chapter eighty-four. none of this matters


𝐁𝐘 𝐌𝐘 𝐒𝐈𝐃𝐄 ━━ volumen ocho
capítulo ochenta y cuatro
❝ none of this matters ❞

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DARYL IMPACTÓ SU PUÑO por en décima vez sobre Dante, mientras me quedaba de pie frente a él con mis ojos aún lagrimeando.

—Espero que te duela— murmuró Daryl.

Negó al recuperarse —Ya no importa, nada de esto importa cuando ves morir a tanta gente de forma horrible entiendes lo ridículo que es encariñarse pero saberlo te libera...— me observó con una sonrisa —Deberías aprenderlo, Alex.

—¿Eso es lo qué haces? ¿Liberarnos?— cuestioné.

—Si aprenden eso, los ayudará mucho.

Rodé los ojos —¿A qué, a ser como tú?

—Aceptar el futuro.

Me levanté —Siddiq confiaba en ti, pedazo de basura, ¿Por qué hacerle lo del granero para m... matarlo después? No tiene sentido.

—Siddiq me agradaba.

—No hablas en serio— me crucé de brazos.

—No era parte del plan...— bajo la mirada —Pero me descubrió, y no tuve opción.

—¿Qué plan?

—Alimentar su paranoia sobre nosotros, para llevarlos a tomar malas decisiones— nos miró a todos —Estos lugares ofrecen promesas crueles y se desmoronan ante la menor sacudida, me va a gustar verlos pelear sobre qué hacer conmigo, como con Negan.

—Pues, a tu mala suerte soy la única que va a decidir sobre eso y créeme que ya lo tengo planeado— le respondí.

—Pero sabes que no es lo correcto.

—Te ayudamos...-

—¿Por qué? ¿Por qué querían otro médico?— me miró —También obtuvieron algo de mi, no finjan que no.

Pedazo de mierda— masculló Rosita al encaminarse hacia otro lado.

—Nadie es bondadoso, somos egoístas, somos salvajes— se inclinó para acercarse más a mi, provocándome en el proceso —¿Qué pasa? ¿Las cabezas en las lanzas no les enseñó cómo es la gente?

Su sonrisa fue lo único para hacerme enfurecer y tirar una abofeteada que lo dejo caer sobre el camastro inconsciente. Había sido tan fuerte que mi fuerza no se midió.

Aarón entró confundido, haciéndome mirarle y al resto —Llévenlo a la celda, me encargaré de él después.

Daryl asintió y salí de la enfermería, corriendo hasta la carretera solo para tomar mis rodillas mientras hiperventilaba.

Sollozos salían de mi boca la cual intenté cubrir mientras las lágrimas se esparcían entre mi rostro y aquel sentimiento me agobiaba el corazón, un sentimiento conocido desde siempre.

La pérdida, los recuerdos, la maldita culpa de no haber hecho algo al respecto. Siddiq había muerto, otro ser querido, otro jodido funeral y otro arrebato sobre mi, todo se caía en pedazos lentamente mientras intentaba tranquilizarme pero simplemente me era imposible hacerlo.

Estaba harta de esas pérdidas.


ESTUVO AQUÍ CUATRO meses— dijo Aarón con asombro —¿Cómo no lo supe?

—Nadie lo noto— añadió Daryl.

—Comimos juntos, hablamos de entrenar a la milicia— me miró —Atendió a Gracie.

—A Glenny, Judith— cerré mis ojos.

—No tienen que pensar en eso— dijo Carol.

—Si, y menos ahora, Alex— Daryl se colocó frente a mi —Debemos concentrarnos en averiguar qué está pasando.

Asentí levemente, sorbiendo mi nariz e intentando tranquilizarme. Daryl pasó su brazo sobre mis hombros para así darme un medio abrazo.

—Mary, la susurradora con la que he estado hablando...— mencionó Aarón, haciéndome abrir los ojos con enojo —Me dijo donde Alpha tiene la horda.

—¿Que tú hiciste qué?— cuestioné.

—Está cerca del límite en la frontera, Alex, es una oportunidad— contestó —En un campo hundido junto al bosque nacional.

—Podemos ir después del funeral— propuso Carol.

—¿Confiaremos en un susurrador?— pregunté al resto con obviedad.

—¿No haremos nada?

Negué —Lydia no ha vuelto, no sabemos qué significa eso.

