3
Esa habitación ya la conocía muy bien, estaba en medio de la sala blanca, sin muebles. James portaba la camisa de fuerza que tanto odiaba, llevarla puesta solo hacia que se sintiera como un animal. Sin embargo, si pensaba que era uno, siempre terminaba dañando a quienes más quería.
Mientras tanto, fuera de aquella sala estaba Tony, mirándolo a través de las cámaras de seguridad que estaba instaladas, la mirada de James era perdida y fría, sin emoción alguna, pero había algo que no encajaba y estaba tratando de descubrir qué era. Sin esperar más, caminó hasta la oficina de su amigo, el día de ayer había sido muy agitado, más para él, ya que había estado pensado en cómo acercarse a Bucky.
—¿Qué has averiguado? — Preguntó Rogers en cuanto su amigo entró.
—Nada, ahora luce como un lienzo en blanco — Stark se dejó caer en una de las sillas —No ha tenido otro ataque.
—Eso es bueno — Steve levantó la mirada de los papeles que estaba leyendo —Le ponemos la camisa para evitar que se haga daño.
Stark frunció el ceño ante lo dicho.
—¿Le ponen la camisa cada que tiene un ataque de pánico? — Miró a su amigo, entre asustado y enojado.
—Si, se pone muy agresivo — Tony llevó una de sus manos a la cara, ya entendía porque su falta de emociones.
—Llévame a donde está — Y sin siquiera esperar respuesta de su amigo, salió de la oficina rumbo a la habitación, tenía una posible respuesta, pero necesitaba comprobar que era verdad, y de ser así, había una esperanza para Bucky, Tony apresuró el paso, dejando atrás a su amigo, quien trataba de seguir su ritmo.
—Tony, espera — Llamaba Steve tras él —Tony, ¿qué está pensando? — Ambos se detuvieron una vez que estaban frente a la puerta.
—Steve, él no necesita una camisa de fuerza — Habló el castaño —Él necesita empatía.
—¿Qué, a qué te refieres? — A Rogers le costaba mucho trabajo seguir el ritmo de Tony.
—Piénsalo — Comenzó —Ha estado solo siempre, no ha tenido a nadie y trata de terminar con su vida, falla, ¿qué pasa después? Lo recluyen en una clínica de salud mental donde los trabajadores lo tratan como la mierda, eso alimenta su ansiedad y, cuando tiene ataques de pánico lo encierran en una habitación aislada, con una camisa de fuerza porque es "violento" — Hizo las comillas con sus dedos —Steve, él ha estado pidiendo ayuda desde el principio, pero cree que es violento por culpa de esa cosa, aleja a todos los que lo han querido ayudar por temor a dañarlos, ¿qué ha resultado? Que todos crean que es un caso perdido — Se sentía tan mal —Y lo peor es que también se lo han hecho creer a él.
—¿Y qué harás? — El rubio había escuchado con atención y no pudo evitar sentirse culpable.
—Voy a tratar de acercarme a él, pero a su manera, sin presionarlo y siendo muy paciente — Miró la puerta —Te dije que esto requería tiempo y paciencia, y ahora, mucha empatía, no lástima, empatía.
Sin más que añadir, tomó la perilla y abrió la puerta.
Lo siguiente que pensó fue debía actuar con cuidado, debía hacer que Bucky no sintiera que iba como amenaza, sino debía hacerlo ver qué de verdad iba con intenciones de ayudar.
James no lo miró, lo ignoró como lo hacía con la mayoría de la gente, sabía que era Tony y aún así no le importó.
—Hey, hola — Habló Tony, debía estar muy seguro de lo que hacía para poder transmitirle esa seguridad a Bucky —Yo, ahm... — Lo primero que debía hacer era quitarle esa camisa —Voy a quitarte esa cosa.
Stark sabía perfectamente que no debía alterar a James, lo primordial era hacer que él confiara en sí mismo, antes que en nadie. Una vez que desabrochó la camisa, trató de ayudar al hombre a quietársela, sin embargo, Bucky se rehusó negándole la mirada.
—¿Te parece si vamos a tu habitación? Este no es un lugar muy confortante que digamos — Tony quiso tomarlo del hombro o de la mano para ayudarlo a levantarse, no obstante, le pareció que sería una acción muy precipitada.
James no respondió, en su lugar, se levantó y comenzó a caminar por los pasillos del hospital, siendo seguido por Stark, a una distancia prudente. Al momento en que Bucky entró a su pieza, buscó su cuaderno, pero no lo halló por ningún lado, fue entonces que recordó los sucesos del día anterior y supo que lo había dejado en la oficina de cierto moreno.
—¿Buscabas esto? — James se volvió hacía Tony, quién sostenía la libreta en alto.
Con el ceño fruncido, Bucky tomó el objeto entre sus manos para luego escribir.
<LÁRGATE>
Acto seguido, cerró la puerta con un gran golpe.
¿Quién se creía que era? ¿Acaso pretendía ser una mierda al principio y luego querer aparentar que era el doctor bueno? Si era de esa manera, entonces hasta ahí había llegado su actuación, Bucky no iba a permitir que más "personas buenas" siguieran burlándose de él pretendiendo querer ayudarlo, estaba lo suficientemente cansado de ese juego como para querer intentarlo, una parte de él le decía que todo lo que le había dicho aquel hombre, amigo del doctor Rogers, habían sido puras mentiras, que no era diferente a los demás, pues lo había comprobado cuando entró con esa actitud altanera y soberbia, creyendo ser mejor que los demás, y luego fue su ataque de pánico, que, en vez de ayudarlo, solo lo miró como (según como James lo interpretaba) un fenómeno de circo.
Pues James no era ningún fenómeno, y ya estaba harto de que todos pensaran que si, estaba fastidiado de recibir miradas llenas de pena y lástima, y de que todos dijeran que "no había remedio", nadie se iba a burlar de él nunca más, aunque ¿Podía evitarlo? Si alguien llegaba y se reía de él en su cara ¿Podía detenerlo? Seguramente si, con un buen puñetazo, pero ¿Si todo el mundo lo hacía? Si eso pasaba, a James no le importaría desaparecer.
Mientras tanto, Tony caminaba cabizbajo hasta su oficina, pero fue interceptado por una de las enfermeras del lugar.
—Doctor Stark — Llamó, produciendo que Tony levantara la mirada —¿Cómo le fue con el paciente Barnes?
—Mal, pero es parte del proceso, no esperaba que aceptara mi ayuda a la primera — Suspiró —Aunque si lo pensé.
—Tranquilo doctor — Ella le sonrió dulcemente —Hay que esforzarse. Requiere esfuerzo de ambas partes, no deje de intentarlo, si usted demuestra perseverancia, entonces motivará al paciente — Dicho eso, la enfermera retomó su camino, esas palabras habían accionado algo en Tony, no sabía que era exactamente, pero, tenía razón en todo.
Tony, definitivamente no dejaría de intentar.
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