CAPITULO 20
C-AM
Ira mezcla de tristeza, me colma.
Miro vagamente mi departamento recostado en el sofá de la sala, con mis ojos muy abierto pero cansado, donde quedé anoche sin ánimo de ir a mi cama y solo tapado con la primer cobija que encontré de un mueble llegando a mi departamento.
Escasamente y de a ratos dormí.
Mi televisor está en mute frente mío, mostrando el final de la chica del tiempo diciendo pronostico del día con su semana, seguido al conductor del programa mañanero y en lo que parece las noticias del día.
Y entre ello, las próximas elecciones.
Subo algo el volumen.
Pero no, que serán en los próximos días por su regresiva, más bien.
Me incorporo.
La primicia que el electo Andrés Leída y primordial ganador por las encuestas, fue detenido por la investigación de delitos que acarreó todo esto.
La claridad de la ventana llega hasta a mí, en el momento que suena la alarma.
Y miro su hora.
En breve, será la entrada a la pastelería y me pongo de pie para vestirme.
Pero no, para ir a la pastelería.
Camino desnudándome en el proceso, yendo al baño abriendo su ducha, seguido a abrir el mueble de mi habitación por la elección de ropa.
Yo tengo que hacer cosas y en mi nuevo registro de vida.
He ir a SugarCream y ser parte de eso, ya no es más una opción...
SARELI
Creo que mis ojeras llegan a mis rodillas por no dormir nada anoche y llorar mucho, ante las miradas con sus buenos días que me dan, tanto Siniestra como Roger al verme ingresar y sumado, que casi arrastro por el bonito piso blanco de la pastelería, mi bolso con mi disfraz de don pollo con mi cuaderno y cosas.
En un principio, pensé que sus miradas de horror podrían ser por mi primera vez en llegar tarde después de tanto tiempo trabajando para ellos y haber elegido en mis siempre pantys con estampas de tonos como dibujos alegres, hoy con el color de mi ánimo.
Negros y con zombies de rostros espeluznantes, que una vez compré para un Halloween años atrás y usarlos hoy por segunda vez al merecerlo.
- ¿Cariño, estás bien? - Karla me pregunta preocupada.
- Sí, Siniestra... - Paso entre ambos, ya tras el mostrador y en dirección al lugar donde guardo mis cosas.
Y creo que hasta mi voz, también es de espanto a juego con mis prendas, porque Karla codea a su marido que haga algo, creyendo que no lo vi.
Y Roger aclara su garganta en dirección a la máquina de café.
- Creo que un buen desayuno te hará bien...
- ¿Luka, no vino? - Lo interrumpo de golpe, al notar su casillero sin su mochila de Superman y solo como dejó ayer, su delantal de conejos lilas con volados.
Volteo mirando todo y no está entre las mesas con clientes atendiendo y me vuelvo a ellos.
Siniestra entrelaza sus manos y Roger nuevamente y dejando de hacer esa taza de café para mí, tose.
Y Karla suspira.
- Nena...Luka llamó temprano... - Habla. - ...para decirnos que no vendrá más a trabajar...
Y cuando creí que ya no tenía más lágrimas por todo lo que lloré anoche, hasta el punto de sentir estirada la piel de mi rostro por tanta humedad reseca de ellas, mis ojos se nublan por nuevas.
- ¿Qué? - Hago la pregunta más tonta del mundo. - Él no puede dejar, jamás de trabajar acá... - Digo, la segunda cosa más estúpida también del planeta.
- No preguntamos el motivo, pero era un hecho, cariño... - Susurra triste, por encariñarse igualmente con Luka. - ...pero nos recordó que solo era un reemplazo temporario de Emilia... - Maldita sea, olvidé eso.
Y a la mierda eso.
No me interesa por más que aprecio mucho a mi compañera de trabajo.
Lágrimas.
Yo quiero a Luka en vez de Emilia.
Ya una se desliza por mi mejilla, preocupando más a Siniestra y Roger que se miran sin entender.
Yo necesito a Luka.
Yo lo necesito mucho para llorar en su hombro, por más que no hable mucho.
Por más que tartamudee y jodidamente, no se sepa que decirme al escuchar lo que me pasó ayer y con mi papá preso.
Y más con el abrazo que le voy a pedir, aunque le avergüence eso, cuando le diga que soy adoptada como él y que mi verdadera mamá falleció y mi papá verdadero, también es desaparecido.
- ¿Nena, dónde vas? - Karla me pregunta, notando que retrocedo sobre mis pies.
Mis labios tiemblan, cuando hablo y niego.
- Lo siento Siniestra...yo debo irme... - Titubeo, sin dejar de retroceder a la puerta. - ...necesito encontrar a Luka...hablar con él...
Me sonríe feliz y llevando su manos entrelazadas a su pecho, mirando extasiada a su marido.
- ¡Oh Roger, los niños se aman! - Exclama llena de felicidad, sobre la sonrisa de él.
¿Qué dijo?
Pero, no me deja hablar.
Eficiente, apura sus pasos llena de emoción creyendo eso y buscando algo en los pequeños casilleros de nuestras cosas, haciendo un gesto que aguarde y no me vaya todavía.
Rodea el mostrador para venir hasta mí y con una pequeña bolsita de papel madera con algo dentro.
