CAPITULO FINAL

SARELI

- Voy contigo... - Sin darle tiempo, lo empujo para que suba conmigo detrás del taxi.

Nuestro viaje, es casi en silencio.

Cameron por pensar y justamente preocupado por su madre.

Y yo, sintiendo que soy una idiota por mis celos infantiles, pero por lo que más me conmueve.

Miro de reojo a Cameron.

Si él sabe su historia de vida como yo la mía y que en cierta manera, nuestras vidas siempre estuvieron atadas por su mamá y la mía biológica, coincidiendo en nuestra adultez.

Mierda, si hasta a mí, me cuesta creerlo.

Para enamorarnos.

Y necesito imperiosamente contactar a mamá y contarle ligeramente a través de un mensaje de texto.


EN LA ESTACIÓN DE POLICÍA, HORAS ANTES...


Andrés sale por la puerta de entrada seguido por sus abogados tras suyo y se detiene para aspirar profundo su libertad.

Una que le costó una fortuna gracias a la fianza y siendo prestos su equipo prestigioso de abogados.

- ¿A su casa, señor Leída? - Le dice uno, conduciendo y Andrés niega desde atrás.

- ¿Averiguaste lo que te pedí? - Le pregunta al otro.

Y afirma con ciertas dudas.

- Señor, no sé, si sería bueno. - Murmura desde el asiento del acompañante de adelante. - Las elecciones son el domingo próximo y...

- ¡Jodida mierda! - Golpea el asiento. - ¡Ya perdí mi gestión y los números ya ni siquiera me ponen en el último lugar de encuesta! ¡Quiero mi venganza! - Recrimina.

- Pero, señor Leída. - Habla el que conduce y mirándolo por el espejo retrovisor. - Recuerde que sigue en la mira, sin mencionar su jui...

- ¡Me importa una mierda! - Señala a uno como el otro. - ¡Para eso le pago ciento de miles! ¡Si es necesario sobornen, pero quiero mi libertad como apellido limpio! - Finaliza.

Y los abogados se miran entre sí y manejando por una avenida y tras sus vías kilómetros pasando esta.

Para llegar a una zona de bajos suburbios y deteniéndose en un viejo bar con clientes de dudosa procedencia.

Y Andrés, sonríe...

C-AM

Salimos del ascensor y corro por el corredor con Araceli a mi lado.

En este piso no hay gente, solo uno que otro enfermero que detengo para preguntar y me señala la habitación cual es.

Caminamos con cierto apuro y mirando la numeración hasta que la ubicamos por encontrar un rostro conocido apoyado en su pared y con su semblante lleno de preocupación.

La enfermera que encontré en la habitación de papeleo y los guardias.

Pero no está vestida con su uniforme.

Lleva ropa casual y al vernos, suspira de alivio viniendo a nosotros.

- Siento haberte llamado... - Me dice. - Pero eres su única familia. - Me dice. 

- ¿Qué sucedió?  - No entiendo, mirando este piso.

- Ella se desmayó... - Nos explica. - ...nos contactamos. Me llamó y fui a visitarla a su hotel y la encontré desmejorada...se negaba a venir y colapsó... - Lagrimea. - Encontré tu número en su móvil...

Escucho y no comprendo.

¿Acaso, ella está enferma de gravedad?

- La hemos traído directamente a la UCI... - Nos dice.

- La...UCI? - Pajarito deletrea. - ¿Su condición es mala?

La enfermera nos mira triste.

- Cuidados Intensivos. - Habla. - Ana padece...cáncer de hígado...se lo diagnosticaron hace tiempo...

Y mi mundo se da vuelta y pajarito tiene que aferrar mi brazo, porque siento desmoronarme.

- ¿ No hicieron nada al respecto? - Araceli pregunta.

Yo no puedo.

Solo intento controlar mi respiración y con solo esa jodida palabra repitiendo mi cerebro.

- En un principio, pero luego desistió... - Relata la enfermera. - ...no se podía encontrar compatibilidad y ella... - Me mira. - ...no quería perder tiempo. - Y comprendo.

