039
Seokjin
–¿Miram vendrá?
–¿Miram?
–Song Miram, es... una conocida de Jin. –Le explicó Namjoon a Taehyung quien tenía su ceño fruncido en curiosidad.
–Ah... No me habías hablado de ella, hyung –sonrió– ¿Desde cuando se conocen?
–No hace mucho, fue a Moonlight y allí empezamos a hablar.
–¿Es tu novia o algo así?
–Te interesa mucho mi vida amorosa como a Nam –bufé– Solo somos amigos. –Enfaticé, alternando la mirada entre ambos.
–Vale, como digas –me palmeó el hombro– Ehm... me tengo que ir –dijo de pronto, mirando su celular– Olvidé que tengo que reunirme con alguien ahora. Lamento no quedarme más tiempo, hyung.
–Descuida, Tae. Haz lo que tengas que hacer sin problemas.
–Nos vemos luego. –Se despidió y se fue.
Namjoon se situó a mi lado, hablándome de algo pero mi mente ni registró lo que decía porque mi atención fue totalmente hacía donde se encontraba Haesol, al otro lado del salón, quien conversaba con una de las personas que me habían impulsado a abrir mi propio restaurante; el chef Baek, que vino acompañado de su esposa. Para mi siempre fue una inspiración, siendo un niño lo veía en shows de televisión y ahora bromeábamos con que le quitaría el puesto de "la mano dorada de Corea".
Lo conocí gracias a otro chef en París y creo que vio algo en mi porque desde ese mismo instante estuvo apoyándome. Era un honor tenerlo como alguien a quien siempre podía recurrir por consejos, siendo un excelente chef y empresario, por eso seguía esforzándome en construir mi propio camino así como él lo había hecho.
Hace unas horas fue el lanzamiento de mi primer libro, estaba siendo muy bien recibido lo cual me tenía contento porque era sumamente especial para mí. No solo quise que fuera un simple libro de recetas, sino que también hablé de mi historia y como llegué a ser la persona que soy ahora. Comencé a escribirlo un año después de la partida de Haru, fue mi gran motivación y de alguna manera me ayudó un poco a sobrellevar todo el dolor. Tardé mucho en terminarlo porque había vivido y aprendido tantas cosas en este último tiempo, pero había valido la pena.
Por eso quise hacer una celebración, independientemente de cual fuera el resultado de las ventas. Para mí significaba mucho más que números y me alegraba ver el apoyo de las personas que realmente apreciaban mi cocina.
Mi madre no pudo estar presente porque fue a visitar a Ryu, quería comprobar que estuviese alimentándose bien y descansando lo suficiente. Me sentí un poco triste por no celebrar junto a ellas, pero me daba gusto que estuviesen pasando tiempo juntas.
Haesol había estado todo el rato conmigo, atenta a que las cosas salieran bien, a pesar de que era un evento pequeño e íntimo. Recibió a los invitados, platicó con ellos, procurando que se sintieran cómodos y ayudándome a ser más sociable, siendo yo el anfitrión, y no estar parado solo en una esquina viéndolos a todos. Me consideraba una persona algo tímida ante una cierta cantidad de personas, tener empresas a mi nombre y haber ganado popularidad no había cambiado eso, a veces me costaba tener cierta seguridad con gente a mi alrededor. Era un alivio tener a una persona a mi lado como Haesol, que no solo me ayudaba a organizar mi tiempo y todo lo referente a trabajo, sino a salir de la zona de confort en la que me había estado refugiando luego de la partida de Haru.
–Jin.
–¿Qué? –Miré a Namjoon, se había dado cuenta de que no le estaba prestando atención. –Si te escuché.
Entornó los ojos. –¿Ah si? Entonces...
Volvió a perder a mi atención porque Haesol venía caminando hacia nosotros.
–Tengo que irme. –Pronunció apenada, a pesar de que ya me había avisado con antelación que no estaría hasta el término del evento.
–¿Por qué? –Namjoon fue quien habló antes de que pudiera decir algo.
