chapter twenty-six. washington


𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen tres
capítulo veintiséis
❝ washington ❞

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TARAREABA LA CANCIÓN que venía sonando en mi cabeza desde hace rato, mientras trenzaba los tres cabellos que tenía Glenn y Maggie trenzaba el mío.

Glenn soltó un quejido cuando jale su cabello —No seas llorona— me queje, riéndome.

—No seas tan agresiva entonces.

—Hey, quizás Rosita pueda hacerte un corte también— mire a Tara, quien se dirigía a Eugene y le sonreí —Te está creciendo mucho de la parte de atrás, ¿O esa es tu fuente de poder?

Fruncí mi ceño cuando Eugene no reacciono, chasqueando mis dedos frente a sus ojos, solo así lo hice reaccionar.

—No voy a salir a matar leones por ahora— contesto —No me verán enviar a cientos de Filisteos con una mandíbula de burro.

—Entonces solo te conformas con salvar el mundo, ¿Verdad?— le mencione.

Asintió —Si.

Nuevamente fruncí mi ceño —Oye, ¿Qué tienes? No estes triste— forme un puchero de tristeza.

—¿Es por lo de anoche?— le cuestionó Tara.

—No... si, es por eso y por mañana, estoy pensando en ese sacerdote y en lo que hizo.

Relamí mis labios, volviendo a mi lugar y recargando mi cabeza en el hombro de Maggie.

—Quizá vengan detrás de nosotros— ánimo Maggie, al verme tan desanimada.

Extrañaba a Carl y tan solo habían pasado unas horas desde nuestra partida, no sabía que sería de mi para mañana.

—Espero que si, quizá Daryl y Carol regresen o quizá tomen el mapa, encuentren unos coches y salgan a la carretera— intente sonar más animada.

—Nos alcanzarán, Pulga— apoyo Glenn, abrazándome por los hombros —Ahora estamos despejando el camino para ellos y para tu noviesito.

Sonreí levemente asintiendo —Ya quiero verlo otra vez.

—¿Cuanto tiempo llevará? ¿Después de que llegues a esa terminal y hagas lo que tienes que hacer?— le cuestiono Maggie a Eugene.

Me giré a verlo nuevamente, al igual que el asiático a mi lado.

—Dependiendo del número de factores incluyendo la densidad de infectados alrededor de los sitios objetivos en todo el mundo.

—Espera, ¿Sitios objetivos? ¿Hablas de misiles?— fruncí mi ceño.

—Eso es confidencial.

—Creí que habíamos superado esa parte— admití, recargando mi mejilla en el asiento.

—¿Y si todos vivimos?

—¿El secreto importará entonces?— inquirió Glenn.

—Podría ser— contestó —De todas maneras, la velocidad en que las cosas se normalizarán depende de un número de factores incluyendo los patrones climáticos mundiales, los cuales fueron hechos sin la presunción de que coches, aviones, embarcaciones y trenes no derramarían hidrocarburos a la atmósfera durante tanto tiempo... las reglas cambian cuando se trata de patógenos transmisibles por aire.

Me quede estática, intentando procesar toda esa información en mi pequeño cerebrito, al igual que los otros.

—¿Y por qué ese corte?— le preguntó Glenn.

—Si, tengo la misma pregunta— asentí, cambiando de tema.

—Porque me gusta y nadie lo cortará ni lo arreglará por el momento, ¿Me escucho, señorita Espinoza?

—Si, alto y claro— dijo ella.

Reí un poco —Lo cortare mientras te duermes— advertí, haciéndolos reír aún más.

—Pueden reírse todo lo que quieran.

—Nadie se está riendo— contradije, intentando no reírme más.

—El hombre más inteligente que conocí le encantaba mi pelo, mi antiguo jefe, T. Brooks Ellis, director del Proyecto Genoma Humano— agregó —Dijo que mi cabello me hacía ver como, digo y cito "un tipo gracioso" cosa que soy... no soy Sansón.

Estuve apunto de preguntar cuando el autobús titubeó un poco, con Maggie y Glenn sosteniéndome al mismo tiempo por inercia.

—¡Maldita sea!— escuche maldecir a Abraham.

Soltando un grito ahogado cuando el autobús se volteó, cerrando mis ojitos esperando a morir con el golpe fuerte en mi espalda, sintiendo miles de cortes en la parte izquierda de mi rostro.

—¡ALEX, ALEX, despierta por el amor de Dios, no te vayas Pulga!— sentí a alguien zarandearme de un lado a otro, pero era imposible abrir mis ojos.

Sintiendo como apretaban mi nariz, mis ojos se abrieron inmediatamente, haciéndome toser varias veces debido al humo.