- ¿Para encontrarme? - Asiente. - ¿Pero, ya lo hizo?

Sonríe.

- No quería que te preocuparas y tenerte ahora, era solo disfrutarte Cameron. - Sabe mi verdadero nombre y eso, llama mi atención.

Y ya que sepan mi identidad no me interesa.

Quiero entrar, pero me detiene.

- No puedes...te sacaran. - Señala el cartel del lugar. - No es hora de visita...

- Soy su hijo. - Gimo y nos lleva a unas sillas de espera.

Nos hace sentar y me derrumbo con mis manos en mi rostro.

- Soy su hijo... - Repito y la enfermera se inclina sobre sus rodillas para nivelar mi altura y siento que apoya su mano en unos de mis hombros y tranquiliza.

- No es habitación común, no dejarán que entres fuera del horario... 

Niego bajando mis manos.

- Me refiero que soy familiar. - Miro tanto a la enfermera como la pajarito. - Quiero donar... - Las sorprendo.

En especial a Araceli que se sacude, pero no omite opinión.

Pero la enfermera se pone de pie y se niega.

- Ella no deseaba eso... - Murmura. - ...puedes ser si los resultados de análisis coinciden un potencial donador, pero ella por eso no quería que sepas su estado de salud...no quiere comprometer bajo ningún riesgo tu vida por la complejidad de la cirugía...

Sacudo mi cabeza.

- Yo quiero... - No dudo. - ...si existe tan solo una posibilidad de que sobreviva... - Mi voz se corta y tomo la mano de la pajarito, cosa que no pasa desapercibido a la enfermera. - ...nada va a detenerme...

Está seria.

Mucho.

Y sonríe con orgullo.

- La fortaleza de Ana... - Susurra, viendo mi decisión.

SARELI

Era en vano, seguir en el piso de Cuidados Intensivos.

La enfermera de nombre Miel nos pidió que regresáramos, descansemos y volvamos en la mañana temprano.

No solo por la hora de visita, también para que Cameron hiciera los correspondientes análisis para llevar a cabo la cirugía.

Y soy un océano de sensaciones por eso.

- ¿Estás bien? - Me dice, caminando en busca de un taxi por la acera, ya que estamos bastante silenciosos los dos desde que salimos del Hospital.

La noche apenas cubre con su llegada la ciudad.

- Sí... - Digo como mejor cara de nada, para que no se preocupe. - ...debo avisar a Karla que no iré mañana a trabajar... - Busco dentro de mi bolso, para que no note la amenaza de mis lágrimas por tanto miedo a esto. - ...quiero acompañ... - No puedo seguir hablando.

Porque me abraza y ese contacto es suficiente para ser un mar de lágrimas.

Pero no es un llanto ruidoso de los míos, ni tampoco gimo desconsolada.

Es silencioso y solo dejo que se deslicen una y otra vez por mis mejillas, mientras lo aprieto más con mis brazos que lo rodean.

- Lo siento... - Le digo por fracasar en ser fuerte y ser yo, la contenida. 

Besa sobre mi pelo.

- Nada me va a pasar... - Me promete y eso, hace que más lágrimas nublen mi vista.

Porque jodidamente es mi pánico.

Pero, le creo.

Ya que, Cameron siendo Luka o C-am jamás faltó a sus promesas.

C-AM

Abro suave la puerta de su habitación, al ser ya la hora de visita.

Araceli no regresó a su casa anoche.

Habló con su madre enterada de mi historia y fue ella la que le insistió que cuidara de mí.

Y eso hizo.

Y me cuidó también, haciendo a un lado sus miedos lógicos y cumplir con lo que me prometió creyendo ser ese Luka temeroso y débil de todo.

Protegerme y estar siempre para mí.

Acostándose a mi lado y siendo yo, el que me dejaba envolver por sus bracitos en la cama al dormirnos, mientras me tapaba con una frazada sobre nosotros y susurrándome decidida como creyente, que todo iba a salir bien acariciando mi pelo.

Nuevo en todo eso.

Hablo de esas emociones que no tenía idea, pero sabiendo que existían.

