Vencer el miedo para liberarte.

Julián hacia guardia mientras ella dormía; o al menos eso creía él. Saori estaba sumamente cansada y sin embargo no podía conciliar el sueño. Intentaba recordar todo lo que Julián le había dicho.

"Todos tenemos los mismos sentidos como cualquier humano. Oído, vista, tacto, olfato gusto y un sexto, el de la intuición; el séptimo es el del conocimiento propio del cosmos, cuando puedes manejarlo a voluntad y puedes atacar o defender con ello; el octavo te permite bajar al inframundo sin estar sujeto a las reglas de Hades y el noveno... cuando eres capaz de alcanzar la meditación máxima y controlar tu pasado y tu presente como uno solo."

- Shaka posee este último, ¿verdad? – pregunto incrédula. Y Julián sonrió levemente.

- Shaka es el más cercano a dios. Pero no es un dios. Él no puede despertar el noveno. Tendría que tener el alma de algún dios para ello. En cambio tu y yo, sí.

- ¿Tú lo hiciste? – pregunto mientras lo miraba desde su altura.

- Sí. Lo he conseguido. – la respuesta no le había sorprendido no n lo más mínimo. – para ello, tienes que desarrollar los anteriores, inclusive los humanos, tienes que llegar a un grado de agudizarlos y liberarte.

- ¿Entonces qué rayos pasa conmigo? – dijo ella con desesperación. – fui capaz de bajar al inframundo, pelear con Hades.... ¿Porque demonios no puedo ser una diosa completa?

- ¿Saori? – la voz de Julián la regreso a la realidad, se movió lentamente para mirarlo. La luz de una fogata cerca iluminaba al joven. – ¿todo bien?

- Sí. ¿Deseas descansar? Yo estaré despierta ahora.

- No, estoy bien. Descuida. – y mirando al cielo continúo – ha tardado mucho en amanecer. Y mi reloj se ha vuelto loco, las manecillas giran sin detenerse de forma muy rápida. – miro con tristeza su reloj. Había sido el único objeto que se había quedado consigo, pero al no servirle más, lo hecho al fuego en donde lo vio consumirse.

- No amanecerá. – dijo ella lentamente. – esta es la segunda prueba. Nos quieren muertos. Igual que Artemisa.

Hubo un momento de silencio; Saori no quería pelear, se seguía resistiendo y aunque su semblante parecía fuerte, por dentro estaba hecha añicos. Y Julián lo sabía.

- Por eso es que no eres una diosa completa. – le dijo de súbito y sin siquiera mirarla. – para despertar el noveno, te dije que tienes que agudizarlos y liberarte... tu no lo has hecho nunca. Pareces despertarlos momentáneamente en alguna batalla pero después, regresas a tu estado de apacibilidad y temor.

- Entonces... ¿la respuesta a todo está en mis miedos?

- Claro. los miedos son las ataduras más grandes. Ningún alma es libre si tiene miedo.

- ¿Es malo tener miedo entonces? – y su pregunta fue más analítica de lo que podía esperarse. Julián sonrió.

- No, no es malo... es malo dejar que ellos nos dominen. Es algo complejo y no pretendo darte cátedras de psicología aquí y ahora.

Saori respiro hondo y se concentró, quería ver como estaban las cosas en la isla. Hizo un recorrido rápido, algunos al igual que ellos descansaban, unos más continuaban su marcha exhaustiva. No sentía nada... no había peligro aparente.

- Todo está muy calmado.

- Nada está en calma cuando Zeus juega. – y sonrió burlonamente. Saori lo miro una vez más, encontraba en él algo que llamaba su atención, no podía creerlo, ¿realmente era el Julián con el que se había enfrentado hacía tiempo atrás?

- ¡Julián!

Grito de súbito mientras se abalanzaba a él y lo arrastraba consigo por el suelo justo en el instante en que un rayo de juego caía cerca de ellos. Inmediatamente una Escila* gigantesca apareció frente a ellos.