- Si vas a verlo, llévale esto que dejó olvidado ayer... - Me dice, entregándomelo. - ...supongo que salió de su mochila y no se dio cuenta, cuando se marchó ayer... - Y mi pobre corazón ya demasiado triste, se oprime y achicharra más, pensando que lo hizo con esa señora y a un hotel.
Ni me molesto en ver su interior, supongo por ser liviano, es un pañuelo o una asquerosa cajita de condones que debe haber comprado para usar con esa mujer.
Lo guardo dentro de mi bolso y sin pérdida de tiempo salgo y busco mi bicicleta.
Pero a mitad de mi viaje, me detengo sobre mis ojos llorosos.
Porque...
¿Dónde corno lo busco, si jodidamente no sé su domicilio?
Gimo.
Y para mi amargura, ni sé, dónde queda el hotel de la señora Ana.
Vuelvo a probar llamando a su teléfono y veinteava vez, me manda a su buzón.
- Puto Luka... - Lloro su nombre, retomando la pedaleada al único lugar.
Mi casa, para pensar mejor.
Pero al pasar el portoncito de entrada, los recuerdos de anoche me hacen llorar.
Un cóctel de emociones, sumándose las palabras de Siniestra.
Eso de que, yo amo a Luka.
Y al entrar, mamá me recibe entre sus brazos y desahogo todo lo que me pasó en menos de 24 horas otra vez en su pecho.
Es dulce, me calma y escucha toda mi verborragia de emociones, llevándome a los sillones de casa mientras lanzo mi cartera a otro.
Mi amargura de ser adoptada y lo que papá estando detenido por lo que hizo y hasta el amor por ese ladrón de corazones como le puse, relatándole cada detalle en cada suceso de mis encuentros con él, siempre salvándome e incluso el beso que me robó la noche del atentado y hasta de Luka con su desaparición repentina, cuando más lo necesitaba por ser adoptado como yo.
- ¿Estuvo esa noche? - Me dice curiosa.
Asentí.
- Le dicen C-am... - Respondo, llamando más la atención de mamá quedando pensativa.
Supongo, porque es famoso en ese rubro sin mencionar que los noticiosos, solo hablan de ello al relacionarlo con las teorías.
- ¿Y Luka, también... - Dice en voz alta, al recordarlo cuando se los presenté y vuelvo a afirmar.
Sonríe.
- Ve por él. - Me dice.
- ¿Por Luka?
- Por todo... - Me dice, acomodando mi pelo. - ...cariño, ya es hora que busques todas las respuestas y comienza por la primera, para que empiece a sanar tu corazón. - Murmura. - Yo lo lastimé, pero empecé a curarlo y hay que ir por más... - Besa mi rostro con dulce tristeza, dentro de la felicidad que ya nada me oculta.
La abrazo y me pongo de pie decidida, tomando mi cartera otra vez.
- Tienes razón. - Murmuro.
TEMPRANO EN LA CENTRAL POLICIAL
El puño de Andrés, golpea violentamente contra la mesa.
Está harto, cansado y su ropa ya le molesta por no ducharse, sumado a las prolongadas horas de interrogación que fue hasta la madrugada por oficiales sin poder sacarle nada, por más que tiene pruebas contra él por las condenadas confesiones que los matones apresados en el estacionamiento del Hospital, lo delataron.
- ¡Paguen de una vez, mi maldita fianza! - Vocifera a sus abogados, para comparecer luego en el tribunal.
Desde su hogar podrá con su cuerpo legal, optar por la mejor estrategia a seguir.
- Se puede señor Leída, pero demorará eso por el juez...
- ...sin mencionar. - Prosigue el otro con traje tan exquisito como el primero. - Que puede estipular un monto de fianza muy elevado para que usted salga de prisión...
- ¡Jodidamente no me importa eso, cuando puedo! - Exclama, poniéndose de pie y casi tirando la silla haciendo alertar al guardia a metros, pero vigilando todo.
Andrés procura calmarse y camina por la habitación.
- Solo, háganlo... - Dice sobre el asentimiento de sus abogados al mismo tiempo.
Eleva un dedo, para que se acerquen y lo hacen.
- Necesito y no sé, cómo lo van a conseguir... - Les ordena. - ...el privilegio de vuelta de mi móvil, yo necesito estar en comunicación con mi familia...hablar con mi mujer e hija... - Se preocupa. - ...ya que me niegan las visitas hasta que me trasladen. - Murmura, mirando el pequeño bolso que a través de ellos, Rose preparó con necesidades básicas y algo de ropa para él.
SARELI
Dudé y lo hice mucho.
Pero necesitaba hacerlo y atreviéndome, entre a la estación de policía para poder hablar con papá tras unos largos minutos de quedarme fuera y solo mirar el establecimiento.
Yo precisaba escuchar de su propias palabras y en persona, por qué, hizo todo esto y esperanzada por más que eso estaba lejos de ser la verdad, que me dijera que es un error todo.
Y que él, no era así.
Que todo eran puras patrañas, que me quería y era ese héroe como buena persona siendo mi orgullo y amaba.
Miré por ultima vez mi celular por otra esperanza.
La de Luka con un mensaje, pero nada.
Y otra negativa me recibió una vez dentro, haciendo anunciar mi visita.
Que estaban prohibidas las visitas momentáneamente.
Insistí y hasta juré que solo serían breves minutos, pero no había negociación.
Y me derrumbé contra una silla de muchas que hay de espera, pensando que poder hacer y lanzando mi cartera con bronca a una silla, provocando por mi siempre cuaderno sobresaliendo, que parte de su interior caiga al piso.
