chapter thirty-nine. different
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen cuatro
capítulo treinta y nueve
❝ diffetent ❞
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-CASI ME DAS en la cabeza- recrimine a Carl cuando lanzó la pelota de béisbol.
Haciéndolo reír levemente -Lo siento.
Se acercó para dejar un cálido beso en mis labios y tomar de mi cintura para acercarme más.
-¡Chicos, dejen de besarse!- grito Michonne y no pude evitar reír con mis mejillas sonrojadas.
-¡No nos estamos besando!- contestó Carl.
-¡Denise dice que es prioridad!- dije esta vez yo, haciéndolo reír.
-¡No los puedo escuchar, ambos vengan acá!- pidió Rick.
-Ay no, nos dará esa platica otra vez- musité, obedeciéndolo.
Me crucé de brazos colocándome frente a Rick, quien estaba en la otra habitación, Carl llego a mi lado, colocando su mano sobre mi cintura.
-¿Qué?- inquirió él.
-Si nos vas a dar esa platica traumática de las abejas, pasó- dije, haciendo reír ligeramente a Rick.
-¿Denise dice que es prioridad, en serio?- cuestionó incrédulo.
Michonne rió -Si, eso dije- aclare con una sonrisa.
-Es hora de cambiarte el vendaje- informó Michonne a Carl -Y necesito pasta dentrifica.
-Bueno, pero ya casi no me queda.
Carl le lanzó la pelota de béisbol y sin antes darle una última mirada, tomé la mano de Carl para caminar hasta la enfermería.
CARL APRETÓ MI mano cuando Denise colocó la crema alrededor del ojo, soltando un pequeño quejido, acaricié su mano con delicadeza para intentar calmarlo.
-No hay señales de infección- informó Denise y asentí aliviada, con una sonrisa que Carl no devolvió.
-¿Significa que no hace falta seguir colocando la crema?- inquirí con curiosidad.
Ella asintió -No, solo es cambiar el vendaje, aunque eso lo puedes seguir haciendo por ti mismo- miró a Carl, quien sólo asintió -Es fácil pero si tienes dudas puedes preguntarme.
-Yo le puedo ayudar- sonreí levemente -Verte hacerlo muchas veces se me quedó de memoria.
-Está bien, con mucho cuidado.
Asentí levemente, cuando Denise le colocó de nuevo la venda a Carl en su ojo.
-¿QUÉ DICE?- preguntó Carl, refiriéndose a la nota que llevaba el globo.
Fruncí mis labios -No lo se, se borró todo.
Asintió, -Vamos.
Le seguí -No parece muy viejo, es que no se lee que escribieron pero, ya al hacer esto dicen algo.
-¿Cómo qué?
-No estamos solos- reí un poco.
-Eso lo sabíamos, ya lo vimos, murió gente- contestó secamente.
Últimamente, después de cada cambio de vendaje Carl solía ser más serio conmigo de lo normal, incluso llegaba a ser grosero.
Asentí, sin dejar de caminar -Carl, ¿Por qué vinimos acá?
-Somos niños, es lo que hacemos.
Fruncí mi ceño -No somos niños, al menos ya no desde hace años.
-Para mi seguimos siendo niños, aunque no podamos actuar como uno.
-Que poético- bromeé.
Me deje caer en el tronco en medio del parque, sacando la bolsa de chocolates, Carl se quitó su sombrero para sentarse junto a mi a leer cómics.
Abrí el libro de Harry Potter y comencé a leerlo, sin antes ofrecerle un chocolate a Carl, el cual aceptó con mucho gusto.
Sin embargo, ambos subimos la mirada al mismo tiempo hacia las ramas romperse, refunfuñe comenzando a recoger todo.
-Acabamos de llegar- musité -Vamos.
Me detuve cuando Carl no avanzó, -Solo es Michonne y Spencer.
Mire, dándome cuenta que era cierto -¿Qué hacían?
-Caminaban, no lo se- volvió a hablar seco.
Mire el libro de vuelta cuando se dejó caer al suelo, estaba cansada de que Carl fuera así conmigo.
-Ya no quiero venir aquí- solté sin pensar.
Carl suspiro, cerrando el cómic y volviendo a levantarse para tomar sus cosas.
-Bien- comenzó a avanzar, dejándome atrás.
Tomé la mochila y mi katana, colocándola en mi espalda y le seguí sin decir mas.
-Carl, espera- pedí al ver que se dirigía al caminante.
-Michonne esta acá, no se la dejare.
Silbo, haciendo girar al caminante que luego reconocí como Deanna.
-No, espera- pedí.