–Tengo otro compromiso –respondió– ¿Necesitas algo más? –Preguntó, dirigiéndose a mi.
–No, puedes irte tranquila.
–¿Qué tienes que hacer? ¿Te verás con el tipo del otro día?
En estos momentos deseaba que Namjoon dejara de ser tan entrometido, porque el silencio y las mejillas sonrojadas de Sol dejaron en claro la respuesta a esa pregunta e inevitablemente algo dentro de mi se removió con... disgusto.
–Me voy entonces –dijo, dejando la respuesta implícita al esquivarla– Adiós. No se pasen de tragos. –Nos señaló a ambos, asentimos al mismo tiempo. Agitó su mano en despedida antes de alejarse.
Las palabras se quedaron atoradas en mi boca al verla irse.
–Oh, ahí viene Miram.
–No sabía de tu gusto por el arte. No lo mencionaste la vez pasada que hablamos.
Miram bebió de su vaso antes de responder.
–Ir a galerías o museos me da mucha paz.
–Para mi es exactamente igual, aunque no tengo a nadie con quien comentarlo.
–¿Y yo qué? –Fingí estar ofendido.
–A veces siento que te aburro.
–Es que a veces eres muy apasionado. –Namjoon chasqueó la lengua haciéndonos reír.
Después de que terminó la celebración, a él se le ocurrió la idea de continuar celebrando en mi casa y no dejó ir la oportunidad para invitar a Miram. Me di cuenta de sus intenciones, pero tampoco me molestó que la invitara pues todo había quedado claro entre los dos, así que solo pasaríamos el rato entre amigos.
–En mi apartamento tengo una pequeña colección –comentó la morena– La última pieza que adquirí fue de Kim Whanki...-
–El maestro de la pintura abstracta –mi amigo exclamó con entusiasmo– Muchos lo consideran el Picasso coreano. –Comentó dirigiéndose a mi como si no me lo hubiese dicho otras cien veces antes.
–Su historia es interesante, el hecho de escapar de casa para no seguir los deseos de sus padres y hacer realmente lo que quería me parece algo de admirar y que a pesar de todo lo que vivió, su amor por el arte no murió. –Miram tenía una forma de hablar pausada y tranquila como si estuviese recitando algún poema, pero al mismo tiempo se notaba cuando algún tema le apasionaba, así como ahora– Además me llamó profundamente la atención el como hizo suyo el color azul y creó piezas tan hermosas. –Namjoon asentía a todo lo que ella decía, más que fascinado por conversar con alguien con gustos similares a los de él.
–Es uno de mis artistas favoritos.
Miram nos enseñó una foto de un cuadro en su celular.
–Lo tengo en mi cuarto.
–La última pieza que compré fue un cuadro de Kim YongIk, decora mi sala.
–Oh, siento que es muy tu estilo.
Vi a Namjoon sonrojarse y yo contuve la risa, él me observó y supe de inmediato lo que estaba pensando: "creo que es la indicada para ti".
La conversación continuó, yo de vez en cuando opinaba al respecto, pero la mayor parte del tiempo estuve perdido en mis pensamientos sin dejar de llenar mi vaso con whisky.
Era un poco más de medianoche y solo estábamos Miram y yo en mi sala, sentados en el sillón, ya que Namjoon se fue con la excusa de estar cansado. Por eso le pedí a ella que se quedara un rato más, no sabía exactamente por qué, pero no quería irme a la cama ni tampoco estar solo.
–Cuando llegué al evento vi a Haesol y creo que quien la esperaba era su novio, pensé que estaría hasta el final... contigo...
Apreté el vaso en mi mano al escuchar eso y me lo empiné, bebiendo todo lo que quedaba.
–Ya has tomado mucho, ¿no crees? –Sostuvo la botella, pero la agarré y volví a servirme.
–Estoy perfectamente bien. –Mentira. Ya estaba un poco borracho, no tanto como para que se me enredara la lengua al hablar, pero si me sentía muy liviano.
–¿Por qué me pediste que me quedara?