—Alpha no lo sabe— añadió Aarón —Y con Dante en la celda, no tiene por qué saberlo.

—¿No diremos que esto puede ser una emboscada?— Daryl hablo y asentí obvia.

—Bueno, el bebé que rescató Connie, uh... al parecer es sobrino de Mary y ella lo quiere ver, no creo que mienta.

Los tres adultos me observaron en busca de una decisión final, haciéndome asentir a Aarón.

—Si, bien, consigue un grupo de Hilltop, nos veremos ahí— indiqué y él asintió —Apenas terminemos, iremos por Lydia.

—Si, les llamaré por radio, tal vez así pueden avisarle a Michonne y a Carl.

Se levantó y asentí viendo al resto salir, excepto a Daryl, quien se quedó en la cocina.

—Hey, ¿Por qué no voy yo y tú te quedas?

Negué —Estoy bien, Daryl, en serio.

—Nunca dije lo contrario...— suspiró —Escucha, esta bien estar mal, ¿Si? La venganza no te llevara a nada y Dante, creo que deberíamos decidir todos.

—No, lo de Dante ya está decidido y no voy a cambiar de opinión— aclaré antes de salir.

ESCUCHÉ EL PEQUEÑO tarareo de Gracie, quién estaba sentada en el suelo de la sala mientras coloreaba.

—Hey— saludé con una sonrisa, sentándome junto a ella.

—Hola, mamá.

—¿Qué pintas, eh?— inquirí con interés.

—Es algo que soñé— sonrió —Una comunidad, en la que todos somos muy felices, mira...— señaló en el papel —Aquí estas, con papá y mi hermano, y a un lado el tío Glenn y el tío Siddiq también están.

—Oh... es, es hermoso— sonreí de oreja a oreja —Tienes talento.

—Por supuesto que si, soy una Ford— hablo orgullosa, haciéndome fruncir el ceño sin quitar mi sonrisa.

—¡Así se habla!— choqué los cinco con ella, mientras volvía a su dibujo —Gracie, tengo que salir así que necesito que cuides de tu hermano, ¿Si?

Asintió —¿Volverás?

—Siempre lo hago— acaricié su cabellera rubia —Necesito que te quedes aquí, Gabriel va a cuidar de ti y de Glenny hasta que papá o yo volvamos, por mientras mantén todo en orden por mi.

—Si, mamá, no te preocupes, yo me encargo.

—Gracias— besé su frente, levantándome del suelo apunto de irme cuando ella me llamo otra vez.

—Cuando sea el funeral... ¿Yo puedo quedarme aquí?— me miró de reojo.

—¿Por qué?— musité con preocupación.

—No me gusta ir a funerales— me observo —Yo quería a mi tío y... no quiero...-

Asentí —Seguro, cariño, esta bien, puedes quedarte aquí.

ME QUEDÉ DE PIE MIENTRAS me encontraba junto a Rosita, con Coco en mis brazos mientras ella dormía tranquilamente.

Admitía que estar aquí dolía mucho más de lo que podría imaginar, Rosita se sentó sobre el suelo mientras el resto se iba una vez que él funeral había terminado, algunas personas susurraban entre sí al respecto y otras simplemente guardaban silencio.

Solo podía mirar a un punto fijo mientras los demás me pasaban de largo, se sentía tan... extraño todo esto, como si no estuviera pasando, como si yo no estuviese aquí realmente.

—Alex— la voz de Ron me hizo girarme.

Mi ceño de aligero y pase mi brazo libre sobre sus hombros, dejando las lágrimas caer sobre su hombro mientras él me apachurraba un poco.

—Lamentó mucho tu perdida— le escuche murmurar.

Flasbacks venían a mi cabeza.

Asentí con la cabeza, mientras me separaba de él y lo observaba.

Se veía tan diferente a como lo recordaba, pues se había dejado crecer la barba y su cabello se había vuelto en rulos que cubrían parte de su frente.

—Creí que vendría sophia— admití en voz baja.

Él negó —No se ha sentido muy bien con lo de ya sabes qué.

Ron me había contado en una carta hace unas semanas que el bebé que tanto esperaban después de lo sucedido en las picas jamás había nacido y ahí el por qué se habían distanciado.

—Lamentó todo— murmuré —Han pasado muchas cosas últimamente.