Y comencé a recibirlas como comprenderlas sin darme cuenta, esa mañana en SugarCream de la mano de Siniestra maternal mientras acomodaba mi pelo desprolijo y con orgullo, por más  de llevar puesto por primera vez, ese delantal en color lilas con conejos y volados en sus lados.

Para luego, convirtiéndose en mi maestra sin saberlo, la pajarito.

Y ahora todas vigentes en mí, al ver a mi madre en su cama y con su sueño inducido.

Parece un ángel por más que aparatos la acompañan y siendo música como cortina en la linda habitación que está, la máquina que no deja de dar lectura de sus signos vitales.

En una silla junto a su cama y espalda a mí, está su esposo.

Julio.

Lleva bata médica y todavía su brazo enyesado y nota mi presencia, cuando recién llego a los pies de su cama.

- Gracias... - Solo, musita por lo que voy hacer.

Asiento silencioso y caminando del otro lado de la cama, tomo su mano que no lleva la intravenosa y la envuelvo con la mía, viendo ese gesto él.

Su rostro tiene mucho agotamiento, acusando como días enteros que no duerme.

- Me habló mucho de ti... - Dice y lo miro.

- Por teléfono... - Menciona y se atreve a sonreír. - ...yo, solo escuchaba... - Niega y parece su rostro rejuvenecer. - ...nunca la escuche hablar tanto y siempre de ti... - Me mira. - ...de su hijo querido... - Él también, tiene entre sus manos la suya.

Pero la acaricia con cuidado y devoción.

Besa suave sus dedos.

- ...estoy muy arrepentido... - Se disculpa. - ...y no pido el perdón, pero solo quiero decir eso... - Creo que nos dice a ambos.

Miro a ambos largamente.

- Yo le perdono, señor Julio... - Suelto y se sorprende.

Bastante y asiente, cuajando sus ojos cansados y agradecido.

- Eres un buen chico... - Emocionado.

- Lo soy... - Le digo.

Y el silencio, vuelve a envolver la habitación.

Un tranquilo y agradable silencio.

SARELI

Dejando un momento a Cameron y acompañada de mamá, caminamos del brazo por el pequeño senderito.

Al llegar a un punto y besando con cariño mi rostro, me da fuerza con palmaditas a mi manos que envuelven su brazo, que lo que queda, lo haga por mí misma.

Y sonrío llena de nervios como tomando aire que tanto necesito y aferrando el ramo de muchas flores bonitas que María viniendo con nosotras me alcanza.

Exhalo aire y las miro por última vez, seguido a voltear y seguir el corto trayecto yo sola.

Paso por varias tumbas.

Muchas adornadas con flores también.

Y me detengo en la que nos indicaron y al ver su nombre tallado en su granito.

Lucía.

 Y es imposible por más que quiero retenerlo al acercarme con pasitos cortos.

Hacer lo que mejor hago, en estos días por tantas emociones.

Llorar.

Algo tímida, en cuclillas y limpiando mis lágrimas descubriendo que hay otras frescas, deposito mis flores bajo su nombre y lo acomodo de la forma más bonita en el granito.

Me siento en el césped y limpio algo de gramilla larga a su alrededor.

- Me dijeron, que me habías puesto Araceli. - Sonrío contándole, al enterarme por mamá que averiguó. - Es muy bonito. - Le digo y parecido al que tengo. - Sareli... - Digo. - ...y que eras repostera... - Apenas susurro, porque mi llanto silencioso no me lo permite. - ...y de las mejores... - Sonrío, limpiando mi nariz que se afloja por más lágrimas. - ...y yo, amo eso. - Le confieso emocionada. - ...hasta tengo un cuaderno llena de recetas... - Le cuento, mostrándole mi cartera que sobresale. - ...que también cumple el papel de diario íntimo... - Lo saco para que vea parte de su interior que abro y que vea los escritos como dibujos. - Doy vuelta una página. - Y acá. - Le digo, mostrando que entre corazones rosas y lilas, escribí de ella como su nombre con una bonita cursiva "Lucía" seguido a la palabra mamá con una flecha. - Puse de ti y que tengo otra mamá. - Sonrío entre lágrimas. - Mi mamá Lucía y mi mamá Rose. - Se la señalo que a la distancia, me espera con María. - Ella es buena y la amo mucho, hizo un buen trabajo... - Le cuento. - ...y vamos a venir mucho las dos a visitarte seguido... - Susurro. 