No pasé por alto el como se arrimó más hacia mí. El olor de su perfume me hizo cosquillas en la nariz, sonreí ante eso y ella imitó mi gesto.
Su mano derecha se posó en mi mejilla, acariciándome delicadamente. Me sentí a gusto con su tacto cálido y admiré su rostro detenidamente, creo que mi estado de embriaguez hizo que me centrara aún más en sus labios llamativos. Me sentí algo contrariado, pero al paso de un par de segundos los dos eliminamos la distancia y nuestros labios entraron en contacto. Poco tiempo después mi lengua exploraba con ímpetu toda su boca. La atraje más a mí, por lo que terminó sentada en mis piernas a horcajadas.
De ahí en adelante todo fue muy rápido y borroso, de un momento a otro nos encontrábamos dentro de mi habitación. Caí sentado sobre mi cama y no pude apartar la vista cuando Miram comenzó a bajar las tiras de su vestido de seda, quedé prendado con la imagen. No llevaba brasier.
Y mi erección ya pulsaba bajo mi pantalón.
Ella era una mujer hermosa, sensual y segura de sí misma que sabía exactamente lo que podía causar en los demás. Lo cual era peligroso.
Joder. Hace mucho que no tenía sexo...
Tomó asiento en mi regazo, sus senos expuestos estaban a centímetros de mi cara.
–Puedes tocarme.
Como acto reflejo llevé mis manos a sus senos y los amasé, sin despegar mis ojos de esa zona como un puberto que veía el cuerpo femenino por primera vez. Al tomar un pezon entre mis labios un jadeo se escapó de su boca.
Volvimos a besarnos con hambre, mi agarre en su nuca se hizo más fuerte cuando comenzó a restregarse sobre mi de una manera que me nubló la mente. Sus dedos desabrocharon mi pantalón con habilidad, tocándome por encima de la tela de mis boxers.
–¿Tienes... tienes condones? –Habló entre besos y tuve que detenerme para poder pensar.
–Namjoon... –Me reí por su cara de confusión. –En la gaveta. –Señalé mi mesa de noche e iba a levantarme para buscarlos, pero ella se puso de pie primero.
En mi pasado cumpleaños mi 'queridísimo' amigo fue tan considerado como para regalarme una caja de condones con la idea de que "en algún momento los necesitaría porque no podía mantenerme célibe para siempre".
Miram encontró el paquete, ya no había vuelta atrás.
No tenía la voluntad de detener esto, por las ansias y porque el tacto de su mano y sus besos en mi cuello y pecho se sentía bien.
El no traspasar los límites de la amistad quedó en el olvido, quizá por la leve atracción que aún persistía entre los dos, el alcohol o lo que fuera.
Sentir su interior apretarse a mi alrededor ocasionó que mis dedos se hundieran en la piel de su cadera, aumentando así el ritmo que ejercía sobre mí. Sus uñas se clavaron en mi espalda, mientras gemía en mi boca.
–¡Ah! ¡Sí!
La sostuve por la mandíbula con una mano para así dejar un beso en sus labios, entonces hizo algo que no esperé. Me empujó hasta que mi espalda quedó sobre el colchón y sus manos inmovilizaron mis muñecas contra este, siguió montándome a su propio ritmo.
Suspiré profundamente, teniendo una gran vista de su rostro sudoroso y sonrojado, de sus pechos botando frente a mi cara ante cada movimiento.
Se mordía los labios mientras mantenía contacto visual conmigo, la burla plasmada en sus ojos disfrutando del hecho de que estaba comenzando a desesperarme.
El no poder tocarla aumentaba mi excitación.
–Mierda...
Miram
Me regocijaba de satisfacción por haber logrado una parte de lo que quería. Fue frustrante para mi que Jimin pudiera follarse a Haesol y yo con Jin no había avanzado casi nada después de besarnos la primera vez.
Él dormía profundamente. El sexo estuvo bien, no podía compararlo con mi novio porque los dos sabíamos entendernos a la perfección en ese aspecto, pero lo disfruté mucho.
