, y todas ellas estaban bien. Las posibilidades de que me estrellara contra un puto árbol eran escasas, lo que hacía aliviar un poco mi sufrimiento. Estaba más que segura que no sería una niñita y viajaría en el que vas sentado. No.

Tomé una profunda respiración, viendo que mi turno se acercaba. Sentí mi respiración acelerar y mi cabeza aligerarse. Me recargué sobre un árbol, tratando de regular mi respiración. Las puntas de mis dedos y mis labios empezaron a entumecerse. Maldije a mi cuerpo.

Realmente no era momento para un ataque de ansiedad.

Sabía que si me calmaba ahora, no continuaría, y mi respiración volvería a la normalidad, por lo menos eso es lo que hubiera sucedido en el pasado.

Me alejé de la fila, y fui detrás del árbol en el que estaba recargada.

Con vergüenza, saqué mi inhalador. Respiré lo que sea que había dentro. Después de tranquilizarme y caer sobre mi trasero, descansé mi cabeza en mis manos. Regulé mi respiración, cerrando mis ojos.

Estaba bien, el ataque de ansiedad no llegó a tomar el control. Suspiré, empezando a abrir los ojos.

—¡¿Estás bien?!—grité y golpeé mi cabeza contra el árbol detrás de mí, el sonido de mi cráneo entrando en contacto con la corteza, hizo eco a través de mí.

—Yo... estoy bien...—era él, Cecil Beech, agarrando mis antebrazos con rudeza.

—¡¿Estás segura?!—sus ojos rojos estaban ampliados y absolutamente locos, poniendo al Sombrerero en vergüenza.

—Yo, sí. ¿Puedes, eh, tal vez bajar tu voz...

—¡Cecil! ¿Qué te dijo David sobre tocar a las campistas?—gritó una voz familiar y miré para ver a Harry Styles liderando a las chicas a usar cinturones de seguridad, con RayBans descansando sobre el puente de su nariz, una camiseta teñida y otros shorts.

Si éstos hubieran estado ajustados a la cintura, nuestros outfits combinarían.

—O-oh sí...—él inmediatamente huyó, y miré a Harry con una sonrisa en su rostro, mientras sostenía la risa.

—Vamos Jessica, puedes ser la siguiente—escuché a un par de chicas gruñir, pero en realidad debí haber sido deslizada ya por la cuerda. Asentí con la cabeza y lentamente me levanté, guardando el inhalador en mi bolsillo con vergüenza. No quería reconocer que era débil. Gran defecto importante.

Mantuve mi cabeza hacia abajo hasta llegar a Harry. Se inclinó y susurró:

—No te preocupes, tengo un inhalador, también—bromeó y sonreí, pero fruncí el ceño inmediatamente.

—Mi nombre no es Jessica.

Su cabello fue alejado de su frente y pequeños rizos enmarcaron su rostro. Suaves labios color rosa envueltos alrededor de blancos dientes nacarados. Observé su expresión y luego miré hacia abajo.

Santa madre de Dios.

Era prácticamente un acantilado. Estaría volando sobre las copas de los árboles. Mis ojos fueron ampliados y miré nuevamente a Harry. Él sonrió con suavidad.

—Estarás bien, lo prometo—tragué en seco, permitiéndole tranquilizarme.

Quizá quería un poco que él tocara mi bubi, pero no lo hizo.

Una vez que estaba tranquilizada, miré hacia delante, ahogando un respiro. Iba a hacer esto. Su aliento rozó cerca de mi oído y pude sentirlo muy cerca de mí, con la palma de su mano sobre mi espalda.

Hey, ahora.

—Encuéntrame aquí esta noche, a las diez—oh, mi Dios. Sus labios realmente tocaron mi piel. Él se retractó.

No, vuelve.

—Ya puedes ir—rió, comprobando todo—. Estás protegida. ¿Estás lista?—asentí—. ¿Segura?—asentí—. Bueno, aquí vamos. ¿A la cuenta de tres, sí? Eres una chica inteligente, puedes contar en voz alta. Uno, dos, tres.

Y entonces volé.

(...)

—Steff—llamé a Stevie, pensando en los condones debajo de mi colchón al momento.

—¿Mmm?

—¿Tenemos inspección de cabaña?

Ella suspiró.

—Cada noche a las cinco—miré mi pequeño reloj, descansando sobre la mesa al lado de mi cama.

