047

Haesol











Jin me sirvió mi quinta copa de vino, no debería beber demasiado pero realmente lo necesitaba con todo lo que estaba pasando.

Me cambié de habitación y traté de dormir un poco en la tarde al quedarme sola. El no tener acceso a las noticias era igual de desesperante que estar leyendo todo lo que decían la prensa y el resto de personas sobre mí, mi ansiedad se había disparado.

Aún así le agradecía a Jin por querer evitar que me hundiera más ante las opiniones de la gente, de todas formas no podía evitarlo para siempre, pero justo ahora no me consideraba muy fuerte para enfrentarlo.

–Pienso que todo lo que me ha pasado es el jodido karma. –Suspiré, moviendo mi copa ligeramente y bebí todo de un solo trago.

Estábamos en la suite, donde me quedaría por esta noche al menos, sentados en el suelo de la estancia apoyados contra el sillón más grande que la ocupaba porque así nos resultaba más cómodo.

–¿Por qué piensas eso? –Jin centró su atención en mí después de beber de su copa, se había cambiado, ya no llevaba traje sino una camisa básica y pantalón de algodón– Eres una persona con una calidad humana increíble, que te tocara una familia tan... horrible no es tu culpa. Ni hablar de Jeon...

–Fui una chica muy detestable por mucho tiempo de mi vida. Me aislé con respecto a mis sentimientos en un intento de ser lo que mi padre esperaba de mí, anhelaba algo que realmente no quería y estaba tan enojada con el mundo... –Por mucho tiempo tuve una careta debido a lo que ser una Jung suponía, como mi padre me lo había impuesto y repetido por años: "No eres como el resto, Haesol, tienes un apellido con un gran poder" y para una adolescente que pensaba ser la próxima heredera era demasiado.

Me arrepentía muchísimo de esa etapa y prometí jamás volver a ser ese tipo de persona.

–Cuando tu madre y tú se fueron de casa me sentí muy sola, muy triste y desesperada. Estuve tan enojada con mis padres...

–Mi madre nunca robó nada. –Expresó con algo de recelo, y podía entender su actitud porque mis padres los echaron excusándose con un supuesto robo de joyas. Cuando crecí y me di cuenta de la verdad, se los recriminé aunque nunca lo aceptaron.

–Mi familia les hizo mucho daño. –Me dejé llevar por la culpabilidad nuevamente.

–Te lo repito, no es tu culpa y con respecto a lo otro, no tenías una guía, te la arrebataron y tu hermano estaba en la misma situación que tú, así que es comprensible que trataras de ser alguien diferente, lo más importante es que aprendiste de ello. Nada de esto lo mereces, Sol.

Suspiré, intentando mantener las lágrimas a raya. Miré mi copa que ya estaba vacía y quise volver a llenarla, la botella estaba junto a Jin pero del otro lado y sin pensarlo demasiado me incliné para agarrarla, sin considerar la cercanía que iba a tener con él.

–No deberías beber tanto –dijo, tocando mi mano que sostenía la botella– Recuerda lo que pasó anoche..

Lo miré, mi cara quedó muy cerca de la suya. Solo a centímetros...

Y no pude evitar desviar mi atención a sus labios, pero él se alejó de inmediato al darse cuenta, girando su cabeza hacia un lado.

Volví a la posición de antes, mirando al frente, sintiendo mi corazón romperse un poco más. El silencio entre ambos se hizo tan denso y una vocecita en mi cabeza comenzó a hacerse más fuerte, con el alcohol en mi sistema no pude retenerlo más.

–Una de las razones por las que quiero volver a Inglaterra, además de todo este caos es porque estoy... cansada.

–¿De qué? –Fui consciente de sus ojos fijos en mi cara.

–De estar cerca de ti y fingir que solo te veo como un amigo o mi jefe, cuando la realidad es que... me gustas demasiado –tuve la valentía de mirarlo también–. Y me siento como una terrible persona porque sé cuanto amas y extrañas a Haru...

Solté el aire, mis manos temblaban; mi cuerpo entero lo hacía y ni hablar de lo acelerado que estaba mi corazón porque nunca pensé que realmente me le confesaría alguna vez a Jin. Siempre tuve presente el mantener mis sentimientos sepultados y con la esperanza de al estar lejos de él, estos desaparecerían, pero estaba tan vulnerable que mi corazón le ganó a la razón.

La mirada de lástima que me dedicó me hizo sentir tan patética y me arrepentí tanto de haber revelado mi secreto.

