chapter fifty-two. rock in the road
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen cinco
capítulo cincuenta y dos
❝ rock in the road ❞
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—NO, DE NINGUNA forma— contradijo Gregory caminando de un lado a otro —Ese no era el trato que teníamos, ustedes dijeron que iban a deshacerse de los Salvadores y fallaron así que nuestro arreglo ya no existe, no hay trato.
Me cruce de brazos sintiendo la mano del ojiazul a mi lado pasarla por mi cintura.
—No somos socios comerciales, ni tampoco amigos— siguió hablando —No nos conocemos ¿Hmm? No se quienes son.
Finalmente se sentó mirando a Rick —Yo no te debo nada, al contrario, tú me debes a mi por recibir a las refugiadas y arriesgar mi vida.
Fruncí el ceño.
—Fue muy valiente quedarse adentro mientras Maggie y Sasha salvaban el lugar, tú valentía nos inspiró— comentó Jesús con sarcasmo.
—Oye, ¿Trabajas para mi? ¿No somos amigos?
Rick avanzó —Gregory, ya empezamos con esto.
—Tú lo empezaste.
—¡Nosotros lo hicimos! Y vamos a ganar.
—Es que son asesinos— murmuró con miedo.
Rodé los ojos apuntó de perder la poca paciencia que tenía.
—¿Así quieres vivir? ¿Dominados por ellos que matan a tu gente?
Encogió los hombros —Aveces no podemos elegir como será nuestra vida, aveces, Rick, y tienes que agradecer lo bueno que tienes.
—¿Con cuánta gente contamos?— pregunte avanzando un poco —¿Cuánta gente acá puede pelear?
—¿Podemos?— rió con ironía —Ni siquiera se cuánta gente tenemos, Alexandra.
Forme una mueca volviendo a mi lugar, la mano de Carl acaricio la mía dándome tranquilidad, sino fuese por él, ya hubiera mandado a Gregory al más allá.
—¿Y eso importa? Digo, ¿Qué vas a hacer? ¿Formar un pelotón de granjeros? Porque eso tenemos, Alexandra, son solo granjeros no van a querer pelear.
—Te equivocas— me interrumpió Tara cuando abrí mi boca para hablar —Cuando hay una oportunidad de hacer lo correcto, la gente lo toma, la gente solo...-
—Déjame interrumpirte antes de que empieces a cantar ¿Si? Y por cierto ¿Quién entrenaría a esta carne de cañón?
—Deme una semana
—Yo puedo— hablaron Sasha y Rosita al mismo tiempo.
—Era retórica— canturreó Gregory —¿Si? No quería saber, no quiero saber más sobre ese tema.
—Estaríamos mejor sin los Salvadores ¿Si o no?
Asentí.
—Si— dijo cansado —Claro, okey.
—Entonces ¿Qué vas hacer para arreglar este problema?— intervino Michonne
—Yo no lo tengo, ustedes lo tienen y lo qué pasa fuera de mi territorio, queda fuera de mi territorio.
—¿Qué rayos viejo?— se quejó Daryl —¿Estas con nosotros o no? Solo les dices a todos lo que esperan escuchar.
Se levantó —Bueno creo que yo deje mi opinión en claro y quiero agradecerles por no haberse quedado acá hoy y no haberme visto o... que alguien los viera al salir, en otras palabras salgan por atrás.
Rick nos indicó que saliéramos y así lo hicimos, suspire cansada saliendo con Carl siguiéndome.
—No lo necesitamos— opine con obviedad.
—Si, es cierto porque te tenemos a ti, a Maggie, a Sasha y a Jesús— dijo Rick.
—Y a Enid— agregue.
Justo como si la hubiera invocado o algo así, ella entró al lugar.
—Oigan.
—¿Qué pasa?— inquirió Sasha.
—Nada, solo... vengan.
La mire confusa y salí junto a los otros, otras personas de Hilltop nos esperaban fuera.
FINALMENTE FUE DECISIÓN propia de los granjeros ayudarnos, ellos lucharían y eso me ponía más que feliz al contar con su apoyo. Sonreí a Enid sabiendo que ella había hablado con aquellas personas, sabía por lo que luchábamos.
