chapter seventy-five. summertime sadness
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen siete
capítulo sesenta y cinco
❝ summertime sadness ❞
━━━━━━━━━ ⋆ ˚。⋆ 🪐 ⋆ ˚。⋆ ━━━━━━━━━
RESPIRÉ CON PESADEZ con cada paso de daba, mientras sentía todas mis fuerzas irse conforme avanzábamos.
—Descansemos— pidió Carl tomándome del brazo para que no me cayera.
Negué —Tenemos que encontrar a judth, Carl.
Asintió —Lo se, ven conmigo.
Obedecí sentándome en el columpio, sintiéndome mucho mejor cuando sobo mi espalda y sostuvo mi mano con fuerza.
—Se que quieres estar aquí— colocó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja —Pero estás cansada, cariño.
—Confié en él.
—La encontraremos, así será, de verdad.
Formé una mueca —No puedo creerlo, Der... es mi hermano, es como un hermano para mi, nosotros pasamos nuestra infancia juntos, contamos nuestros sueños, lo que queríamos para cuando fuéramos grandes, jugábamos juntos en su casa, pasamos la muerte de su mamá juntos, quería tener ese hermano otra vez, lo necesitaba... baje la guardia y ahora... yo lo deje entrar y solo destruyó todo.
—Hey, no es tu culpa, Alex— le miré mientras una lágrima baja hasta mi mejilla —No es tu culpa.
—Tuve que haberlo sabido, al menos tener un presentimiento, Carl.
—No lo hiciste porque no eres como él o como ella— tomó mi mejilla, besando mi frente —Ciertas personas son malas de corazón, pero lo esconden, como si usaran un disfraz... esto es su culpa y lo pagarán, los encontraremos.
Asentí mientras aceptaba su abrazo, cerrando mis ojos un momento en lo que las lágrimas bajaban por mis mejillas.
CREÍ QUE CORRERÍA MUCHOS metros más pero me equivoqué al ver a todos esos niños apuntarme con sus cuchillos, sorprendiéndome rápidamente.
—Alex...— llamó Carl al llegar.
No le miré, ni siquiera podía girarme por miedo a que ellos le disparan a Carl o a mi.
—¿Y mis niños?— les inquirí.
—Suéltala— ordenó Derek, adentrándose.
—Solo dime que están a salvo.
Derek soltó una flecha, dando directamente a Carl, haciéndome ahora si girarme.
—¡Carl!— grité al verlo removerse en el suelo.
—Dije suéltala— ordenó Derek.
Mi expresión se endurececio, sabía lo que vendría después, así que baje mi katana con cuidado.
Soltando un quejido cuando uno de ellos golpeó mi rostro, dejándome inconsciente al instante.
—ESTÁ DESPIERTA— fue lo primero que escuché al abrir mis ojos y parpadear constantes veces.
No entendía lo que sucedía, pero por lo qué sabía, Carl estaba bien y estaba junto a mi, atado de la misma manera que yo y con una mordaza en la boca.
Podía sentir la sangre bajar de mi frente y las muñecas dolerme al estar atada, miré confundida a uno de los niños, el cual se acercó hasta el pecoso y luego de unos segundos, su grito me hizo removerme cuando clavaron una x hirviendo sobre su espalda baja.
—¡Déjalo, no le hagan daño!— pedí removiéndome con desesperación.
En cambio su gritos cesaron al verme, tragando en seco cuando vi la lágrima bajar por su mejilla.
La mujer, Joselyn, se acercó a verme, haciéndome enojar aún más, sintiendo la sangre hervirme y mi corazón latir en mis oídos.
—¿Dónde está ella?— le cuestioné —¿Dónde esta mi pequeña?
No contestó, simplemente dio una indicación, mirando al mismo niño acercarse a mi con la cosa hirviendo en sus manos.
—Contrólala, Winnie— pidió ella —No dejes que te controle.
Le miré suplicante, no quería eso, no quería que hiciera eso que tenía pensado y cuando creí que no pasaría, asintió rodeándome.
Entre los gritos de Carl pidiendo que no lo hiciera, cerré mis ojos mordiendo la mordaza con fuerza cuando el dolor ardiente invadió mi espalda baja, haciéndome cerrar los ojos y guardar el grito que me causaba aquel dolor.
—ALEX, ALEX, DIME QUE ESTÁS viva— pidió el pecoso junto a mi.
Abrí mis ojos a duras penas asintiendo levemente, de lejos pude escuchar la puerta abrirse, dándome la vista de Derek.
Llevaba un golpe en su cabeza que aún sangraba, mientras se movía nervioso hacia mi, quitando la mordaza al mismo tiempo.
—¡Aléjate de mi, estúpido traidor!— patee para alejarlo.
Me miró indignado —Trataba de ayudar.
—¿Disparandome?— le cuestionó Carl cuando le quito la mordaza.
—Era parte del plan, no quería que les hiciera esto, pero me descubrieron y me encerraron— desató mis manos.
—Una cosa más...— dije y me miró confundido.
Lancé un golpe en su mejilla, haciéndolo quejarse, Carl le dio otro en su otra mejilla.
