chapter ninety-eight. the future
BY MY SIDE
꒰ ۫₊˚ɞ chapter ninety-eight .˚ׅ🗡 ຊ ҂
❝ the future ❞
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Toque la puerta del departamento de Eugene, habían pasado algunas semanas y según mis fuentes; Becca y Princesa, había estado muy deprimido estos días a lo que me di la tarea de visitarlo en cuanto pudiera.
Hoy.
—Hola— sonreí cuando abrió la puerta —¿Quieres lasaña?
Él frunció su ceño, bajando con delicadeza la mirada. Realmente se veía muy decaído, su cabello estaba curbiendole el rostro, tenía ojeras e incluso se había dejado crecer la barba.
—¿Cómo... te sientes?
—Funciono dentro de los parámetros esperados.
Asentí —Ya, eso es bueno, ¿Puedo pasar? Tu comida se enfría y nadie quiere comer frío.
Me adentré, empujándolo con delicadeza y sin esperar su respuesta. Cuando lo hice, dejé el plato sobre la mesa y me encaminé hasta la sala donde, había un cuadro gigante con fotos y mapas en diferentes direcciones que me dejo plantada en mi lugar.
—Wow...— por fin caminé.
—Alex— llamó Eugene.
No lo miré, trataba de averiguar lo que decía sobre aquella diminuta letra —¿Si?
—El plato está vacío.
—Ah, si, es que normalmente las personas te dejan entrar a sus casas si llevas comida— respondí —. Es un nuevo experimento que descubrí.
Finalmente me giré a él, observándolo con ambos brazos cruzados.
—Y bueno, ¿Qué pasa?
Mantuvo la misma expresión de seriedad, miró unos segundos los cuadros y luego a mi.
—¿Hablas de esto?— señaló y asentí —Bueno, cuando la policía dejó de investigar comencé a hacerlo yo.
—¿Qué encontraste?
—Más de lo... que creía.
Había sido una larga charla donde todos los puntos se conectaban, él realmente había puesto todo su cerebro en esto lo que me impresionó.
Básicamente Stephanie desaparecio y Eugene se había encargado de buscarla aún sin éxito. Aunque me aseguro que dejaría el tema, no le creía así que como recompensa por haberlo usado como experimento con la lasaña, le cocine una de verdad y así, le hice compañía para que no cayera en la locura.
CUANDO DESCUBRÍ QUE Derek tenía incluso su propia oficina en el edificio donde Pamela trabajaba me encargué de visitarlo cada vez que podía. Al inicio yo había rechazado eso, diciendole que podría ser un estorbo y podría fastidiarlo pero él insistió en que no hacia mucho en el día.
Fue así como abrí la puerta luego de avisar mi presencia, cubrí mis ojos y sostuve la bolsa de comida en mi otra mano.
—¿Puedo ver? ¿Estas solo tú... y nadie más? No me quiero traumar— bromee.
—Puedes ver, sabes que estoy más salado para las relaciones que tu— respondió él.
Reí, lanzandole la bolsa de comida que logró tomar con facilidad. Me senté frente a su escritorio, suspirando con cansancio en el proceso.
—¿A qué se debe tu maravillosa presencia, Alex?— inquirió él, con tono sarcástico.
—¿Mi maravillosa presencia? Te traje comida, de nada.
—Lo siento, gracias por la comida.
Saco la hamburguesa y las papas fritas, estás eran para mí, mientras de uno de sus cajones sacaba una gran botella de whisky.
—¿Tienes sed?— me preguntó y negué.
—Uh, no, no, yo no bebo.
Entonces recordé el viaje con Aarón y el como me puse, ese día se justifica porque había mucho estrés y me ayudó para olvidarme de todos los problemas un rato.
—Eso creí.
—¿El abuelo no te dio suficientes platicas sobre el alcohol y el por qué es malo?— fruncí mi ceño.
Él asintió —Bueno, él no está aquí, ¿o si?
Le lancé una papa —Si estuviera aquí, te hubiera cortado la mano apenas tomaste esa botella.
Destapó dicha botella, sirviéndose sobre el vaso de vidrio mientras le daba un trago antes de darle un mordisco a su hamburguesa.
