C A P Í T U L O 12: II
"¿Últimas palabras?"
El vuelo salía en tres días y hace dos que me dieron el alta por lo que mañana debíamos estar sobre esta hora a pocos minutos de despegar, tal vez ¿nerviosos? ¿atacados de los nervios?
No sé, pero ni Jared ni yo todavía les había dicho a ninguno de los miembros del club que mañana nos iremos y ya no podríamos posponerlo así que tomo aire — con un pinchazo todavía sobre la costilla — y los reunimos a todos.
Y bueno... Se lo pudieron tomar peor por lo que les dijimos así que para compensar el caos que creamos con tan sólo nueve palabritas tampoco nos extendimos en explicaciones y suposiciones referidas con todo lo que estaba pasando.
— Yo lo que todavía no entiendo es por qué cinco. — Digo mientras termino de recoger.
Jared y yo estábamos en nuestra habitación compartida. Ya no seguiamos un orden, si no que quien se tumbara antes se quedaba y punto, ya daba pereza tener que estar discutiendo continuamente.
— ¿Cinco que? — Pregunta mirando al techo de la habitación mientras tiraba una bola de calcetines al aire repetitivamente.
— Billetes. Somos cuatro, el otro extra de quien es ¿Por si lo perdemos?
— Tiene que ser muy desconfiado por lo que veo.
— ¿Y por qué no invitamos a Dan? — Pregunté sin saber en qué estaba metiendo al pobre chico.
Jared se incorporó para dejarme ver su cara de confusión y de pocas ganas de que eso sucediera.
— No sabemos qué puede pasar y un botánico rockero no creo que nos ayude.
— ¿No se supone que tenemos que hacer como que no pasa nada? Es lo mejor si no queremos llamar la atención de nuestros compis. — Dije señalando al pasillo.
Marco había salido a cubrir unas horas y Celia a comprar unas cosas que necesitaba para el viaje. Le hicimos pensar que era para salir de aquí unos días, que era un plan perfecto y entre compañeros de piso. Error. Mentiras y más mentiras. No queríamos sembrar el caos y yo no quería que llegara la voz al padre de Marco, solo por las dudas.
Todavía no sabía cómo tomarme lo que dijo Ash. A ver, el hombre tenía su personalidad, era algo gruñón y a veces me daban ganas de darle un patada justo en la espinilla, pero de eso a querer hacerme la vida imposible de forma macabra...
— Tal vez... — Concluyó.
El despertador sonó demasiado pronto, recogimos nuestras últimas pertenencias y casi nos disponíamos a salir por la puerta cuando noté la ausencia del sobre.
— Esperad abajo. — Les hice un gesto y desaparecí por el pasillo.
Y como si no hubiera sido obvio una figura alta y larguirucha estaba reposada — con el cuerpo más fuera que dentro — sobre la cornisa de la ventana de la habitación mientras echaba humo por la boca y terminaba de ver el sol ponerse.
Junto a él se dejaba ver una sombra aún más tenebrosa, toda alargada y oscura sobre el suelo, pero me lo tomé como ya algo usual así que solo me dispuse a guardar los billetes en la chaqueta y a salir, pero como él siempre tenía que tener la última palabra me giré hacía donde la voz provenía algo ronca por el tabaco.
— ¿Cómo estás?
— No me gusta el olor del tabaco, Ash. — Le advertí ignorando su pregunta.
— Viajar me pone nervioso, es mi único remedio. — Se levantó y tiró el resto de la colilla por la ventana para dirigirse hasta donde me encontraba.
— ¿Y a dónde vas? Por fin vas a perderte.
— Ya te gustaría. — Se colocó aún más cerca de mí. Ya no me asustaba tanto, o más bien no dejaba que viera como en realidad me latía el corazón. — ¿Te gustó el regalo?
¿Está admitiendo que fue él?