—Ya es un comienzo— dijo Sasha a mi lado.
Abrace a mi Carl cuando él me abrazo por los hombros dejando un cálido beso en mi frente.
Lo extrañaba demasiado.
—Bueno tenemos lo necesario, quizá no necesitemos cantidad— escuche a Daryl.
—Hagamos que exploten, que se quemen.
—Dijiste que los Salvadores no solo tienen soldados, tienen trabajadores, gente que no tenía opción— mencionó Tara.
—Hay que ganar— dijo Rick.
Creo que eso era lo más obvio en esta misión suicida.
—Necesitamos otro grupo, Negan tiene puestos de avanzada, geografía y la distancia nos juegan en contra, tenemos que volver, si vuelven por Daryl tenemos que estar ahí.
—No tienen que volver— apenas me di cuenta que Jesús nos seguía.
Me giré a verlo.
—Todavía no— sacó un radio —Es de larga distancia, es de ellos, podemos oírlos y rastrearlos.
—Si no vamos a volver ¿Qué hacemos?— pregunto Michonne.
—Creo que es hora de presentarles a Ezekiel, al rey Ezekiel.
Sonreí emocionada —¿Un rey? Siempre quise conocer a uno— dije, todos me miraron confundidos por mi emoción —¿Qué? Tenía siete años, no me juzguen.
—SOLO PARA ACLARAR— me recargue en la puerta del auto una vez que se detuvo —¿Se llama el reino?
Jesús asintió mirándome —Así es, no fue idea mía.
—¿Cuánto falta?— preguntó Rick.
—Bueno en realidad ya estamos acá, es decir, siempre lo estamos.
Mire a mi alrededor en lo que ellos hablaban, visualicé a unos hombres que venían en caballos y mi emoción creció.
—¡Vienen en ponis, justo como lo imaginaba!— chille zarandeando la mano del ojiazul.
El rió por mi emoción —Amor, son caballos.
Tara le dio un zape —No le mates la ilusión a tu novia.
Más tarde ya caminábamos por las tierras dentro del reino, parecía niña chiquita en una dulcería y la verdad, es que si me emocionaba estar aquí.
LA MANDÍBULA CASI SE me caía al suelo una vez que llegamos a lo que parecía ser antes una sala de teatro. El resto hablaba y yo no podía despegar la mirada de ese tigre junto al rey.
Al parecer no era la única ya que los demás estaban igual o peor. Golpee las costillas del ojiazul y brincó despegando la mirada del tigre.
—Él es...— Jesús se giró a nosotros y cuando vio nuestras expresiones nos miró confuso —Oh cierto, olvide mencionar el tiene...
—Si, un tigre— Rick me leyó la mente.
—Él es Rick Grimes, el líder de Alexandria y ellos son parte de su gente.
—Bienvenidos sean todos al Reino, buenos viajeros ¿Qué los trae a nuestras bellas tierras? ¿Por qué solicitaron una audiencia con el rey?
Sentí como Carl presionó mi mano, lo observe y se miraba asustado, lo cual me hizo sonreír cuando trago en seco.
—Ezekiel... Rey Ezekiel— corrigió Rick —Alexandria, Hilltop y el Reino, las tres comunidades tienen algo en común, todos servimos a los Salvadores, Alexandria ya los combatió una vez y ganamos creímos que los eliminamos pero no sabíamos lo que sabemos ahora, solo vencimos a un puesto, nos dijeron que... tienen un trato con ellos y que los conocen, entonces saben que gobiernan con la violencia y el miedo.
El rey miró incrédulo a Jesús.
—Su majestad yo solo se los conté porque...-
—Nuestro trato con los Salvadores es un secreto para la comunidad, por una buena razón, te contamos nuestro secreto cuando nos contaste lo que Hilltop había sufrido pero no esperábamos ser...-
—¡Pero podemos ayudarlos!
—No... interrumpas al rey— interfirió uno de los hombres que estaban a su lado.