—Por suerte tengo ambas manos aún— dijo antes de volver a beber —Uh, ¿Recuerdas esa vez que sacaste la botella de vino del refrigerador y pensaste que era jugo?
Asentí, —Tenía siete, no estaba en mis mejores años.
—Si, pero eso no significa que empieces una adicción a temprana edad— regañó, aunque fue más de broma.
—Tu confundiste al abuelo con otra persona en el supermercado— recordé —Y te subiste a su auto, por suerte note tu ausencia.
Tanto Derek como yo solíamos pasar demasiado tiempo con nuestros abuelos. Luego de aquel brutal asesinato de la madre de Der y que su padre estuviese en prisión nos unió demasiado. Mi madre solía viajar demasiado y apenas la veía así que pasaba mi tiempo en casa de mis abuelos.
Eso nos unió a ambos, como hermanos.
—Extraño a los abuelos— dijo Derek de pronto.
—¿Ya te está haciendo efecto el whisky?
Él negó —No, es de verdad, los extraño.
—Yo también— asentí —Me pregunto qué pensaran de nosotras ahora.
—Bueno...— levantó la botella —De mi estarían decepcionados.
Sonreí —De mi... bueno, no lo se.
—Estarían felices, siempre fuiste la favorita— rodó los ojos —Alexandra Kane, la favorita de todo el mundo, no necesitaste amigos jamás.
—Te tenía a ti.
—El fracasado.
Le lancé otra papa, la cual tomó y comió con rapidez —No digas eso.
—Como sea, quiza estarían felices de que sigamos vivos— negó.
—Ellos hubieran querido que jamás nos rindieramos.
—Bueno, déjame terminar mi hamburguesa feliz— pidió —No siempre se come una hamburguesa contigo.
—Cállate.
—Respeta a tus mayores, Alexandra.
—Hablando de mayores— me acomodé en mi lugar, recargando mi cabeza sobre la palma de mi mano —En unos días iré a Alexandria con Pamela Milton para cerrar el trato de la alianza.
—¿Es en unos días? Creí que aún faltaba una semana.
Negué —No, será pronto y no he hecho nada, siempre dejo todo a último momento, dame un zape.
No era literalmente, pero Derek me lanzó un zape tan duro que me rebotó todo.
—¡Oye! Era broma.
—Sonaste muy honesta.
Le lancé un puñetazo sobre el brazo como venganza, comenzando así una pelea de la que debía huir y lo hice. Tomé las papas con rapidez y salí de la oficina casi corriendo, cerrando la puerta en sus narices para que no me siguiera.
—¡Las pagaras, Alexandra!— golpeó la puerta en advertencia.
—¡De nada por la hamburguesa!
ESTE DÍA DARÍAN DE ALTA a Glenny, por lo que me encargué de cargar todas sus cosas devuelta a casa; incluyendo ropa, juguetes u otras cosas.
Le insistí a Carl que se fuera a trabajar, pues ya había faltado varios días y le asegure que Glenn estaría bien porque estaba conmigo.
—Se ve muy feliz— mencionó Sophia, cuando se adentró a la habitacion de hospital.
Asentí, mi bebe sonreía de lado a lado como siempre.
—Sabe que se irá a casa— sonreí también.
Levanté la mirada hacia ella, sabía lo que había sucedido con el bebe que habían planeado tener luego del accidente de las picas. Recuerdo perfectamente a Ron decirme la perdida de su primer hijo que ahora tendría la edad del mío.
—Ron me dijo lo que paso— mencioné sin más, pero ella pareció actuar natural —Lo lamento.
Ella negó, tomando a Glenn en brazos —Ya lo supere, gracias, ¿sabías que íbamos a ponerle Alex?
Aquello me tomó por sorpresa —¿De verdad?
—Sí, incluso teníamos un segundo nombre pero... ni siquiera tuvimos tiempo de eso.
—¿Fue un...?
—Aborto espontáneo— completó —Me hubiera gustado tener uno.
Miró a mi bebé con una gran sonrisa entre dolor y felicidad, con un poco de sinceridad.