— ¿Qué regalo? — Fue él, estaba segura, le estuve dando muchas vueltas y quién más iba a saber donde estaba en todo momento que el escurridizo de Ash por muy tenebroso que suene.
A pues no.
— Qué solicitada estás. La daga, egocéntrica, vi cómo la mirabas aquella noche.
— Sirve muy bien para cortar salchichas.
Puso sus manos en rendición y después echó un ojo al sobre que sobresalía de mi bolsillo, pero no hizo preguntas y solo se dejó caer en la cornisa de nuevo.
— Veo que sueles venir mucho por aquí. — Le digo algo molesta por su poco afecto a mi molestía mientras mira por la ventana encendiendo otro cigarrillo.
— No te creas. — Hace una pausa para echar el humo. — Creo que tus amigos quieren que bajes, se les ve algo... impacientes.
Salgo sin despedirme, pero echo una última mirada hacía atrás de cómo está apoyado con los codos a la cornisa mientras echa el humo hacía arriba. O se mata fumando o se cae por la ventana.
Salgo de casa y cierra la puerta, ya se las apañará para salir igual que como entró.
— Vamos, Nica. — Se apresura Marco a decir.
No sabía que estaba ahí y me quedo paralizada ante su presencia. Espero que no haya escuchado nada, prefiero que olvide toda esta mierda, ya había suficiente entre el "secuestro" y la paliza para él.
Le agarro del brazo y le regalo una sonrisa relajada. — ¿Listo para la aventura?
— Uff, que ganas tenía de vacaciones.
Cuando salimos del edificio levanto la mirada y no consigo diferenciar su estirada silueta entre la aún oscura mañana, toda la casa es suya ahora.
— ¿Qué se te han perdido los billetes? — Pregunta Jared claramente molesto. — Llegaremos tarde.
— Jared, vamos cuatro horas antes — Bosteza Celia.
— ¡Pues eso! Que no llegamos, vamos todos arriba ya.
Pasamos a por Dan a su casa situada en un lugar un tanto... Peculiar. Casi podía ver la venita nerviosa de Jared imaginándose a su hermana saliendo por estos barrios, sin embargo creo que está más preocupado en no perder el avión por lo que está repiqueteado nervioso los dedos sobre el volante mientras Celia sale con Dan y una maleta.
Marco y yo compartimos una mirada y no podemos evitar reírnos.
Llegamos claramente a buena hora y después de todo... ¡No perdimos el avión! Vaya que sorpresa. Conseguimos sentarnos juntos aunque de dos en dos.
Marco y yo.
Celia y Dan.
Jared y una abuelita que tenía mucha vida que contarle.
Me pasé probablemente todo el vuelo echando miraditas con Marco a Jared mientras él solo rotaba sus ojos cansados incapaz de dormir porque esa señora hablaba por los codos, creéme, hablaba muchísimo.
Tuvo que parar a beber agua y Jared casi toca el cielo en ese momento hasta que la señora retomó su historia de cómo su gato casi le tira una olla de cocido y no puede darle de comer a su cantidad poco común de nietos. Sí, muy interesante todo.
— Les veo un futuro muy feliz. — Bromea Marco.
— Con dos gatos.
— Y sin ollas de cocido de por medio.
— Solo en la boda. — Puntualizo.
Nos reímos y me siento mal por que todo esto sea una mentira para él. No habrá tour guiado ni tardes de cafés juntos.
— Veo que ya os lleváis bastante bien. — Baja y sube las cejas.
— Pus igual que antes, tonto. — Me sonrojo.
— Te recuerdo que el primer día por poco os arrancáis de los pelos por la habitación y ahora tengo mis dudas de que alguno use el sofá.
En mi defensa diré que es él quien se mete a mi habitación.
Pero no te quejas.
No...
Pues ya está.
— Bueno he madurado. — Concluyo orgullosa.
— ¿En un mes, Nica?
— Soy rápida.
— Ya.
— Pues eso.
— Que sí.
— Que te estoy diciendo que sí, vale.