Apuro en recogerlo sobre cierta inestabilidad que empiezo a notar entre los policías del lugar por algo.
Pero no hago caso, levantando tanto mi móvil del suelo como un bolígrafo y un par de monedas que se salieron de mi monederito.
Para luego y por ultimo, lo que me dio Siniestra.
Llamando mi atención al tomarlo que una esquina de la bolsa de papel, se cortó por el filo de lo que contiene su interior.
Entonces, no es un pañuelo o condones.
Pienso, mientras unos agentes casi me llevan puesta por interrumpir su paso a lo que sea que con sus compañeros buscan.
- ¿Escapó un detenido? - Pregunto a un oficial que a metro mío, da unas órdenes.
Niega, pero me indica la puerta.
- Señorita, será mejor que se retire hasta que la situación tengamos controlada... - Y ni siquiera espera que conteste, con un gesto a otro compañero le pide que me acompañe afuera y lo hace, cosa que no me opongo cruzando mi bolso y aferrando la de luka, escuchando sobre el aire que un delincuente peligroso y libre, entró a la departamental amenazando a un interno detenido.
Pero otro oficial, llegando a las escaleras de entrada una vez fuera y sola me empuja sin querer, causando por el impacto que no solo, casi caiga al piso.
También, que se desgarre más la bolsa entre mis manos y me quede con la mitad de ella entre mis dedos y por ende, que lo que tenía dentro vuele escalones abajo.
Lo veo golpear suavemente por ser liviano y como, una de sus puntas al impactar en el escalón y lejos de una forma redonda, solo queda ahí y casi pisado por otro policía que sube sin dejar de buscar por los alrededores como todos.
Menos yo.
Que, solo estática miro y observo el objeto.
Y atreviéndome a dar un paso para descender en su búsqueda, sin poder creer y en el intento.
Palpitaciones mi pecho.
No desfallecer contra el suelo por mis piernas de los nervios, mezcla de emoción y con ayuda de mi mano, ahora temblorosa aferrada al barandal que hay en este.
Por ver que es mi hebilla con forma de estrella.
Misma que, se llevó C-am en la pelea con los matones en al escalera del Hospital.
Todo veo y siento en cámara lenta, por más que escucho bullicio a mi alrededor y movimiento continuo.
Hasta cada paso que doy yo y cuando me inclino al llegar para recogerlo y sostengo entre mis dedos y noto, que es mi prensa de pelo.
Y la envuelvo en mi mano, llevándola a mi pecho mientras la otra no suelta el barandal y me desplomo contra la escalinata.
Ya no puedo llorar más, pero una sensación parecida, me embarga, emociona y me colma cada poro de mi ser.
Empezando a entender todo.
El robo de actas.
C-am.
El de mi bicicleta en el parque, pero lo detuvo.
C-am.
Mi agradecimiento con mi único cupcake sano y su rechazo por ese dulce.
Luka.
Su aparición en la tienda de mis pantys naranja chillón.
C-am.
Acompañándome a la fiesta del atentado.
Luka.
Salvándome, cuando sucedió.
C-am.
Mi teléfono sonando en mi visita en el Hospital con mi madre.
Luka.
Salvándome en las escaleras, contra esos matones.
C-am.
En todas, diferente vestido para cada ocasión y no lo sepan su identidad, pero siempre un factor común.
Llevo una mano a mi boca, para retener un grito.
Cubrirme para que no sepa su identidad y pueda verlo, siendo lo que es.
El verdadero C-am.
Azotando más y más cosas mi mente.
Su atuendo ñoño y friki para alejarme de dudas.
Como sus últimamente, ya no tartamudeos como aspecto lindo de vestirse ayer en la fuente y esa por más negada forma de enfrentarse contra ese hombre en el estacionamiento cuando llegué.
Tapo mi rostro, por más que la hebilla pique mi piel.
Ya que, todo fue fingido.
Pero las saco lentamente, viniendo a mi cerebro las palabras de Siniestra como la de mamá que busque mis respuestas.
Y me pongo de pie, asegurando más la hebilla que C-am.
Sacudo mi cabeza feliz.
Luka me la robó para sí.
Ahora buscando como todos los uniformados y también mirando los techos.
Solo Luka y papá estando detenido acá, puede ser eludiendo toda esta masa departamental, buscando respuestas.
Ahora, comprendo todo.
Unas, en un principio siendo pedido de su cliente.
La señora Ana.
Por la búsqueda, tanto mía como la de su hijo.
Por eso, su aparición en SugarCream.
Y por tal, trabajar y quedarse a mi lado después.
Interfiero pasando entre oficiales y me piden e intentan alejar de la zona, pero me niego pasando entre ellos.
Corren tras de mí, con su voz de alto, pero sigo sin hacer caso corriendo.
Entro a una puerta trasera.
Yo, necesito encontrar a Luka.
Y no sé como, sin embargo apuro nuevamente mis pasos dentro, porque siento que los que me siguen, ahora bastante enojados y más al escuchar en la persecución, que me reconoce diciendo la hija de quién soy.
Mi carrera me lleva a otra puerta y otra, esquivando un oficial mujer de oficina que me pregunta quién diablos soy y no puedo estar en esa área.
