005
Haesol
Llegué a casa encontrándome con el desastre de Yongsun en la sala, ya ni gritaba o la insultaba porque había aprendido a que si no le decía nada entonces más rápido arreglaba su desastre. Yo no era la persona más ordenada del mundo, pero al menos me preocupaba por limpiar y organizar para que ella no se tropezara con alguno de mis zapatos al entrar como me acababa de pasar por culpa de una de sus sandalias. Además que mi amiga tenía costumbres algo peculiares, como quitarse la ropa apenas llegar, dejarla en el suelo y seguir hasta su cuarto en bragas y sostén, o a veces sin nada. Por esto ya habíamos recibido reclamos de una vecina del edificio de enfrente llamándonos exhibicionistas, cosa que no tenía sentido porque estábamos en nuestro propio espacio.
En fin, no es como si nos preocupáramos demasiado por los reclamos de la señora de los veinte gatos. Y si, es real.
Yongsun, borracha, decía que no quería ser como ella; llegar a una edad estando amargada y tener sólo la compañía de gatos. Y yo le decía que esa señora probablemente tampoco quería eso para su vida pero debió haber pasado por ciertas circunstancias para ahora estar así. Luego ella terminaba llorando y diciendo que yo era demasiado comprensiva con "la vieja metiche".
Esa conversación la habíamos tenido infinidades de veces.
Fui hasta mi habitación escuchando como ella cantaba en la ducha. Era una de esas canciones muy desgarradoras y ni siquiera en coreano sino en español, Yongsun hacía su mejor esfuerzo en pronunciar las palabras correctamente, poniéndole el mismo sentimiento que la mujer que la interpretaba. Creo que hablaba de un cigarrillo, la verdad no recordaba la explicación que me dió de la letra porque estaba quedándome dormida en ese momento.
A pesar de su desordenada vida, no sé que sería de mi sin ella.
Nos conocimos un poco después de que yo dejara aquella empresa que para mí fue más como el sótano del infierno en la tierra y pasara a ser asistente de Jin. Todo inició en Primrose, la cafetería favorita de mi jefe la cual queda a dos calles de KS Company, yo estaba en mi día libre y ella simplemente se sentó en mi mesa diciendo que quería hacerme compañía ya que me veía aburrida, aunque después me confesó que me reconoció como la hija de Jung Jaewon y le di lástima, pero la verdad es que de lo que menos hablamos fue de mis problemas familiares porque ella terminó desahogándose conmigo. Recién había terminado la relación con su, ahora, ex y tuvo que irse del apartamento en donde vivían juntos, regresando a casa de sus padres que no era que se llevaran mal, pero se sentía una fracasada por eso. Recuerdo que hablamos por casi tres horas y se sintió como si nos conociéramos de toda la vida.
A partir de ese momento comenzó nuestra amistad y nunca olvidaría la frase que fue como una promesa que nació de ese nuevo vínculo entre ambas. El día que se mudó conmigo, en medio de nuestra celebración acompañada de botellas de soju, dijo: "Tenemos el mismo nombre en idiomas diferentes, está en nuestro destino ser amigas y compañeras de vida". Ella lo dijo como un chiste pero, ciertamente, con el pasar del tiempo me sentía cada vez más segura de eso, nunca antes había tenido una amiga como ella.
Después de que abandoné "el mundo de los herederos", mi círculo de amigos se redujo a Jin, Namjoon y Yoongi, aunque este último vivía más en retiros espirituales en islas paradisíacas que en contacto conmigo o con el mundo en general; ya llevaba dos años en Tuvalu, una isla, más bien un país en medio de la nada en el Pacífico, que de hecho muy apenas se apreciaba en el mapa de lo pequeño que era, se llevaría una gran sorpresa al regresar y ver cómo habían cambiado las cosas. Mi amistad con Jin tenía una especie de barrera al ser mi jefe... y también por mis sentimientos ocultos. Con Namjoon, pues, hasta el momento ninguno había tratado de lanzar al otro desde un octavo piso. Por eso necesitaba en mi vida a alguien como Yongsun y, a pesar de haber perdido el contacto con los amigos que hice en Inglaterra, con tener a estas personas me sentía bien.
–Llegaste. No te escuché. –Me giré para ver a la rubia que ya había salido del baño y estaba recostada del marco de mi puerta.
–Claro, si tenías un concierto en el baño. –Me reí, mientras me quitaba la ropa para darme una ducha también.
–Bueno, ya que no se me cumplió mi sueño de ser cantante famosa no me queda más que cantar en la ducha.