–Sol, sabes que-

–¡Lo sé! –lo interrumpí, poniéndome de pie con una ligera dificultad que traté de disimular, y lo miré desde arriba– Sé perfectamente que no puedes corresponderme, que en realidad no lo haces. Yo... solo... no podía ocultarlo más. Lo siento mucho... de verdad lo siento... –Sorbí por la nariz, apartando las lágrimas que se deslizaron por mis mejillas. Me disculpaba porque todo había cambiado para siempre, acababa de arruinar nuestra amistad y él ya no me vería de la misma forma.

Respiré profundo e intenté encontrar la fortaleza de hablar sin que mi voz se quebrara.

–Voy a renunciar a ser tu asistente. –Dije tratando de sonar firme.

–Sol...

–No está bien que te arrastre conmigo y ya no puedo seguir a tu lado, lo siento –volví a respirar profundamente porque sentía mi pecho apretado por las ganas enormes que tenía de romper en llanto–.  Encontraré un buen reemplazo y lo prepararé muy bien antes de irme para que no te cause ningún tipo de problemas.

Me dirigí hacia la habitación no sin antes dedicarle una última mirada a Jin, quien parecía estar un poco en shock y mis ganas de llorar incrementaron al ver sus ojos acuosos y rojizos. No dudaba que para él también fuese doloroso lo que acababa de suceder, pero yo estaba completamente destrozada.

Terminé por encerrarme en el baño, me apoyé en el lavamanos y finalmente solté el nudo que me apretaba en la garganta.

Necesitaba ser valiente para hacerle frente de nuevo a las críticas y señalamientos, con el corazón roto otra vez porque no solo era el resultado de que mi familia me hiciera a un lado y me lastimara como hace un año atrás, sino que ahora enfrentaba el dolor de no ser querida de la misma manera por la persona que se había adueñado de mi corazón.






















Vi una figura acercarse y la reconocí por su estilo al caminar. Jimin me sonrió levemente antes de sentarse a mi lado en la banca, bajó un poco la capucha de su suéter.

–Lamento haberte pedido vernos tan tarde.

Él fue quien me habló para reunirnos y yo accedí con la idea de que fuera en un lugar apartado y muy tarde en la noche para evitar que algún reportero pudiera seguirnos a alguno de los dos.

–Descuida, en este caso es lo mejor. ¿Cómo estás? Estaba muy preocupado por ti.

–Lo siento, por mi culpa ahora la prensa quiere saber sobre ti.

–No lo es, deja de culparte por situaciones que no están en tu poder. La estás pasando peor que yo... y realmente me siento responsable.

–Es agotador, estoy intentando no perder la cabeza –suspiré, tomando su mano que estaba sobre la banca– No eres responsable de nada, somos adultos. Alguien muy malintencionado no respetó mi vida privada...

–Lo siento mucho.

–Está bien, Jimin.

–Me iré –dijo– volveré a Francia, venir acá fue un error –me miró– Oh, no lo digo por esta situación.

–¿Pasó algo? –Me atreví a preguntar porque de pronto lucía un poco contrariado, como si algo le molestara.

–Mm... –dirigió su vista hacia los edificios a la lejanía frente a nosotros– solo... necesito volver a mi antigua vida. No quiero perder lo que tengo.

No supe que quiso decir con eso último, quizá tenía que ver con algo muy preciado para él que nunca mencionó. Ambos nos mantuvimos en un silencio, cada uno pensando en sus cosas.

Habían pasado cuatro días desde que se hicieron públicas las fotos, las cuales estaban desapareciendo de los portales de noticias gracias a las personas que había contratado Jin, aunque yo tenía claro que no desaparecerían en su totalidad y tenía que vivir con eso. Sentí mucho miedo de enfrentarme al mundo exterior, pero tuve que ponerme en la tarea de encontrar un reemplazo de mi puesto como asistente, con Jin solo hablaba lo necesario, él se mantenía al margen mientras que yo me encargaba de las entrevistas junto con el equipo reclutador de KS.

Era difícil verlo, el ambiente era muy tenso entre los dos,  dolía muchísimo y aún más fingir que el mundo no se me había venido encima de nuevo, soportar las miradas inquisitivas y las críticas del resto.

Por suerte su popularidad no había disminuido por esta situación, lo cual era un alivio.

Con ayuda de Yongsun, había comenzado a buscar opciones para vivir en Londres, pero no me iría hasta dejar todo en orden.








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