Ni me molesto en responder, sigo con mi escape bajo su grito a sus compañeros notando que me buscan, que lo hice por unas escaleras que descienden y empujando otra puerta, salgo al exterior nuevamente, pero solo con acceso a coches policiales y lo que parece su mantenimiento.
Diviso el portón de entrada a la distancia y a medio abrir e intento correr a él.
Pero algo me detiene.
Y no es por ver oficiales rastreándome e ingresando por ahí.
Es por alguien tomando mi tobillo, causando que vaya contra el suelo y fuera de sus miradas, cuando miran a mi dirección.
MOMENTOS ANTES EN LA DEPARTAMENTAL Y TRAS IRSE LOS ABOGADOS
Andrés, ya cansado de caminar sin sentido dentro de las cuatro paredes que es su reclusión, toma asiento en el catre.
Cinco minutos tal vez que se fueron sus abogados, pero ya las siente eterna en el silencio de muerte que lo rodea.
- Mierda, lo que faltaba... - Maldice, notando que ahora a ese sepulcro, se anexa el súbito apagón del miserable foco que tiene ese único corredor que da a la puerta reja de su habitación dejando a esa zona en total oscuridad.
Más sosiego inunda el lugar, tanto que Andrés llama su atención.
- ¿Hay alguien, ahí? - Se incorpora sobre la pared apoyada.
Y más silencio, es respuesta.
Bufa apoyando su frente en la rodilla y contra su mano, agotado y pensando que se va a volver loco.
No solo por en resolver esto, ante su familia que ama.
También a la condenada explicación que tendrá que dar a los medios como su partido político.
Maldice, otra vez.
Uno, que hasta ahora nadie vino a visitarlo o brindar su cooperación.
- Todos empecerán a dejarte... - El silencio se hace eco por una voz.
Y Andrés se pone de pie al reconocerla.
Es la misma de la persona que lo atacó en su casa, días atrás.
Camina sin atisbo de miedo hasta las rejas, pero a una prudente distancia recordando lo que sucedió bajo su amenaza con el atizador de la chimenea.
Procura ver a través de la oscuridad del corredor, pero no siente como ve su presencia.
- Jamás lo permitiré... - Murmura con soberbia. - ...yo, soy poder. - Contesta, girando para ir a su silla y tomar asiento.
- Es el principio de tu fin y voy a encargarme de ello personalmente... - Le augura. - ...pero no, bajo la bandera de esa causa. - Prosigue. - Solo en el nombre de Araceli y por mis padres... - Dice.
Andrés se pone de pie al sentir otra vez, el nombre verdadero de su hija y que solo él como Julio sabían y escuchando atento sin embargo lo segundo.
Sus manos rodean con fiereza los barrotes.
- ¿Quién eres realmente? - Exclama, deseando ver algo en la oscuridad y en la dirección, donde viene su voz. - ¿Quiénes fueron tus padres?
Pasos lentos del piso, acusan que camina acercándose y Andrés mira, apreciando de poco y entre las oscuridad, sus calzados deportivos negros.
Va subiendo de a poco su mirada.
Como los pantalones oscuros que lleva, seguido a su abrigo del mismo color que los guantes negros que cubren sus manos, para luego lo apenas visible dejando ver la capucha sobre la gorra negra que oculta su rostro, siendo apenas visible mentón y labios.
Se detiene casi frente a Andrés, mientras sus manos van a su abrigo haciéndola para atrás de su cabeza, continuo a su gorra negra y enfrentar su rostro despejado de todo para él.
- Lucian y Ana... - Le dice y Andrés sucumbe sobre sus pasos, hasta el punto de tirar la silla por llevársela puesta.
Por escuchar esa confesión y porque lo reconoce.
Ya que, es el mismo muchacho y amigo de su hija que presentó en la fiesta electoral.
Ese payaso, según sus propias palabras al definirlo con su vestimenta ridícula y personalidad tonta.
Y comprende todo.
Niega, ayudando a levantarse con el borde de la mesa.
- No...no... - Rechaza. - ...no puede ser...
- Te pedí que fueras con la verdad a Araceli. - Le dice haciendo caso omiso a su locura. - Y ahora, será testigo de todo lo que hiciste desde esa época como cada jodida persona de este país...
- ¡No...no! - Grita. - ¡Voy acabar contigo antes! - Lo amenaza, mientras le ve desaparecer. - Vi tu rostro, sé quién eres ahora... - Escupe, volviendo a los barrotes, pero ya no lo ve. - ¡El mercader y ese chico estúpido! ¡Guardias! ¡Guardias! - Vocifera para ser oído. - ¡Es mi palabra contra la tuya! ¡Guardias! - Le dice y grita al mismo tiempo, cayendo oficiales antes sus exclamaciones y diciendo que el mismo C-am estuvo acá.
C-AM
Huyo por donde ingresé.
Una ventana de un piso alto, caminando por su cornisa, para luego saltar a un desnivel más bajo, descendiendo por una pared con ayuda de filtros de contención de aire y saltar al exterior pero interno, con acceso denegado a gente fuera del establecimiento, en el momento que escucho movimientos de alerta buscándome por mi supuesto ingreso.
Uniformados corren cerca mío, escondido e inclinado tras un móvil policial y tengo que rodar bajo él, sintiendo pasos acercándose apresuradamente.
Y para mi sorpresa, no se detienen a mi vista por estar bajo el coche un par de botas acordonadas de un oficial.
¿Eh?