–Como digas, Solar –hice énfasis del nombre artístico que se inventó por si cumplía su sueño de ser cantante– Ya casi es hora de irnos a Moonlight, ve a ponerte bonita.
–¿Qué estás queriendo decir? –Enarcó una ceja, ofendida.
–Que te peines, Suni.
Rodeé mi cuerpo con una toalla y pasé junto a ella en dirección al baño.
–Yah, sabes que en mi día a día es más práctico llevar el cabello en una cola.
Yongsun estaba en sus entrenamientos para ser paramédico, iba de un lado a otro, así que no se preocupaba en usar maquillaje y sólo "peinaba" su cabello en una cola. Aún así se veía hermosa, pero a mi me encantaba molestarla.
–Lo sé, pero eso no quiere decir que tengas que ir a todos lados luciendo como una escoba. –Cerré la puerta del baño con seguro justo en el momento en que ella quiso lanzarse contra mi.
–¡Yah! ¡Jung Haesol! ¿Quieres morir? –Le dio un golpe a la puerta.
Reí escandalosamente mirando hacia la puerta, podía imaginarme como estarían de abiertos sus ojos con su entrecejo muy arrugado y eso sólo me causaba más risa.
–Te quiero.
–Jódete.
Escuché el portazo que dio al entrar en su cuarto.
Después de ducharme, me maquillé y me vestí. Para ir a la oficina solía usar conjuntos ejecutivos de colores neutros, pero fuera del trabajo no me reprimía en usar colores más vivos y mi gusto por la moda salía a flote. Cómo ahora que había escogido un top manga larga amarillo con estampado de flores y un pantalón blanco tiro alto, dejé mi cabello suelto el cual tenía algunas ondas. Yo solía gastar mucho dinero en ropa y accesorios, pero después de todo lo que pasó me di cuenta de que podía vestirme bien, de pies a cabeza, sin siquiera gastar un millón de wones y que debía admitir en mi antigua vida gastaba mucho más que eso en una sola prenda sin pensarlo. Ahora siempre me mantenía atenta a las ofertas en las tiendas donde me gustaba comprar.
Agarré mi pequeña cartera que tenía una cadena la cual crucé por mi pecho y tomé mi celular de la mesita de noche, notando un fajo de billetes allí que antes no estaba. Lo agarré y fui hasta la sala donde Yongsun acomodaba su desastre, ya lista y sobretodo peinada.
Se había puesto la ropa que le escogí desde el día anterior que, básicamente, era lo mismo que yo llevaba, pero su top era verde oscuro y el pantalón negro. Desde que mi trabajo era organizarle los horarios a alguien y hacerle la vida un poco más fácil en realidad, no podía evitar hacer algo parecido con la rubia y a ella no le molestaba que me metiera a husmear en su clóset porque le daba flojera escoger que ponerse cuando salíamos de paseo. A veces comprábamos la misma ropa en diferentes colores, era algo que nos gustaba hacer, aunque anteriormente yo odiaba estar en algún evento y que otra persona estuviese usando la misma prenda que yo, ahora pensaba que eso era una gran tontería.
–No tienes que hacer esto, unnie. –Hablé, llamando su atención.
Ella se volteó hacia mi con su uniforme, otras prendas de ropa, papeles y una botella de agua en las manos.
–Si no ordeno después andas de histérica. –Bufó, mirándome como si me hubiese salido otra cabeza.
Chasqueé la lengua. –No me refiero a eso –alcé mi mano con el fajo de billetes–, esto no lo necesito.
–Te dije que te devolvería el dinero que gastaste en mis medicamentos.
–Y yo te dije que no era necesario. –Avancé hasta ella y coloqué el pequeño fajo sobre la ropa doblada que sostenía.
–Solecito, haces demasiado por mi. Me siento mal que hayas tenido que hacerte cargo de tantas cosas a la vez.
–Yo nunca te cobraría nada y si lo hago sería con comida pero si me cocinas algo probablemente terminaría muerta, porque tus dotes en la cocina... –ladeé la cabeza– No son tan excelentes como dices.
–Mira quién habla –entrecerró los ojos y luego soltó una risa al ver que abrí la boca ofendida, porque en realidad yo cocinaba muchísimo mejor que ella–. Vale, no insistiré porque sé que luego te pones de mal humor.
–Apúrate rubia, tengo hambre. –Di por terminado el tema.
Ella asintió y salió corriendo hacia su habitación.
