chapter seven. sunshine
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen uno
capítulo siete
❝ sunshine ❞
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CAMINABA EN LA PEQUEÑA casa de mis abuelos, me crucé con la abuela quien preparaba la siguiente comida del día.
Como era de esperarse, mamá me había dejado con los abuelos estas vacaciones de verano.
—Abuela ¿viste al abuelo? Dijo que me enseñaría a cabalgar en caballo— sonreí un poco mostrándome emocionada.
Me miró de reojo —Esta atendiendo al sheriff que suele venir con su hijo pequeño.
Asentí, al menos una vez en cada vacaciones un sheriff misterioso visitaba la granja, curiosamente siempre traía a su hijo pero el abuelo nunca me hablaba de eso.
No me quedo de otra más que salir sola, sin antes el aviso de la abuela que no me alejara demasiado estando sola.
Corrí hasta la pequeña casa hecha de madera que se encontraba entre dos arboles, cubierta por sábanas robadas de mi casa. Me senté en medio y tomé el gran libro sobre guía de mariposas, en pocas palabras hablaba de todo acerca de los pequeños insectos de colores.
Escuche unos pasos fuera pisando delicadamente las hojas de árbol caídas, tomé el palo de escoba que si mi abuela lo encontrara me daría un gran sermón, lo sostuve colocándome en la entrada.
—¿Quien anda ahí?— pregunte.
Más no hubo respuesta.
Abrí la cortina cruzándome con unos ojos azulados, el chico levantó ambas manos al ver el palo en mis manos.
—No se permiten niños aquí dentro, vuelve en diez años— insistí apuntó de volver a cerrarla.
—Hola— hablo por primera vez —Eres la nieta del señor Kane.
—¿Cómo sabes?
—Mi papá está hablando con él justo ahora, hey acabo de ver a las gallinas en el granero y les di de comer ¡por primera vez!— exclamó emocionado.
—¿Enserio?— fruncí mi ceño —Mi abuelo nunca me deja acercarme a las gallinas, quizá porque la última vez descubrí que no vuelan.
Rió por lo bajo —¿Cómo te llamas?
Abrí mi boca para hablar cuando el llamado del chico nos hizo girar a ambos.
—Creo que es tu papá buscándote— dije observando desde el otro lado del granero.
—Ha sido un placer hablar contigo, desconocida— ofreció su mano para estrecharla en forma de despedida.
La acepté —Igualmente desconocido.
Sonrió e iba hablar cuando otro llamado de su padre lo obligó a correr lejos de mi.
—YOU ARE MY SUNSHINE, my only sunshine, you made me happy when skies are gray...
cantaba a Judith, mientras ella estaba quedándose dormida en mis brazos.
La obscuridad de la noche había inundado toda la prisión y la única luz que tenía era la de la luna. Arrullaba levemente a la destructora, estaba sentada en el suelo frente a las celdas de los demás quienes dormían muy tranquilos.
—You'll never know, dear, how much...
—I love you— la voz de Carl me hizo mirarle.
—Creí que estabas dormido— admití, hace un momento estaba recargado en mi hombro mientras dormía.
—Fingí, quería escucharte cantar y por cierto cantas muy bonito.
—Parezco gallina por la mañana— forme una línea en mis la labios.
—No, cantas muy bonito, enserio.
Sonreí —Gracias, aunque pensé que estabas haciendo guardia.
—Me dormí.
—No me digas— dije con ironía.
—Sigue cantando porfavor, me gusta mucho esa canción.
—Te romperé los tímpanos pero como tú prefieras— aclare mi garganta —Please don't take my sunshine away, the other night dear... as I lay sleeping I dreamed I held you in my arms...-
Pare de cantar cuando el ojiazul ya no hizo ruido alguno, se había quedado dormido de nuevo.
NO TENÍAMOS IDEA de que hora era ya, pero todos habíamos despertado ya, supongo que con la preocupación de que los demás aún no llegaban no lográbamos conciliar bien el sueño.
—Eres buena con ella— le dijo Axel, uno de los prisioneros sobrevivientes.
Ella le miró y luego a mi con incomodidad, fruncí mi ceño y me crucé de brazos dándole una mirada asesina, era claro lo que intentaba hacer.
Carl hizo que bajara mis brazos al momento de intentar abrazar mi bracito, me tranquilice un poco cuando sentí su tacto en mi piel.
Sin embargo, a nuestra salvación, Carol entró a la celda.
—¿Qué edad tienes?— insistió Axel.
—Diecisiete— le contestó Beth, intentando poner su mayor atención en la bebita y no en el hombre a su lado.
—Diecisiete, interesante.
—¿Puedo hablar contigo?— Sophia, que estaba a mi lado, Carl y yo nos giramos a verla.
Axel nos miró a los tres y luego a la adulta
—¿Conmigo?
Ella asintió alejándose para que le siguiera.
—Ya vuelvo— escuche susurrarle a Beth.
Le mire irse y cuando lo hizo, me senté junto a Beth para que ese hombre no pudiera sentarse de nuevo ahí.
Sophia asomó su cabeza y luego asintió colocándose del otro lado de Beth.
—Ya se fue, mi mamá lo pondrá en su lugar— agregó Sophia con orgullo.
—Esperemos, estuve a tres segundos de gritarle— admití.
—Chicos estoy bien, no se preocupen por mi.
—Eres mi hermana mayor, Beth— le dije.
—Exacto, y si a ella le importas entonces nos importas a nosotros también— agregó Carl.
