chapter hundred-four. we were a family
BY MY SIDE
꒰ ۫₊˚ɞ chapter hundred-four .˚ׅ🗡 ຊ ҂
❝ we were a family ❞
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Crecer con pérdidas se había vuelto mi gran superpoder, pues cuando se pierde un ser querido creemos que todo se ha ido de nuestra vida, creemos que es el fin del mundo y lo es, solo que aprendemos a vivir con el dolor.
Durante mi tiempo en la prisión y toda esa familia que tuve fueron los mejores días de mi vida porque podíamos celebrar cumpleaños, hacer cenas y convivir a pesar de no conocernos lo suficiente.
Éramos una familia, lo que siempre quise y querre.
Los gritos de la multitud aún seguían por todos lados, estaban asustados y la verdad es que yo también lo estaba. Habia caminantes paseandose por todos lados, personas corriendo, recibia empujo tras empujo que perdí a Carl y Judith.
Ahora me encontraba sola, o bueno, rodeada de gente paranoica que me aturdia. Cubri mis oidos con ambas manos, cuando choque contra alguien.
—¡Hey!— la voz de Daryl me hizo mirarlo.
Eugene era quien estaba junto a mi en ese momento, asi que lo tomé junto a Daryl.
—Tebemos que sacarte de aquí— informó Daryl.
No entendía el por qué hasta que conecté puntos: Eugene, la conversacion que tuvimos apenas unos momentos, la manera de espantado en la que ahora actuaba, él lo hizo.
Eugene nos miró y negó —No, he perdido a Max, no voy a dejarla.
—Tenemos que irnos, vamonos— pedí.
Finalmente accedió y nos adentramos a la tienda en la que princesa trabajaba, escondiendonos ahí.
ENTRE DARYL Y YO tuvimos que esconder a Eugene en la iglesia de Gabriel, dejarlo ahi y actuar como si nada hubiera pasado aunque, por seguridad del adulto, Daryl se quedo a cuidarlo así que ahora me adentrada a mi departamento.
Carl corrió hacia mi para abrazarme apenas cerré la puerta. —¿Estás bien?— inquirió deprisa.
Le asentí, —Sí, dentro de lo que cabe, ¿Y Judith?
—Ella esta bien, esta en su habitacion con Gracie y Rj.
El balbuceo de mi pequeño bebé me hizo mirarlo, extendía sus bracitos hacia mi para que lo cargara y así lo hice.
—No ha dejado de llorar hasta que llegaste— menciono Carl
Abracé a mi bebé, quien recargo su cabeza sobre mi pecho, sus ojos aún lagrimeando y sus mejillas rojas me obligaron a besar su cabellera pelirroja.
—Tranquilo, bebe, estamos a salvo ahora.
¿O no?
La puerta del departamento es llamada o más bien, exigida para ser abierta. Miró a Carl y él a mi pero ninguno se mueve, ambos sabemos quienes son y a lo que vienen. Él es el primero en actuar, sacar su lado serio y abrir la puerta que más tarde rebeló a los agentes de la comunidad.
—Vamos— indicó uno de los guaridas.
Tomé la mano del pecoso asintiendo, entonces, una mujer de traje elegante que supongo debe ser alguna trabajadora social, se adentró, quito al bebé de mis brazos y nos miro a ambos.
—Los demas niños están en la habitacion— murmure, los sollozos de mi bebé resonaron por toda la habitación —Quisiera informarles antes, no quiero que se asusten.
—Me temo que ustedes no tienen ese derecho ahora hasta comprobar que son inocentes— hablo la mujer de cabellera negra.
Estaba por avanzar sin importarme sus ordenes pero, el guardia de la Commonwealth me tomo del brazo y nos llevo, tanto a Carl como a mi, esposados fuera del edificio.
Nos habían separado a todos, cada uno en diferentes salas con un reloj que hacía de sus manecillas sonar muy alto. Esperé impaciente hasta que Mercer se adentro con un montón de papeles en sus manos.
Él se sentó frente a mi, abriendo el expediente y observé cada uno de sus movimientos.
—Alexandra Ford, calle Miller Street, 927 sector G4, actualmente desempleada, casada con el ex-soldado Grimes y con dos hijos, Gracie y Glenn Ford-Grimes— me miró —¿Confirmas que la información es cierta?
Alcé ambas cejas con sarcasmo —¿Eso somos ahora? Unos completos extraños.
—¿Confirmas la información?
—Osea que no nos conocemos— asentí —Vale, entiendo.
—Responde, ¿Confirmas la información?
—Por supuesto— contesté a regañadientes.
Dejó el papeleo sobre la mesa —¿Dónde estuviste durante el disturbio?