Lo primero que vi fue a Glenn, quien me miraba preocupado y al momento de abrir mis ojos sonrió, con Tara a su lado y Maggie al otro.

—¿Morí?— inquirí, intentando levantarme con su ayuda.

—No, te quedan cuatro vidas— agregó Tara.

—Alex, Alex— escuche la voz de Abraham y cuando menos lo esperaba, ya me tenía tomada en un abrazo.

—Oye me estás aplastando, me vas a dejar como pasta de dientes— me queje, abrazándolo también.

—El motor se prendió en fuego, tenemos que salir de aquí— mencionó Rosita.

—Lo se.

Mirando mi reflejo, los cortes leves de vidrios en toda la parte izquierda de mi rostro, haciéndome quejarme cuando pude ponerme de pie.

—Muy bien, tú y yo salimos primero, los derribamos, despejamos el camino para que Maggie, Rosita y Alex salgan— ideo Glenn, percatándome de los caminantes que querían entrar —Luego todos empezamos a derribarlos, ¿De acuerdo?

—Esperen, ¿Dónde está mi espadita?— busque en todos lados.

—Aquí— indicó Tara, entregándome la katana.

Le agradecí en voz baja —Si, de acuerdo, todos saldremos con vida.

En cuanto logre salir, saque la filosa espada de su funda, logrando matar a algunos caminantes, mire a Eugene quien estaba paralizado en medio de todos nosotros a lo que, matando al caminante que estaba apunto de atacarlo, este se me quedó viendo asustado.

—Es fácil, solo inténtalo— indique y asintió.

Cuando otro caminante más me atacó, tomando mi brazo para morderlo, Eugene lo tomó clavándole apenas el cuchillo que llevaba en sus manos, le ayude cuando pude recuperarme.

Suspire tomando aire, volviendo la vista a Maggie cuando se acercó a revisar que estuviera bien.

—Revisa a Eugene, mira si esta herido— indicó Abraham a Rosita.

—Estoy bien, solo cortes y raspones— aseguró él.

—¡Revísalo!

Rosita obedeció, caminando hacia Eugene.

ME ENCOGÍ EN MI lugar, siendo la fogata improvisada lo único que alumbraba mi rostro y la habitación.

—¿Estás bien?— me pregunto Abraham, sentándose junto a mi en el suelo.

Asentí —Insomnio.

Mentira, no podía dormir sin Carl abrazándome como un peluche de felpa.

—Alex se que... la noticia te dejo tan asustada como a mi— le mire —Me había hecho la idea de que jamás te encontraría en un mundo como este, iba por el mundo y lo único que pensaba es tal vez esté allí, sana y salva y esperando por mi pero, siempre guarde mis esperanzas de encontrarte.

—Sigo sin entender esa parte— admití —Tú abandonaste a mamá, la dejaste porque no querías otra responsabilidad.

Bajo la mirada, haciéndome fruncir el ceño.

—Jamás la abandone— aclaró —Ella me abandonó a mi cuando tenías días de nacida, Alex, eras mi adoración desde que supe de tu existencia— por alguna razón me contagio su sonrisa —Tu eres lo más importante para mi, lo fuiste y lo seguirás siendo, eres mi pequeña Alexandra, la guerrera más fuerte que he tenido y de haber tenido la oportunidad, te habría criado como una mujer poderosa.

—Ella me dijo que tú la habías abandonado— musité en un hilo de voz —¿Todo fue mentira?

Asintió, dejándome atónita —Jamás le hubiera hecho eso a ella, la amaba con todo mi corazón.

—Creo que ella también a ti— encogí mis hombros —Lo hacia, pero a su manera.

Asintiendo levemente, del bolso de su pantalón sacó aquella fotografía en blanco y negro, entregándomela.

—Es tuya ahora— agregó —Es la última que tomamos juntos

El fondo de hospital me daba a entender que apenas había nacido ese día, mi madre estaba allí tan sonriente y algo despeinada, a su lado, estaba Abraham, quien sonreía mucho más que ella y en los brazos de la mujer, estaba yo, una bebecita recién nacida.

—Gracias por esto— le sonreí —Por decirme la verdad.

—Ahora que aclaramos las cosas, quisiera recompensar todo el tiempo perdido.

Asentí —Lo haremos.

—¿Por cual quieres empezar?— me pregunto.

Pensé, frunciendo ligeramente mis labios —¿Le cortamos el cabello a Eugene? Está durmiendo.

Asintiendo, corrimos hasta él en silencio para no despertar a los otros, mientras nuestras risas se contagiaban al otro, Eugene roncaba como dinosaurio.

—No, no, si queda muy corto se dará cuenta— le susurre a Abraham.