Lo hacen unas lindas zapatillas femeninas en tono rosa sobre unas piernas que reconozco muy bien, calzando unos espantosos y horribles pantys en color negro y con motivos de zombies con sus tumbas.
No puede ser.
Me pica el cuello.
Que jodida capacidad de la pajarito sin saber esa gloriosa virtud, de encontrarme siempre donde estoy y en situaciones para nada a favor a ambos.
Pero, no puedo analizar mucho.
Al alertarme gente no solo tras ella, también que vienen del lado del portón salida.
Y hago lo mejor que se me ocurre.
Tomar unos de sus tobillos y llevarla sin mucha caballerosidad y ahogándole su grito de asombro tapando su boca con mi mano, contra el suelo para atraerla contra mí, bajo el móvil policial.
SARELI
La mano de Luka presiona mis labios, para ahogar mi grito de susto.
No puedo verlo, ya que por el pequeño espacio debajo del auto, su cuerpo boca abajo y el mío boca arriba, pero presionando igual su brazo a mi alrededor, solo distingo.
Corazón, no latas tan rápido.
La oscuridad de la vestimenta como la presión, ya familiar sosteniéndome de C-am.
Pero, la calidez y esencia de Luka.
Y sabe que lo noté, ya que farfulla algo tan bajo que no puedo oír.
No me importa.
Y sonrío como tonta, sobre su abrigo apretándome y aspirando su aroma.
- ¿Qué...que haces? - Pregunta, bajando mucho la voz al ver que hago eso.
Ni sé que contestar y agradezco que en ese momento, me gesticula que lo siga viendo el perímetro libre de escape saliendo de abajo del auto.
Y lo hago asombrándome, que toma mi mano para entrelazarla entre la suya, siguiéndolo detrás suyo y costeando una parte, para luego salir por el portón y correr calle abajo y descansamos tres esquinas corriendo sin parar.
Nunca nos detenemos y sigo su ritmo.
Uno lejos del tímido e inseguro Luka, que teme hasta montarse en la parte trasera de la bicicleta.
Es suelto, seguro de sí mismo y como toda imagen delante mío mientras corremos, de su espalda lejos de esa siempre postura introvertida, ahora esbelta como mano aferrando la mía con fuerza y protección.
Pero nos detenemos sobre algunas cuadras siguientes y suelta mi mano como si nada, para buscar algo de el bolsillo de ese abrigo oscuro.
Y yo, la miro por sentir todavía la calidez de su tacto.
Saca unas llaves de un coche, que sus luces titilan ante la desactivación de la alarma.
No me mira, ni si quiera abriendo la puerta del acompañante.
- Te llevaré hasta tu casa... - Me dice, esperando que suba.
Y niego.
- No. - Suelto. - Porque, si rompiste la promesa del teléfono, también de no vernos más... - Mi voz se pierde. - ...ya que, dejaste la pastelería...y esto... - Murmuro, sacando de mi cartera mi hebilla.
Camino hacia él, despacio y se lo entrego, pero no se anima a tomarlo.
- Lo siento... - Me dice. - Me dedico a eso, pero...pero... - Vuelve a ser el Luka de antes. - ...no fue con esa intención. - Mira a un costado y sonrío, porque sé, que es así.
- No quiero que te vayas... - Dudo en como llamarlo. - ...Luka... - Opto emocionada. - Porque somos amigos y siempre me cuidaste...
- Te engañé. - Responde, sin todavía mirarme y niego.
- No...tú, no... - Mis palabras hacen que al fin me mire. - ...fuiste lo único real, por más que protegías tu identidad. - Mi turno de bajar mi mirada a mis manos sosteniendo la hebilla. - ...como sabes, papá está preso... - Las primeras lágrimas nublan mi vista. - ...y me enteré el motivo tras la causa de ello... - Trago mi llanto. - ...y que soy adoptada... - Un gesto involuntario de tristeza, me hace tocar su pecho y ambos nos miramos por eso.
Contacto que sé, que nos recuerda al abrazo que nos dimos sin saber yo que era Luka y siendo suficiente, para que me atraiga contra él y me abrace.
Mucho.
Con todas sus fuerzas y estrechándome más contra él.
Y el valiente C-am que siempre me salvó y el tierno Luka incondicional se juntan, dándome cuenta de lo mucho que amo a ambos y a su única persona.
- No te iba abandonar, pajarito... - Sus labios me dicen sobre mi pelo y lloro más, al sentir el apodo que me dijo esa vez del robo. - ...solo, resolver los que nos pasó...
Lo miro, porque no entiendo su plural.
- No comprendo, Luka... - Y me niega y eso sí, comprendo. - ¿No es tu verdadero nombre, no es cierto?
Niega y me sonríe avergonzado, secando mis mejillas.
- ¿C-am? - Sería ilógico, pero es la otra opción y vuelve a negar con su cabeza y saca sus guantes para guardarlos en un bolsillo de su abrigo y extiende su mano.
- Cameron Amadeo... - Su linda voz, me dice. - ...me presento tarde, pero me quedo para toda nuestras vidas... - Estrecha nuestras manos y me lleva contra él, para hacerlos nuestros labios también.
Y correspondo a ese beso con la misma demanda, fuerza y amor.
Nos importa que la gente nos mire.
Tampoco, que vean como espectadores en primera persona y testigos, como levanta enroscando mis piernas en su cintura y me lleva contra su coche con más acceso a mis labios, jadeando ambos.
