chapter eighty-one. I remember all too well
𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen ocho
capítulo ochenta y uno
❝ i remember all too well ❞
━━━━━━━━━ ⋆ ˚。⋆ 🪐 ⋆ ˚。⋆ ━━━━━━━━━
SOLTÉ UN GRAN suspiro mientras bajaba la mirada, dándome cuenta que Negan me miraba con lastima.
—Y además— suspiro levantándose —Así no es cómo funciona, ya se los había dicho claramente, la primera era gratis, ¿Luego qué dije? ¡Que iba a destrozar al que lo intentara! Sin excepciones.
se colocó frente a mi, dándome la espalda, pero solo pude mirar a Carl y él a mi.
—Yo no se con que clase de mentirosos estuvieron lidiando hasta ahora— pude ver cómo calculaba el espacio entre él y yo.
Forme una mueca al parpadear varias veces en un intento desesperado de creer que todo esto era una pesadilla.
Esto era una pesadilla
A mi lado pude sentir la mano de Glenn colocarla sobre la mía, aferrándome tanto a él y esperando a que esto terminara.
—Pero soy un hombre de palabra, las primeras impresiones son importantes, necesito que me conozcan así que... ¡Ahí va otro!
Había sangre por todos lados, no pude visualizar a quien fue exactamente el golpe, por alguna razón no podía verlo.
El grito de Maggie me volvió a la realidad una vez que vi a Glenn ensangrentado.
Este se miraba borroso, por más que quisiera enfocar la mirada, no funcionaba. No podía ver a Glenn.
—Pero lo dije... ¡Sin excepciones!
Mis ojos se abrieron con rapidez, había vuelto a mi casa, con Carl a mi lado mientras el dormía con tranquilidad.
Yo llevaba la respiración pesada, había lágrimas en mis ojos y un extraño vacío inundó mi corazón.
Lo recuerdo muy bien.
Todo.
—¿Estas bien, Lexie?— Jud apareció frente a mi, haciéndome mirarla.
Su etapa rebelde había terminado y ahora volvía a llamarme Lexie.
Asentí levemente, —Sí...— arrastré mi mano por todo mi rostro —¿Qué pasa, bebé?
Ella negó con una sonrisa —Ya no soy una bebé.
Finalmente pude sonreír —Eres mi bebé, ¿Tienes hambre?
Asintió —Mucha, Gracie también y creo que Glenny también porque no ha parado de llorar.
Me levanté de inmediato, mientras caminaba hasta ella y la cargaba a duras penas.
—Creces muy rápido, apenas te puedo cargar— bromee.
—Te dije que no era una bebé.
Al entrar a ma habitación del pequeño, la cual compartía junto con Judith y Gracie ya que Lydia se había mudado con nosotros. Gracie se encontraba intentando distraer a su pequeño hermanito.
Apenas vivíamos en la casa, pues Michonne y RJ tenían una habitación, las niñas junto a Glenny otra, a Lydia le dimos la anterior habitación que usábamos de closet y Carl y yo, eran muchas habitaciones.
—¿Cuánto tiene llorando?— le pregunté a mi hija más grande.
Ella me miró y luego al reloj sobre su regazo —Diez minutos exactos.
Deje a Jud sobre el suelo con cuidado y luego me encargue de cargar al pequeño bebé, quien dejo de llorar en cuanto lo sostuve. Su cabello rojo resaltó entre su rostro y sus pequeñas pecas.
—Esta bien, esta bien, mamá esta aquí— le susurré, besando su frente.
—¿No hay beso para mi?— Gracie colocó ambas manos sobre su cintura.
—Espera, no te olvides de mi— añadió Jud.
Les sonreí a ambas, besando primero la frente de Gracie y luego la de Judith.
—Ahora ayúdenme a hacer el desayuno— les pedí a ambas.
Corrieron hasta las escaleras, deteniéndose en el primer escalón y luego bajándolo con cuidado para no ser regañadas por mi.
—¿QUÉ ES eso?— inquirí a Becca, la cual seguía sacando burbujas.
—Son burbujas— respondió con obviedad.
Negué —¿Las robaste de Hilltop?
Se detuvo —¿Cómo sabes?
Reí —Soy líder, me entero de todo.
—Es que no recuerdo haber tenido uno de estos cuando era niña— admitió, sentándose junto a mi y sin dejar de hacer burbujas.
—¿No?— me pregunté y ella negó —Oh, no quiero sonar presumida pero mi abuelo siempre me regalaba uno de estos todas las navidades.
—¿De verdad?— su rostro se ilumino.
Asentí —Sip.
—¿Y cómo no te volvías loca? Quiero decir, yo con este estoy al borde de la locura.