— Pero que yo no te estoy diciendo nada.
— Y ¿por qué me miras así? Eh.
— Nada, nada, instinto paternal.
— Pues metetelo por el cu...
Turbulencia.
Y más turbulencias.
Los ojos de Marco pasan a ser presa del pánico y agarra mi mano con demasiada fuerza como si eso fuera a evitar que un rayo cayera.
Una de las azafatas corre por nuestro lado y empieza a hablar por el micrófono con un tono bastante tranquilo al que llevaba antes.
— Porfavor pónganse los cinturones atravesaremos una tormenta no esperada, pero todo está bajo control, en caso de...
A continuación empezó a enumerar todo lo que deberíamos hacer en caso de que caigamos y etc etc.
Marco escucha atentamente mientras que yo miro por la ventana disfrutando de como la lluvía choca con fuerza contra la ventana.
— Nica, te quiero mucho vale. Mi colección de mecheros va para tí en caso de que sobrevivas. Si vendes eso puedes ganar mucho. Y si le lloras a mi padre seguro te da todos mis ahorros, se que contigo están en buenas manos.
— ¿Por qué soy una tacaña?
— Exacto. Mi padre no tardará ni un día en hacer algún arreglo en la cocina con ese dinero.
— Marco, no vamos a caernos.
— Por las dudas.
Cae un trueno que hace que Marco se me pegue aún más y alarga el brazo para bajar la persianita de la ventana para no ver nada.
No puedo evitar girarme a ver como Jared se pone los cascos a toda prisa para no escuchar más de ellos sin importarle la señora que a pesar de todo seguía hablando, y se me viene a la cabeza aquella noche de tormenta en mi casa.
Con ese recuerdo consigo pasar un cuarto de hora entre los tics nerviosos de Marco y algunos movimientos algo más bruscos.
— ¡AAH! — Chillaron bastantes pasajeros y entre ellos Marco y yo cuando el último golpe se sintió demasiado fuerte e hizo que todos nos balanceáramos bruscamente.
Vale, ahora sí.
El avión había vuelto a dar un movimiento más fuerte que los anteriores que parecían mecerme, y ahora soy yo quien se agarra con fuerza a Marco.
— ¡Marco, todo va a salir bien! — Grité por encima de todas las voces de pánico.
Otro. Y otro más.
— ¡Marco, ya no lo creo! ¡VAMOS A MORIR! Y SOY MUY JOVEN.
— ¿¡Últimas palabras!?
— ¡En verdad no vamos de viaje de amiguis, solo vamos a descubrir más cosas de mi pasado, lo siento! ...
— ¡VERÓNICA BROWN!
— ... ¡Y tú estúpido instinto paternal tenía razón!
Después de eso último el avión deja de moverse como antes y todo parece haberse relajado de golpe. Marco se acomoda, pero no deja de agarrar mi brazo, y solo por si acaso yo tampoco.
— Queridos pasajeros todo vuelve a su normalidad, en pocos minutos llegaremos a su destino — .Anuncia la azafata con simpatía mientras mis mejillas se colorean recordando lo que he dicho antes.
Mierda.
Giro mi mirada, pero me obliga a girarme mientras empieza a alzar y bajar las cejas como antes y yo le aparto la mirada molesta de nuevo.
— Looooo saaaaabiiiiiíaaaaaa. — Molesta pinchándome con un dedo la mejilla.
— Pero ¿Tú me has escuchado? ¡Qué te hemos engañado! — Me giro avergonzada.
— Tú y quien más ¿Jared? — Sube y baja más las cejas.
— Paso.
— Jejeje.
Por fin conseguimos aterrizar y evito la mirada de mis dos amigos así que decido unirme a la parejita.
De ahora en adelante se que todo va a ser difícil, volver a estar aquí significa volver a mi pasado y espero que a mi recuerdos.
• • •
Bendito instinto paternal y truenos hehehe.
Besis 💞
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