—Eso fue por la flecha— aclaró bajando su camisa.
—Separémonos— planee.
Carl asintió —Iré por los demás.
—Bien.
—Iré contigo— indicó Derek.
Negué —Quédate con Carl, al menos se lo debes.
Salí cerrando la puerta detrás de mi, subiendo las escaleras con cuidado al sentir el leve dolor.
—Alerten a los otros y carguen al resto, nos vamos— indicó la mujer al verme.
Saqué el primer pedazo filoso de tabla que encontré, mirándole con coraje, cuando una adolescente me amenazo con mi espada.
—¿Dónde está mi niña?— le cuestioné refiriéndome a Judith —¡Dime, maldita bruja!
—¿Por qué? Ahora esta mejor, persigues a un fantasma mientras ella está conmigo.
De lejos los vi, allí estaba Judth, corriendo confundida junto a los otros niños de Alexandria.
—¡Judth, Judith!— grité pero no hizo caso.
—Mátenla— indicó la mujer —Ayudenle.
Ella salió, haciéndome suspirar de dolor, la primera en atacar fue la adolescente, la cual empuje contra la pared.
—No quiero hacerles daño— informe cuando volvió a atacar —Por favor, yo no quiero...-
Lo intento de nuevo, pero esta vez golpee su mano con la madera, haciéndola retroceder, a movimientos lentos intente tomar la katana cuando el más pequeño atacó, logrando evitarlo a la primera pero a la segunda logró cortar un poco mi brazo.
Me paralice rápidamente al ver que solo fue un pequeño corte, lance la madera alejándolo, tomando la katana sin dudarlo.
Ambos corrieron, dejándome salir al patio, golpee la puerta con frustración al ver que no lograba abrirla, solo pude correr, buscando otra salida y cuando la encontré, salí rápidamente, sintiendo un golpe sobre mi espalda después.
Era aquella mujer, la cual no paraba de golpearme con aquella madera, ni siquiera pude procesar el momento en el que mi espada atravesó su cuello, dejando caer su cabeza al suelo, al igual que su cuerpo.
Respiré pesado mientras abría mucho mis ojos, una parte de mi se sentía segura y otra gritaba del miedo.
Los niños aún aguardaban para no dudar en matarme —Todos pueden volver a Alexandria— dije caminando a duras penas —Los cuidaremos.
—Mata a sus niños, ustedes vienen conmigo— indicó el mayor.
Antes de correr hacia mi, corte su garganta antes de que si quiera pudiese tocarme, me lamentaba por haberlo hecho, pero lo hice aún más cuando los más pequeños me atacaron.
—No, no, basta— exigí tomando su mano —Por favor, no quiero hacerlo, por favor.
Insistían, no se rendían, ni siquiera lo dudaban, incluso cuando cortaba cada parte de sus hermanos, incluso cuando la sangre se esparcían por todos lados.
Jamás había querido hacer esto, jamás había querido matar a todos esos niños.
—Winnie— llamé al restante —Winnie, por favor, basta.
A este punto estaba completamente llena de sangre, cansada y traumatizada.
El pequeño corrió, haciéndome soltar un suspiro aliviado, solloce levemente.
—Judith— llamé con impaciencia —Judith, cariño.
La mencionada salió, haciéndome sollozar aún más al verla con vida, su expresión era dura, sería, tanto que me asuste al creer que aquella mujer le había lavado el cerebro ya.
Relamí mis labios con impaciencia —Jud, soy yo... es Lexie, cariño.
—¡Lexie!— llamó corriendo hasta mi, mientras sonreía.
Acepté su medio abrazo, mirando a Carl acercarse hasta mi para abrazarnos a ambas.
—¿Estás bien?— le inquirió Carl a su hermana.
La cual asintió con gusto.
CUANDO DETUVE AL CABALLO, miré la pequeña bicicleta entre la calle, haciéndome tranquilizarme.
Corrí de inmediato hasta los caminantes que se encontraban ya siguiendo a alguien.
—Judith— llamé a la pequeña
Ella se giró a mi, llevaba una pequeña mancha de sangre en su mejilla, haciéndome respirar con más tranquilidad.
Eso fue intercambiando cuando escuché su gritillo, haciéndome mirar al caminante que la tomaba de la camiseta.
—¡Lexie, ayúdame!— pidió y obedecí corriendo hasta matar al caminante con fuerza.
Solloce abrazando a Judith hasta cargarla, escuchando sus sollozos en mi hombro.
—¡No puedo hacer esto, Lexie, no puedo!— exclamó a duras penas.
Asentí —Lo se, lo se.
Me separé y ella respiró con pesadez mientras revisaba que no estuviese mordida.
—¿Estas bien, cariño?— le inquirí.
Ella asintió —Estoy bien, en serio, estoy bien.
—Si...— limpié el sudor de mi frente —Tenemos que hablar.
Asintió y la dirigí hasta el tronco para sentarla ahí, arrancando un pedazo de mi blusa para pasarlo por su rostro.
—Lamento mucho haberme molestado por lo de Negan— admití limpiando la sangre de su mejilla.
