Chapter; .XX.

La Fortaleza de una Vida.-

Para empezar, ni siquiera sabía lo que sucedía en la noción del tiempo exacto, estaba pérdida en la pesadilla de sueño y siendo claros se sentía torturada.

Se incorporó con los ojos cerrados, deshizo el nudo de la venda que cubría sus ojos y poco a poco fue abriendo sus ojos, sus pupilas se contrajeron ante la vista al cielo repleto de meteoritos enormes cayendo velozmente causando destrucción al impactar contra el suelo, mandando olas y olas de bruscos vientos hasta donde ella, pero lo extraño fue que el viento se transformó en una brisa suave,  envolviéndola por un instante,  petalos de rosas danzaban a su alrededor, apesar de todo el paisaje desastroso, una misera parte estaba a salvo, y ello era donde ella estaba.

Escuchó unos pasos detrás suyo y pronto se giró para encontrar a cuya persona la cual elevó su mano hasta su mejilla, ambas se miraron con tanto pesar abordando en sus ojos.

—Sabía que aparecerías,—musitó cálidamente con una sonrisa— siempre estás para mí, gracias.

—Chîchi, tengo que decirte una verdad,—dijo— que se que te afectará. —La de cabellos oscuros elevó la mirada con el rostro un tanto serio.

—Esta bien.—Bajó la mirada, sus piernas tambalearon un poco al querer caminar, así que la otra mujer decidió ayudarla.

—Que te parece lo que vez.—Elevó su palma y la movió hacía todos los lugares siendo destruidos.

—Destructivo.—Contestó.

—Así es el mundo, pese a que buscan paz, consiguen la guerra y terminan destruyéndose mutuamente.

La incitó a caminar, y al tercer paso y un pestañeo, vio todo distinto.

Vio el castillo donde había crecido encerrada entre los muros del Rey.

Caminaron hasta la entrada abriéndose por si sola viéndose una completa oscuridad en todo el palacio, personas ir, regresar y volver desde un sitio a otro, cosa extraña para la joven humana y un recuerdo equilibrado para la mujer.

Llegaron a una habitación, Chîchi supo de inmediato que era la de sus padres pero desconocía el porqué había montoneras de sirvientes, suspiro y en un segundo se dio cuenta que estaba dentro de la habitación.

Lo primero que escuchó fue lloriqueos, observo un bulto en la cama.

—Esa bebé eres tú,—Susurró, un tanto sorprendida se acercó a la cama, pudo verse a sí misma, llorando y pataleando, se preocupó y quiso alzarla pero fue en vano, no podía tocar nada,— solo observa. —La pelinegra asíntio.

La puerta se abrió de golpe, mostrándose a sus padres y algunos señores de apariencias extraña.

—No quiero una hija que solo vivirá unos días, llevensela y ejecutenla.—La de pelos azabaches sintió una opresión en su pecho.

Esos hombres asintieron y se la llevaron.

—Quería un hijo varón y me trajiste al mundo a una niña insignificante, no puedes hacer nada bien.—Se desató una discusión entre sus padres.

—Te dije que nunca quise quedar embarazada, nunca. —se defendió la reina.

Chîchi sintió un nudo en su gargante junto a un hueco en el estómago, tenía unas enormes ganas de llorar.

—Mira con atención, Chi' —Levantó la mirada y pudo apreciar el jardín, estaba lloviendo terriblemente.

Ahí estaba, apunto de ser traspasada por un cuchillo, pero no fue así, porque fue salvada por la mujer que la acompañaba en todo momento como en ese instante.

—Cuando estaba en un trabajo de una bruja que visitaba la tierra, casualmente te vi, recordé las palabras de mi pareja y reaccioné tomándote en mis brazos, siendo honesta me encariñé de ti en ese momento y supe que tenía que cuidar de ti.—confesó, ambas se miraron a los ojos.

—Entonces esas voces en mi interior, eras tú.—La mujer asintió abrazandola al instante.