[Nota: *Escila: en la mitología griega era un monstruo con dorso de mujer y de la cintura hacia abajo tenía seis perros con dos patas cada uno]

- ¡Corre! – le dijo el mientras la tomaba del brazo y corrían lo más rápido que podían.

- ¿Porque corremos? ¡Vamos a enfrentarla! – grito Saori en un momento de valentía. Julián quiso reírse pero ignoro el sentimiento al tener la mente ocupada en otras cosas.

- No es tan fácil, tenemos que pensar primero como hacerlo. – la tierra retumbaba, mientras enormes llamaradas de fuego consumían los arboles a su alrededor. De repente Julián la jalo hacia adelante mientras que con el escudo de ella se protegían de un rayo de fuego que iba directo a ellos. Todo pasaba demasiado a prisa.

- ¡No vas a resistir tanto tiempo! – le dijo ella al ver que el joven apenas y podía sostener le escudo y defenderse de los ataques de aquel monstruo.

- Estoy pensando. – dijo con voz forzada y preocupada. Intento lanzar un ataque, pero este fue neutralizado por los ataque de dos de las cabezas de perro que aquella criatura poseía. Saori lo observo y se dio cuenta de algo que no había visto; Julián, sangraba de un brazo. Pese a su armadura, él estaba sangrando. Sin pensarlo tomo su espada y hecho a correr. – ¡Saori! – escucho que le joven le grito, pero para esto ella ya se había adentrado en el bosque. – ¡Saori! – volvió a escuchar a lo lejos; pero para esto ella ya sentía que la Escila la perseguía solo a ella.

Sin embargo la caída de un gigantesco árbol frente a ella, la hizo detenerse. Un aullido fuerte y doloroso cerca de ella le erizo la piel.

"Dominar el miedo... dominar el miedo" – se repitió mentalmente. Y se colocó en modo de batalla. Intento recordar lo aprendido en las guerras pasadas, lo que había visto de sus caballeros... lo que Saga le había enseñado de la guerra. Y cuando llego el primer ataque pudo hacerlo bien, lo esquivo con un ondeo de su espada, pero no así el segundo que la lanzo al suelo.

Apenas se recuperó, cuando un segundo atáquela envistió, esta vez la alcanos por completo volviéndola a dejar en el suelo. Si no fuese por la armadura hubiese recibido mayor daño.

En ese instante la criatura se acercaba a pasos lentos y pudo ver en el rostro de aquella mujer una sonrisa de triunfo mientras se lamia los labios vulgarmente. Rodo hacia un lado para evitar ser aplastada por las patas de aquellos perros que se levantaban intentando caerle encima.

- ¡Saori!

- ¡Julián! – grito. – ¡ya sé cómo! – le dijo. Pero cuando el joven iba a intentar acercársele, un rayo se impactó contra él. Tomo su espada y con todas sus fuerzas intento cortar una de las patas; pero fue inútil, lo intento una vez más pero no parecía dar resultado, los perros estaban atentos a su movimiento y esquivaba el ataque o simplemente apenas y eran rosados. – ¡Julián! ¡Julián! – grito intentando despertarlo. – ¡Julián! ¡Lanza el escudo! ¡lánzalo!

- ¿Qué? – murmuro el con dificultad mientras intentaba ponerse en pie.

- ¡Lánzalo! ¡Lánzalo! – grito una vez más mientras intentaban no ser aplastada. Julián reacciono. Tomo el escudo, y lo lanza con todas su fuerzas mientras que con su tridente lo apuntaba y lo envolvía en un rayo azul celeste que resplandeció en los cielos, llamando por completo la atención de la criatura que por instantes lo cegó.

- ¡Listo! – le grito él. Ambos se prepararon para el ataque. Julián lanzo un rayo aún más poderoso directo al pecho del perro central, justo en el instante no que ella lo hería con su espada.

- ¡Lo logramos! – grito ella al ver una luz que colapsaba. Pero fue un error. El rayo la repelo con fuerza.