Acomodo las otras flores.

- Te lo prometo, mamá... - Le juro con cariño.

C-AM

Y la pajarito me abraza al escuchar lo que dice el médico junto a Julio en el pasillo del Hospital una noche.

Que los resultados del análisis de compatibilidad dan positivo.

- ¿De verdad? - No puedo creer sobre su abrazo, festejando todos.

Y miro tan felices como todo a través de la ventanilla de la puerta cerrada de su habitación, como Miel que así se llama la enfermera, se cerciora que mi madre esté bien tapada alisando sus sábanas seguido a chequear su suero.

- Sí. - Me dicen y el médico encargado de las cirugías con Julio, me alcanza un documento.

El consentimiento de ello de mi parte, como donante.

Y miro a la pajarito que al ver su rostro feliz y sin rastro de preocupación, me alienta y lo hago.

Firmo.

Y felicidad hay en el pasillo.

- El doctor dijo que debes permanecer calmo y sin ningún tipo de estrés antes de la operación. - Minutos después y ya saliendo del Hospital, pajarito me dice totalmente concentrada leyendo la información que nos dieron, esperando nuestra cena rápida de sándwich.

Se apoya contra el puesto de comidas y mira nuestro pedido que me entregan con botellas de gaseosas.

- ¿Puede cambiarlas por agua? - Le dice a la mujer que lo hace, sin dudar y yo la miro curioso.

- Creo que es más sano... - Dice, golpeando juguetona la gorra que llevo y concierto alivio, sabiendo que haga mineral beberemos mientras caminamos por un lugar. - ...acá dice que la condición del donante es muy importante en el trasplante. - En una mesa exterior ya sentados, me indica con su dedo esa oración. 

Abro mi sándwich como el de ella y lo empujo para que deje ese papel y se concentre en comer.

- No te preocupes, ¿si? - La tranquilizo y me señalo con ambas manos. - ¿No estoy acaso, en perfecto estado? - Le digo y su rostro sube varios colores haciendo que sonría, para que recuerde lo que anoche hicimos en varias posiciones.

Se tapa con el papel avergonzada y río, rascando mi cuello.

- ¡Luka, dónde estas! ¡Luka! - Llama. - ¡Extraño a mi vulnerable y tímido amigo! - Reclama como buscando para todos lados, colorada por mi dicho y riendo los dos.

Pero dejo de hacerlo, al mirar por sobre uno de mis hombros.

Porque, algo me alerta.

Mierda...


MINUTOS ANTES EN EL HOSPITAL...


- Pensé que ya no te vería. - Julio le dice a Miel, dentro de la habitación de Ana, cuando los chicos se fueron.

- Solo estoy por Ana... - Responde, mirando como plácidamente Ana duerme inducida. - ...me iré tras su cirugía y sabiendo que ella como Cameron están bien...

- ¿Dónde?

Niega.

- No lo sé...realmente no lo sé, Julio... - Suspira. - ...solo espero y rezo, que todo salga bien...

- Las cirugías serán un éxito, Miel. - No duda. - No puedo hacerla. - Mira su brazo enyesado. - Pero me encargaré de todo como hasta ahora.

Y Miel, menea su cabeza preocupada.

- Aunque temor a eso tengo. - Dice. - Confío plenamente en ti...pero... - Mira hacia la ventana, que con sus cortinas corridas, muestran la noche avanzada. - Mi temor es Leída...

- ¿Qué? - No comprende.

- Julio, ese hombre sabe todo... - Murmura. - ...el domingo son las elecciones, tales... - Le informa. - ...que, aunque sigue electo hasta su juicio decrete si es culpable o inocente, estando en la cumbre de las encuestas como absoluto ganador, ahora ni aparece en esos registros por las acusaciones y poniéndose en contra suyo, no solo la gente, su partido también... 