—Te hablé sobre el Cambio verdad —Susurró en su oído— me uní a ti pero no por completo, el cambio solo dura hasta que tu cuerpo no sea capaz de soportarme, y yo me iré para siempre.

—Lo sé....no quiero que me dejes sola —se oculto en su pecho— se que nací débil...

—Y creciste fuerte. —Añadió.

—Aunque es tu poder, el mio es un mínimo.—Se separó un poco.

—La fuerza y el poder verdadero vienen de aquí —Tocó su pecho, su corazón— que no se te olvide, Kakarotto supo despertar en ti nuevas sensaciones.

—Kakarotto...¡Kakarotto!, ¿dónde está? —Instintivamente lo buscó con la mirada— necesito verlo...

—¿Sientes cosas por él? —Preguntó la mujer.

—Lo amo. —Respondió sin rodeos.

—No te comente esto, es innecesario porque es pasado, pero él y yo...

—Fueron pareja, tuvieron una hija...

—Dos hijos, —Ella quedó estática, la mujer acarició su vientre— antes de mi muerte iba a decírselo pero no pude, y en mi juicio dijeron que mi hijo iba a nacer pero nacería en otra familia, pude ver como crecía y vivía feliz, eso era un alivio pero mi hija, se convirtió en lo contrario que quería ser.

—Vivimos en una cruda realidad —comentó la joven— y tú aún amas a Kakarotto, puedo verlo a tus ojos.

La mujer saiyajin sonrió con nostalgia, ladeando la cabeza y sostener sus manos.

—Yo te coloqué mi nombre, pero distinto, amenacé a tus padres para que te criaran, —Cambió de tema, ella lo supo— díme Chîchi, ¿tú amas tu vida?.

—Valoro mi vida, Hîccih.

Eso fue una respuesta suficiente para la nombrada.

—Entonces tienes que vivir, pelea por ti, protegete, y confía en lo que puedas hacer.—Susurró la mujer dando pasos hacia atrás.

Todo desapareció.

Chîchi sintió un fuerte dolor en su pecho, sujeto su cabeza comenzando a respirar agitadamente.

Llamas habían a su alrededor y están no eran ilusiones, eran reales, quemaban su cuerpo.

Empuñó sus manos y cerro sus ojos reuniendo su ki y expulsarlo.

Volvió a la realidad y sus ojos miraron directamente a aquellos que estaban mirándolos con odio.

—¡No me dejaré vencer! ¡Yo no puedo perder maldita sea! —Gritó sujetando con sus manos la espada que comenzaba a traspasar su pecho.

Gruño y alejó de una fuerte patada a su rival, se incorporó rápidamente y se posiciono para pelear.

—Sus marcas...han desaparecido —Susurró la saiyajin— ya no esta siendo controlada.

Chîchi se tambaleó un poco pero se mantuvo en pie, levantó la mirada un tanto cansada para después observar a Kakarotto en el aire peleando con aquel sujeto que había conocido.

Tembló un poco.
Respiró profundo y exhaló.

Él estaba en desventaja pero la única razón era que ese tal Freezer había incrementado su poder y le estaba dando una golpiza.

—¡Debemos ayudarlo!—Hablaron todos al unísono.

—¡No se atrevan acercarse un milímetro más o sus muerte será más dolorosa que la de este insecto! —Es lo que dijo Freezer.

Maldicieron por lo bajo.

—No me importa si este es mi fin —Dijo, aprosimandose a la pelea de Kakarotto— si vas a matarme dejar de esperar ¡estúpida lagartija!

El sujeto río a carcajadas y elevo su dedo apuntándola y creando una energía roja.

—Que humana más valiente, te cumpliré tu deseo —Chîchi colocó sus manos en equis para protegerse.

No obstante, Kakarotto se dispuso de pie, herido y respirando jadeante, colocándose frente a su enemigo, mirandolo con mucho odio y desprecio.

—Ella no tiene nada que ver con nuestra pelea, si intentas matarla, juro que destruiré hasta tus cenizas.—Amenazó seriamente.

. . . C H A N G E . . .

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