049
Seokjin
–¿Señor?
Reaccioné, notando las miradas de los presentes en mí, sobre todo la de Namjoon que parecía que iba a traspasarme.
–Jin.
–Eh, creo que necesitamos analizar algunos puntos –traté de disimular el hecho de que me perdí en mis pensamientos los últimos diez minutos– Podemos reunirnos de nuevo mañana. Sol... Perdón, Danhee, envíame toda la información.
Namjoon y yo estábamos planeando un nuevo proyecto y él sería mi socio principal. Se trataría de otro restaurante, pero con un concepto muy diferente al de Moonlight y Heaven, además de ofrecer buena comida, también queríamos brindar una experiencia inolvidable. Por eso necesitábamos revisar cada detalle a la perfección y eso requería mucha atención y concentración, cosa que no tenía en estos momentos.
Salí de la sala de reuniones con Namjoon casi pisándome los talones, solo alcancé a contar hasta tres mentalmente cuando escuché la pregunta.
–¿Te encuentras bien? Has estado muy distraído.
–Estoy bien.
–Algo pasó con Haesol en el hotel y no quieres decírmelo –siguió caminando a mi lado– ¿Por qué querría renunciar?
–¿Te parece poco todo el caos que provocó la prensa? Además, en cualquier momento iba a volver a Inglaterra, me lo dijo cuando comenzamos a trabajar juntos.
–Así que si pasó algo entre ustedes... –afirmó, rodé los ojos– Yongsun me dijo que Haesol planeaba verse con Jimin hoy –me mantuve en silencio, aunque dicha información realmente no me dejaba tranquilo, después de todo algunos reporteros podían seguir acechando– ¿Qué vas a hacer cuando se vaya? Yongsun está triste, le está ayudando a buscar un lugar para vivir en Londres.
–¿Desde cuando la rubia y tú son tan cercanos?
–No trates de desviar el tema.
–No lo hago, me da curiosidad –suspiré ante la insistencia de su mirada– ¿Qué quieres que te diga?
–Entiendo que no quieras tener estas conversaciones contigo mismo, pero es necesario– me dio un codazo en el costado– Sabes muy bien a qué me refiero... Puede ser demasiado tarde después. –Odiaba admitir que Namjoon me conocía demasiado bien.
No iba a decir que estaba totalmente sorprendido por la confesión de Haesol, evidentemente algo sucedía entre ambos. No iba a ser descarado y decir que solo era de su parte, pero tener la conversación conmigo mismo como decía Namjoon, pensar profundamente en mis sentimientos al respecto, era difícil. No estaba preparado para aceptar ciertas cosas y dejar ir otras; perdonarme por haber deseado y estado con otra mujer no resultaba fácil para mí.
Y no quería sonar como un patán, pero el haber estado con Miram representaba algo completamente diferente en mi vida, muy diferente al hecho de que Haesol estuvo a punto de besarme dos veces. La primera vez quise pasarlo por alto, me convencí de que fue algo del momento, pero me encontré a mi mismo deseándolo también y de forma muy repetitiva.
Haesol me hacía tener un montón de pensamientos contradictorios, estaba afectando no sólo mi cabeza sino también mi corazón.
Habían pasado cuatro días desde la noche en que estuvimos en su habitación del hotel, ella volvió a su apartamento y desde entonces solo nos habíamos visto en la oficina. De todas maneras, asigné a varios hombres de seguridad para que resguardaran los alrededores del edificio donde vivía, para que no tuviera que pasar por malos ratos como anteriormente ocurrió.
Y hablando de ella, venía acercándose por el pasillo, de seguro para tomar también el ascensor.
–Oh, una llamada. Qué cosas... –miré a Namjoon quien era muy malo disimulando– Ve tú primero, se me irá la señal si entro. –Hizo un ademán con la mano mientras sostenía su celular con la otra, se dio media vuelta y desapareció por el pasillo para contestar dicha llamada inexistente.
Haesol se situó junto a mi en silencio en el momento en que también llegó el ascensor, entró primero y yo la seguí, las puertas se cerraron. Ella se corrió hacia la esquina contraria con su vista al frente después de apretar los botones correspondientes, marcando una clara distancia.
Un gusto amargo se instaló en mi boca al notar esa acción, ella trataba de durar el menos tiempo posible en el mismo lugar que yo. Nunca imaginé que entre los dos las cosas cambiarían radicalmente; pasar de las risas y bromas al silencio sepulcral y la incomodidad aplastante, era realmente triste.
–¿Y... ya encontraste reemplazo? –Fue una pregunta que formulé sin pensar, me arrepentí porque no quería que pensara que debía apurar su renuncia.
–Hay una persona que puede ser muy buena para el puesto, le pedí que viniera para una segunda entrevista –respondió en un tono serio y pausado, parecía muy cansada, cruzamos miradas, pero al segundo ella la desvió hacia el piso–. Igual tú eres el que tiene la última palabra.