Fruncí levemente el ceño poniendo atención a su discusión, me sobresalte al sentir la mano de Carl pasarla por mi cintura, lo que me hizo verlo con una sonrisa de lado.
—¿Y cuáles son tus planes? Rick Grimes de Alexandria
—Vinimos a pedirle al Reino y a ustedes que se nos unan y que enfrentemos a los Salvadores en la lucha por la libertad de todos.
—Lo que pides es muy serio.
—A mucha gente nuestra...— Michonne avanzó —Buena gente, la mataron los Salvadores brutalmente.
—¿A quienes?— me giré a ver a Morgan, quien había llegado hasta aquí con Carol.
—Abraham, Glenn, a Spencer y Olivia, a Eugene se lo llevaron, Daryl también pero se escapó— dijo Rosita —Cada segundo que está afuera es un blanco, ¿Sigues pensando igual?
—No, solo... lamento que murieran— él me miró —Lamento tu perdida, Alex.
Asentí llevándome no solo la mirada de Rosita, sino de el rey y el resto de sus acompañantes.
Sonreí a Morgan —Gracias, supongo.
Tomé aire moviéndome con incomodidad, Carl pareció notarlo ya que apretó levemente mi mano entrelazando nuestros dedos.
—Negan mato a Abraham y a Glenn, él... los mato a golpes— musité al rey.
—Aterrorizó a Hilltop, les dejo unos caminantes para demostrar su poder.
—Dejó sin padre... a un bebé que ni siquiera nace— añadí, tomando la poca valentía que tenía —Y me dejó huérfana a mi.
Mi propósito no era dar pena, mucho menos era excusa o soborno para que nos ayudase, solo quería que supieran de lo que Negan es capaz y de lo que podría esperarle a aquellos habitantes.
ME DEJE CAER EN UNA de las sillas que había en el Reino, suspire cansada y cubrí mi rostro con ambas palmas de mis manos.
Necesitaba tranquilidad y aunque la cena que habría con todo el grupo y el Rey empezaría en unos minutos, quería calmar mis nervios primero.
—Hola— una voz me llamo a lo que me giré confusa a todos lados al no encontrar a la persona —Aquí arriba.
Mire entre las ramas de un árbol a un niño rubio, observándome muy tranquilamente.
—Hola— le salude confundida.
—¿Cómo te llamas?
—Alex.
—¿Como el doctor Alex?— inquirió atónito.
Sonreí levemente —Tu si que sabes, ¿Vives aquí tu solo?— pregunte mientras lo veía bajar del árbol sentándose junto a mi.
—No, con mi hermano, pero tú no vives aquí ¿Dónde vives?
—Alexandria— frunció el ceño y procedí a explicarle —Es una comunidad algo lejos de aquí.
—Vaya ¿Es muy grande?
Encogí de hombros —Algo así, aunque ya no voy muy seguido, creo que sigue igual.
—No entendí— admitió, solté una risilla.
—Me mudé a Hilltop unos días pero regresare a mi verdadera casa en unas semanas, cuando esté lista— le sonreí.
—¿Lista para qué?
—Para volver a entrar a esa casa donde... vivía con mi papá y Rosita, Eugene y Carl.
—Los perdiste ¿No es así?
Mire a las personas que pasaban por ahí,
—No a todos, solo a mi papá aún es reciente así que... aún duele.
—Lamentó tu perdida, te sentirás mejor en unos días ya lo se— me sonrió tiernamente —Estoy aquí si quieres hablar conmigo, escucharé cada palabra que digas, lo prometo.
—No me dijiste cómo te llamas— decidí cambiar de tema, o me volvería a romper cual vidrio.
—Henry.
—Es un gusto conocerte, Henry— extendí mi mano para estrecharla como saludo.
—El gusto es mío señorita Alex.
Reí por lo bajo, negando repetitivas veces.
AL ENTRAR A AQUELLA CASI mansión, me senté junto a Carl.
—¿Dónde estabas?— se preguntó Rosita con tono dulce.
—Uh, yo... fui a tomar aire— sonreí, aunque fue más como una mueca.