-Hey, vamos- grito para atraerla.
-Carl, ¿Qué haces?
-Vamos.
-¿Qué estás haciendo?- exclame más alto, al ver que me ignoraba.
-Solo vete- indicó.
-Debemos terminar de matarla- deje mi mochila en el suelo para sacar la espada de su funda.
-¡Solo vete a casa!
Le mire confundida, -No.
-¡Alex!
-¡Debemos hacerlo, dejarla descansar!
Estuve por avanzar, cuando Carl tomó de mi brazo, empujándome para evitar que lo hiciera.
-¡Suéltame!- grite, intentando zafarme.
-¡Alex, solo vete!
Le mire con tristeza por la manera en la que se comportaba, haciéndome a un lado cuando el caminante de Deanna intento tomarme para cenarse mi brazo.
-No la matarás- sentenció Carl.
-¿Qué es lo que te sucede, Carl? ¡Vas por la vida tratándome bien, siendo cariñoso y luego me gritas y eres seco!
-No lo entenderías- soltó sin mirarme -No quieres estar aquí, tú lo dijiste, entonces vete a casa.
Le mire indignada, -Bien, disfruta de tu vida como soltero.
Me giré, soportando las lágrimas que querían salir de mis ojos y es que eran lágrimas de coraje, no de tristeza.
-¿Qué?- exclamó Carl lo suficiente alto para que pudiese escucharlo -¡No, no, Alex, espera!
-¿Por qué? Creí que querías que me fuera- seguí caminando.
Corrió hasta mi, colocándose frente a mi y mirándome arrepentido.
-Por favor, solo espera- pidió y me negué.
Lance su brazo cuando intento tomar el mío, girándome de nuevo para mirarle.
-Ya me canse de que seas diferente conmigo- hable -Fui yo quien cuido de ti hasta que saliste de la cama, fui yo quien te llevaba comida y te daba galletas que preparaba con Sophia, yo te ayude, no Enid.
Frunció su ceño -¿Qué hay con Enid?
-¿Qué hay con Enid?- repetí irónica -No soy tan tonta, se que te la pasas todo el tiempo con ella, hablando de no sé qué.
Me tomó de los hombros con delicadeza -No hay nada.
-No es lo que parece ser- musité antes de volver a mi camino y dejarle atrás.
LAS HOJAS CRUJÍAN conforme pisaba por la carretera, mientras tenía a Sophia siguiéndome con confusión.
-Uh, Alex- llamó y le mire.
-¿Hmm?
-¿Qué hacemos acá afuera?- se preguntó sin dejar de caminar.
Encogí mis hombros -No lo se, me gusta pasar tiempo con mi mejor amiga, ademas, ya se que estás saliendo con Ron.
Sonreí al ver el sonrojo en sus mejillas -¿Cómo te enteraste?
-Son malísimos ocultando cosas- reí tomando su mano y entrelazando nuestros dedos -Pero me alegro que sean algo.
-A mi también- admitió -Aunque Carl no me hable por eso.
Mi sonrisa se esfumó -A Carl no le pueden gustar muchas cosas- murmullé entre dientes.
-¿Estamos aquí por él?- volvió a preguntar.
Abrí mi boca para hablar cuando el gruñido de un caminante llamo nuestra completa atención.
-¿Lo haces tu o lo hago yo?- le inquirí.
-Creo que es mejor desde acá, si hay más lo sabremos.
Por ende, bajo la mochila de sus hombros y sacó una flecha de la misma, preparando su arco para disparar luego de unos segundos, el caminante cayó al suelo sin más y esperamos a por otro, cuando el silencio inundó todo dándonos a entender que solo era ese caminante.
Espere a que Sophia guardara sus cosas y cuando lo hizo, volvió a sonreírme tomando de mi mano nuevamente y seguimos caminando.
-El sol bajará pronto- dijo ella y negué.
-Al diablo- encogí mis hombros -Nadie se dará cuenta si no estamos.
Sonrió -¿Quién eres y qué hiciste con mi Alex?
Reí levemente y solté un suspiro, preparándome para pronunciar lo siguiente.
-Termine con Carl- solté, haciendo que la rubia se detuviera.
Le mire y note como se había quedado petrificada, como si hubiera visto el basilisco o aún peor, al mismísimo Voldemort.
-Tierra llamando a Sophia- pase mis manos sobre sus ojos.
-¿Enloqueciste?- exclamó tan alto que tuve que sisearle para no llamar la atención de los caminantes.
Negué -Se había comportado mal, me gritaba y me trataba mal de ratos y luego actuaba como si eso no hubiera pasado- justifique.