Julio camina hasta Ana y la mira, protectoramente.

- Está detenido... - Quiere calmarse. - ...nada va a ocurrir...

Miel lo mira extrañada.

- ¿Acaso, no te enteraste que pagó una descomunal fianza y salió en libertad hasta el proceso?

Gira a ella.

- ¿Qué? - Vuelve a ella. - ¿Cuándo?

- Hace un par de días... - Cuenta. - ...los noticieros lo dijeron y Cameron me informó para que esté atenta ¿pensé que lo sabías?

Julio, friega su frente.

- Estuve ajeno a toda noticias... - Maldice. - ...solo atento a Ana.

Miel suspira.

- Mi consuelo que él se encargará, tras su recuperación...me lo prometió...

Julio no entiende.

-¿Él? - Niega. - Es solo un muchacho...no puedo permitir eso, porque es el hijo de Ana y si algo le pasa, ella... - Sufre. - ...no lo soportará...hablaré con los mejores abogados, me haré cargo yo de una maldita vez.

Y ahora Miel, lo mira extrañada.

Pero, comprende su ignorancia.

- ¿No sabes quién es el hijo de Ana, no es cierto? - Prosigue ante su mutismo. - Julio... - Camina a él. - ...Cameron es C-am. - Susurra para que él solo lo escuche y ante su mirada atónita, procura encontrar las palabras correctas. - El muchacho al ser rescatado por su padre y su líder, fue criado bajo los mandamientos de esa organización de robos de guante blanco, fachada ejerciendo ese oficio con carteras de clientes de alto nivel adquisitivo, sobre su educación llena de entrenamiento físico como mental, para lo que supuestamente el fin de la causa...

- ...venganza contra los represores de esa época? - Interrumpe Julio entendiendo.

Y un escalofrío naciendo en su columna vertebral, le recorre cada poro de su ser al descubrir, no solo que el hijo de Ana salvó su vida esa noche del atentado en la fiesta partidaria.

Sino, también.

Mira con pánico a Ana, para luego a Miel.

Que Cameron está en riesgo de vida, ante Andrés libre y lleno de venganza.

- ¿Dónde vas? - Miel le pregunta, observando que se retira apurado.

Julio se detiene en la puerta a medio abrir.

- Quédate aquí y cuida de Ana. - Le ordena. - Yo, debo buscar su hijo. - Exclama. - ¡Si Andrés está libre maldita sea, Cameron corre peligro! - Grita, yéndose.

SARELI

- ¿Pajarito? - Me dice.

- ¿Mnm..? - Contesto bajando el papel y bebiendo mi agua, ante el sofoco que me dio por su caliente declaración.

- Voy a necesitar que que vayas a ese sector. - Me indica un extremo alejado y me desinflo mirando mi delicioso sándwich, sin siquiera haber mordido.

- ¿Por qué? - Me lamento. - Tengo mucha hambre... - ¿Y ese apuro de irnos?

Está mirando por sobre uno de su hombros mientras se pone de pie.

Toma mis manos con nuestras comidas y bebidas.

- Prometo, que lo haremos tranquilos después... - Me dice, acomodando mejor su gorra, señalando que me aleje con un brazo metros detrás de él.

Y carajo.

Entiendo su motivo como otras parejas en las mesas, también alejándose.

Por la aparición de varios hombres de vestimenta negras acercándose a Cameron.

Su mano sigue en alto a mí, porque no quiere que me acerque mientras cada uno lentamente, empieza a rodearlo desde una distancia.


JULIO BUSCÁNDOLO


Reniega de su brazo enyesado que lo molesta en su trote, procurando localizar al hijo de Ana y la muchacha fuera y a la distancia de su nosocomio.

Y bufa notando que no tiene éxito, entre la gente que circula por la zona.

Pero recordando que la muchacha mencionó tener algo de hambre, su esperanza se reanima acordándose un puesto de comidas rápidas, cruzando la avenida y en un espacio a pocas cuadras.