—Aún tienen tiempo— aseguré —Son jóvenes, tu y Ron. Si me lo preguntas siempre quise tener otra niña, Gracie creció demasiado rápido.
—A mi también— ella asintió —Una rubia niña.
No podía imaginarme lo que debía sentirse, realmente estaba triste por Sophia y por su arrebatada oportunidad de ser madre.
—Bueno— se aclaró la garganta —¿Lo llevaras a casa?
Asentí —Sí, pero primero iré a visitar a Eugene, sigue deprimido por lo de Stephanie.
—Dale un abrazo por mi, debe estarla pasando terrible.
—Sí, bueno, ella lo abandono, le llevaré un helado.
Me despedí de ella fuera del hospital, Sophia trabaja al igual como guardia de la Commonwealth junto a Carl. Ambos están demasiado ocupados todo el tiempo así que tuvo que irse lo más rápido posible si quería cubrir su turno.
Luego de comprar el helado, fui directo al lago donde estaba Eugene sentado mirando la vacío. Mi presencia lo hizo girarse para mirarme y luego al bebé en la carriola.
Habían pasado algunos días desde que nos vimos y según Rosita, él seguía algo deprimido, a pesar de aún procurarlo con que coma, beba agua y salga al aire libre.
Esta mañana ambos estabamos, frente al lago de la comunidad que me recordaba demasiado al de Alexandria.
Le sonreí y senté a mi bebé sobre mis piernas, mientras él abrazaba un oso de felpa y yo le entregaba a Eugene su helado y yo comenzaba a comer el mío.
Eugene me miró desalentado, —¿Todo bien?— inquirí antes.
Me asintió de inmediato —Si, ¿Y tu?
—Eres muy bueno mintiendo.
—Gracias— finalmente me miró de reojo —¿Y cómo va el trabajo?
Le asentí —Genial, Ezekiel tendrá su cirugía, ojalá pudiese hacerla.
—¿No te han dejado hacerla?
Negué —Tomi no quiere que me involucre si son familiares o conocidos, dice que es lo más profesional que se pueda hacer pero... es pura basura.
Asintió, hubo un momento de silencio, en el cual ambos miramos lo que se encontraba frente a nosotros.
—¿Te arrepientes de venir, Lex?— soltó.
Encogí mis hombros —¿Tu?
Se encogió de hombros también —¿Te gusta estar aquí?
—Podemos estar juntos y... los niños están a salvo, por ahora funciona— sonreí —Ellos van a la escuela, Gracie dice que le interesa la medicina.
—Ellos crecen— admitió.
—Nunca pensé que eso pasaría aquí y que sería doctora, pero se me da así que no importa.
—Siempre fuiste buena doctora.
Le sonreí —Gracias, Eugene, aunque extraño Alexandria.
—Si...-
—Extraño estar afuera y, pasar por los mismos pasillos en los que crecí la mitad de mi adolescencia, vivir en la misma casa en la que conviví con mi papá, en la que bromee con Glenn y salir al bosque en el que conocí a Enid, ¿Sabes? Extraño esa libertad pero, cuando Alexandria vuelva podremos elegir y eso es bueno, tener donde recordar.
—¿Te emociona mucho el futuro?— se preguntó y le asentí.
—¿A ti no?— miré a mi bebé, el cual balbuceaba —Siempre me imagino a Glenny viviendo en Alexandria como un adolescente... siendo libre, corriendo y saltando feliz, Gracie adulta... siendo lo que ella quiera ser, Carl y yo viéndolos cumplir sus sueños.
—Simplemente vivir.
—Exacto, vivir tranquilamente, no puedo esperar a ver eso, ver Alexandria fuerte es lo que siempre quise.
Le miré, notando como bajaba la mirada, apunto de soltarse en llanto lo que me hizo callarme de inmediato y empujarle levemente.
—Eugene, ¿Qué tienes? Suéltalo.
Me miró titubeante —Recordaba cuando nos conocimos y el como les menti, como era en ese entonces, lo de Washington y...-
Negué —Eso fue hace mucho, Eugene, encontramos un lugar ya puedes dejarte llevar.