—¿Eso importa?— asentí obvia.

—Importa un poco.

ESTÁ CIUDAD no está tan mal— comente, sentándome junto a Tara, con un libro en mano.

—Está tienda no fue saqueada, podríamos hacer una buena base aquí y podríamos pasar un día más buscando suministros— hablo Maggie.

—Revisaremos mientras avanzamos— contestó Rosita, con la mirada puesta en mi —Lo hemos hecho desde Houston, no vamos a parar ahora

Mire a Abraham en busca de una opinión —Ya escucharon a la dama, tomaremos el norte.

—Ya acabamos el inodoro, el Rio Broad está a ocho kilómetros al oeste— señaló Tara en el mapa —Por lo menos, no abastecemos ahí antes de buscar un transporte.

—No puedo creer que tome agua de un inodoro— admití frunciendo mi ceño.

—Hay cosas peores— Maggie peino mi cabello y asentí de acuerdo.

—Ya tenemos un vehículo— Abraham se levantó de su asiento —Y da la casualidad que tiene mil novecientos litros de agua.

ME HICE HACIA ATRÁS cuando el autobús de bomberos avanzó, frunciendo mi ceño cuando Abraham bajo del auto maldiciendo.

—Encontraremos otro coche— asegure, colocándome junto a él —Aunque si había uno que valiera la pena en esta ciudad ya lo habríamos visto.

Él asintió de acuerdo —Esta cosa ha limpiado una multitud, justo en la ventila lo cual significa que tenemos un filtro de aire lleno de restos humanos y no hay un maldito rincón en este planeta que no haya sido arruinado hasta dejarlo irreconocible.

Me crucé de brazos, colocándome junto a Glenn.

—Abraham— llamó Rosita y este contestó alterado —Eso alimenta al radiador, la ventila para el motor está en el techo.

—Tiene razón— apoye.

—¿Y tú cómo sabes eso?— me inquirió Glenn.

Encogí mis hombros —Anoche no pude dormir y en la biblioteca había muchos libros— señalé.

Giré mi cabeza cuando una llanta salió rodando a un lado de nosotros, siendo seguido por caminantes, quite la espada de mi espalda preparándome para matar a los caminantes.

Con ayuda de Maggie, —¡Hay más detrás!— aviso Glenn, y asentí retrocediendo.

Cuando un montón de agua logro mojarme, fue dirigida hasta los caminantes quienes fueron desechos debido al agua y a lo podrido que estaban.

Mire al causante, dándome cuenta que había sido Eugene.

—He estado en ocho ferias del condado y en un rodeo de cabras, nunca vi algo como eso— Abraham avanzó hacia nosotros.

—Había una benevolencia cerca de la biblioteca— señale —Está algo destruido pero quizá tenga provisiones y algo de ropa seca.

Mire a Glenn y asintió dándome la razón.

—No es necesario— aseguró el pelirrojo —Puedo limpiar esa ventila en dos sacudidas.

Mientras se subía a la parte de arriba del camión, le mire confundida cuando comenzó a reírse como loco.

—Ya se le safo un tornillo— comente, mirándole.

—¿Qué?— se preguntó este con diversión —¡Esta mierda esta jodida!

Negando con la cabeza, me dirigí hasta Glenn y Maggie.

—¿QUÉ DEMONIOS ES eso?— cuestione, cubriendo mi nariz.

—¿Cuántas veces te he regañado por decir groserías desde que salimos?— mire a mi mejor amigo.

—Cinco— musité.

—¿Y cuantas veces me hiciste caso?

Baje la cabeza como perrito regañado —Ninguna.

—Puede que el viento sopla con más fuerza, están a punto de olerlo.

Forme una mueca —¿Qué es eso?— se quejó Rosita.

—Lo que sea que lo haga así de desagradable, no es nada bueno— dijo Abraham —No nos detendremos.

—Estamos detenidos— señaló Tara y asentí.

Caminando junto a ella cuando la ignoraron por completo.

ME DUELEN LAS piernas y creo que mi estómago también— dije, con la mejilla recargada en el hombro de Glenn.

Tosiendo más fuerte cuando olí aquello tan desagradable más cerca, bajándome de su espalda, mire a todos los caminantes frente a nosotros, muy distraídos en lo suyo.

—Vamos, hay que irnos— me indicó Glenn a Maggie y a mi.

—Abraham— llame cuando no lo vi moverse —Abraham, vámonos de aquí.

Mientras musitaba cosas que no lograba escuchar, cubrí mi rostro del sol. Finalmente nos miró.

—Aguarden.

—Tenemos que irnos— insistió Maggie.