Pide paso como disculpas con su mano sana en alto, al cruzar y ante los bocinazos de coches circulando por la detención en rojo al peatón.

Pero, no puede perder tiempo y maldice no haber prestado atención a Andrés y seguir sus pasos.

- Ya eso...nunca más... - Se jura jadeando por su carrera del otro lado, como mirando y a nada llegando al puesto de comidas.

- Mierda... - Es lo que escapa de su boca al encontrarlo, pero ajeno a todo peligro mientras se acerca.

Verlo como se le acercan cinco hombres para luchar.

El primero muy amenazante, recibe de Cameron la fuerza de su patada, haciendo que retroceda y caiga contra otro.

Va a un tercero que se lanza contra él, impidiendo que y con sus manos cruzadas, su puño lo golpee, seguido a su pie sí, la de su agresor y con su palma abierta como tajante, dar de lleno en su espalda al inclinarse por el dolor, cayendo reducido contra el piso y al mismo tiempo veloz, girando para interferir el ataque de un cuarto, recibiendo seco su agresor su codo en su rostro al detener su brazo que toma con ambas manos y que iba directo a su mandíbula y por su posición colisiona en este al dejarlo en esa postura sin movimiento, continuo a su rodilla dando de lleno y como choque final en su cara, para desmoronarse y lleno de sangre por su nariz quebrada, inconsciente en el piso con su compañero, llevándose mesas y sillas en el trayecto.

Pero unos de los primeros recomponiéndose, vuelve a su arremetida y Cameron detiene su golpe otra vez con el pie, mientras esquiva el puño del quinto inclinándose por abajo de él para luego, propinarle de una patada rápida en su cara, con un golpe que lo desmaya y finalizar con el que quedó, otro puñetazo que también lo derriba.

Cameron jadea, procurando recuperar el aliento inclinado y con ambas manos en sus rodillas, mirando todos los hombres desparramados en el suelo y bajo la mirada de todos los testigos que disfrutaban de la comida del puesto, extasiado y muchos a medio llamar la policía desde sus móviles por ayuda, ya que no hizo falta.

Y por si alguno filmó, Cameron baja más su gorra cuando se recompone, mientras Sareli corre hasta él para abrazarlo.

Y Julio sonríe negando al chocar ambos sus miradas y ver como el hijo de Ana solo asiente, abrazando más contra su pecho a la muchacha que le pregunta mientras caminan hacia él, si se encuentra bien.

SARELI

Después de ese suceso y tras regresar al Hospital con Julio, cual él mismo curó las pocas heridas de los nudillos de Cameron por la pelea y siendo la prueba de ver ello, apoyada en el marco de la puerta abierta de su oficina principal, en como y por medio de desinfectante como gasas, entre ambos comenzó, digamos amistad.

Como también, que él mismo le relatara algo de la historia pasada sobre una disculpas por eso y así mismo, le agradecía que le salvara su vida esa noche de la fiesta.

Hasta el punto y por más que, Cameron se resistía y con la seria posibilidad de querer huir, provocando que con Miel riamos ante esa escena, de revisar luego Julio mismo su hombro lesionado aún, por semejante hazaña.

Y días, pasaron de esa semana.

Tales, que nunca pisé mi casa como fui a mi trabajo y mamá como Karla, comprendieron ante la situación y acercarse la operación de Ana con Cameron y cual, ellas mismas visitaban y venían también.

Y en ese proceso acompañando a Cameron ya hospitalizado, para prepararse a la cirugía.

Muchas charlas tuvimos ambos en las eternas noches que causa estar internado, contando nuestra historia para entrelazarlas.

Ese pasado.

Y nuestras adopciones y verdaderas madres.

Su padre siendo Lucian, pero siendo su nombre legítimo Lucas, diciéndome mientras escuchaba atenta recostada a su lado en su cama de Hospital, de la bonita pero triste carta que me enseñó como leyó en voz alta y con lagrimitas entre los dos, seguido a abrazarlo y relatarle notando su emoción por saber, cosas de Lucian.

Su papá.

