Chapter; .X.

Impureza entre la Pureza

Kakarotto

Sus piernas tiemblan ante la debilidad de su cuerpo que está con muchas heridas pero apenas está de pie, respirando entre jadeos, el rostro sucio y su mirada matándome de miles de formas.

Corromper su pureza para crear una barrera de hierro.

—Ven. —Digo. Y ella corre con esfuerzo a mi dirección, lanzo unas esferas de energía haciéndole más difícil el paso, esquiva demasiado lento y varias de las energías logran darle, pero se levanta.

Debo medir mi fuerza para no hacerla polvo.

—Aún...puedo...—Respira con pesadez y cansancio. No, ahora no nos detendremos—¡Goku ataca! —Grita, me cruzo de brazos y curvo mis labios ante su descuido, ella se percata de mi expresión y pregunta—¿Qué? —El suelo bajo sus pies se parte, variedades de líneas se exparsen y al fin se abren rompiéndose.

Ella intenta huir pero ya era tarde, reaccionó tarde y cayó con los trozos de tierra. La observo desde arriba.

Desciendo del aire caminando hasta la orilla de lo que se convirtió en precipicio, y desde aquí se ve que es profundo. La caída le dejará algunos huesos rotos.

—¡Goku! —Salta, sube y se agarra de los escombros, subiendo cada vez más, me cruzo de brazos, escala como puede con mucho esfuerzo, ella cada vez me sorprende más.

—No te distraigas. —Dije, Chîchi queda estática ante lo que dije pero al hacerlo se sujetó de un escombro blando, y cae de nuevo.

Quisiera ver cuantas veces se cae pero necesito alimentarme. Decido ir por ella, que no pone resistencia cuando la tomo y cargo sobre mi hombro. Está exhausta.

—El entrenamiento por hoy acabó.—Informo. Su cabeza se mueve y su murmullo me alivia.

—Sigamos...entrenando...

Su determinación es increíble.

La llevo a mi nave, durmiente o desmayada, no importa, necesita descansar. La recuesto y no dudo en curar sus heridas con mi poder, al hacerlo queda como si no hubiese pasado nada, como si nada hubiera hecho un desastre en su imagen.

Agarro la capa de mi uniforme y cubro su pequeño cuerpo, si duerme sin cubrirse podría enfermarse.

Chîchi es pequeña, a pesar de su inexperiencia y su pureza, no es aburrida, ella me entretiene mucho. Susurra el nombre con el que ella me llama, sus mejillas se ruborizan. ¿Qué pensamientos tienes, pequeña?.

Pequeña...alzó la mirada, presionándome preguntándome sobre mi hija.

Y al instante mi muñequera vibra, contesto a la llamada de Vegeta, me informa sobre lo reciente ocurrido en las estaciones de Freezer.

Tu hija escapó.

Eso me tomó por sorpresa.—¿La siguieron?

Están buscándola ahora, esta escapándose muy seguidamente  y no creo que esta vez Freezer la perdone.

—Ella es su mejor guerrera.

Una de las mejores, —Apreto mis puños.— no te impulses ni enfurezcas, tu hija sabe cuidarse. —lo sé muy bien.

—Informame cuando vuelva y si no lo hace, igual me informas.—puedo imaginar su asentimiento antes de cortar la línea.

Suspiro pesado, ojalá te encuentres bien demonia.

Goku...—Despertó. ¿Tan rápido?.— Tengo hambre.

—Cocina.

—¿Me ayudas?.—sus ojos oscuros me miran con tanta intensidad y emoción que me causa escalofríos pero no me molesto.

—Claro.

[~]

—¿Cúantos años tienes? —Me pregunta terminando de comer su pescado, se limpia las manos y se acerca demasiado a mí, como ella acostumbra a hacerlo. Es terca, si intentas quitártela ella no cederá.

Respecto a su pregunta me dispongo a pensarlo; dos...tres...cinco...ocho.

Si, logro calcularlo.—Como unas diez lunas Rojas—Respondo. Chîchi enarca una de sus cejas, la clara expresión de confusión en su rostro.