—¿Que son estas horas de llegar?— cuestionó el Rey al pequeño que se adentraba.
—Lo siento— se disculpó y luego me miró chocando los puños conmigo —Alex.
—Henry— le regresé el gesto.
—¿Ya se conocían?— me inquirió el chico y asentí.
—Alex y yo hablamos, por eso me tarde— el rubio miró al Rey y luego al otro chico.
Ahora que los miraba, tenían cierto parecido.
—¿Son hermanos?— mire confundida y ambos asintieron.
—Es mi hermano del que te hablé— se apresuró a contestar Henry —Es Benjamin
Ofreció su mano y la estreché con delicadeza.
—Creo que ya sabes pero, yo Alex.
Los demás comenzaban a hablar entre sí, Ezekiel hablaba con Rick y Michonne, Rosita y Tara también lo hacían y aunque no quisieran, Sasha se les unía de vez en cuando.
—¿Dónde estabas cuando esto comenzó?— habló el chico, intentando formar una conversación.
—En un funeral— solté con simpleza, haciéndolo mirarme confundido —Era el funeral de mi abuelo.
Asintió —Ya veo, lo lamento.
Sonreí —No te preocupes.
—Yo estaba en mi casa— escuché interferir a Carl.
Si creía que le coqueteaba al chico, estaba muy equivocado, solo intentaba ser amable o quizá solo sean celos de Carl.
Él asintió prestándole atención —Yo estaba en la escuela, todos decían que el fin del mundo vendría y comenzaron a poner huelgas con letrero y eso.
—¿En la ciudad?— le inquirí.
Asintió —He estado aquí desde que todo comenzó, mis padres, Henry y yo encontramos a Ezekiel y luego nos trajo a este lugar poco después de que empezó todo, ¿Qué hay de ti?
—Atlanta— conteste amablemente —En la ciudad todo se descontrolo muy fácil pero no pude ver mucho.
—¿Ya se conocían antes?— preguntó señalando a Carl.
Asentí —Desde que esto empezó, algo así.
—Lo siento— murmuro.
—¿Por qué?— fruncí el ceño.
—Nunca he socializado con otros chicos de mi edad, nunca entendí por qué las personas comenzaban su conversación con algo referente al apocalipsis.
—Nunca lo vi de esa manera— admití —Aunque tienes razón.
—Empecemos de nuevo— propuso y asentí de acuerdo.
—Bien, pregunta muy importante para mi, ¿Te agrada leer?
Pensó —En ocasiones, por las mañanas o antes de irme a dormir.
—¿De verdad?— casi grite emocionada —Bueno, yo aveces leía durante el día cuando no hacía nada o cuando se supone que debía hacer mis deberes.
—Si, suele pasar.
VEÍA CADA ESTRELLA QUE se encontraba ahora mismo en el cielo, en una buena y fría madrugada.
El aire me daba demasiado frío a lo que preferí traer una cobija con la cual cubrirme, en lo que me balanceaba en aquella silla de madera o más bien dicho, columpio.
—Es tarde— la voz de Carl me hizo mirar hacia la obscuridad.
—Carajo, me asustaste— sonreí levemente.
Él frunció su ceño —Es raro escucharte decir groserías, creí que estabas en contra.
—Aún lo estoy, pero tú no escuchaste nada de mi.
Rió ligeramente, colocándose junto a mi y pasando su brazo sobre mis hombros.
—¿Crees que el Rey acepte?— se preguntó de pronto, colocando su cabeza sobre mi hombro.
Negué —No lo se, es difícil mantener a salvo a tantas personas... aunque no lo estén realmente.
—Mi papá dice que si no acepta tendremos que buscar otro grupo, hacer cosas más grandes.
—¿Cosas más grandes?— fruncí el ceño —¿Se refiere a obligar a otras personas a que nos ayuden?
Encogió los hombros —Ni yo le entendí.
—No podemos sólo obligarlos, Carl.
—Lo se— susurró.
—Ellos... necesitan creer que lo que hacemos es correcto porque lo es, es... es solo hacer justicia por los que perdimos.