—No, no pueden escucharnos ni vernos, no desde aquí, estamos bien.

—Si, está es la definición de "Bien"— señaló Tara a todos los caminantes.

—Necesitamos el mapa, tiene que haber un desvío.

—No lo haremos, nos desviamos y desviamos y desviamos, de Houston a Georgia, no voy a jugar más a ese juego.

Glenn avanzó —No vamos a atravesar eso, ¿Si? No va a suceder.

—Tienes una tormenta de mierda, si tienes suerte, son caminantes o un camión averiado pero tarde o temprano quedas atrapado, o terminas quedándote o terminas matando— contesto con molestia —No vamos a retroceder, no podemos retroceder.

—No estoy hablando de retroceder, solo unos kilómetros al sur.

—Ya nos detuvimos mucho tiempo por un filtro de aire con tripas, eso sucederá de nuevo— apoyo Eugene.

—Entonces los atacaremos con agua.

—El tanque está vacío— recordé, cruzándome de brazos

—Si hacemos eso...-

—Los chocaremos, nos ralentizaran y nos detendrán.

—¡No digo que vayamos en línea recta!— grito Abraham a Glenn.

—Así es como va la ruta.

Mientras todos discutían, Abraham gritaba me sorprendí cuando él comenzó a acercarse con molestia hacia mi o mejor dicho, hacia Eugene.

Lo tomó del brazo con brusquedad, dirigiéndolo hacia el autobús otra vez.

—¿Qué estás haciendo? Detente— pedí al verlo tan enojado.

—¡Suéltalo!— gritó Rosita —No hoy a dejar que hagas esto.

Mientras todos lo seguíamos —Si, vas a dejarme.

Tara se acercó para intentar detenerlo, error, él fácilmente la empujó lejos, Glenn se interpuso cuando intente sostenerla para evitar que se cayera.

Intentando evitar que Glenn saliera lastimado, solo conseguí ser empujada también.

—¡No soy un científico, no soy un científico!— me detuve en seco, al escuchar aquello salir de la boca de Eugene —Mentí, no soy un científico... no se como detenerlo, no soy un científico.

Todo se mantuvo en silencio, intentando procesar aquello, Eugene nos miró a todos con miedo. Todo había sido una gran mentira, todo.

—Eres científico, he visto lo que puedes hacer— aseguró Rosita.

—Solo se algunas cosas.

Fruncí mi ceño —¿Solo sabes "algunas cosas"?— inquirí incrédula.

—Se que soy mas inteligente de lo normal, de que puedo mentir bien y se que tenía que llegar a Washington.

—¿Por qué?— le cuestionó Maggie.

—Porque creo que ellos tienen la mayor posibilidad de supervivencia y yo quería sobrevivir, si podía engañar a alguien hasta que me lleve hasta allí bueno... supuse que les estaría haciendo un favor también considerando el peligroso estado en la ciudad de Houston y el estado de todo.

—Hay personas que murieron para llevarte hasta allí— recordó Rosita.

—Soy consciente de eso— contestó —Stephanie, Warren, Pam, Rex, Roger, Josiah, Dirk y Josephine.

—Y Bob— agregue, bajando la mirada.

—Y Bob— repitió —Verán, empece a ponerme nervioso a medida que nos acercábamos... porque soy un cobarde y la realidad de llegar a nuestro destino y decir la verdad se volvió una mierda muy aterradora, me puse como objetivo demorar el viaje, encontrar el tiempo para pensar, así cuando llegáramos allá... pero por ahora, me di cuenta de que no hay opciones viables, estaba acabado de todas maneras, también mentí acerca de que T. Brooks Ellis le gustará mi cabello, ni siquiera le conocí...

Le mire incrédula, sabiendo que me había tragado cada palabra que había dicho.

—Pero si leí uno de sus libros y parecía el tipo de hombre que no dudaría en hacerse ese corte de cabello, de nuevo, soy más inteligente que ustedes ahora, quizá quieran dejarme aquí.

—¡Mierda!— exclamé cuando el puño de Abraham impactó en el rostro de Eugene.

Con Rosita haciéndome hacia atrás cuando volvió a golpearlo, entre Tara y Glenn intentaron detenerlo aunque a este punto Eugene ya estaba casi inconsciente, otro puñetazo mas fue suficiente para tirarlo al suelo sin conciencia alguna.

—Dios mío— musitó Maggie.

Rosita se interpuso entre ambos, antes de que lo girara para volver a atacarlo, con la mano en la funda de su arma, me le quede mirando paralizada, intentando procesar el hecho de que ese hombre podría ser mi padre biológico.
















Cada vez más cerca de Alexandria 🕴

Solo puedo decir... Beth 💔

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