—FINALMENTE LOGRAMOS que Judith se durmiera— mencionó Hershel, acercándose a Carl y a mi.
—¿Cuánta leche nos queda?— inquirió el ojiazul.
—Nos alcanza para un mes más.
Asentí aliviada.
—Llevaré a Carol para buscar más en una semana.
—Tu papá y los demás ya habrán vuelto— le dije y me observo.
—No lo sabemos, por ahora ella es lo único que me queda.
Coloque mi mano sobre la suya en forma de apoyo, levante la mirada cuando escuche un grito de dolor, lo que me hizo pensar de inmediato en Sophia, Beth o quizá Carol.
—¿Qué fue eso?— musité.
—Vino de adentro— contestó Hershel.
—¿Fue Carol o Sophia?
—Carol está haciendo guardia en la torre con Axel y Sophia estaba con Beth leyendo.
—¿Y qué tal si volvieron para buscar algo o si las atacaron a Sophia y Beth?— pregunté alarmada.
—Veamos la torre, veamos si está ahí...—
—¿Y si se ha metido un caminante y las está atacando?
—Alex, tranquilízate— pidió el mayor —El sótano solo está lleno de caminantes que entraron de alguna forma y alguien pudo haber entrado igual.
—Voy a ir— aviso Carl comenzando a correr.
Me levante al igual —No puedo dejar que ambos vayan— Hershel nos detuvo el paso con su muleta.
—Mi papá lo haría.
Lo pensó pero finalmente asintió, baje el escalón y le di una mirada.
—No se que haría mi papá pero igual iré— le seguí pero él se detuvo en la cocina.
—No, debes quedarte— indicó o más bien ordenó.
—Si están atacando a alguien quiero ayudar.
—Ya te dije que te quedes— siguió caminando, le ignoré y seguí.
Saque mi arma siguiendo los gritos de aquella mujer, con una pequeña linterna iluminaba todo el camino, cada vez los gritos eran más intensos.
Cuando me di cuenta ya estaba caminando sola hasta que los pasos desesperados de Carl hizo que chocara su espalda con la mía, haciéndome caer.
No dijimos nada, me ofreció su mano para levantarme y la acepté. Cuando llegamos a la escena había un hombre y una mujer pelando contra caminantes, otros dos estaban en el suelo mientras uno de ellos que supuse era la mujer que gritaba ya que tenía una mordida en su brazo.
Corrimos hasta ellos, calculando bien mi puntería dispare a uno de los zombies que estaban apunto de morder a una mujer quien me miró sorprendida al momento que se dio cuenta de nuestra presencia.
—¡Vamos! ¡Rápido!— les gritó Carl al grupo.
Ellos nos siguieron por los pasillos con los caminantes siguiéndolos, el hombre que sostenía a la mujer mordida se cayó así que retrocedimos.
—¡Vayan, síganlos!— pidió el hombre.
—Yo la llevó— se ofreció el más alto.
—Yo te cubro— dijo la anterior mujer de cabello esponjado y rizado.
Carl le disparó a otros caminantes que se acercaban.
—¡La tienen que dejar!— grite, sonaba cruel pero solo nos atrasaría.
—Jamás.
Finalmente habíamos llegado a la cocina, cerré la puerta detrás de mi.
—¡Dios, Donna!
—¿Esta muerta?
Me acerqué a ellos, ambos lloraban pero la mujer en efecto, ya había fallecido.
—Yo me encargo— Carl le apunto con arma, la cual detuve de inmediato, no quería que pasara por eso otra vez.
—Oye, oye niño, un minuto— pidió el hombre más alto.
—No tenemos un minuto.
—Carl— llame y él me observo rápidamente —Deja que se despidan.
—¿Quién demonios son y como entraron?— la mujer de cabello esponjoso cuestionó.
—Los ayudaremos— conteste —Pero... primero lo primero.
Mire el cuerpo de su amiga.
—No, lo haremos nosotros.
Le quitó el martillo al otro chico.
—¡No Tyreese!— exclamó.
—Debo hacerlo, toma a Ben y apóyense contra la pared, lo haré rápido.
Relamí mis labios, sentí la mano de Carl tomar la mía y me jalo hasta la puerta donde las demás celdas se encontraban.
Antes de que pudiera hacerlo Carl cerró la puerta llevándose toda la atención de ellos, en especial la de la mujer.
—¡Hey! ¿Qué están haciendo?
—¡Niño! ¿Nos encerraste aquí dentro?
—Abre la puerta— pidió la mujer.
—Aquí es seguro, estarán a salvo, hay comida y agua.
Ella se acercó hasta la reja, en un intento de abrirla —Abre la puerta— pidió más amable.
—No puedo.
—Vamos amigo, no somos animales, no hagas esto.
Retrocedí cuando empujó más la puerta, —¡No puedes dejarnos aquí, abran la puerta! ¡Ábrela ahora!
—¡Sasha!— regaño el llamado Tyreese —Aléjate de la puerta y deja al hombre en paz.
Ella nos miró y retrocedió acotando sus indicaciones.
—Echa un vistazo, es lo mejor que hemos visto en... semanas, es su casa, tenemos otras cosas que hacer— nos observo —No queremos problemas.
Asentí levemente, Sophia se colocó a mi lado en busca de una explicación.
—¿No deberíamos ayudar?— inquirió ella.
—Lo hicimos— encogí mis hombros.
Actualizar cada tres días es mi pasión 💪
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