Marcaba las 4:39PM. Por lo tanto, no estaba segura de qué hacer con todos los condones. No podía desecharlos porque:

1. Los condones no son gratis, ¿vale?

2. Si alguien encuentra un bote de basura lleno de condones, habría algunas preguntas.

3. ¿Qué tal si algo sucede y se requieren condones al momento?

Así que, decidí esconderlos en un pequeño monedero dentro de mi bolso. Nadie ve dentro de las bolsas personales, y si lo hacen, es su problema.

Me acosté sobre la cama, leyendo un libro con alguna chica flotando en la portada. El título, no puedo recordarlo, pero si alguna vez ves un libro con una chica flotando, es ese. Es muy bueno, demasiado. Lo recomiendo.

Harry entró una vez más, a las cinco, subiendo la escalera, charlando con las chicas, explicándole a Elle por qué él realmente no puede ver los bras de las campistas, bajando de nuevo, mirando la zona de Stevie, haciendo algún juego de palabras acerca de frutas y por último paseando sobre mi área. Me quedé en la cama, leyendo, mientas él miraba a su alrededor.

—¿Qué pasa si necesito revisar debajo de la cama?—él habló lentamente, con una sonrisa en su rostro.

—No encontrarás nada—traté de parecer desinteresada, pero sinceramente estaba bastante nerviosa.

Él se acercó más a mí, para que nadie pudiera oírle, con cara de desconcertado.

—Entonces, ¿qué hiciste con ellos?—preguntó, confusión cruzando su rostro.

Lo miré directo a los ojos, con una sonrisa en mis labios.

—Utilicé todos la noche pasada.

(...)

Cuando el reloj marcó las diez, me sentí como Cenicienta, a punto de transformarme en una criada. La diferencia entre la rubia princesa y yo, como sea, era que ignoraba mi destino, mientras que ella era consciente de que su vestido de tafetán podría volverse de nuevo en trapos.

Tenía la intención de permanecer en la misma ropa que traía.

—Hola Steff, realmente necesito usar el baño, ¿sería capaz de colarme por ahí?—ella asintió con la cabeza.

—Sólo apúrate—murmuró, distraída por el dibujo que ellla lentamente fue construyendo en su libreta. Manchas de tinta azul se untaban en las puntas de sus dedos mientras ella jalaba su labio inferior entre sus dientes.

Salí por la puerta, abrazando los brazos alrededor de mí. Mi sudadera gris tenía un corazón púrpura simple que decía "stop talking". ¿Como los transparentes en Tumblr? Lo hice yo.

Envolví el material extra en mis puños, caminando lentamente a la zona de la que habíamos estado prácticamente aventándonos. Mis ojos se desplazaron alrededor del paisaje.

La hierba estaba húmeda, enfriando mis pisadas. Los árboles bloqueaban cualquier luz que la luna había estado mostrándome, todas a excepción de las puntas de los árboles. El único sonido que escuché fue el canto de los grillos.

—Psst—di un respingo, mirando para ver a Harry con una sonrisa. La luz de la luna caía sobre su rostro, mientras me sonreía—. Simplemente, uhm, quería mostrarte algo.

Tu pene, por el amor de Dios, que sea tu pene.

Su voz era como un susurro mientras me llevaba a la cornisa.

—Es mucho más divertido deslizarse por la noche. He estado saliendo aquí de noche desde que tenía catorce años.

¿Acaso mis oraciones estaban siendo contestadas?

Sonrió ante la memoria, trayendo un asiento que parecía mucho como un columpio doble. Sin embargo, fue claramente hecho para tirolesa, y dio unas palmaditas a las barras de metal.

—¿Catorce?—él asintió con la cabeza—. ¿Cuánto tiempo haz vivido aquí?—él mordió su labio en concentración y lo maldije en mi mente.

—Mi madre se casó con David cuando yo tenía doce, para cuando nos mudamos al campamento, yo tenía trece años—concluyó. Mi mandíbula cayó.

—¿Haz vivido en un campamento para chicas desde que eras una adolescente torpe, pre-puberto?—rió entre dientes.

—Que manera tan descriptiva para decirlo, pero sí, en resumen.

—Espera—me detuve—. ¿De dónde en el nombre de Dios salió el británico pelirrojo? Digo, supongo que ustedes dos no están fingiendo acentos—rió de nuevo, permitiéndome descansar y reír también. Por lo tanto, él no estaba fingiendo.

—No, no. Mi madre conoció a David cuando fuimos a visitar algunos familiares. Son de aquí y allá, no sé... un par de años más tarde él me pidió la mano de mi madre en matrimonio y yo acepté—arrullé—. ¿Por qué haces ese sonido?