Y nuestro beso, apenas se corta para mirarnos.
Realmente y verdaderamente ambos, mirarnos a milímetro de distancia y sin dejar de acariciarnos con derecho y reclamo a todo.
Él memorizando mi rostro con una caricia y yo, cada centímetro de su rostro por fin a mi placer, haciendo a un lado su gorra como capucha y haciendo a un lado su pelo lejos de su cara.
Y volvemos a reír infantil los dos.
C-AM
Y la promesa que le hice a la segunda mujer que ya amo de protegerla.
Mi madre.
Ahora y en silencio mientras la desvisto en mi departamento, se lo hago a la primera que me enseñó amar.
A Sareli.
Mi Araceli.
Disfrutando tanto como ella, cada prenda que le saco e inclusive esas horribles pantys de terror, como ella sacando por mi cuello la camiseta por mi cabeza.
Y gime triste, besando mis zonas lastimadas y con hematomas por tantos golpes que demoran en curar.
Mi pecho, seguido a mi hombro que ella misma curó.
SARELI
Un agobio me cubre de emoción en su departamento, al notar los cardenales que cubren en gran parte de la zona de su cuerpo y los acaricio como beso a cada uno con amor, sintiendo lo que no me pasó desapercibido esa vez que le di la pomada en el vestidor de la pastelería.
El jodido, bonito y por demás trabajado cuerpo, que ocultaba siendo Luka, bajo esas frikis camisetas de super héroes, mientras en otras cubriéndome con él, para protegerme siendo C-am.
Pero yo beso a Cameron, mientras recorro con mis dedos la silueta de su cuerpo y es tal, el nos lleva a su cama.
- Yo... - Quiero decir, pero me faltan las palabras para explicar por este agobio que me llena de nuevas sensaciones y Cameron entiende, que no puedo encontrar palabras para explicar.
- Entiendo, pajarito... - Me dice amable y con beso suave sellando esa promesa, bajo una tímida sonrisa que se forma sobre mis labios.
Y nuestras voces se desvanecen, cuando asiento y nuestras bocas se buscan, para seguir con ese beso interrumpido.
Su mano deshaciéndose de la poca ropa que tengo, es reconfortante mientras presionando más sus labios en los míos y juntando nuestras lenguas, su otra palma me envuelve alrededor al estar ya sin ropa y él sobre sus talones sentado en la cama y aún con sus pantalones puestos, pero abierto tanto su cinturón como cremallera, hace que me monte encima y jalándome contra él y nuevamente que rodee su cintura con mis piernas.
Quedando mi pecho como el suyo, desnudos pegados.
Dios...
Gemimos los dos.
Y ya mi entrepierna moja parte de su bajo vientre.
Uno que por su acelerada, pero a la vez tranquila respiración.
La firmeza de su vientre yendo y viviendo con sus suaves abdominales, fricciona mi centro al sentirla húmeda, provocando que jadee con Cameron y me guíe con su mano que no abandona mi desnudo trasero a seguir ese lindo movimiento y ritmo de ir y venir, frotándonos mutuamente mientras se apropia de uno de mis pechos succionando mi pezón con hambre y metiéndolo más dentro de su boca con ayuda de su mano y yo, convulsiono de placer enredando mis dedos en su pelo.
Inclino mi frente en la suya y algo ya sudadas, cuando toma mi otro pecho para recibir la misma atención de su lengua, mientras algo se incorpora conmigo encima, pero solo para bajar un poco más su pantalón y ese juego de cepillarnos, que se haga cargo la dureza de su pene bajo su bóxer, causando que jadee profunda y fuertemente, al sentir el dolor como placer de su erección refregando en mi vagina mojada y sensible.
Me mira a través de sus negras pestañas, cuando tomo un puñado de su pelo ya muy agitada de excitación, por esta especie de masturbación que ambos nos damos y suelta ese pezón, cual se amamanta, para capturar mi boca y unir la suya en un beso lleno de tanta pasión y amor, que me es difícil contener las lágrimas por ambos y por lo que vivimos.
Sus dedos dibujan el contorno de mi cuerpo como parte de mi espalda mientras me lleva más contra él y sin dejar de abrazarme, aumentando al dirigir el ritmo de nuestro frote y reanimando con eso, más la necesidad de sentirnos y con ello y mi primera vez, que mi vientre arda y hasta duela de deseo.
Nuestras lenguas profundizan, bajo un suspiro compartido que damos, ahora llevándome de espalda contra la cama y recibiéndome una suave sábana y Cameron encima mío y siendo el turno de bajar su ropa interior como sacarse el pantalón.
Y nuestras caricias se potencian como cada beso que me da, al sentir como la tibieza de su pene mojado y ahora fuera de algún algodón, como barrera empuja mi clítoris adolorido, haciendo que grite y se sonríe por más que está haciendo esto.
Río, también.
Tímido, mientras busca de su mesa baja y junto a la cama un condón.
- Va a doler un poco, pajarito... - Me susurra, rompiendo el beso. - ...pero prometo, ser amable... - Me repite con dulzura, lamiendo mi boca y yo con mis dedos juego mientras asiento, con su espalda tonificada y sintiendo cada relieve de ellos antes de hundirse en mi interior al ponerse la protección.
Se aleja abandonando otra vez ese beso y gimo por ello, sintiendo que nunca quiero separarme de él.