Observó el lago, suspiré.
—Solo dime qué te sucede, te sentirás mejor— dije —Puedes contármelo.
—Stephanie... no desapareció— sorbio su nariz —La vi y ella... rompió conmigo, rompió conmigo.
Mi expresión se aligero, —Lo siento mucho, Eugene.
Sollozo dejándose caer sobre mi hombro mientras le abrazaba con fuerza. Realmente se sentía mal, tan mal que me lo contagiaba.
Rió aún con lágrimas en los ojos cuando Glenny balbuceo su nombre así que opto por cargarlo en brazos.
—Ella no era quien yo creía— continuó.
—Al diablo con ella, mereces a alguien mejor— señalé detrás de mi —Hay un montón de chicas vivas allá, se que la encontrarás y que serás feliz.
Asintió bajando la mirada —Gracias, Alex
DURANTE LA TARDE, me pasé la mitad del día con todos mis hijos, así los hacía llamar para que ninguno se sintiera excluido, especialmente Judith y Rj, ya que con Michonne aún afuera era difícil para ellos ya que ella es como una madre para ellos, sin contar de que Rj sí que es su hijo.
—Alex— llamó la vocesita de Jud.
—¿Qué pasa?— respondí, sin despegar la mirada de la libreta.
Estaba enumerando las cosas que faltaban para traer del supermercado porque sí, hasta tenían un supermercado.
—¿Sabes cuál es la raíz de veintitrés?
Me detuve, jamás fui buena en matemáticas. ¿La raíz? Maggie apenas me enseñó a sumar, restar, dividir y multiplicar, intento enseñarme a sacar la raíz pero jamás me lo aprendí.
—¿Pues en qué grado estás? ¿universidad?— me giré a ella.
—A Judith la adelantaron una año— confeso Gracie.
Mi ceño de aligero —¿Qué?
No lo sabía y estoy casi segura que Carl tampoco.
—¿Por qué no nos dijiste, Jud?— me pregunté, mirando a la mencionada.
Ella encogió sus hombros —Es que están ocupados todo el tiempo.
—Sí, pero eso no significa que no nos importe.
La niña bajo la mirada, mientras Gracie la miraba arrepentida y Rj con atención. Glenn estaba muy ocupado comiéndose el puré de manzana como para prestar atención.
Después de eso me llevé a Judith conmigo para hablar. No para regañarla, solo hablar, mientras caminábamos por las calles de la Commonwealth.
Pasamos por un helado antes y entonces nos sentamos en la plaza. Donde la miré en busca de respuestas, ¿por qué se sentía así? Entendía que no somos los mejores pero lidiar con problemas externos, intentar protegernos y tener una vida es muy difícil.
—¿Por qué no nos dijiste, Jud?— me pregunté, con el tono más amable que pude.
—No encontré la manera ni el tiempo— admitió ella —No lo se, creí que era algo menor.
Negué —No lo es, pudiste habernos contado cuando sea.
Ella bajo la mirada a su helado de chocolate, en silencio, luego de unos segundos volvió a mirarme.
—¿Estás enojada conmigo?
Negué con la cabeza sin hacer algún ruido.
—Estás enojada conmigo— aclaró con tristeza.
Relamí mis labios, moviendome en mi lugar mientras buscaba las palabras adecuadas.
—No estoy enojada contigo, Jud, pero debes contarnos hasta lo que más te molesta— aseguré —No es un regaño, nos importas.
—Lo se, pero es que...-
—¿Qué cosa?
Negó —Estoy tan confundida todo el tiempo, ¿es correcto quedarnos aquí? ¿No sientes como si estuvieras traicionando a alguien?
—¿A Alexandria?
—Sí, es tonto, lo se— formó una mueca.
—No, también me sucede— admití —Aunque no lo creas, extraño Alexandria, los recuerdos pero luego recuerdo que debemos avanzar, si no nunca podremos vivir.
—Quiero volver a Alexandria, no me gusta aquí más, tengo amigos pero no me gusta como se siente.
Trague en seco. —Bueno, cuando reconstruyan Alexandria volveremos.
—¿Estás segura?