—Una vez esta bien, pero ya por más de siete años seguidos aburre— sonreí.
—Hubiera amado que mi abuelo me regalara de estos— sopló, sacando unas diez burbujas más.
Cerré mis ojos cuando una de ellas pego a mi nariz y el jabón cayo sobre mis ojos.
—Ah, lo siento, lo siento, no quería...-
Reí ligeramente —Esta bien, no me paso nada, solamente casi me dejas ciega.
—Lo lamento— murmuró.
DURANTE MIS TARDES EN Alexandria, solía recoger los cultivos y lavarlos por mi misma, teníamos personas que hacian eso pero mi labor como líder me parecía muy aburrida.
Carl era el líder, a él se le daba mejor eso y a mi bueno, me gustaba más recoger vegetales y verificar que la vigilancia estuviera en orden.
Además de que me ayudaba a despejar mi mente de esas pesadillas.
—¿Necesitas ayuda?— la pelirroja se acercó hasya mi con otra canasta.
Le observe bajo el sombrero —Hola, Becca, creí que estarías dando algunas clases.
La labor de Becca era dar clases de literatura a los niños.
Ella negó —No, al parecer mis clases son más importantes que salud, lo entiendo porque si que lo son.
Sonreí —Bueno, es que uno nunca sabe cuando las vayan a necesitar.
—Lo se— encogió sus hombros —¿Tienes una crisis de edad?
Reí ligeramente —No, quería salir un rato, distraerme.
—Crisis de edad.
—Ni siquiera tengo los treinta aún— recordé y ella rió.
—¿Y Glenny?— miró a su alrededor.
Levanté la pantalla, donde se veía al pequeño bebé en su cuna —Esta en su quinto sueño.
—Ah, es tan tierno— observo la pantalla —Se parece mucho a...-
—Nuestro padre— complete con una sonrisa —Lo se, ya lo había notado.
Ella me observo, mientras me encargaba de bajar la mirada rápidamente antes de que se me ocurriera llorar.
—¿No estas... feliz por eso?
Encogí mis hombros —Lo recuerdo todo muy bien, Becca, que mi hijo se parezca a esa parte de mi vida que intento olvidar es difícil de aceptar.
—Tienes razón— dejo de lado la pantalla —Intento entender lo que debió sentirse.
Negué —No lo harás.
Mire la manzana roja sobre mis manos y se la lancé, haciéndola reaccionar rápidamente.
—Nadie lo hará— añadí.
Aveces era difícil encontrar momentos de paz en un mundo como este, aveces era difícil olvidarse de todas esas muertes violentas y no sólo hablo de Glenn o de mi padre, si no de los demás, de los que tuvimos que dejar atrás, de los que tuve que aceptar que jamás volverían incluso cuando teníamos planes.
Vivir en un mundo como este era una basura, morir era horrible, pero vivir y ver a los demás irse lo era aún peor.
ÉL ME OBSERVO DÁNDOME un asentimiento de despedida lo que derramó el vaso para comenzar a llorar.
—Si, todos van a llorar— indicó antes de lanzar un fuerte golpe con el bate.
Solté un grito ahogado, cerrando mis ojos en el proceso en el que él golpeó su cráneo.
¿Por qué otra vez?
—¡Wow miren eso!— exclamó Negan una vez que la sangre brotaba del cráneo de mi papá. —¡Aguanta como un campeón!
—Puedes... irte al carajo— musitó mi padre para recibir otro golpe.
—¿Oyeron eso?— Negan rió —Dijo, puedes irte al carajo.
Mi corazón latía demasiado rápido, tanto que mi respiración también se encontraba acelerada.
—¿Todo bien?
Mire a mi alrededor en busca del causante de aquella pregunta, dándome cuenta que solo era Carl.
Asentí levemente, mientras seguía arrullando al bebé sobre la cuna.
—Una pesadilla nada más— me limité a decir.
Se acercó hasta mi, sentándose junto a mi en el sofá de la sala y pasando sus manos sobre mi cintura.
—¿Puedo saber sobre qué?— inquirió.
Negué —No es nada.
—Una pesadilla es mucho— aseguró —¿No te deja dormir?
—¿El bebé o la pesadilla?
Sonrió —La pesadilla.
—No, pero estaré bien, va a terminar en algún momento.
—¿Quién?— frunció su ceño al mirarme, no dije nada porque sabía que Carl lo sabía —Alex, no me digas que... has estado soñando otra vez con ellos.
—No, no lo estoy.
—¿Entonces quién va a terminar? ¿Negan? ¿Va a terminar de matarlos?
—Para— ordené —No lo digas así, deja de hablar de eso, no quiero hablar de eso, lo sabes.