Yongsun pagaba su carrera con trabajos esporádicos como de niñera o de mesera en eventos, como su horario lo permitiese. En el pasado ella estuvo entrenando en una agencia de entretenimiento pero lo dejó porque allí explotaban a todos los trainees, sobretodo a las mujeres, debido a eso no quiso volver a audicionar para otras agencias por miedo de pasar por lo mismo, así que a sus veintiuno su sueño de ser cantante quedó estancado. Un tiempo después comenzó a prepararse para ser paramédico, que en un principio sólo era por probar pero terminó enamorándose de la carrera, ahora ya le faltaba poco para graduarse luego de tres años de haber tomado esa decisión. Por el momento yo era la que me encargaba de cubrir la mayoría de los gastos, aún así quise que se mudara conmigo y no me importaba porque quería tenerla cerca.
Después de que la sala quedó en completo orden, ambas nos pusimos nuestras sandalias y unos abrigos largos. Salimos del apartamento luego de apagar las luces de la sala y la cocina.
–¿Ya hiciste la cita con el nutricionista? –Preguntó, cuando enganché mi brazo con el suyo de camino al elevador.
–No había tenido tiempo, pero ahora que estaré un poco más libre la haré.
–No lo olvides.
–El lunes la pido. –Recosté mi cabeza de su hombro al entrar en el elevador. –Estoy feliz porque al fin tendremos una noche de chicas, ambas estuvimos muy ocupadas.
–Me huele a que esa felicidad es porque verás a Jin. –Dijo de forma burlona.
–Lo veo todos los días.
–Si, pero te prende verlo con su uniforme de chef. –Alcé la cabeza mirándola con los ojos bien abiertos y la calentura concentrándose en mi rostro, lo que provocó que ella riera como una hiena.
–N-no me... prende –aunque sería una completa tonta si dijera que no se veía extremadamente guapo con su uniforme y más cuando usaba las mangas de su camisa arremangadas, donde se podía apreciar fácilmente las venas que sobresalen en sus varoniles y fuertes brazos... Dios, pero qué calor– ¿Qué dices?
Ella exhaló profundamente y negó con la cabeza.
–¿Cuando será el día que le digas que estás locamente enamorada de él?
–No estoy enamorada –volvió a reír, pero esta vez de forma irónica–. ¡Yah! Sólo me gusta... un poquito. Y si se lo digo, ese día sería mi fin como su asistente, además que nuestra amistad se arruinaría.
–Hemos tenido esta conversación tantas veces... –Suspiró.
–Y tu sigues insistiendo en que me le confiese. –Resoplé.
Salimos del elevador y cruzamos la puerta que nos separaba del estacionamiento en dirección a mi auto, que estaba aparcado a unos cuantos metros.
–Es que Jin es muy lindo contigo, es súper atento y...
–Él no ha superado la muerte de su esposa y sólo me ve como su amiga.
–Cuya existencia es de vital importancia.
–Por ser su asistente. Soy la amiga que le organiza la vida y los trajes que usará en la semana.
Reí para no llorar.
–Dios, no. Cambiemos el tema, no quiero ver tristeza en tus ojos –me picó la mejilla con su dedo–. Hablemos del postre que nos preparará mi abuela en su visita.
–Tiramisú. –Olvidé el asunto de Jin porque escoger el postre que nos prepararía la linda señora Kim era un asunto importante, al nivel de provocar una guerra.
Ok. Exageraba un poco, pero al menos así era para la rubia y para mí.
Saqué la llave del auto y desactivé la alarma, quitando el seguro, ambas nos subimos.
–¡Me niego! –se quejó mientras se abrochaba el cinturón–. Quiero pie de manzana.
–Asquito.
–No me vengas con tu "asquito" –hizo una voz chillona que según ella así sonaba yo–. El pie de manzana es lo mejor, hay que escoger porque no haremos que mi pobre abuelita prepare tantas cosas.
–Quiero tiramisú. –Dije, mientras daba retroceso saliendo de mi puesto.
–Cuando lleguemos al restaurante jugaremos a piedra, papel y tijeras para escoger.
–Me parece justo –le entregué mi celular–, escríbele a Jin, dile que ya vamos en camino.
–Ya tienes tres mensajes de él preguntando si iremos a cenar... Y tú dices que no le gustas.
Guardé silencio ante eso porque yo no quería hacerme ilusiones tontas para después sufrir por un corazón roto. Aunque me sintiera bien con su amistad, muy en el fondo esperaba más de él, pero tendría que conformarme con el pequeño espacio que tenía en su vida.
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Haesol bebé :c
¿Quién ya es fan del #HaeSun? ^^
Les amo muchito. Gracias por leer 💜✨
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