Su seriedad en muchas cosas y frente a anécdotas, haciendo que Cameron sonría, pero afirmándole lo buena persona sin embargo que era y lo mucho que lo apreciábamos con mamá por eso, mi turno también llegó, de preguntar por ese papá biológico.

Y entrecruzadas nuestras vidas, Cameron me habló de ese famoso padrino y líder de todo.

Pero y que pese a todo una noche me confesó, que lo amaba por más que fue el precursor de muchas cosas no buenas y tan culpable como mi papá Andrés.

Suspiré.

Porque mi dos padres, eran malas personas.

Uno desaparecido y buscado por la policía, sin rastro siquiera como prueba de estar en alguna parte de este mundo.

Y el otro y tras el último hecho de violencia contra Cameron en el puesto de comidas noches atrás y ya con pruebas suficientes, nuevamente encarcelado por su detención inmediata, gracias a Julio que arrepentido al otro día cayendo al juzgado.

Declaró todo y se entregó.

Lo del pasado como lo del presente, para recibir su condena como mi papá Andrés tras las rejas.

Pero con la diferencia que el señor Julio.

Lo hizo sinceramente y por amor a Ana y su felicidad.

Sonrío feliz, dentro de tantas tristezas.

Y por Cameron, también lo hizo.

- No te vayas a morir por favor, que hay muchas cosas que tenemos que hacer juntos... - Le dije esa mañana muy temprano, en el pasillo al detener su camilla los enfermeros junto a la de su mamá, haciendo que ría antes de sus cirugías.

No habló, pero asintió levantando su mano derecha y entregarme algo que llevaba bajo la fina sábana verde de operación.

Y lagrimee feliz, al ver lo que era y mirar entre mis dedos.

Mi hebilla con forma de estrella.

Y esa fue nuestra despedida mientras y ante un gesto médico, los enfermeros se los llevaron arrastrando sus camillas y vestidos como listos, tanto madre como ese hijo que mucho buscó y ama, para ingresar tras las dobles puertas de la sala de cirugía.

Y me derrumbé contra mamá y Siniestra llorando mucho y rezando, bajo la luz en rojo que se encendió en el pequeño cartel en el pasillo de espera.

Que la cirugía, comenzaba...


FIN.


PRÓLOGO


1 año y siete meses después...

CAMERON

Con mi manos elevadas frente mío y haciendo gestos, indico desde la parte trasera que con sus luces de retroceso y a velocidad moderada en su marcha atrás, al mediano camión de colores como logo por demás rosa, que estacione en el lugar elegido hoy.

Un gran y lindo parque, cual siendo fin de semana, está repleto de público familiar pasando el día.

- ¡Cuanta gente! - La puerta del conductor se siente por bajar y cerrar ella, deteniendo su motor mientras abro uno de sus lados para elevarlo y asegurarlo formando un lindo alero.

¿Mencioné, que es muy rosa?

Y pajarito no pierde tiempo entusiasmada y besando veloz mis labios, abre la puerta trasera del camión para preparar el puesto, al notar como la gente se acerca al vernos y curiosos como deseosos, observan a mi esposa en el mostrador de pedidos como comienza a exhibir las docenas de cosas dulces y ya, con aroma a café de máquina colmando el alegre ambiente.

Sí.

Araceli cumplió su sueño con ayuda de Siniestra y mía.

Sin saber mucho a que dedicarme.

Ya lo delictivo, no entraba en mis planes.

Decidí sobre su alegría y solo utilizando parte de mis ahorros.

En hacer su soñada como deseada cafetería y dulzuras confeccionada por ella siempre.

Pero ambulante.

Sí.

Mis ganas de conocer el mundo y la vida, le dio esa idea.

Un lindo camión cómodo para viajar ambos, recorriendo el país y a la vez, el generador de ingresos.

Mucho, lo reconozco.

Porque donde vamos, la gente nos da la bienvenida felices degustando del café que hago y la pajarito entregando porciones de deliciosos pasteles o coloridos y sabrosos cupcakes.

Como ahora.

La observo acomodando las mesas como sillas plegables.

¿Dije, que también son rosas?

Atendiendo feliz y sonriente a la gente que se acerca a hacer sus pedidos.