—¿Eso es mucho?, ¿cada cuánto tiempo es eso, un año, dos, cinco?...

Niego,—Un milenio —Aclaré. Sus ojos se abren a más no poder, al parecer la tomé por sorpresa— Cada luna roja ocurre un siglo, y hasta el momento he visto diez y esa es mi edad.—cuenta con sus dedos, tan indefensa y despistada que me acerco a ella, mi nariz y la suya se rozan,— Tú eres una  pequeña niña en comparación a mí.

—Entonces, eso quiere decir que ya estas viejo.—Frunzo mi ceño, ella se rie por mi cambio que sujeta mis hombros y termina con la poca distancia en ambos para que nuestros labios se unieran, no se lo niego, sus labios son pequeños, suaves, sensibles que me provoca demasiadas ideas exóticas con su boca. Se aleja un poco,—No importa, igual cuando tenga la edad suficiente podré entregarme a ti.

—¿Entregarte a mi?—ella asiente, lo analizo hasta darme cuenta —¿quieres decir qué quieres que te folle? —Eso es tan poco esperado de su parte.

Mueve su cabeza en asentimiento, sujeto su mentón entre mis dedos volviendo a invadir su boca sin poder evitarlo.—Quiero...sentirlo...—gime entre sus palabras.

La recuesto al suelo, entre besos húmedos, mi mano viaja por su cuello, mi pulgar traza su pecho y recorre por encima de su ropa uno de sus pequeños senos, curva la espalda y sujetándose de mis cabellos, le gusta, porque lo desconoce, porque es nuevo para ella, no me detiene, desciendo sobre su vientre, aspira fuerte y muerdo su labio cuando intenta alejarse, cuando mi mano va más allá de su vientre, escapa un gemido delicioso que logra encenderme.

—¿Quieres sentir? —susurro contra su oído, asiente, está húmeda y se siente, mi dedos la acarician al borde de enloquecerla.— ¿qué sientes ahora?.

Su respuesta me prende aun más,— A tí.

La toqué más, le di un poco de adelanto de lo que sentiría después de entregarse a mí, ella era pura y después de tocarla, besarla, hacerla sentir, entre su primer clímax, en sus ojos se reflejaba su pureza que se mantenía intacto.

[~]

Los días transcurrieron, ella resiste cada vez más, avanza lento pero aprende.

La ayudo a persibir sobre el ki, tarda unas horas para lo consiguiente decirle que se concentre completamente, para que aprenda a volar.

Tarda unos días para ello, y he sido muy paciente y misericordioso que incluso le preparo la comida, pero cuando por fin logra la técnica del vuelo, con su entusiasmo a flote, le pedi una pelea básica.

Aceptó por supuesto que al enfrentarse a mí, las horas transcurrieron, ella agotada y con múltiples de heridas profundas, para terminar la pelea la golpeé contra el suelo, la sangre escurre de su cuerpo como un trapo que me alarmo por su estado. Quizás me he precipitado en pasar de lo básico al otro escalón.

Al descender al suelo y avanzar hacía ella un rayo cae en medio de ambos, de repente comenzó a llover bruscamente, maldición, es mejor ir a nuestro refugio y curar sus heridas, la busco con la mirada, pero no la encuentro.

¿Dónde está?

Y cuando me doy la vuelta logro verla, con dos espadas de energías creadas por ella viniendo hacía mí, en alerta ante su repentino cambio pestañeo, desaparece al instante. ¿Qué?.

—Aquí...estoy... —Su voz suena escalofriante y macabeo, pero no la veo, no logro encontrarla, lo siguiente son sus ataques, las cortaduras que esta haciendome, caigo de rodillas, ella se detiene, veo mi sangre sobre mis manos, ¿pero qué...?—Kakarotto—La veo y la sorpresa me invade, el brillo en sus ojos llenos de pureza se han vuelto rojos sangre, fríos y tenebrosos.

Sonríe. Como solo Hîccih podía hacerlo.


. . . C H A N G E . . .

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