- ¡Saori! – le dijo Julián lindo a su lado. El monstruo había resultado levemente lesionado, pero ahí seguía en pie, y lanzando rayos de fuego por todas las bocas de sus animales hacia todas las direcciones. Julián atrajo con su poderes le escudo de Athena con el cual se resguardaron.

- ¿Y ahora qué hacemos? – pregunto ella temerosa.

- ¡No es momento de sentir miedo! – le reprendió él. – volvamos a intentarlo.

- ¡Pero no ha funcionado!

- Nos equivocamos de lugar, es todo. - y ubio algo en aquella mirada azul que le dio valor.

- ¿A dónde atacamos?

- ¿A dónde crees? Al corazón. – dijo el con una sonrisa. Una bola de fuego aún más poderosa se impactó contra el escudo que retumbo en las manos de él. sin embargo Saori pudo hacer un contacto visual con el enemigo, lo observo por completo y supo que si atacaban al corazón, fracasarían otra vez.

- ¡No! No al corazón... ¡a la cabeza! – grito ella mientras en un nuevo arrebato salía corriendo esquivando aquellos rayos que la volvían ya loca. – ¡distráelo, y cuando te diga, apunta a la cabeza! – había gritado.

Julián se movía de un lado a otro, intentando distraer a los perros, lanzaba rayos a todos lados, lo que los hacia aullar con fuerza y temblaba la tierra, mientras Saori, se escabullía intentando trepar por cada uno. Con dificultad, logro centrarse justo en hombro de aquel gigante y usar su cabellera como cuerda para trepar. Julián la miraba estupefacto mientras tenía que seguir distrayéndolo. Si ella caía, se haría un grave daño.

- ¡Ahora! – escucho que ella grito con todas su fuerzas y en ese instante, condenado su tridente , apunto directo a la frente, y un poderoso rayo se impactó directo; en el instante no que Saori, enterraba su espada no el mismo punto, haciendo que la criatura colapsara en una luz para luego deshacerse no cenizas.

Julián se revolvió en el suelo un rato después.

- ¡Saori! – llamo casi en un murmullo. – y la vio lejos de él, inconsciente aun. – volvió a llamarla mientras la tomaba en brazos; le quito el casco y la cabellera de la joven se esparció por el suelo. – ¡Saori!... ¡despierta! – la chica no reaccionaba. – Saori – le llamo una más fuerte y entonces, ella pareció escuchar. Movió los ojos lentamente y poco a poco fue despertando. – ¿puedes moverte? – ella asintió y se incorporó muy lentamente.

- ¿Ganamos?

- Sí. Ganamos. – le respondió el sonriendo. Ella se sintió aliviada. Y sin poder ocultar su alegría se abalanzo contra el en un fuerte abrazo.

- Gracias. – le murmuro. Julián quiso preguntarle el porqué de esa palabra, pero no quiso arruinar el momento.

- ¿Cómo sabias que era la cabeza el punto débil? ¿Por qué no el corazón? – le pregunto cuando se separaron.

- Porque... un ser como ese no tiene corazón.

- Buen análisis Athena. – dijo con una media sonrisa mientras se ponía no pie. – bien, ahora movámonos.

- ¿Hacia dónde iremos?

- Necesito algo de agua. Un rio, o un lago... lo primero que se encuentre.

- Bien. – y fue a recoger su espada y escudo. Sin embargo, cuando lo hacía, algo llamo su atención. – ¡Julián mira! ¿Qué es?

- ¡Vaya! Así que Zeus no se cansa de jugar... es parte del mapa con la localización del cofre.

- ¿Así que ahora tenemos que encontrar los pedazos si queremos que esto termine?

- Así parece. Y no lo pondrá tan fácil... la escila fue la prueba de que juega rudo. – Julián rodo los ojos, estaba cansándose de eso.

- Bien, pues entonces sigamos... tenemos muchos pedazos que recolectar. – Saori lo enrollo cuidadosamente y lo guardo consigo, entre su armadura con una sonrisa.

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