Antes que pudiese decir algo al respecto, el ascensor se detuvo y se abrieron las puertas, tres hombres entraron. Vi la sonrisa que le dedicó uno de ellos a Haesol y fue clara su intención de acercarse a ella, así que me adelanté interrumpiendo su acción, arrimándome hacia el lado de la castaña y quedando en el medio de ambos.
Llegamos al siguiente piso, los tres hombres se bajaron y Haesol pretendía hacer lo mismo, entonces quise detenerla no sé para qué exactamente.
–Sol...
Ella se giró, sin mantener el contacto visual, y yo presioné el botón para que las puertas del ascensor se mantuvieran abiertas, pero no pude decir nada más.
–Ya llegaron los solicitantes para el puesto, debo irme. –Inclinó levemente la cabeza y continuó con su camino. Mi contradicción iba en aumento.
Al entrar a mi oficina, quise olvidar por un instante lo que había pasado recién, así que saqué mi celular para marcarle nuevamente a Taehyung, pero seguía mandándome al buzón de voz. Me preguntaba si se había ido a algún retiro ya que solía hacer actividades de ese tipo, se me hacía extraño que no me hubiese contactado ni una vez los últimos días.
Tenía que prepararme para el evento de la entrega de becas y quería que él me acompañara, pero me tocaría ir solo. Hubiese deseado que Haesol me acompañara porque después de todo, ella fue la que lo hizo posible y tenía mucho mérito en el proyecto.
Me recosté en el sillón más grande y suspiré, cerrando los ojos. Estaban por suceder cosas muy buenas, pero esta situación con la castaña no me permitía disfrutarlo del todo.
En pocos minutos me encontré sumergiéndome en un profundo sueño, ya que no había podido dormir bien, entonces en medio de este surgió un recuerdo.
–Hay algo de lo que debemos hablar.
–Por favor, no ahora.
Recién llegábamos a casa después de haber pasado dos días en el hospital. Haru tuvo una complicación y fue necesario llevarla urgentemente con su doctor, por fortuna lograron estabilizarla.
–Hay que ser realistas Jin, en algún momento ya no estaré aquí. –Me miró, recostada del marco de la puerta de nuestra habitación.
–Quiero pensar solo en el presente. –Mentí, porque todos los días pensaba en como iba a ser mi vida sin ella.
–Y yo me preocupo por tu futuro. Eres un hombre bueno, con tantas cualidades y un corazón enorme, no puedes cerrarte a la idea de... ya sabes, si te interesa alguien...
–Eso no va a pasar, cariño. Te preocupa que me quede solo, pero voy a estar bien. No necesito a nadie más... –Mi voz se quebró y no pude seguir hablando, así que salí al balcón.
El destino de Haru ya estaba muy claro si no conseguíamos donante, pero me dolía hablarlo como si fuera un hecho.
Al minuto sentí sus brazos rodearme y como apoyó su cabeza en mi espalda, sentí un poco de confort como siempre pasaba cuando ella ejercía hasta el mínimo contacto conmigo, aunque esta vez no era suficiente. Acaricié sus manos, mientras algunas lágrimas silenciosas se deslizaban por mis mejillas.
–Mi deseo es que seas feliz –dijo suavemente–. Me amas tanto como yo a ti, pero no podemos controlar nuestros sentimientos, por eso cuando yo no esté y si conoces a una mujer y te enamoras, no te cohibas. Yo estaré bien, tienes que seguir adelante sin mí.
"Tienes que seguir adelante sin mí".
No sabía que unas palabras dichas desde el amor, podían doler tanto.
Miram
Me acerqué al espejo, viendo como el vestido color verde esmeralda se ceñía perfectamente a mi cuerpo, era de seda. Me llegaba unos centímetros más arriba de los tobillos, era muy elegante y sexy a la vez; no estaba segura si un escote profundo en el pecho sería apropiado para la ocasión, pero me gustaba. Tenía unas cuantas opciones, pero este ya era mi favorito.
En los últimos cuatro días estuve ayudando a la madre de Jimin con los preparativos de la boda, ella estaba muy ilusionada y no pude decirle que no, a pesar de que tenía un montón de cosas rondando por mi cabeza; como encontrar una excusa para acercarme nuevamente a Jin. En dos días haría una pequeña reunión para entregar las invitaciones, sería como una celebración pre boda y por eso yo estaba buscando un vestido.
–¿Jimin? –Lo observé a través del espejo ya que estaba detrás de mí, aunque parecía absorto en sus pensamientos. –Jimin... –Reaccionó.
–¿Sí? –Me recorrió con la mirada a través del espejo. –Te ves bien. –Expresó con sequedad, como si solo quisiera salir del paso.
Estábamos en mi vestidor, ya que había ido de compras y quería mostrarle mis opciones para el evento. Aunque él no había estado del mejor humor, aún no aceptaba el hecho de que su madre se casaría en unas pocas semanas.