Asintió —Lo se, estoy apunto de echarme a llorar una semana.

—Bueno ya somos dos.

Coco balbuceo en mis brazos, haciéndome mirarla cuando miré a Rosita y Gabriel irse.

Ellos necesitan tiempo.

Todos aquí necesitamos tiempo de asimilar todo.

ABRÍ LA PUERTA CON delicadeza, cerrándola detrás de mi sin hacer el mínimo ruido, quedando frente a él.

—¿Era verdad que tenías un hijo?— le cuestioné en voz baja a Dante.

—¿Acaso importa?

—Supongo que ya no— musité —Creo que por eso confié en ti.

—¿Por qué mataron a mi hijo?

Negué levemente —Porque tuviste una familia, pero... creo que ya no podré confiar en nadie.

Rió con diversión —Es una idea sin sentido.

Sacando las llaves de mi bolsillo, quité el candado y abrí la puerta para adentrarme, con la mirada fija en aquel hombre quien, me miraba con miedo en un intento de no mostrarlo.

—¿A eso viniste?— pregunté.

No podía moverme.

—Mira a tu alrededor, Alex, mira lo que le hemos hecho al mundo, ¿Y crees que podemos ser buenos? ¿Qué merecemos otra oportunidad?

—Siddiq tenía familia— recordé —Tenía amigos, una hija por ver crecer, y yo... lo quería como un hermano, mi familia no volverá a ser la misma por tu culpa.

De mi cinturón, desenfundé el gran cuchillo.

—Otras veces me he quedado viendo como matan a mi familia... pero esta vez no será así— avancé un poco.

—A... Alex, ¿Qué estas...?

Le interrumpí clavándolo justo en la garganta, mientras se quejaba del dolor logro levantarse para intentar defenderse de mi, empujándome hasta la pared pero, quitando el cuchillo de su garganta lo incrusté varias veces en su espalda baja.

Sin detenerme, por más que se quejara del dolor que le provocaba aquello, cayó al suelo conmigo encima, en lo que repetía mis movimientos manchando de sangre mis manos y parte de mi rostro.

Aunque ya estuviera muerto, por más que dejara de respirar no podía detenerme, estaba rota, ya nada me controlaba, ni siquiera yo, hacía cosas que en el pasado jamás haría.

Lágrimas salían de mis ojos, ni siquiera podía mirarlo, no podía mirar lo que había hecho.

—TE BUSQUÉ POR todos lados— escuché la voz de Rosita.

No la miré, limpie las lágrimas de mis mejillas y suspiré —Me encontraste.

—¿Todo bien?— se sentó a mi lado ignorando el cuerpo de Dante y el charco de sangre.

Asentí —Estoy bien...— me miró incrédula —No, no estoy bien.

Golpeó levemente mi hombro con el suyo —Sabes que estoy aquí para escucharte, no estás sola en esto, Lex.

Volví a asentir cerrando los ojos para evitar llorar otra vez, sentía el nudo en mi garganta de nuevo y el desahogo necesario ahogándome como si estuviera debajo del agua.

—Estoy cansada de perder a personas que me importan— comencé a contar, con su mirada atenta —ya no quiero, no quiero perder a nadie más, siento que... estoy en un disco duro que se repite una y otra, y otra vez y nunca se termina yo... siento que solo es amar, perder, llorar y repetir, que ya no sigo aquí, me siento fuera de este mundo y después de todo... no puedo más, ¡Es cruel, siento... siento que Dios está burlándose de mi!— mi labio temblaba y solo deje salir las lágrimas.

—Mi pequeña niña— murmuró ella, abrazándome por los hombros y acariciando mi cabello —Tu no mereces esto, y te aseguro que Dios no está burlándose de ti.

—La extraño— musité, mientras Rosita dejaba caricias en mi cabello —Tara enviaba chocolates rancios a Gracie en su cumpleaños, sin falta y sin retardos con una nota para que ella solo la leyera... y yo no... no pude explicarle por qué ella ya no lo haría por culpa de esa mujer... Tara me salvo, a Glenn y a mi y ahora ninguno de los dos está.

Jamás me había sentido tan sola.

Solo me deje consolar por ella, nos quedamos ahí no se cuanto tiempo mientras lloraba, sus leves caricias en mi hombro me daban tranquilidad y su apoyo maternal me daba un momento de paz.