De todo este mar de sensaciones nuevas para mí, que mi cuerpo busca por necesidad de saciarme de Cameron.
Su lacio cabello está revuelto igual que el mío y vuelvo a reír y él también, curvando sus labios.
- Yo creo... - Me dice con esa siempre timidez. - ...que te amo mucho, pajarito... - Me confiesa, sin saber mucho como demostrar todo esto.
Y mis ojos brillan de lágrimas.
- Y yo también te amo, Cameron... - Me declaro y ambos reímos otra vez, limpiando mi lágrima mientras empieza a llenarme lentamente y sin perderme la belleza de su bonito rostro lejos de cubrirlo o taparlo mientras me dejo amar.
Y con nuestros labios unidos, se empuja dentro de mí y dos cosas explotan en nuestra conexión.
Lo primero mi barrera.
Mi Himen ante la longitud de su pene invadiendo mi estrechez y expandiéndose, causando que gima de dolor y mucho calor, sobre una humedad que nos envuelve a ambos.
Y luego es algo físico.
La unión de nuestro cuerpo como corazón tan profundo, mientras comienza a moverse despacio dentro mío, pero tan hondamente, que yo no sé, donde empieza él o termino yo.
Porque, somos una sola cosa.
Una sola persona.
Un solo amor.
- ¿Estás bien? - Me pregunta y asiento.
Y volvemos a jadear nuevamente fuerte, cuando comienza a embestirme acelerando su ritmo saliendo y entrando dentro de mí.
Mi cuerpo reacciona por instinto, siguiendo mis caderas su movimiento sobre su espalda arqueada para que sienta bajo ese dulce dolor, todo el placer que yo pueda sentir.
Su piel brilla como la mía por transpiración, mientras somos sucumbidos por sensaciones y mucho sentimiento.
Porque somos lujuria y mucho amor, mientras me hace el amor.
Me penetra.
Nuestras miradas se sostienen siempre acariciándonos y siempre besándonos.
- Cameron... - Gimo, percibiendo algo devastador que comienza a invadirme y mis músculos tensándose ante ello.
Sus ojos castaños me sonríen, con ahora sus manos agarrando mi espalda como cadera firmemente y profundizando sus penetradas, mordiendo mi labio y empujando con más fuerza dentro mío ante la llegada de mi clímax, arrancándome un grito de placer.
Jadea tibio en mi mejilla controlando su propia necesidad y aumenta su ritmo, impulsándose hacia mí, con demanda apasionada y yo empiezo a temblar.
Somos un solo gemido continuo los dos llenando su habitación y Cameron siente tanto como yo excitándolo más, mi humedad mojando las sábanas tras un temblor que me embarga por venir mi orgasmo, tensando su cuerpo ante la expectativa.
Y me corro con su nombre en mis labios y su lengua acariciando la mía para tragar mi grito, mientras sus movimientos bajan algo su velocidad para beber los restos de mi orgasmo y sin dejar de empujarse y yo, aprieto dentro mío su pene, provocando que jadee con fuerza y retome su velocidad con su cadera moviéndose y siguiendo su propia corrida.
Y lo hace estremeciéndose y empujando todo de él, terminado y volcando su eyaculación dentro mío y cayendo con suavidad encima de mí.
Tanto Cameron como yo, sentimos nuestros agolpados latidos acelerados.
Lame el sudor de mis labios, seguido a besarlos mientras se gira y me lleva con él.
Me aprieta contra su pecho y yo no me resisto.
- Pajarito... - Me dice llevando su mano que no me envuelve a su pecho.
- ¿Qué? - Le digo, elevando mi barbilla para mirarnos.
- Yo me voy a retirar de lo que hacía...
Y más feliz, no puedo ser.
- Me parece bien. - Murmuro, besando suave una porción de su pecho con un importante cardenal violáceo. - ¿Sabes hacer algo más, aparte de robar?
Piensa y me mira.
- ¿Golpear? - Es su otra opción y río sobre su pecho, causando que gima de dolor por eso, pero riendo también.
Y nos abrazamos mucho.
C-AM
Y esa tarde, la tomamos para nosotros.
Primero cambiando las sábanas, seguido a ponerlo en la lavadora ante mi último robo y apropiación, para convertirme en su dueño absoluto.
Y segundo, comer galletas y queso con leche, ya que carezco de un repertorio culinario por casi no estar nunca en mi departamento, más que para dormir, ducharme y cambiar la vestimenta acorde a mis trabajos asignados.
Cosa que Araceli poniéndose una camiseta mía, se divierte husmeando y abriendo su puerta de par en par, al ver las docenas de profesiones como prendas para ello, mientras preparo nuestra casta merienda.
Su chillido de alegría se siente haciendo que ría, cuando descubre la corbata que usé en la fiesta con motivos del Coyote y se lo cuelga en su cuello mientras encuentra otra cosa y nuevamente da saltitos y grititos de felicidad.
Otros de mis abrigos negros.
El de cuero que lo reconoce, cuando la abracé en el robo de la tienda de ropa interior, para que los golpes de uno de los delincuentes con un fierro, no recayera sobre ella ante su cólera.
Se lo pone también y se abraza a sí misma, apoyando una mejilla en su textura.
- Dios...soñé tanto con esto... - Susurra y camina antes mi gesto que está la merienda lista.
- ¿Saber, quién soy? - Pregunto, comiendo un dado de queso y rascando mi pelo.