—Nunca quieres hablar conmigo sobre lo que pasa— se separó de mi —Siempre lo guardas para ti y eso es malo.
—Porque existen problemas más grandes.
—No, solo existen en tu cabeza, si quizá hablaras conmigo te ayudaría.
Estuve apunto de responder para cuando Glenny comenzó a sollozar sobre la carriola. Había dejado de arrullarlo y por nuestros gritos debió haberse asustado.
Me levanté para cargarlo, arrulandolo en el proceso —Eso fue de mucha ayuda.
Me limité a responder solamente, antes de salir de la casa con el bebe en brazos.
LAS COSAS CADA VEZ iban más difíciles, cada vez empeoraba y no sabía a dónde llegaría esto.
No debí haber gritado, no debí haber dicho todas esas cosas.
Carl y yo peleábamos, como cualquier pareja normal pues no había ninguna perfecta y eso lo sabíamos, pero jamás lo hacíamos frente a los niños ya que nos aterraba la idea de involucrarlos en esas peleas, pero ahora, pelear frente a Glenny me hizo darme cuenta que habíamos ido demasiado lejos.
Por suerte Judith, Gracie y los demás estaban en clases a esa hora, no hubiera soportado ver sus rostros ante esa pequeña discusión.
—¡Uno, les gane!— exclamó Gracie, lanzando la carta sobre todas las demás.
—No creo...— señaló Judith, mientras le dejaba un más cuatro.
Ella se quedo quieta en su lugar —¿Qué...?
—Comes cuatro cartas— RJ dijo.
Reí mientras me recargaba sobre la madera del marco de la puerta.
—Eso no fue justo, ustedes son un equipo— Gracie se quejó.
—No somos un equipo— se defendió Jud—En este juego no se puede tener equipo.
—Ajá, pero ustedes son hermanos, no me pueden engañar.
—Tonterías.
—Traeré a mi hermano para que se coma mis cartas— murmuró la rubia.
—¿Gracie?— llamé su atención, haciéndola girar con brusquedad.
—¡Mamá! Dime que no oíste lo que acabo de decir— pidió.
Sonreí —No puedes darle de comer a tu hermano tarjetas del uno, esas tarjetas son preciadas.
Me senté junto a ellos, mientras judith me miraba con interés. Ella ama que le cuenten historias sobre nuestra familia y sobre Alexandria.
—¿Por qué son preciadas?— me inquirió.
—Porque con esas cartas he jugado con... Maggie y los demás— respondí —Tienen historia.
—Quiero oír eso— admitió Gracie.
Negué —Se los contaré en la cena, váyanse a lavar las manos mientras Carl termina de cocinar.
Los tres obedecieron, mientras corrían por la casa.
Y después de una buena cena, en la cual ni Carl ni yo nos dimos la ley del hielo frente a los niños, les conté todas las anécdotas que Judith pedía hasta cansarme.
—¿Y le pusiste un vestido a tu gato?— inquirió la castaña.
Asentí —Bigotes odiaba ese vestido pero aun así se lo dejo.
—¿Mamá, podemos tener un gato?— inquirió Gracie.
—¡Eh, si! Yo quiero uno— RJ apoyo la idea.
—Si encontramos uno pueden quedárselo— aseguré, mirando a Lydia —Pero le pondrás el nombre porque no quiero tener que llamarlo tomate o caparazón.
Ella me observo con una sonrisa —Voy a pensar en buenos nombres.
Se habían dado más de las doce así que era obvio por lo cual estarían demasiado cansados. Desde entonces Carl solamente se fue a su turno de vigilancia sin decir nada más o si quiera mirarme.
Para cuando me adentré a la cocina, escuché como el vidrio se rompió sobre el suelo, asustandone en el momento y ocasionando que Glenny comenzará a sollozar muy alto en mis brazos.
—¡Lo siento!— se disculpo Lydia, quien había tirado el vaso y ahora intentaba reponerlo —No quería, me distraje un segundo.
Negué, —Espera, no, no— tomé sus manos, pero fue demasiado tarde.
Había tomado los pedazos de vidrio con sus propias manos y ahora había sangre en sus palmas.
—Solo lo empeoró, maldita sea— se quejó —Lo lamento, Alex, iré por una escoba.
Negué otra vez, —No, Lyd, siéntate.
Señalé la silla y ella se negó —Lo arreglaré.
—Tienes las manos llenas de sangre, déjame arreglarlo a mi.
La puerta se abrió de golpe y Carl apareció frente a mi.
—¿Qué pasó? Escuché un vidrio romperse y luego...— se acercó hasta el bebé que sostenía —Lo he escuchado llorar.