–¿Crees que sea apropiado para la ocasión?
–Mmm –se encogió de hombros–, igual te gusta mostrar más de la cuenta.
Suspiré, cansada de sus comentarios pasivo agresivos, que últimamente se habían hecho constantes. Supuse que era porque no le agradaba que yo estuviese ayudando a su madre, pero creo que podía tratarse de algo más.
–¿Qué te sucede? –Me giré, enfrentándolo. –Hay algo más que te molesta.
–Volveremos a París –soltó en un tono firme– y de ahí iremos a algún país donde no haya extradición.
–¿Qué? –Fruncí el ceño, incrédula.
–Ya lo decidí –dijo sin más– ¿Crees que nunca van a encontrar el cuerpo? Es cuestión de tiempo.
–No hay forma de que nos descubran.
–A veces eres muy tonta. Siempre hay que pensar lo peor, cielo –rió falsamente– Si Seokjin reporta su desaparición y si hay cámaras en KS, al revisarlas pueden sospechar de ti, ya que fuiste la última persona que lo vio –se cruzó de brazos, ladeando su cabeza– Nunca te pregunté si te lo tiraste antes de matarlo.
Ignoré eso último porque caí en cuenta de algo que me hizo enojar aún más.
–Hablas como si no hubieses tenido nada que ver. Todo esto lo hicimos para nuestro beneficio.
–Esto dejó de tratarse sobre ambos desde hace mucho. –Pronunció con frialdad.
–¿Piensas que de verdad siento algo por Seokjin? –di un paso hacia él– ¿O es que te comenzó a gustar Haesol? –arqueé una ceja– Dime la verdad...
–Debemos irnos, esto se salió de control.
–Jimin.
–¡No lo vas a lograr! –su grito me hizo pegar un saltito en mi lugar, ya estaba furioso, las venas se marcaban en su cuello– ¡Entiéndelo de una jodida vez! No siempre puedes salirte con la tuya, hay que saber cuando desistir.
–No nos iremos. Aún-...
Mis palabras quedaron en el aire porque vi, casi en cámara lenta, como Jimin tomó uno de mis perfumes que estaba sobre uno de los estantes detrás suyo y lo lanzó en mi dirección. Afortunadamente, reaccioné de manera rápida para esquivarlo, me agaché justo un segundo antes de que el frasco impactara contra el espejo, el cual estalló en pedazos. Pude sentir pequeños pinchazos en mis brazos descubiertos, aún así me quedé echa un ovillo cubriendo mi cabeza mientras mi respiración se aceleraba, sintiéndome un poco en shock por lo que acababa de suceder.
Intenté contenerlo, pero me rompí en un sollozo. Tenía mucho miedo, porque a pesar de que Jimin podía ser muy volátil, no pensé que iba atacarme de esa manera ahora.
Me atreví a levantar la cabeza después de un minuto, quizá, y él seguía delante de mí, observándome fijamente, sin inmutarse ni un poco por lo que había hecho. Su mirada perdida me hizo temblar aún más.
Entonces fue que volvió en sí, y al ver los vidrios a mi alrededor y lo afectada que estaba, dio un par de pasos hacia atrás, desplomándose en el piso y pasando las manos por su cabello desesperadamente.
Parecía estar al límite.
Sus ojos rojizos e inundados en lágrimas que no llegaba a soltar, expresaban tanto dolor que solo me hizo llorar mucho más.
–Yo vivo por y para ti, y tú solo me has visto como una ficha en tus planes... –dijo con voz contenida– No me amas de verdad...
–¿Qué dices? –sorbí por la nariz, y me acerqué a él teniendo cuidado para no cortarme las piernas ni los pies, todos los vidrios estaban desperdigados por el piso mojado; algunos pedazos grandes y otros muy pequeños– Claro que te amo. –Quedé arrodillada a sólo centímetros de él, sin importarme que mi vestido pudiese dañarse. –Eres... eres mi vida...
Él negó con la cabeza repetidamente al escucharme.
–¡¡¡No!!! ¡¡¡Porque si realmente me amaras no estaríamos así!!!
–Amor, por favor-...
Intenté abrazarlo, pero me apartó de mala gana causando que el dolor en mi pecho aumentara.
De pronto, tomó parte de mi cabello en un puño de forma brusca y me acercó a él, haciéndome jadear. Su mirada había cambiado completamente de nuevo, no había ni una pizca de alguna emoción en ella.
–¿Me vas a dejar ir?
No pude emitir ningún tipo de respuesta porque me encontraba paralizada.
–Vale, ya tomaste una decisión. –Me soltó y se puso de pie, para luego salir del vestidor.
Dejándome con una desesperación que me asfixiaba y simplemente me desbordé en un llanto desgarrador, llevé las manos a mi pecho y volví a hacerme un ovillo en el piso.
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