—Lejos de la plaza.
—¿Con quién?
—Con mi esposo y mi pequeña cuñada.
—¿Estabas con Eugene? Varios testigos los vieron charlando.
Asentí —Lo estuve, mucho antes de lo que paso.
—¿De qué hablaron?
—De tu hermana— contesté, notando como eso lo había tomado por sorpresa.
—Se más especifica.
—Dijo que ella no vendría con nosotros, que quería quedarse y mejorar las cosas aquí para hacerlo un hogar.
—¿Lo has visto desde entonces?
Recordé cuando escapamos de la escena, pero negue —No.
—¿Segura?
—Totalmente.
Asintió —Está bien, porque esta muy claro donde estará Eugene tarde o temprano.
Arquee ambas cejas —¿Ah, si? ¿Dónde?
—Contigo, eres como su familia.
—Si lo veo le diré que lo buscas— añadí con sarcasmo.
Bufo con cansancio —Escucha, Alex.
—Alexandra— corregí —No sé quién eres, ¿Recuerdas?
Se mantuvo callado y asintió —Alexandra, te respeto, aunque en este momento tu no me respetes a mi pero, necesito que me hagas un favor.
—¿Qué?
—Dile a Eugene que se entregue, si viene voluntariamente, muestra arrepentimiento y coopera, ayudará en gran medida a todos los involucrados pero, si él o tú, o tu gente lo hacen más difícil de lo que debe ser, nadie se irá de aquí y las cosas solo empeoraran.
Mi ceño se endureció —¿Me estas amenazando?— susurre.
El guardia abrió la puerta para mi salida, sonreí mirando a Mercer y me levanté, mis musculos se endurecieron así como mi actitud, señal de cuando he llegado a mi límite.
Me canse de recibir amenazas, que amenacen a mis hijos, a mi o a los que no tienen que ver en nada con esto. Lo único que ha hecho esta comunidad desde que llegamos fue recibir amenazas así que no lo permitiría una vez más, esta seria la ultima.
Me detuve junto a él, junto a Mercer, tratando de controlar mi impulso de empeza una pelear que acabaría conmigo en mal estado y dije: —Nadie amenaza a mi familia y vive para contarlo.
Entonces, sin más, avancé directo a la puerta hasta perderme en el pasillo.
AL LLEGAR A LA IGLESIA, toque con cuidado y esperando a que la puerta se abriera, asustandome cuando eso no paso, así que volví a tocar.
—¡Es Alex!— aclaré y Daryl me abrió de inmediato.
Le miré y luego a Carl, al cual abrace con mucha fuerza.
—¿Cómo te fue?— me pregunto.
Suspire con frustración —Muchas preguntas repetidas y miradas intensas, ¿Y tu?
—Lo mismo.
—¿Hablaron con el resto?— inquirí tanto a Daryl como a Carl.
Daryl asintió —Sí, intentaremos salir al amanecer.
—Mercer estará vigilando— recorde.
—Cuento con ello.
La puerta detrás nuestro se abrió, haciéndome mirar rápidamente a Eugene, quien por cierto, aún lucia asustado y en mal estado.
—Hola— sonreí, dandole un leve abrazo —¿Cómo lo llevas?
—Mejor de lo que merezco, ¿Sabes algo del paradero de Max?
Negué —No, lo siento.
—Puede parecer trivial, teniendo en cuenta todo este desastre otro yo soy quien debería sentirlo, fueron mis actos los que han puesto a todos ustedes en peligro.
—No te preocupes— le dijo Carl.
—Ese infeliz se lo merecía— Daryl hablo por mi.
—Lo que tenemos que hacer es averiguar como sacarte de aquí— coloque ambas manos sobre mi cintura.
—Conozco una manera— Daryl aseguró —La puerta este, sé cuando cambian de turnos, podría haber una oportunidad.
—Bien, nos reuniremos con el resto de camino a Alexandria— miré a Eugene cuando negó —Eugene, ¿Qué pasa?
—A riesgo de sonar desagradecido por sus esfuerzos, no puedo irme sin mi amada ¡Tengo que ir a buscarla!
—Todo el ejército te esta buscando, te van a atrapar— le respondio Daryl.
—Bueno, aunque así sea, no puedo... no me iré sin ella— nos miró —O al menos sin comprobar su seguridad.
—Bien— interrumpí —Quédate aqui, iré a buscar a Max, si puedo encontrarla, tal vez podamos sacarlos a los dos, ¿Vale?
Él asintió —Vale.
—Está bien— tomé el cuchillo.
—Cuídate— pidió Daryl y le agradecí en voz baja.
—Iré contigo— informó Carl, siguiendome.
Ambos salimos de la iglesia en busca de la chica.