—El pequeño Harry dando permiso a un adulto para contraer matrimonio. Serás un padre maravilloso—me reí, soy graciosa.

—Ja. Ja. Pero, como sea, cuando vivíamos en Inglaterra, Oliver era uno de mis amigos. Él es tres años mayor que yo, pero él era el inmaduro y yo el maduro. Aunque, estoy seguro que ya habías notado eso—él alzó su pecho hacia fuera. Bufé—. Gracias, por eso. Pero Oliver prácticamente vivía con nosotros. Su padre era el típico borracho, él le pegaba y esas cosas, pero Oliver nunca quiso que le dijéramos a nadie, hasta que, por supuesto, él supo que nos mudaríamos a América. Toda su familia había muerto o 'no querían al idiota molesto' por lo que mi madre lo llevó con nosotros. Es como un hermano—asentí. Esa fue un montón de información.

—Bueno, entonces, ¿puedo hacerte otra pregunta? y espero que no lo tomes mal—él asintió, sonriendo una vez más—. ¿Por qué un hombre posee un campamento de chicas?—rió tan fuerte que tuve que cubrir su boca con mi mano, junto con una brillante sonrisa de mi parte. La hice a un lado cuando él la lamió, declarándolo repugnante.

—Él y su última esposa tenían una hija, y ella tenía dificultades para hacer amigos. Fue educada en casa, y tenían el dinero, por lo que él sólo...

—¿Construyó un maldito campamento para su hija?—rió entre dientes.

—Sí.

—Mi papá ni siquiera pudo construirme un gabinete. Tuve que hacerlo yo misma—él dejó salir un poco atractivo resoplido. Como un cerdito.

Creo que soy muy graciosa.

—Bueno, que mal. Ahora, ¿me darías el placer de volar en la tirolesa conmigo, antes de que David aparezca con una pistola de agua para matarnos?—reí.

—Por supuesto.

Él me aseguró, revisando que estuviera a salvo, poniendo el seguro.

—Muy bien, estás segura. Ahora necesito entrar—asentí, porque, ¿qué podría hacer con la narración de Harry Styles?

Él se sentó directo junto a mí, pero luego me miró con ojos salvajes.

—¿Es demasiado cerca? Dios, lo siento. Me moveré. Dios, ¿por qué soy tan raro? Lo siento, no debí haber esperado que estuvieras bien con esa distancia—abrí mi boca para hablar—. Dios, lo siento. No pasará otra vez—él no habló por un momento, así que abrí mi boca una vez más—. Lo siento.

—Cielos, Harry, solo entra y vamos—me reí, y él rió con nerviosismo.

—Ooookay—él murmuró bajo su aliento. Se quedó bastante lejos de mí que ni siquiera nos estábamos tocando, pero él no estaba inclinándose hacia el lado del asiento. Tal vez mis piojos no eran tan contagiosos después de todo.

Lo siento si estaban esperando a que me deslizara sobre él y tomara su mano y tuviéramos un momento sexy mientras nos deslizábamos de la tirolesa, pero definitivamente no es lo que sucedió.

Él, de alguna forma, nos soltó, y comenzamos a volar a través del bosque. Cuando vivía en Nevada, se podían ver muchas estrellas. Pero aquí, aquí se podía ver una abundancia.

Mientras admiraba eso, oí a Harry salpicar a mi lado, y giré mi rostro para mirarlo arrastrar su lengua encima de su mano.

—Uhhhhh... ¿Harry?—me miró con ojos sorprendidos, pero entonces comenzó a farfullar una vez más.

—Hay un bicho en mi boca—lloriqueó, aún haciendo ese ruido horrible. Solté una risa al verlo, en vez del magnífico calor del verde terreno veraniego volar en un barrido de colores frescos y oscuros marrones. Fue, realmente, muy lindo. Su cabello parecía hecho sin esfuerzo, sin embargo, era perfecto, de una desordenada manera. Sus ojos eran de un verde precioso, y me encantó la forma en que se podía ver una pequeña vena debajo de su pómulo cuando se reía. Sus dientes eran casi perfectos, y sus labios no demasiado gruesos, ni demasiado delgados. Desvíe mi vista, mirando el paisaje de vuelta.

¿Por qué era yo quien estaba aquí con él?

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Harry es un bebito y Jess una caliente jaja

Disfruten el cap linduras (:

Liv.

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