—Tienes buen oído— señalé, mientras Carl tomaba del bebé —¿Puedes llevar a Glenny a dormir?— le inquirí.
Él asintió, entendiendo, se dio la vuelta con el bebe en brazos.
Me giré a Lydia una vez que el salio, extendiendo mis manos para tomar las suyas.
—Déjame ver— pedí, analizándola.
Ella soltó un quejido, notaba que había más sangre saliendo todavía.
—Primero debemos parar la hemorragia— indiqué —Luego tendre que revisar de que no haya ningún vidrio, ¿Si?
Lydia asintió, mientras me miraba con los ojos cristalizados, me detuve antes de que pudiera dirigirla a la enfermería.
—¿Qué pasa?— pregunté.
—Duele...— susurró con una sonrisa nerviosa.
—No, no hablo de tu mano.
Bajó la mirada, mientras negaba pero a este punto sus lágrimas la delataban. Ella solo sollozo bajito.
—Lydia, sabes que puedes confiar en mi, haré lo que sea para ayudarte.
—No deberías... tus amigos murieron por mi culpa.
Negué —No eras tu, fue tu mamá, ella lo hizo, no tu.
—Pero es... es...-
—Lydia, escúchame— tomé sus mejillas con cuidado, las lágrimas querían salir de mis ojos también —No es tu culpa, tu no lo hiciste, no sostenias el arma.
Ojalá me hubieran dicho eso a mi.
Sorbio su nariz —No encajo aquí, Alex... ellos, ellos siguen viéndome como la mala, no dejan de burlarse de mi.
—Dime nombres— pedí —Haré que los castiguen, esos comportamientos no están permitidos aquí.
—Si te digo será peor— aseguró —Me dirán que soy una chismosa.
—Pero tampoco puedes quedarte callada— dije obvia —Es malo.
—No puedo, por favor, no me hagas decírtelos.
El tono de su voz se quebraba y no pude evitar decirle que sí, que estaba bien, que esperaría a que ella estuviera lista para que hablara, sabiendo que esto podía empeorar.
Después de eso la llevé a la enfermería, donde saqué tres vidrios pequeños de sus manos, pero nada más.
Lydia había estado enfrentando a los chicos de la comunidad y no me había dado cuenta siendo líder. Me sentía tan mal por ella que una parte de mi me decía que debía protegerla aún más, que quizá lo único que ella necesitaba era amor.
LLEVE A LYDIA LO MÁS rápido posible a la enfermería, donde comencé a curar cada una de sus heridas, en un silencio cómodo en el cual ella sollozaba bajito y yo no decía nada al respecto.
—¿Te gustan los caramelos de fresa o los de durazno?— inquirí a ella cuando termine.
Me miró atareada —¿Qué?
—Tenemos dulces para los niños que vienen y se raspan las rodillas jugando o a los que se les cae su primer diente y vienen asustados— respondí —Entonces, ¿Fresa o durazno?
Pensó, mientras me observaba —Uh, bueno, fresa, supongo.
Asentí, abriendo el cajón y sacando dos caramelos para ella, uno de fresa y uno de durazno.
—No están tan caducados, por alguna razón encontramos una bodega donde guardaban todo tipo de dulces para los próximos años así que no te hará daño.
—Gracias, Alex.
Le asentí otra vez, —Sabes que puedes confiar en mi, ¿Verdad?
—S-Si, si, lo se— intento sonreír —Y, lamento lo del vaso otra vez, intentaré reponerlo.
Negué —Esta bien, Lydia, fue un accidente, esas cosas pasan siempre, si vieras cuantos platos ha roto Carl te sentirías mejor así que... es solo un vaso, no te disculpes.
Sorbio su nariz, levantándose de la camilla y dispuesta a irse a casa otra vez. Ella se detuvo a medio pasillo y paso su brazo sobre mis hombros, dándome un pequeño abrazo que recibí.
—Gracias— se separó de mi —Yo no... no busco una nueva mamá, por cierto, solo... espero poder ser amigas.
—Me agrada la idea.
━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE:
LES JURO QUE ME QUEDE- NSMSMDMSM AME COMO ME SALIO EL GRAFICO Y QUERIA PRESUMIRLO JAJDKS
lo ame un montón, si me lo roban los voy a funar feo, en fin, quería decirles que subí otro fic para los que vieron fear the walking dead y se enamoraron de Troy tanto como yo, tengo un fic con él por si quieren pasarse a leerlo
También lamento no haber actualizado, tengo un pequeño bloqueo porque siento que el fic se está desviando a lo que era antes so, intentaré hacerlo lo mejor posible y actualizar rápido :)
En fin, en unos capítulos se nos muere Siddiq. Bai.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top