—Tenias razón, no debí haberle hablado— me miró arrepentida —Sé lo que te quito, lo que le hizo al tío Glenn fue horrible, estuve mal en haberle hablado.
Sonreí levemente —No, está bien yo... también llegue a confiar en él, fue un buen amigo y compañero pero entonces tuvimos que separarnos.
—Porque tú buscabas a tu mamá— completo y asentí.
—No me molesta que hables con él, cariño, me asuste porque no quería que él te lastimara como lo hizo conmigo— sorbí mi nariz —Actué mal, ahora lo sé.
Sorbio su nariz y asintió, titubeando levemente cuando termine de limpiar su rostro y revisaba el pequeño corte sobre la mejilla que seguía sangrando.
—Eres mi mamá...— soltó, con los ojos cristalizados —Elegiste serlo porque me quieres y yo a ti.
Asentí sonriendo levemente —Por supuesto.
—Y querer a alguien significa hacer lo que sea para protegerlo, ¿No? Lo siento por haber huido, quería ayudar.
—Lo sé— peine su cabello con cariño —El complejo de heroina viene de familia.
Ella rió —La tía Sophia siempre dice eso.
—Lo sé, pero es verdad.
—Si tu me dejas... quiero que seas mi mamá, ¿Puedo?— se preguntó —Lexie, ¿Puedo llamarte mi mamá?
Una sonrisa se dibujo en mi rostro de inmediato, mientras las lágrimas seguían saliendo de mi rostro, asentí.
—Por supuesto que puedes, Jud, somos familia y puedes llamarme como quieras.
Soltó el aire retenido de sus pulmones y entonces dijo: —Te amo, no quiero que nada malo te pase a ti, o a Carl.
Negué —No puedo prometerte que nada nos va a pasar— admití —Porque no se lo que vaya a suceder pero si te prometo que estaré contigo a donde sea que vayas.
—Pero si... si tú me dejas yo estaré aquí todavía, sola.
Asentí levemente —Pero serás más grande y sabrás protegerte y a la comunidad.
—No quiero que me dejes.
Negué —No te voy a dejar, nunca, voy a estar contigo hasta que crezcas, siempre— acaricié su cabello.
Intente sonreír, aunque fue más como una mueca al imaginarme un escenario como ese, dejarla sola, sin nadie más en el mundo, era como una pesadilla de tan solo imaginarlo.
—Hay que volver que a tu hermano le dará un infarto si no lo regresamos ahora— pedí.
Rió nuevamente —Prometo no volver a huir.
—Wow, ¿Cuándo creciste tan rápido?— me pregunté frunciendo mi ceño.
—Ayer— contestó con ironía, haciéndome reír ligeramente.
Cerré mis ojos al abrazarla fuertemente, tenía miedo de perderla, estaba tan asustada de no volver a tenerla a mi lado que no me había dado cuenta de cuanto la sobre-protegía, estaba creciendo y debía dejarla hacerlo.
Hacerla disfrutar su infancia conforme a su edad y no dejar que creciera con miedo, al contrario, hacerla valiente para que fuera una mujer independiente.
No me había dado cuenta de eso hasta ahora.
ABRACÉ A ROSITA TAN pronto como llegue, dejándola llenarme de preguntas que no podía contestar debido al nudo en mi garganta.
—Estamos bien— fue lo único que pude susurrar.
Judith corrió hasta los brazos de Rosita, mientras ella sonreía.
—Vamos con Siddiq, debes dejar que te atiendan esas heridas— pidió y asentí.
—Está bien, yo te llevo— Carl tomó mi mano.
Sorbí mi nariz y accedí viéndolo tomar de mis piernas para cargarme como a un bebé, mientras la puerta de Alexandra era cerrada y los habitantes con ella.
—¿TODO EN ORDEN?— inquirió DerDer al llegar junto a mi.
Asentí viéndolo con la enorme maleta —¿Ya tan rápido te vas?
—Si, tengo que hacerlo, solecito— sonrió —Quiero empezar algo nuevo, una nueva vida, quizá encontrar a alguien a quien amar, aunque sabemos que esa mierda casi nunca funciona.
Rodé los ojos —Es lindo mientras dura, DerDer, debes intentarlo solamente.
Suspiro asintiendo —Lo haré, solo por ti.
—Vale, pero si necesitas un hogar aquí hay uno, puedes quedarte aquí, hacer una vida como tú dices.
Negó —Te lo agradezco, pero prefiero ver que más hay por explorar.
—Bien, entonces...— pasé mis brazos sobre sus hombros, abrazándole fuertemente —Cuídate mucho, ¿Si?
Asintió levemente —Tú también, hazle saber a Gracie que tiene un segundo tutor que la cuidará cuando hagas falta.
Reí separándome de él —Lo haré, aunque estará ansiosa de volver a ver a su tío DerDer.
—Eso es obvio, soy el mejor tío del mundo, duh.
—Ya vete— empujé haciéndolo reír —No mueras.
Se giró al estar en la calle —¡Tu no mueras!— gritó debido a la distancia.
Poco a poco se fue perdiendo de vista, mientras el sol del bonito amanecer se asomaba y él se perdía entre las calles.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top