Minutos después y llena nuestra linda cafetería ambulante de familias.

Dentro del puesto de camión y tras el mostrador, la abrazo por detrás.

- ¿Sabes que tenemos que regresar, no? - Le susurro, mirando como ella el inmenso vergel que nos rodea y a la lejanía la playa abarrotada de gente.

Resopla, pero es de felicidad.

- Sí...si no queremos que mamá nos estrangule... - Reímos.  - Ana ya dijo, que cortará tus pelotas por más que te ama con su alma... - Me incorporo un poquito, para acariciar mi vientre de 7 meses de embarazo. - ...si no llegamos para la fecha de nacimiento de Lucía... - Nombro a nuestra hijita. - Sonrío. - En su última visita a Julio en la cárcel, ya le dijo que tiene todo listo para el parto en el Hospital. 

Cameron ríe y yo también.

Mucho.

Y sintiéndose nuestra felicidad, hasta fuera del camión de café y dulces.

Tanto.

Que juraría que llega al cielo para que el papá de Cameron y mi madre Lucía, nos oigan y sonrían también...


FIN.


PRÓLOGO II 

Mientras, en algún lugar del mundo...

Las dobles puertas automáticas de un correccional adolescente se abren, bajo el sonido de estas sonando.

Para salir de ella y a la luz del día sobre los guardias de entrada mirando sus movimientos, un muchacho en sus 13 años cargando un viejo bolso como sus prendas de un hombro, con aspecto serio y su pelo castaño, algo largo cubriendo gran parte de su rostro.

Respira sin embargo y con muchas ganas el aire, tras 62 días de encierro.

Una de muchas, desde que tiene uso de razón.

Por la imposición del juez de turno al haber cometido.

Una de muchas, también.

Hurtos para sobrevivir en las calles.

Y en punto de la acera, se queda pensando que hacer y para donde ir.

- Te ofrezco un hogar... - Un extraño.

Un hombre del otro lado de la calle y apoyado en su coche vestido de camisa hawaiana le dice.

Pero el muchachito lo ignora, retomando su caminata sin dirección fija y acomodando mejor su bolso que le cuelga.

El extraño sonríe.

- No tienes familia y tu pobre tía como única sangre... - Está informado. - ...sigue enferma y apenas puede como madre soltera, sostener sus tres pequeños hijos. - Le menciona, haciendo que el muchacho detenga sus pasos y voltee a él.

El extraño sonríe, porque logró su atención.

- ¿No querrás preocuparla, ya que la quieres mucho y bajo la policía juvenil vigilándote por tu prontuario y sin mencionar, que serías otra boca para alimentar... - Menciona. - Te ofrezco un hogar, comida, techo, estudios y una educación y disciplinas físicas como deportivas...

El muchacho inclina su cabeza.

- ¿A cambio, de qué? - Al fin habla.

Y el extraño, vuelve a sonreír.

- Trabajo... - Menciona natural.

- ¿Qué tipo de trabajo? - Pregunta desconfiado.

- De lo mismo que sé, que te agrada por la adrenalina que colma tu sistema... - Responde. - ...pero haría de ti, el mejor... - Le promete.

El chico piensa.

- ¿Entonces? - El hombre espera su respuesta.

Y el muchacho, cruza la calle como respuesta y hacia él.

No tiene nada ni nadie.

Es verdad que sí, una tía.

Una muy humilde y pobre.

Hermana de su madre, cual quiere y aprecia mucho como a sus primitos.

Pero la realidad, es que no quiere preocuparla más y prefiere ser huérfano de la calle.

- ¿Cómo te llamas? - Le dice el extraño, abriendo la puerta del acompañante para él.

- Caetán... - Se presenta, al lado de la puerta y mirando serio al hombre. - ¿Y el tuyo? - Pregunta.

El extraño piensa, pero luego habla.

- Puedes, llamarme padrino... - Le dice a su nuevo discípulo.

Y sonríe, por tercera vez.


FIN.


Capítulo siguiente, un avance de la próxima de la bilogía del "El pecador".

C-RO, amáme...

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