003

Song Miram





A través del vidrio delantero del auto podía ver a los dos hombres hablar y despedirse, uno de ellos al borde del llanto. Jimin se dió la vuelta pero antes de que pudiese dar un paso, Paul lo tomó por la mano y lo besó una última vez.

Sonreí divertida.

Me sorprendió que no le importara que alguien los pudiese ver, en serio estaba muy enamorado.

Paul se quedó quieto viendo con profundo dolor como Jimin se alejaba, hasta que no lo soportó más y se giró para entrar al hotel.

El pelinegro se subió en el lado del conductor y suspiró pesadamente.

–¿Te sientes mal? –Me miró.

–No, me da pena por él. Creo que no querrá salir con nadie más en un tiempo.

–El efecto Park Jimin. –Reí.

–Ni que lo digas, me dijo que podía llamarlo si me hacía falta algo. Puedo seguir sacándole dinero. –Él sonrió descaradamente y se inclinó hacia mi con la intención de besarme, pero yo me alejé.

–No me vas a besar después de haberlo hecho con ese imbécil.

–Cariño, por favor. –Se quejó. –No te he visto en todo el día.

Negué firme, y él bufó en descontento antes de mover la palanca para salir del hombrillo.

–Debemos ir rápido al hotel por nuestras cosas, no podemos perder el vuelo.

–Bien, pero en cuanto lleguemos me desquitaré por todos los días que no he podido tenerte.

–Lo espero con ansias. –Sonreí viendo su perfil y como sus labios se curvaban, deleitándome con su risita ronca y seductora que prometía muchísimas cosas placenteras.

Había llegado el momento de despedirnos de París, ya no teníamos nada más que hacer aquí.













Jimin abrió la puerta y me dejó pasar primero, encendió la luz y yo me dediqué a observar todo el lugar mientras él metía nuestras maletas.

El apartamento era amplio y muy lujoso. Con un acabado abierto, la sala, el comedor y la cocina al estilo americano compartían un mismo ambiente. Todo estaba rodeado por ventanales del techo al piso, este era de porcelanato blanco bien pulido que hasta brillaba, habían tres sillones de un tono crema sobre una alfombra peluda del mismo color, que combinaba con las paredes y la simple decoración, y un gran televisor pantalla plana abarcaba casi toda la pared frente a estos.

–Así que este fue tu regalo de aniversario. –Comenté, yendo hasta el ventanal desde donde podía ver la ciudad desde las alturas.

–Bonito, ¿no?

–Me gusta. Está en una buena zona además.

–Paul quería que llegara a un lugar propio cada vez que quisiera venir a visitar a mis padres.

–Te felicito por tu apartamento.

Sentí sus brazos fuertes rodearme por detrás y su mentón apoyarse en mi hombro.

–Nuestro apartamento querrás decir –dejó un beso en mi cuello– Todo lo mío es tuyo, amor. –Sonreí un poco y giré un poco la cabeza para besarlo en los labios.

Después de contemplar por algunos minutos en silencio la noche caer en Seúl, Jimin me dió un recorrido por el lugar. Tenía dos habitaciones y dos baños, un cuarto de lavado, también una pequeña terraza muy bonita. Él había decorado y remodelado todo a su gusto, que también se acoplaba al mío por lo que no tenía quejas. Era totalmente de mi agrado.

Ambos estábamos muy emocionados por estar de vuelta en Corea después de tanto tiempo.

Y del momento no tan bueno que pasé.

Hacía unos meses me había quedado viuda, ese no fue el problema sino que mi esposo me dejó con grandes deudas de las cuales no estaba enterada así que tuve que saldarlas todas, por poco quedando en la ruina. Hasta Jimin decidió vender su preciado Maserati para ayudarme.

Había escogido mal y malgasté un año de mi vida junto a un viejo que estaba hasta el cuello de deudas, que aún así me dió todo lo que pedí pero que de igual manera no valió la pena.

Durante ese tiempo Jimin estuvo saliendo con Paul, un empresario francés, como mi difunto marido, del cual sacó provecho todo lo que pudo. Paul siendo homosexual y teniendo una familia y una reputación que mantener, tenía la relación con mi novio en secreto. Cosa que le venía muy bien a Jimin porque podía persuadirlo mucho mejor.

Todo terminó para ellos cuando tomé la decisión de volver y Jimin por supuesto no me dejaría sola.

Nuestro objetivo al estar de vuelta era muy claro y debíamos ponernos en marcha pronto.

Ambos nos dedicábamos a conocer personas y relacionarnos con ellas para así satisfacer nuestras necesidades o caprichos, como quieran llamarlo. De esa manera podíamos tener los lujos que quisiéramos fácilmente, aunque se complicaba cuando esas personas realmente se enamoraban de nosotros. Lidiar con lloriqueos, súplicas y acusaciones era la parte menos divertida.

Con el tiempo nuestros objetivos habían cambiado. Ahora solíamos buscar personas que se sintieran solas, que necesitaran urgentemente a alguien que los apoyara y entendiera, y lo más importante que les diera amor. En resumen, que fueran lo bastante dóciles o fáciles de manipular para así lograr que hicieran cualquier cosa que quisiéramos.

Que llegáramos a sus vidas era lo mejor que les podía pasar...

O lo peor.










••••

👀

Ya están los que faltaban jksksj... ¿Qué tal? ¿Les gusta?

No hace falta decir que esto se va a descontrolarrr. Así que prepárense xd

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