🥀 ADVERTENCIA 🥀
El día había amanecido tranquilo. Los pájaros cantaban y los animales hacían sonidos varios reclamando su comida. Ruth se había levantado como cualquier otro día, sin saber que su vida estaba a punto de cambiar. Se puso su poncho y salió de la casa.
- ¡Hola Ruth!- la saludaba la gente.
- ¡Hola! - decía ella.
Llego a una cabaña grande con tres caballos esperando.
- ¡Estela, estás ahí! ¡Ay! - gritó cuándo un caballo muy juguetón se le acercó demasiado rápido.
- ¡Cleck, apártate! - gritó una chica rubia bajando por un tirolina que tenían en el tejado.
El caballo se apartó de Ruth y Estela le acarició el morro.
- Me ha pegado un buen susto.
- Para variar.
- ¡Oye!
- Jajajajajaj
- ¿Vamos a por Clau?
- Sí, mejor.
Las dos chicas se fueron andando hacia fuera del pueblo. Llegaron a una cabaña que parecía que se la iban a tragar los árboles en cualquier momento. Fuera de la casa había un chico afilando un cuchillo.
-¿Quién va?-preguntó sin levantar la cabeza.
Estela se sonrojó un poco.
- Ruth y Estela, amigas de Clau.- contestó Ruth, claramente intimidada.
El chico, señaló hacia la casa con la cabeza.
- Está dentro.
- Gracias.- se despidió Ruth, yendo hacia la casa, seguida por Estela.
Al pasar cerca, el joven sonrió a Estela y ella se sonrojó.
Ay, el amor.
La cabaña por dentro, era muy acogedora. La estancia era circular. Al fondo, tenía una cocina. Al lado, un sofá y, tapado con biombos, se adivinaba un baño. Una escalera llevaba a un desván, dónde dormían Clau, su madre y sus hermanos.
Una chica estaba cocinando en la cocina.
- ¡Ruth y Estela!- las saludó- ¿Buscáis a Clau? Está en el desván.
-¡Gracias!- agradeció Estela.
Subieron la escalera. En el fondo de la sala, estaba Clau, rodeada de frascos con ingredientes dentro.
- ¡Chicas!-las saludó la pelinegra, acercándose a abrazarlas- ¿Cómo estáis?
-Hola, Clau.- saludó Ruth- Íbamos a dar un paseo, ¿vienes?
- Claro.
Las tres amigas salieron de la casa (Estela se sonrojó cuando pasaron cerca del hermano de Clau), cogieron a Capricornio y se encaminaron al pueblo.
Por el camino, iban hablando de muchas cosas, hasta que Clau se paró en seco.
- Clau, ¿qué pasa?-le preguntó Estela.
- Las rosas.-contestó la ojiverde.- Se les caen los pétalos.
La castaña y la rubia se acercaron a ver en la dirección de su amiga.
Y era cierto. Las rosas eternas eran un tipo de flor que solo se le caían los pétalos si iba a pasar una desgracia en el sitio donde se encontraban.
- Tenemos que avisar a mi padre.- dijo Estela, mientras se montaba en Cleck.- ¡Vamos!
Clau y Ruth se montaron en Capricornio y partieron al galope siguiendo a Estela.
En la aldea, fueron a la casa de la oji- marrón, donde le contaron al jefe que los pétalos de las rosas eternas se caían.
-Es raro, muy raro.- dijo el jefe, rascándose la barbilla.
- ¿Que hacemos?- preguntó Clau.
-Vosotras, nada.- contestó el padre de Estela (el jefe).- Volved a vuestras casas, yo convocaré una reunión.
Ruth y Clau salieron cada una hacia su casa. Por el camino, Ruth iba pensando el que iba a pasar, muy preocupada.
Entonces, oyó a gente gritando:
- ¡El Caballo de los Cascos Blancos!
El Caballo de los Cascos Blancos era una figura mítica que protegía su aldea. Era un caballo con el pelo blanco y rizado. Su cuerpo era blanco con manchas marrones. A simple vista, parecía un caballo normal y corriente, pero si te fijas, debajo del pelo que cubría sus
pezuñas, sus cascos eran blancos. Esa particularidad le otorgaba poderes de toda clase.
Ruth se giró y vio, corriendo al mágico corcel. Se quedó mirándolo, impresionada, hasta que vio, con horror, que el caballo se dirigía a una velocidad de vértigo hacia ella.
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628 palabras
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