-¿Y entonces?
-Tuvimos una discusión en el bosque y termine con él.
Mordió su labio inferior -Ahora si lo mato, es más, ahora mismo lo lanzó de las escaleras.
La tomé del brazo antes de que regresara, deteniéndola y haciéndola regresar.
-Por favor no.
-Pero si, llamaré a Glenn y te aseguro que él mismo lo mata ahora.
-¿Le llamaras por teléfono?- bromee.
-Bueno no, pero, cuando le cuente todo seguro lo hará.
-Sophia- llame en rendición -Ya no importa, créeme yo también quiero tirarlo de las escaleras.
-Ahora si eres Alex- mencionó.
Sonreí -Sigamos caminando, quise salir para no pensar en él.
Me di vuelta y camine -Pero el sol se ocultará pronto- insistió.
-Si quieres volver esta bien, seguiré sola- patee una piedra que estaba cerca de mi.
Guarde silencio y pude escuchar sus pasos apresurados a seguirme, le mire devuelta cuando tomó nuevamente de mi mano, haciéndome sonreír victoriosa.
Más tarde, me deje caer frente aquel lago en el que habíamos llegado, no había tenido en cuenta como lo encontramos, solo lo hicimos.
Sophia se sentó frente a mi y me miró en busca de respuestas.
-¿Qué?- le cuestioné confundida.
-¿Cómo se siente tú primer ruptura?
-Estoy bien- mire el lago -Quiero llorar pero se que hice lo correcto.
-Lo correcto hubiera sido tirarlo de las escaleras en ese mismo instante.
Reí levemente -No había escaleras cerca.
-Con una bofetada bastaba- encogió sus hombros.
Suspire mientras jugaba con mis dedos sobre mi regazo -Él... se ha estado viendo con Enid, me asegura que no son nada pero una parte de mi me dice que es mentira.
Ella se quedó inmóvil -¿Qué? ¿Y... y tú le crees?
-Quiero creerle, realmente quiero creerle pero no lo se- sentí mis ojos lagrimear -Lo amo demasiado como para dejarlo ir.
Pasó su brazo sobre mis hombros en forma de apoyo -Lloraremos juntas entonces.
Sonreí levemente, recargando mi cabeza sobre su pecho, mientras ella peinaba mi cabello con sus dedos.
-No quiero que esto quede así- admití -No quiero que terminemos por una pelea, no quiero terminar así.
-Hay veces en las que debemos dejar ir a esas personas, Alex, incluso si las amamos más que a nada.
Fruncí mi ceño -¿De dónde sacaste eso?
-Lo leí en un periódico- dijo con simpleza.
Sorbí mi nariz, mirándola sacar una bolsa de su mochila y de ella, me mostró una bolsa llena de gomitas de azúcar.
Le sonreí inmediatamente -¿Dónde las conseguiste? Creí que ya estaban extintas.
-No para mi, siempre cargo una bolsa por si acaso- me la entrego -Yo traje una bolsa con fresas muy frescas.
Como si su mochila fuera mágica o algo así, sacó otra bolsa con fresas muy rosas.
-Fresa para ti- me entregó una colorida y deliciosa fresa.
Sonreí -Gracias.
Simplemente me deje caer sobre su hombro, disfrutando de su compañía y del sabor ácido pero dulce de la fruta en mi boca, mientras mirábamos el agua del lago pasar tranquilamente y a nuestros alrededores los árboles y el aire nos hacían compañía.
PASE LA PAGINA del libro, sin formar alguna expresión.
-Adelante- grite cuando tocaron la puerta, mirando a Rosita -¿Qué pasa?
-No bajaste a cenar, ¿Paso algo?- se sentó junto a mi en la cama.
Suspire negando con la cabeza -Todo va bien.
-Ya lo creo, ya dime, ¿Qué pasó?- cruzó ambas piernas para quedar frente a mi.
-Es Carl- musité -Ha estado muy seco conmigo y me trata diferente, antes no era así, no lo entiendo, lo amo y cada vez que lo hace le perdono sin que me pida disculpas pero ya me canse de ser una extraña después de que le colocan un nuevo vendaje.
-Se comporta como un idiota- soltó -intenta hablar con él y si no razona, será mejor que se aleje de las escaleras.
Reí un poco, -No quisiera quedarme viuda.
Sonrió -Ambos hacen una linda pareja, pero la comunicación siempre es una clave, si no hablan, no entenderán lo que sienten y entonces será un desastre.
-Lo hare- sonreí levemente -Aunque ahora qué pasa demasiado tiempo con Enid casi no lo veo.