Y más allá del alcohol, era obvio que Jin tenía algún tipo de interés en mi y debía aprovecharlo, tratar de eliminar sus límites internos.
Me levanté de la cama, tomé su camisa y me la puse, solo me cubría hasta los muslos. Con mucho cuidado salí de la habitación cerrando la puerta y me dispuse a recorrer toda la casa. Me gustaba la decoración, era mi estilo; minimalista pero elegante, con un toque oriental a lo moderno.
Era un lugar muy grande para una sola persona.
Volví a la cocina para servirme un poco de agua, admirando todo el espacio a mi alrededor. Salí al jardín trasero, donde había una zona de barbacoa como era de esperarse y unas cuantas sillas junto a una mesa.
Mis labios se curvaron en una sonrisa porque podía imaginar mi vida aquí por al menos un año.
En eso sentí una presencia detrás de mí, me di la vuelta pensando que sería Jin, pero mi sonrisa se borró de inmediato al reconocerlo.
–Tanto tiempo sin vernos, cielo.
–¿Qué...
–Te preguntarás que hago aquí ¿no? Pues, ya que no pude asistir al evento para apoyar a mi primo vine a traerle el regalo que le compré hasta acá –se mantuvo a un metro de mi con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo– ¿Tú que haces aquí? –me recorrió con la mirada, vi un destello familiar en sus ojos– Bueno, ya puedo imaginarlo.
Me estaba costando procesar tener a Taehyung delante de mí. Miles de pensamientos me invadieron la cabeza y quise maldecir en voz alta.
Seokjin y él... ¿Primos? ¿Qué jodida posibilidad había?
Era demasiada información en menos de un minuto.
–Estás más hermosa desde la última vez que te vi. –Terminó con el poco espacio entre ambos, tomándome por la cintura y pegándome a su cuerpo. Mi reacción fue empujarlo haciendo que retrocediera con una sonrisa burlona en sus labios.
–No me toques.
Él no había cambiado demasiado, seguía estando igual de guapo debía admitir. Su cabello solo estaba un poco más largo desde la última vez que lo vi.
–¿Sigues con Jimin?
–No estamos juntos desde hace mucho tiempo. –Logré recomponerme de la impresión y responderle con seguridad, aún estando a la defensiva.
–No lo creo.
–Piensa lo que quieras.
–Jimin es tu perrito faldero... o quizá tú de él –soltó una risa seca– por eso me cuesta creer que no estén juntos. –Pude percibir algo de resentimiento en sus palabras y esta vez fui yo la que eliminó la distancia, deslizando las palmas de mis manos por su pecho hasta entrelazarlas detrás de su cuello.
Noté como su respiración se volvió pesada. Sus ojos no se apartaron de mi, ni tampoco me alejó, entonces sonreí en grande.
–¿Aun guardas rencor por el hecho de que las cosas no salieron como querías? –me alcé de puntillas para quedar mucho más cerca de su rostro– Te di la atención que necesitabas en ese momento y que te ilusionaras con tener una relación no fue mi culpa –sus labios se volvieron una fina línea por tensar la mandíbula– Al parecer no me has podido superar después de todos estos años.
Su mirada se oscureció y no me sorprendí cuando estrelló su boca contra la mía con brusquedad, porque esa era la reacción que estaba buscando, más bien esperando. Seguí el beso por algunos segundos, pero luego lo aparté de un empujón.
Nuestras respiraciones estaban agitadas.
–No sé que tipo de relación tienes con Jin, pero me encantaría ver su reacción al enterarse de lo buenos amigos que fuimos en un pasado. –Su tono amenazante fue evidente y no me podía permitir flaquear ante el temor que sentía.
–Es mejor que pienses bien lo que harás.
–Suena a amenaza. –Dijo volviendo a la actitud juguetona de hace un rato, contuve mis ganas de soltarle una cachetada y pasé a su lado hacia dentro de la casa.
–Lo es.
••••••
¿Recordaban que Tae, Jimin y Miram se conocían? 👀Está más que claro que pasaron cositas que ya luego sabrán.
Gracias por leer, amix♡♡♡
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