PAMELA NOS ESTABA BUSCANDO a todos, incluso Derek tuvo que esconderse junto a los demas, aunque como había dicho, no tiene nada que ver, no quiere ser quien tenga que hacer de verdugo con Eugene asi que esta de nuestro lado.
—Admito que jamás me gusto este lugar— mencionó Derek, cuando ambos nos dirigíamos a la iglesia, listos para marcharnos.
—Yo creí que sí— miré a nuestro alrededor.
Negó —No, siempre tuvo algo malo, no sabia lo que era hasta que paso todo esto.
Intento sonreirle aunque es más como una terrible mueca —Que bueno que abriste los ojos, Der.
—Sin ustedes no sé cuanto tiempo mas podria haber estado aquí.
Cuando llegamos a la iglesia, los demas estan esperando ahi. Rosita ayuda a Daryl con algo, no sé lo que es pero estan muy concentrados en unas mochilas.
—¿Y Max?— fue lo primero que Eugene pregunto cuando nos adentramos.
No puedo decirle la razón por la que ella no esta aquí así que, solo me límito a negar con la cabeza, meintras Derek toma la valentía que a mi me falta para hablar.
—Ella no vendra— solto con brusquedad
—¿La encontraron?
Negó —No, pero mis fuentes me dijeron que era tarde, la policía se la llevó.
Suspiré bajando la mirada —Lo siento, Eugene.
—Están por cambiar de guardia— dijo Daryl —Debemos irnos.
Me acerqué a Eugene cuando lo vi dejarse caer sobre la silla.
—Entonces me despido de ustedes.
Fruncí mi ceño —¿Que?
Los demas se detuvieron al igual, sin poder creerse lo que el adulto acababa de decir, tanto asi que se produjo un breve silencio.
—Avisaremos al resto— Carl tomó mi maleta y le asentí, en lo que Derek le ayudaba al igual.
—Los veo en tu apartamento— Daryl le siguió.
La puerta se cerró y Eugene se giró a ambas, tanto a Rosita como a mi
—Mi camino lleva a otra parte— empezo.
—No hay otro camino, Eugene— aclaré —Si te quedas aquí te van a ejecutar y no me quedaré a verlo.
—Alex, entiende que Max...-
—No— interrumpí —Lo siento, pero no me voy a quedar a ver como asesinan a otro ser querido junto a mi.
Tome la otra mochila y salí de la iglesia muy deprisa, dejando a rosita y eugene allí.
No podía quedarme a verlo morir, no a él.
ME QUEDÉ DE PIE admirando la katana en mis manos, aunque en realidad lo único que podía pensar era en Michonne. La extrañaba cada día de mi vida, preguntandome si ella haría lo mismo que nosotros o no, ¿Estaría de acuerdo con las últimas decisiones que he tomado? O ¿Me daría un largo sermón sobre esto?
La katana había sido un regalo de ella, del cual jamás podre agradecerle como realmente quisiera, me había salvado de tanto que realmente entendí que este regalo había sido una manera de decirme que siempre me protegería aunque ella no estuviese aquí. Como dije, la extraño.
La puerta fue cerrada, haciéndome tomar la katana y encaminarme a la cocina.
—¿Ya están listos?— inquirí, pisando el charco de sangre.
Fruncí mi ceño quitando mi pie, mi ceño se aligero cuando mire a la rubia salir del cuarto.
—¿Mami?
—¡Gracie!— intenté correr cuando el hombre detrás de ella la tomó a la fuerza.
Pero unos brazos me tomaban a mi con fuerza, mientras me remolineaba pata que me soltara.
—¡Mamá!— Gracie grito en el pasillo.
Pero estaba inmovilizada así que fue inutil pelear porque se la llevaron, mi ropa se macho con el charco de sangre que desconoci de quien era, de Gracie no, ella estaba casi intacta cuando la vi.
—¡No, Gracie!
Intente pelear, realmente lo intentaba, sin embargo; aquel hombre me acorrala hacia el suelo y el charco de sangre. Patalee y arañe el rostro del hombre en una desesperación por huir. No podía pensar en algo mas asi que golpee su rostro y me deslice por la sangre para tratar de huir pero no pude, el hombre me tomo de un pie y me arrastro hacia el, lance una merecida patada que lo hizo quejarse.
No contaba con que se recuperaría más rapido que yo, por lo que le fue facil tomarme del cuello de la cmiseta, levantarme y dejarme caer de golpe, dejandome sin aire y tosiento una y otra vez, mis pulmones ardieron y entonces este ató mis manos mientras otro de ellos regresaba y me clavaba una aguja sobre mi cuello, haciéndome chillar hasta quedarme completamente dormida.
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