—Lo se.
—¿Y tú estás de acuerdo?— le mire, obligándole a subir la mirada.
—Yo hare lo que tú hagas— tomó de mi mano —Porque se qué haces lo correcto, siempre.
Un escalofrío me traspasó y el resentimiento llegó a mi —No he estado haciendo del todo bien, de hecho
—¿Qué quieres decir?— se preguntó.
—Fui a ver a Negan— solté, mientras su expresión se aligeraba con preocupación —Lo hice porque estaba enojada y porque creí que si lo mataba yo, el dolor se iría, pero entonces vi a Enid asustada y supe que solo estaba dañando a los que amaba por intentarlo, pero las ganas de estrangularlo siguen ahí, Glenn sigue ahí, papá sigue ahí.
—Está bien, esta bien— apretó mi mano —Gracias por contarme, pero, no tiene nada de malo que te sientas así, ni que fueras a verlo, aunque pudiste haber muerto, eso no te lo paso.
Reí ligeramente —Lo siento, debi habértelo contado en cuanto nos vimos.
—Lo hiciste, con eso tengo.
Suspire aliviada, —Quiero que salgamos con vida de esta guerra.
Asintió de acuerdo —Lo haremos.
EL GRUÑIDO DE MOLESTIA de Carl me hizo salir de mi transe, cuando algunos chicos trotaban en entrenamiento y uno de ellos me sonrió.
Fruncí mi ceño cuando comenzó a caminar más rápido, jalándome con él y haciéndome reír levemente.
—Carl...— llame riendo.
—Uh, no— sentenció pasando su brazo sobre mis hombros, me crucé de brazos negando.
—Esto es la vida acá— me detuve al igual que el grupo —Cada día, pero vino con un precio— el rey se giró a nosotros —Y yo quise más de esto, quise expandirme para crear más lugares así, hombres y mujeres fueron mutilados... niños quedaron huérfanos, porque envié a sus padres a la batalla cuando no lo necesitaba.
—Esto es diferente— Rick avanzó.
—No lo es.
—Lo es— contradijo él —Los muertos no nos gobiernan, el mundo no luce así fuera de tus muros, la gente la pasa mal y algunos demasiado mal.
—Yo debo preocuparme por mi gente.
Relamí mis labios, soltando un suspiro y recargando la cabeza en el hombro de Carl.
—Tú te haces llamar rey— hablo Daryl —Pero no actúas como uno.
—Todo esto, tuvo un precio, fueron vidas, brazos y piernas...— se giró de nuevo a Rick —La paz que tenemos con los Salvadores nos inquieta pero es paz, debo aferrarme a eso, debo intentarlo y aunque el reino no puede proporcionarles la ayuda que desean, el rey entiende su situación, le ofrezco a nuestro amigo Daryl asilo, el tiempo que necesite, acá estará a salvo, los Salvadores no pasan nuestros muros.
—¿Cuánto crees que va a durar eso?— le cuestionó Daryl, antes de irse.
Mire una última vez al rey y seguí a los demás, sintiendo decepción ante su decisión, no debí haberme dado ilusiones.
—A TODOS LOS QUE quisieron al maldito obeso tanto como yo quiero decirles unas palabras— forme una mueca al escuchar la voz de Negan por la radio —El gordo Joe no fue el hijo de puta más rudo pero fue leal, tenía un gran sentido del humor, de hecho bromeábamos sobre tener...
Sentí las manos de Tara cubrir mis oídos, haciéndome fruncir mi ceño, ella negó con la cabeza y una vez que termino su discurso descubrió mis oídos.
—¿Qué dijo?— le pregunté al ojiazul, recargando mi mentón en su hombro.
Formó una mueca —No querrás saberlo.
El auto se detuvo y me asomé para saber que sucedía.
—Alguien bloqueo el camino— habló Jesús.
—Deben ser los Salvadores— dije.
—Miren, creo que esa es su base— señaló Carl.
Asentí —Intentan que nadie pueda llegar.