Frunció su ceño, -¿Pasa todo el tiempo con esa chica?- asentí.
-Creo que se han vuelto más unidos desde el accidente de Carl- agregué.
Note como ella tenso la mandíbula, haciéndome mirarla asustada, esa no era una buena señal.
En el idioma de Rosita eso significaba: corre antes de que te mate con mis manos.
-¿Estás bien?- inquirí asustada.
Ella asintió sacudiendo su cabeza y sonriéndome.
-Ven a cenar, por favor- pidió, levantándose.
-Gracias, Ros, intentaré hablar con él, si es que me habla.
Asintió otra vez, beso mi frente en forma maternal y se acercó a la puerta.
-Me alegra ayudarte, ven a cenar con nosotros pero solo si quieres- se giró antes de cerrar la puerta -Te estamos esperando.
Asentí levemente con una sonrisa de oreja a oreja.
MIRE A CARL adentrarse a su habitación, me mantuve sin expresión alguna y con miedo a lo que pudiera pasar después, miedo a perderlo.
Intento acercarse, más retrocedí unos pasos haciendo que detuviera cada uno de sus movimientos, mirándome confundido.
-Lamento todo, lamento ser grosero y un idiota, si quieres golpearme hazlo- hablo.
-Uh, quiero que me digas solo la verdad- pedí y asintió.
-Te diré toda la verdad- aseguró sentándose sobre la cama.
Trague saliva antes de hablar, cerrando mis ojos y evitando mostrar mis manos temblar.
-¿Qué pasa entre tú y Enid?- solté, haciéndolo aligerar su expresión.
-No pasa nada- contestó.
-Carl...-
-Querías que te dijera la verdad, te estoy diciendo la verdad- se levanto para tomarme de los hombros -No pasa nada.
Repitió mirándome a los ojos.
-Entonces... ¿Por qué has estado distante conmigo y pasando todo el tiempo con ella?- inquirí.
-Solo hay una amistad, así como se que entre tú y Ron solo hay una amistad, ella me cuenta todo lo qué pasa y yo a ella, nos apoyamos mutuamente, como tú y Glenn hacen, como Sophia a ti, como Ron a ti, Enid es ahora como mi mejor amiga, solo eso.
Respire con alivio al darme cuenta que me decía la verdad.
-Debo estar siendo completamente ridícula- cubrí mi rostro con ambas manos.
Carl rió, tomando mis mejillas y haciéndome mirarle -No estás siendo ridícula, es lindo que te preocupes.
-No quiero perderte, Carl- musité.
-No lo harás, tú lo dijiste, siempre y para siempre, incluso después de la muerte.
Junte nuestras frentes -Por favor no te enamores de alguien más- pedí formando una mueca.
-¿Cómo podría?- preguntó antes de plantar un beso en mi frente -Tú eres perfecta.
Sonreí -Entonces, ¿Por qué estás siendo tan agresivo conmigo?
Suspiro -Odio lo que me pasó, el disparo, odio como me veo ahora y odio mas no ser suficiente para ti.
Tome sus mejillas -Tú eres perfecto, Carl, tal y como fuiste y tal y como eres ahora.
Formó una mueca -No me gusta verme al espejo.
-Deberías porque con ese rostro de dioses hasta yo me vería en el espejo mil veces al día.
Admití haciéndolo reír y sonrojarse al mismo tiempo.
-Eres perfecto y por eso te quiero.
-Yo te amo- soltó y mi expresión de aligero.
Mi corazón latía demasiado rápido y pude sentir mi estomago hacerse añicos, como si en él hubiera miles de explosivos y una inevitable sonrisa se formó en mi rostro.
-Por favor dime que era un buen momento para decirlo- pidió y reí ligeramente.
Asentí -Si, era el momento, porque yo también te amo.
Se lanzó a abrazarme escondiendo su rostro en mi cuello, suspire con una sonrisa disfrutando de su tacto y de su compañía, en especial ahora que las cosas se había podido arreglar.
-No te sientas inseguro conmigo, te voy a apoyar y jamás me burlaría de ti- agregué en el abrazo -Se que no puedo saber que sientes pero al menos puedo intentar entenderlo.
Sentí cómo asintió y soltó un suspiro de cansancio.
-¿Ya te puedo besar?- pregunto y sonreí.
-Si, ya puedes.
Se separó de mi con una sonrisa mientras plantaba un largo beso en mis labios, colocando sus manos en mis mejillas y yo en su pecho.
Dice la leyenda que Alex sigue conservando los libros de Beth.
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