BAJÉ DEL CABALLO MIENTRAS saludaba al resto, Magna se acercó hasta mi.

—¿Cómo está Rosita?

—Como imaginas— avance junto a ella —Ninguno lo esperaba.

—Debe ser difícil para ella.

—Si, realmente lo es— formé una mueca al tratar de no ponerme a lloriquear.

—Hagámoslo, al carajo con ellos— dijo ella al avanzar —Hay que hacerlo en honor a Siddiq.

Si, lo haria en honor a Siddiq y todo lo que perdí.

Una vez que avanzamos lo suficiente, nos detuvimos frente a la frontera, algunos, sin embargo yo seguí mi camino.

Ron se detuvo frente a las picas, observándolas con delicadeza mientras me detenía junto a él con confusión.

—Vamos— tomé su brazo.

—Lo se, dame un segundo— pidió y avance —¡Hey! Espérame.

—¿Qué?— fruncí el ceño.

—¿No te... sientes mal por simplemente hacer esto?— me miró confundido —Escucha, sé lo qué pasó, lo que le hiciste a ese hombre.

Rodé los ojos —Lo hice para protegernos, Dante tenía información de nosotros que le daría a esa bruja sin importarle nada.

—Siddiq era importante para ti, pero esa bruja ya está muerta, no dejes que te quite la humanidad.

—No lo está haciendo— encogí mis hombros —Estaré bien.

ME DETUVE CASI CHOCANDO con Daryl en el proceso, mientras miraba frente a nosotros al notar nada, ninguna horda.

—¡Maldicion!— exclamó Daryl para regresarse.

—Espera— pidió Aarón.

—¿Para qué?

—No significa que Mary mintiera, protegían este lugar, incluso pusieron una trampa en el camino hacia aquí.

—Tal vez son de un cazador de hace diez mil años.

—No, la armaron mucho después, lo sabes.

—¿Quieres quedarte y averguarlo?

—Daryl— llame —La horda pudo haber estado aquí, la semana pasada o... ayer.

Aarón asintió —Exacto, teníamos obligación de venir.

—No, es hora de encontrar a Lydia y vámonos.

Me quede de pie junto a Aarón —Se que esto está mal ahora, pero no me equivoque.

Asentí —Lo se.

Se marchó, dejándome sola frente a ese lugar, finalmente me decidí a seguir al resto.

—LYDIA DEBE HABER ido rió abajo— mencione a Daryl —De nuestro lado.

—Si, tienes razón— me observó de reojo y luego se adelantó.

Quedándome de pie, observé hacia mi lado al escuchar unas pisadas.

—¡Hey, Alex!— llamó Ron —Vamos.

—Uh, sigan, ya los alcanzo.

—¿Qué?

—Alex, hay que permanecer juntos— recordó Daryl.

Pero no me moví, sabía exactamente de quien se trataba.

Pero no fui lo suficiente rápida para reaccionar cuando Carol ya se encontraba corriendo hacia ella conmigo siguiéndole, luego Ron, Daryl y finalmente el resto.

Las hojas de los arboles no me favorecieron cuando crucé, cortando parte de mi mejilla con las ramas pero, sin detenerme un solo segundo.

Me di cuenta de cuando la obscuridad me inundó, estaba en una especie de cueva junto a Carol cuando los demas llegaron, la roca de la cueva que se encontraba a mi alrededor se cerró.

Avance un poco más, escuchando la roca crujir y hacerme caer hasta quien sabe dónde. Solté un grito ahogado mientras el humo me sofocaba y los gruñidos de caminante me atormentaban con miedo.

—¿Estas bien?— inquirió Carol al bajar y asentí tosiendo.

—¿Dónde está?— miré a mi alrededor.

—Se ha escapado.

Solté un gruñido de dolor y molesta —Bruja.

Había caminantes por todos lados, rodeándonos a cada uno que nos había seguido hasta esta cueva.

—Oigan, chicos— llamó Jerry, quien estaba tan asustado como los otros.

Le miré confundida, observando hacia dónde él apuntaba. Alpha estaba ahí, con una antorcha en sus manos y una sonrisa que hizo mi sangre hervir en coraje.

Eso hizo enfurecer aún más a Carol, a lo que ella gritó demasiado fuerte que rebotó en todas las paredes posibles.

















━━━━ ⋆ AUTHOR'S NOTE: ja, ja, no llore (si llore)

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