Asentí —Sí, tu hermano lo entenderá, podemos volver para que te sientas cómoda.
Ella se lanzó a abrazarme con delicadeza, abrazo el cual acepté sin dudar. Judith había vivido conmigo a su lado la mitad de su vida, la protegía demasiado, ella es como una hija más para mi aunque aveces no lo diga.
Judith es más que solo la hermanita de Carl, es mi familia también y la tía de mis hijos, sabía que si algún día yo me iba, ella los cuidaría tal como yo la había cuidado a ella y eso me daba paz.
TODO ESTÉ TEMA de Eugene y Judith me había hecho pensar demasiadas cosas. ¿Qué si estaba emocionada por el futuro? Sí, absolutamente sí ¿Que si estaría en él? Bueno, supongo que eso no lo se.
Creí que podría estarlo pero entonces recordé por lo que mi mamá murió, ella tomó su decisión de terminar con su vida a una edad muy temprana, no más que la mía pero aún así, el cáncer la iba a matar de todas maneras.
Me asustaba la idea de tener que tomar esa decisión.
En este momento, cuando miraba al vacío en la oscura habitación, Carl llegó junto a mí.
—¿Estás bien?— inquirió, tomando mi brazo con delicadeza.
Me giré a él, tomándolo de las manos mientras lo obligaba a sentarse junto a mi.
—Me estás asustando— advirtió —¿Paso algo? ¿Los niños están bien? ¿Tu?
—Si un día... si un día tengo cáncer y la quimioterapia me mata, porque en definitiva peleare, si... me deja destrozada...-
—Voy a necesitar que me digas qué pasa— pidió.
—Solo escucha— sentencie, mi respiración bajaba y subía una y otra vez.
Él asintio, respondiendo a lo anterior:
—Te apoyare en cada segundo.
—Y si muero por eso...-
Tomó mi mejilla —Lucharé por ambos.
Eso me daba tranquilidad. Había momentos en los que el pánico me ganaba y miles, miles de escenarios venían a mi cabeza.
—Gracias— sonreí con delicadeza.
Tomó mi mejilla con delicadeza —¿Por qué piensas en esas cosas, amor?
Encogí mis hombros —Todo este tema... con Eugene, me pregunto si estaba emocionada por el futuro y lo estoy pero, ¿Lo estaré? Ya sabes, mi madre...-
Su ceño se aligero en cuanto capto lo que quería decir, pude ver el pánico en su rostro cuando me abrazo.
—No nos va a pasar a nosotros, ¿Entendido?— dijo, con tono de regaño y asentí.
—Te amo— solté en un susurro.
—Tambien te amo.
No había nada mejor que abrazarlo a él, me sentía más segura, como si estuviera en un frasco de cristal y nadie pudiera hacerme daño.
Me daba unos momentos de tranquilidad que jamás sentiría con alguien más.
—¿Quieres comer algo?— se preguntó él, en medio de aquel silencio.
Reí un poco debido a su repentino apetito pero acepté, cenando junto a él y contándonos nuestro día como de costumbre.
—Las cosas parecen muy normales— mencionó él, en aquella charla.
—A Judith la adelantaron un año— solté —No se desde hace cuando, apenas me enteré hoy.
—¿De verdad? Eso es asombroso— alzó ambas cejas —¿Por qué no nos dijo?
—Eso era a lo que iba, ella dice que tenemos muchos problemas y que no quería molestarnos.
—No lo hace.
Asentí —Sí, pero ella cree que sí, además me dijo que quería volver a Alexandria.
Él negó, volviendo la mirada a su comida —Hay muchas cosas de las cuales no nos enteramos hasta después.
—No somos los mejores, Carl, pero al menos lo intentamos— tomé su mano sobre la mesa —Y lo seguiremos intentando.
Decía la verdad, quería intentarlo por ellos. No sabía todo lo que me perdía de su vida hasta ahora.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: buenas, se que me desaparezco de repente pero de repente me bloqueo je
En fin, espero les guste el cap, ¿con quien le gustaría que hubiera más interacción? Los leo.
chauu, siganme en ig y los quiero: izzieloverr
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