Puta comezón de amor.
Y ella, sonríe masticando entusiasmada.
- Apropósito... - Me dice bebiendo el vaso de leche que le ofrezco. - Tengo la solución ante tu pregunta de antes.
- ¿De qué hacer ante mi reciente desocupación?
- Como encontrarlo. - Responde con afirmación alegre.
¿Eh?
SARELI
Minutos después bebiendo una gaseosa en un puestito de una calle, elevo en su nariz el periódico.
- ¡Taránn! - Exclamo sobre una de sus lindas cejas elevadas.
- ¿El diario? - Me dice poco convencido.
- Es lo que necesitas, Cameron... - Respondo, esparcido sobre nuestra mesa y haciendo a un lado nuestras bebidas frescas de cola. - Clasificados... - Señalo con mi índice la sección.
Apoya sus brazos sobre esta, así puede su mejilla descansar en una mano.
- ¿Crees que encontraré algo de lo que sea bueno, ahí? - Me pregunta.
- ¡Por supuesto! - Aliento sacando mi boli de mi cartera, para marcar lo que sirva. - La pereza no es buena, Cameron. - Le murmuro concentrada leyendo, pero lo miro preocupada. - Vives en un lugar muy bonito y no sé, si tienes ahorros... - Realmente estoy preocupada, ya que mis reservas tampoco son muchas.
Ríe con ganas tapando su rostro y casi me hago pipí, porque es la primera vez que lo veo hacerlo bien y es tan sexy y lindo.
- ¿Crees, que soy pobre? - Es alegre, mientras se rasca un brazo y su pregunta me hace pensar mordiendo mi bolígrafo.
Me encojo de hombros.
- No lo sé, Cameron. - Sonrío. - Pero, siempre es bueno seguir ahorrando... - Decreto tras beber nuestra bebidas y tomando el periódico, para leerlo tranquilos en su casa.
En la acera me envuelve contra él por atrás y apoyando su barbilla en mi hombro, besando mi mejilla, haciendo que ría.
Pero no le es suficiente, una de las manos que me cruza, aprieta mi pezón sobre mi camiseta sin dejar de caminar sobre mí y ambos, cual gente que camina frente nuestro y lado contrario, ven esa acción haciendo que me ruborice.
- ¿Qué haces? - Quiero escapar, pero es imposible llevándome más contra él, siendo el turno de mi otro pecho y una madre con su niño en mano, tape sus ojos al verlo.
Río.
- ¡Quieres parar!
Y niega sobre mi hombro, mordiendo su jodido labio.
- No puedo pajarito.
- ¿Por qué?
Y se separa, pero para voltearme y que lo mire tomando mis hombros.
- Porque, estoy lleno de cosas nuevas... - Dice.
- ¿Y eso, son? - Digo escuchándolo atenta.
Se avergüenza algo, por empezar a conocer su sonrisa tímida.
Se rasca.
- Emociones... -Me confiesa. - ...muchas que sabía que existían, pero no, que habitaban en mí...
Me emociono.
- ¿Cómo cuáles, Cameron?
Acuna mi rostro.
- Que me amen y sentirme querido, pajarito... - Suelta y lo abrazo fuerte contra mí.
Pero nuestro abrazo es interrumpido por su celular sonando.
Y obligado me suelta por su insistencia.
- ¿Sucede algo? - Digo, notando su rostro desencajándose.
- Es Ana... - Solo dice y mi estómago da vueltas.
- ¿Qué pasa con ella? - Preguntando e intentando que mis locos celos por recordar lo de ayer tan acaramelado entre ambos, no se me noten.
Niega.
- No lo sé bien, pero me pide que vaya a verla, porque me necesita. - Me dice, yendo al borde de la calle para llamar un taxi.
- ¿Te vas? - Lo miro.
- No. - Dice. - Tú, te vas... - Detiene uno, pasando unos billetes al conductor y abriendo la puerta para mí. - ...te necesito segura en tu casa...
Y procuro.
Lo juro.
Quiero disimular mi enojo, pero es imposible.
- ¿Por qué, estás tan interesado en ella?
Me mira ingenuo.
- Porque, la quiero... - Me dice sincero y yo, chillo de los celos.
- ¿No me amas a mí?
- Sí...
- ¿Y también a ella?
Se encoje de hombros.
- Sí, amo a las dos. - Me sonríe feliz.
Y ay Dios, quiero arañarlo.
- Perfecto, Cameron Amadeo. - Digo ofendida, rechazando su puto taxi y caminando sentido contrario.
- ¿A dónde vas, pajarito? - Corre hasta mí y haciendo un gesto al taxista que aguarde.
- Lejos de tu sexy y caliente perímetro de atracción, que ejerces sobre mi ramero corazón y cuerpo, hasta que te decidas por ella o por mí... - Le digo sin dejar de caminar.
- ¿Por qué? - Llega hasta donde estoy y me detiene.
- Porque... - Miro el otro lado de la calle. - ...no me va el poliamor o trío. - Lo miro. - Te quiero, solo para mí...
- ¿De qué, rayos hablas? - Ríe y pestañeo.
- Acabas de decirme, que nos amas a las dos...
- Y es verdad, pajarito... - Me interrumpe. - ...pero mi amor por ella es otra emoción que también es una experiencia nueva para mí. - Me explica. - El de un hijo, porque descubrí que ella es mi mamá...
Mi boca cae.
JODER...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top