Ohana significa familia
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐 / 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟐
Kagura no quería pensar en absolutamente nada.
Habían pasado dos días y tarde recordó que dejó en Ah-Un la planta medicinal para Rin.
Optó por la opción de ir en busca de una nueva planta, pues, no podría mirar de nuevo y tan pronto a Sesshonaru ni de casualidad.
Pasó el tercer día, y sus pies ya estaban tocando los limites del territorio de tan famosa aldea.
Aquel lugar donde habitaba el Árbol Sagrado, la antigua casa de Kikyo ahora casa de Kaede y Rin. Donde residen la pareja de esposos Sango y Miroku junto a su familia.
Y añadiendo que el nuevo hogar de Inuyasha y Kagome había sido recientemente construído.
Kagura suspiró, probablemente esa sería la ultima vez que viese a Rin y también a Kohaku en muchisimo tiempo. La estimaba demasiado, la humana parlanchina había logrado meterse en su corazón, pero la sentía muy ajena, y después de todo, la niña estaría bajo supervisión de Sesshomaru.
Tampoco estaba muy segura de como comunicarle la noticia sin ser muy chocante. Rin parecía estar más emocionada por su relación con Sesshomaru mas que ella misma. Le dolería saber que ya no estarían juntos.
Llegó a la casa de la sacerdotisa Kaede, pero dicha cabaña estaba cerrada. Entonces rápidamente recorrió otro camino, en su búsqueda.
Al pasar, los aldeanos la miraban normalmente. Pues no era la primera vez que la veían, ya era normal que esta hermosa mujer deambulara por su pueblo.
Al recorrer un poco más, visualizó el río que cruzaba la aldea, y allí pudo distinguir dos figuras conocidas.
─ ¡Mira mamá es la chica de las plumas!
La vocecita infantil se escuchó claramente a lo lejos. De allí, Kagura pudo distinguir dos figuras más pequeñas. Sin duda se trataban de Kin'u y Gyokuto, las gemelas de Sango y Miroku.
Por supuesto, ella era conocida como la chica de las plumas. Las niñas aun no recordaban bien su nombre. Y probablemente nunca lo hagan pues, la de cabellos castaños ya no regresaría. Pensaba en ello mientras se acercaba al lugar, donde estaba Sango, sus hijas y la sacerdotisa Kagome.
Lo primero que hizo fue preguntar por Rin. Ambas mujeres le respondieron que había salido en una misión junto a la anciana Kaede y regresarían en un día o dos.
Esperar más tiempo sería tedioso, pero, al menos eso le daría pensar con claridad las palabras que le dedicaría a la niña.
Una despedida corta, sin titubeos.
Aquella planta Touki sería su recuerdo.
─ Llevas mucho rato suspirando.
Aquella voz la sacó de sus pensamientos. Estaba sentada entre las ramas del árbol cerca del río. Y no muy lejos, la joven sacerdotisa Kagome estaba recogiendo agua.
¿Que se suponía que debía contestarle? De todos modos, no estaba de ánimos para decirle que no se entrometa en sus asuntos. Simplemente desvió la mirada.
Con plantar aquella hierba para que asentara raíces no fue lo suficiente para entretenerla en lo que duraba el regreso de Rin. Y tampoco tenía muchas intenciones de socializar.
Pero, sin darse cuenta había seguido a Kagome hasta su casa. Y aquella la tomó como a una invitada.
─ En un momento estará lista el agua para el té. ─ anunció sonriente.
Bien, es mejor que nada. Aunque por dentro sentía que no había mucha confianza en que una demonesa como ella en el hogar de una sacerdotisa, un ser espiritual.
Con algo de nostalgia recordaba la vez que estuvo en máximo peligro cuando su corazón estaba en manos de Naraku.
Le había dicho a la entonces jovencita Kagome:
》No podemos ser amigas.《
Y no mucho había cambiado desde ese entonces.
Para interrumpir el incomodo silencio, la gran exterminadora Sango llegaba como una heroína a la casa de su mejor amiga donde disfrutarían de una ronda de té.
En su espalda, en una manta azul bien amarrada escondía a un dormido niño de casi dos años de edad.
Kagura no podía ignorar a madre e hijo. Con todo el disimulo posible observaba paso a paso como Sango acomodaba a su bebé en un futón cercano mientras le susurraba cosas dulces.
─ Es mejor si hablamos en voz baja. ─ sugirió Kagome, susurrando, a la vez que llenaba la tetera con la humeante agua caliente. ─ El pequeño Hisui está disfrutando de su siesta.
En lo pensamientos de Kagome, ella planeaba poder tener en mejores condiciones su trato con Kagura. Después de todo, de alguna u otra forma eran familia.
Aunque con Sesshomaru, todo parecía estar en paz gracias a que su protegida Rin compartía aldea con ellos, con la dama del viento como su pareja casi no existía algún tipo de relación amistosa con los héroes que derrotaron a Naraku.
Simplemente ella aparecería para hablar con Rin o Kohaku, luego se marcharía. Así sin más.
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