—Tenemos que seguir— aclaró Rick —Los movemos y los volvemos a ubicar, no sabrán qué estuvimos acá.
Asentí bajándome del auto con Carl siguiéndome, y, una vez que el camino estuvo libre, me recargue en la puerta del auto cuando Michonne llamo a Rick.
—¿Qué sucede?— inquirí cruzándome de brazos.
—Eso— señaló Rick.
—¿Para qué es esto?— cuestionó Michonne.
Camine por la línea de dinamitas que se encontraban colgadas a medio camino.
—Esperen, cuando me escondí en el camión oí a algunos hablando de esto— agregó Carl —Es para el rebaño.
—Por eso es cable de acero, no es para un caminante... son para varios— dijo Rosita.
—Necesitamos explosivos— agregó Sasha y asentí de acuerdo.
—Si, pero primero hay que ver cómo desactivarlos.
Rosita se acercó y quitando la lámina que cubría toda la carga que haría explotar todo, incline mi cabeza dando un paso hacia atrás.
—De lejitos es mejor— comente con miedo.
—Alejarte unos pasos no cambiará nada si esto llega a explotar, cariño— dijo ella.
—Lo se, de lejitos es mejor— repetí.
—Estamos en alerta roja— mire asustada el radio —Necesitamos una unidad de búsqueda, vean si Daryl no volvió corriendo a casa como un perro estúpido.
—Yo me encargo, llegaré para el almuerzo— escuche otra voz.
—Tenemos que irnos, hay que llegar antes que ellos pero con esto— dijo Michonne.
—Primero hay que despejar el camino— mire al líder.
Me miró y luego asintió —Si, Rosita.
Ella comenzó a revisar los cables, mientras de entre ellos sacaba una caja obscura.
—Primer pasó listo— informó.
—¿Y ahora?— le pregunté cruzándome de brazos.
—Hay que sacar los explosivos secundarios, la dinamita y las granadas, ver que los cartuchos estén bien y asegurarnos de no tocarlos tampoco, esto podría estallar.
—Ya la escucharon, vamos— asentí ante la indicación de Rick.
Mientras fruncía de vez en cuando los labios, me di cuenta que Carl me miraba con una sonrisa.
—Das miedo— bromeé sacándole una leve carcajada.
—Es que te ves linda concentrada— sostuvo la dinamita.
—Eso me dijo Benjamin— sonreí cuando logre mi objetivo, hacerlo enojar.
Refunfuño —Ya no me da risa.
—A mi si— seguí riendo mientras colocaba la otra parte de la dinamita en el suelo con mucho cuidado.
Carl se levanto del suelo —Papá, mira— pidió y él obedeció.
Confundida me levante para mirar lo que él, detrás de nosotros se acercaba una horda de caminantes, suponiendo que esa era la horda que explotarían con todo esto.
—Están lejos, nos queda tiempo.
—¿Estás seguro?— inquirió Sasha a Rick y él asintió.
—Necesitamos esto.
AYUDABA A LLEVAR DE un lado a otro lo último de los explosivos, mientras respiraba con pesadez, me subí a la camioneta hasta llegar al otro lado.
—¡Alex, vámonos!— me grito Sasha y le mire.
—¡Ya voy, solo un segundo más!— pedí girándome a Carl —Ya me tengo que ir.
—¿No volverás conmigo?— me pregunto con ilusión.
Negué —Aún no, pero lo haré, en serio— sonreí levemente —Además allá tengo todas mis cosas.
—No importa, te prestaré mis camisas y puedes seguir usando el mismo pantalón.
—Carl...— llame tragando en seco —Nos volveremos a ver, te lo aseguro.
Finalmente asintió, apunto de dejar un cálido beso en su mejilla, me sorprendí cuando me tomó de la cintura para plantar un largo beso en mis labios, tomando de sus mejillas mientras me apretaba para quedar más cerca de él.
—Te amo— le escuche susurrar y sonreí.
—También te amo.
Corrí hasta Sasha y Jesús por el bosque para seguirlos hasta los muros de Hilltop.
Todos amamos Carlex.
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